Tarde de bordados
Su anterior conversación con Amelia donde le explicaba que debía mantener su dignidad y que además, por su bien era mejor que dejara de escaparse de la mansión a causa de un hombre, había sido tomada en cuenta y en consecuencia tuvo resultados favorables, pues Evangeline estaba atenta y gracias al cielo no había vuelto a escuchar ruidos en la alcoba junto a la suya a tempranas horas de la mañana. Amelia retomó su rutina de levantarse tarde y somnolienta desde aquel día, pero lamentablemente no había rastros del misterioso caballero que ella estuvo frecuentando y su actitud se mostraba un tanto apesadumbrada y tenía la mirada triste. Sin embargo, eran sentimientos que ocultaba demasiado bien frente a su hermano mayor y a sus padres, con ellos era la Amelia que todos conocían: parlanchina, muy activa, alegre y preguntona; no obstante cuando estaba a solas con Evangeline dejaba esa máscara atrás, y ella podía escuchar los profundos suspiros de la joven que tan sólo quería encontrar un esp
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