JULIAN
Renunciar a lo más puro que he tenido en la vida, no es una decisión fácil, mucho menos algo que me haga el hombre más feliz del mundo, sabía que esto podría pasar, y ahora, la imagen de Emma viéndome a los ojos con incertidumbre, no se me borra de la mente, quisiera decirle que lo que estoy a punto de hacer, no es porque lo quiera, pero conozco los límites de Marian.
Es una perra que no amenaza porque sí, Andrew la ama, y yo siento cosas por ella, ¿pero a dónde llegaríamos? Es mi hermano quien es el padre de su hijo, ellos ya tenían algo y lo que pasó fue por causa del destino, no porque él lo quisiera. Mientras manejo me pregunto e imagino cómo hubiera sido si Andrew jamás hubiese tenido ese accidente, se hubiera casado con Emma, ella lo amaba, y yo l
ANDREW Detallo cada rasgo y línea del rostro de Emma, hace tres horas que llegó y se encerró en la habitación, no sabe que tengo llaves y tampoco que he visto a Michael, no hubo tiempo de hablar, mucho menos de arreglar las cosas. La herida en su brazo me molesta, en el pasado, recuerdo enojarme cada que se golpeaba y eso dejaba un morado en su tersa piel. Ha estado llorando, lo noto, sé que es por Julian, mi hermano, tiene los puños cerrados y en ellos pañuelos que usó para secarse las lágrimas. Una punzada de celos me invade y remueve toda la mierda de mi pecho. Me gusta, mucho, los sentimientos que creí dormidos han despertado con nuestro encuentro, y el que tengamos a Michael, hace que la necesite aquí, conmigo. —Prometo que los voy a cuidar —susurro. Nadie sabe lo que hice hace dos días, nadie s
EMMA Han pasado dos semanas desde que vi por última vez a Julian, al día siguiente quise verlo, pero Andrew me avisó que su hermano había tomado el primer vuelo y que estaba en Florencia con Viktoria para hacerse cargo de la mafia italiana. Otra cosa que me rompió el corazón, no lo voy a negar, siento que el aire me falta cuando pienso en él. Michael y yo nos fuimos a vivir a la casa de su padre, ya que no me pareció bien seguir en la casa de quien es su tío, lo peor es que mi pequeño hijo parece haberse olvidado de su tío, puesto que el padre ocupa todo su tiempo, juegan, vamos juntos al cine, a comer, aunque frente a él trato de fingir que soy feliz, pero sinceramente entre Andrew y yo todavía hay cierta hostilidad. Hay veces en las que intenta besarme, es detallista, y quisiera que las cosas fueran como antes, pero no se puede, ya que mi mente y corazón siguen deseando a Julian. Y ahora estoy aquí, revisando cada uno de los encabezados del periódico, también navegando por inte
Cuando entro, el sonido de la campanilla hace que llame la atención de los comensales y de los meseros, uno de ellos, un chico pelirrojo con ojos azules, y sonrisa de guasón, se me acerca con una carta de menú en la mano. —Buenos días, señorita, ¿gusta una mesa o la barra? —me dice con amabilidad. Niego con la cabeza mostrando la carpeta que traigo. —Ah, vienes por lo del empleo —me guiña un ojo—. Espera aquí, enseguida le llamo al gerente. —Muchas gracias. El chico desaparece y las meseras comienzan a cuchichearse, sus miradas son curiosas, una de ellas me sonríe, mientras que las otras tres solo me miran de pies a cabeza, como si quisieran leer mi mente. Me dirijo a la barra y luego de cinco minutos, el mismo chico vuelve, esta vez con el ceño fruncido. —El gerente te recibirá ahora —espeta—. Sigue el pasillo, la puerta del final a la derecha. —Te lo agradezco mucho. Paso a su lado y tira de mi brazo. —Pareces buena persona, así que te daré un consejo, no tengo idea de qué
Cuelga, no dice nada más y mi hermano mayor me mira con ojos amenazantes. —Mi padre no sabe nada de Emma y mi hijo, espero que sepas cerrar la boca con eso. —¿Y si no lo hago, qué? —levanto el mentón con la poca dignidad que me han dejado. —Entonces no recibirás el dinero que tengo planeado darte cada mes, sabes que ahora te has convertido en una pobre mujer sin nada, si me tocas los cojones, juro que te quito el apoyo, ¿crees que Julian te dará el apoyo? Luego de tus malditas mentiras, no, así que desde donde yo lo veo, no te queda de otra. Cierro los puños con fuerza, pero en eso tiene razón. —Eres un maldito, hermanito, puedes engañar a todos, menos a mí. En menos de un segundo rodea mi cuello con una mano, su mirada se oscurece y parece ser otro hombre y no al que mantenía encerrado. —No me provoques, Marian, que lo que hago es solo en nombre de tu hija, ella no tiene la culpa de tener una madre tan perra como lo eres tú —espeta con brusquedad. Me suelta y tomo una larga
Trago grueso.—Mi hermano Julian ya debe estar follando a Viktoria todo este tiempo —confiesa con lentitud.Tiene razón, no obstante, me incomoda que diga eso solo para hacerme sentir mal. Imaginar a Julian follando a esa arpía, hace que algo en mi pecho se vuelva a fracturar, él eligió ese camino cuando pudo estar conmigo y luchar contra todos. Me sabe amarga la desazón.—Solo esto —insiste.No sé que decir, y por ello, dejo que meta su mano hasta mo coño y que introduzca dos dedos, gimo ante la intrusión y me sostengo de sus hombros, detiene el elevador con la mano libre y comienza a penetrarme con los dedos.—Eres hermosa, Emma —me susurra al oído—. La mujer más hermosa que haya visto en la vida.No quiero ser una perra, pero no me siento excitada, por ello, me aferro a sus hombros, aumenta un dedo más, ahora con tres, entra y sale al tiempo en que me aferro al recuerdo que tengo de Julian, sus caricias, él cómo me follaba y comienzo a excitarme.—Eso es —Andrew comienza a besar mi
EMMA Andrew se la pasa jugando con Michael, ambos se llevan bien y eso me quita un peso de encima, también me remuerde la conciencia, ya que de no haber estado vivo, siento que a Michael le hubiera faltado esa figura paterna que ahora disfruta, puede que Julian fuese diferente pero… pensar en él no me ayuda mucho. Respiro hondo, ahora que he aceptado estar trabajando para él en la empresa, y que se ha negado en que le quiera devolver el dinero que le pertenece, siento que por más intentos que haga, mi corazón me empuja hacia el lado de su hermano, es como si lo que hubiera vivido con Andrew, fuese una ilusión. Respiro hondo, dejo de lado la revista que me ha obligado a ver para que escoja un vestido, ya que sigue empecinado en que vaya al cumpleaños de su tía. Asegurándome que Julian no estará. Tampoco su padre o su hermana. &mdas
EMMA No me siento cómoda estando en medio de mentiras, Andrew estaba haciendo puntos, mismos que ha perdido con esto, me parece que es demasiado bajo que intente traerme a base de engaños, no se lo perdono, y es por eso que no he probado alimento, la mirada del padre de mi hijo se ancla sobre mí, lástima que mis pensamientos estén en otro lugar. Estoy embarazada, no pretendo arruinar algo que Julian quiso y que decidió solo, ya es mayorcito como para saber lo que hace y lo que quiere, pero sí creo justo que sepa la verdad, no pienso vivir con culpas, mucho menos con la angustia. —¿Me estás escuchando? La voz de Andrew me regresa a la realidad, coloca su mano encima de la mía, y al sentir el tacto me aparto de él, acomodándome sobre mi asiento. —Lo siento, no, estaba… —¿Pensando en mi hermano? —enarca ambas cejas con incredulidad. Dejo el tenedor sobre el plato, no entiendo cuál es la manía que tiene de que pruebe alimento antes de la fiesta de compromiso de Julian, así como tam
EMMA Las palabras se quedan atoradas en mi garganta, es imposible que algo pueda hacerme mover, los ojos de Julian permanecen fijos en mí, es como si su magnetismo animal me envolviera dentro de una vorágine. Bebe su trago y sin quitarme la mirada de encima, chasquea los dedos. Uno de los tipos que me trajo, empuja a una de las chicas y esta sin titubear, se va quitando el vestido hasta quedarse desnuda, lo que me hace romper todo contacto visual sobre él. —Mi señor —ronronea la zorra y siento celos de ello—. Quisiera que después de la fiesta me tomara como una ofrenda. —Hazlo —demanda. La chica, sonriendo, se acuesta en el suelo y comienza a meterse los dedos en el coño, volteo a verlo con desaprobación, pero él no la mira a ella, sino, a mí. —Tengo que hablar contigo, es importante —espeto con firmeza. Julian se queda callado, su enfoque soy solo yo, la chica jadea pero sus ojos recorren mi cuerpo. —Siguiente —ordena. La chica de al lado hace lo mismo, el tiempo pasa y term