Aarón AbernathyLuego de que Stella saliera huyendo, y que me quedara en la cocina con Elizabeth discutiendo por un largo rato —donde terminamos un poco molestos con el otro—, me vine a disfrutar de la fiesta al enorme patio.Los compañeros de trabajo de Stella eran muy ocurrentes. Se encontraban en medio de la enorme pista improvisada, esta tenía un piso de madera amplio que al acabar estaba rodeado pasto. Como ya era de noche, las lámparas alumbraban todo el lugar, y lo más llamativo de todo era esa fuente al final del patio, donde muchos iban a tomarse fotos y postearlas en sus redes sociales.Cualquiera podría encontrarnos si quisieran, más que nada porque muchos me habían reconocido, pues he venido al cumpleaños de la mujer que me ha entrevistado y que ha hecho que, si antes no era tan polémico, nombrado y señalado, ahora lo fuese, pero no lo digo a modo de queja. Yo mismo decidí exponerme al contar cosas que eran personales. Si bien es cierto que era una entrevista en la que deb
—¿Te encuentras bien? —llego hasta ellas y se separan rápidamente. No despego mi mirada de la chica que me interesa, aunque primero me ignora, mirando hacia otro lado, antes de respirar profundamente y voltearse hacia mí.—Solo es un pequeño problema sin importancia… —murmura.—¿Sin importancia? ¿Estás hablando en serio? Voy a ir contigo solamente para dispararle a todos en sus vacíos cerebros y poca empatía de mierda que tienen.—¡Jezabel! Este no es el momento ¿vale? —Stella mira alrededor y su amiga y yo hacemos lo mismo dándonos cuenta de que están llamando la atención.—Ya. Tienes razón, lo siento. No dejemos que esto arruine tu noche ¿de acuerdo? —Stella asiente, sin dejar de mirar a la gente. Se nota que se siente incómoda siendo el centro de atención —. ¿Puedes estar con ella un momento? —admito que me sorprendo cuando Jezabel se dirige a mí —. Debo atender a las personas y no quiero que Stella esté sola.—No tienes ni que pedirlo.—Estoy aquí ¿saben? No soy una niña, puedo cu
Guardo el celular en cuanto veo a Farah salir con una cartera en sus manos que antes no había visto que tenía. Abro la puerta para ella, pero se detiene antes de entrar al auto y me mira fijamente. Está dudando si decirme algo o no, pero esta mujer no es de las que se quedan con las palabras en la boca. —¿En serio vas a ayudarme? —Ya estoy movilizando todo para el permiso de salida del Jet. Cuando lleguemos al aeropuerto van a necesitar tus documentos ¿Quieres que pasemos por tu casa o algún lugar buscándolos? —Siempre tengo todos mis documentos en mi cartera por si ocurre una emergencia como la de ahora. —Perfecto, entonces vamos al aeropuerto. —Abro más la puerta del auto, y si antes me había sorprendido cuando Stella me abrazó, definitivamente el que lo hiciera Farah lo superó todo. —De todo el mundo jamás pensé que serías tú quien me ayudaría. —Siempre debemos esperar lo inesperado. Anda, sube. —Si le cuentas a alguien que te he abrazado, olvidaré esto que estás haciendo por
Stella, Jezabel y Farah escuchan a escondidas a Elizabeth y Aarón. —Quiero besarte —dijo Stella en un susurro, sin poder o querer medir sus palabras. Comenzaba a sentirse cansada de tener que estar alejando a Aarón, de estarlo rechazando, sobre todo cuando, en realidad, no quería hacerlo. —Hazlo, bésame. Ni siquiera tienes que pedir permiso, puedes hacer lo que quieras conmigo, corazón… Sabes mi posición, sabes lo que yo quiero y deseo, y que si no he avanzado es para respetar los tuyos. —Yo… Ella acercó su rostro aún más a el de él, sin dejar de mirar sus labios. Ese hombre era como una melodía que, aunque evitabas seguir escuchando, sonaba en todas partes, haciéndote inevitable no escucharla, tararearla y aprendértela; de esas canciones que al final te terminan gustando mucho más de lo que podías llegar a imaginar. Sabía que podía llegar a arrepentirse de sus actos, pero su cuerpo tenía vida propia, y así como no pudo controlarse para lanzarse sobre él, mucho menos pudo hacerlo
Aarón le cuenta a Stella sobre la historia de los cinco amigos. Narrador Omnisiciente. Detuvo el auto frente a la mansión Relish, pero antes de que Stella pudiera salir, él sostuvo su mano, pidiéndole quedarse. No sabía cómo comenzar, y no es porque fuera algo malo, o triste, no era un secreto de estado. Todo lo contrario. Él siempre contaría su infancia y adolescencia con ilusión y emoción, porque fueron buenos tiempos. No podía quejarse, había personas que realmente la pasaban fatal, pero ellos tres, fuera de pequeños problemas y dolores por pérdidas, no padecieron de grandes desgracias. —Para que puedas entender esta historia debo ir años atrás, muchos años atrás; dónde mis padres se miraban por primera vez y caían el uno por el otro en seguida, donde los padres de Archer no se conocían, y en cambio, Karla, su madre, tuvo una relación fugaz, de unos dos meses con Ángel, el padre de mi amigo Ángel quien, como puedes darte cuenta, se llamaban igual. Luego fue que se integraron Loga
Aarón Abernathy.Una vez que salimos del auto, caminamos a la par. Nuestros hombros se tocaban, y nuestras manos se rozaban de vez en cuando. Mientras seguíamos el camino del sendero que llevaba hacia el patio trasero, no parábamos de reír como unos tontos. ¿Cómo dejar de hacerlo si el solo hecho de que ella fuese feliz me hacía serlo a mí también? Antes juraba que comenzaba a encontrarme perdido, pero era tan solo una suposición, empezaba a estarlo; ahora, me encontraba más que seguro de haber caído por aquella mujer de cabello largo, cintura ancha, intelecto y coeficiente alto, y mirada atrapante. Inigualable, esa era la palabra para describirla.Siento que, si dejo pasar esta oportunidad, nunca volveré a tener otra.Pero tampoco quiero asfixiarla o atosigarla con algo que ella no quiere.Seguimos caminando y nos detenemos abruptamente cuando escuchamos la voz de su mejor amiga sonando por los parlantes, aparentemente se ha adueñado del micrófono, y aparentemente también se encuentr
Me siento un rato y me tomo otra cerveza con Josh, quien ya había conseguido un enchufe donde cargar su nuevo juguete, es decir, la tableta de Kindle, y hasta había pagado una cuenta. No sabía que le gustaba leer, pero parece que sí, porque es algo que lo tiene muy entusiasmado. Yo reviso el aparato con él y opino sobre qué libros debería comprarse. Mientras él busca libros intelectuales, de ética y deporte, yo le agrego unos de historias eróticas, cosa que lo hace indignarse, pero al final, termina eligiendo otros que le llaman la atención por las portadas muy sugerentes. Vemos como todos se van yendo, hasta que él también decide irse. Suspiro y levanto mi vista, encontrándome con Stella, quien une sus manos en súplica. Yo frunzo el ceño sin entender qué es lo que quiere, hasta que se hace a un lado y me deja ver a Jezabel realizando un baile que debería ser sensual, pero, debido a su borrachera, termina siendo una serie de movimientos descoordinados, que van a la par de sus altas c
26 de enero de 2021Stella Gilabert.¿Recuerdan cuando al comenzar esta historia yo les contaba que tenía muy, pero de verdad, MUY mala suerte? Bueno, con todo lo que he vivido hasta ahora, había olvidado lo que era eso. Ya no me pasaba nada bochornoso, o bueno, un poco sí, pero ya no era extremista, no llegaba a ser algo malo.Parece que mi racha se ha acabado.Ayer llegué a la oficina y lo primero que quise fue ir a ver a Farah, grande fue mi sorpresa al enterarme que ella no había venido y que seguía de viaje, al parecer estaría un poco más de tiempo por fuera. Y digo que fue mucha mi sorpresa, porque, según los trabajadores de aquí, rara vez la jefa viaja, y cuando tiene que hacerlo lo hace los fines de semana, pero los lunes siempre estaba aquí puntualmente.Yendo al grano, pues, resulta que, al dar media vuelta para irme a mi oficina de trabajo —donde mis dos nuevos compañeros esperaban por mi entusiasmadamente—, me tropecé con una de las pasantes que deben venir obligatoriament