Capítulo 36

Cuelga, no dice nada más y mi hermano mayor me mira con ojos amenazantes.

—Mi padre no sabe nada de Emma y mi hijo, espero que sepas cerrar la boca con eso.

—¿Y si no lo hago, qué? —levanto el mentón con la poca dignidad que me han dejado.

—Entonces no recibirás el dinero que tengo planeado darte cada mes, sabes que ahora te has convertido en una pobre mujer sin nada, si me tocas los cojones, juro que te quito el apoyo, ¿crees que Julian te dará el apoyo? Luego de tus malditas mentiras, no, así que desde donde yo lo veo, no te queda de otra.

Cierro los puños con fuerza, pero en eso tiene razón.

—Eres un maldito, hermanito, puedes engañar a todos, menos a mí.

En menos de un segundo rodea mi cuello con una mano, su mirada se oscurece y parece ser otro hombre y no al que mantenía encerrado.

—No me provoques, Marian, que lo que hago es solo en nombre de tu hija, ella no tiene la culpa de tener una madre tan perra como lo eres tú —espeta con brusquedad.

Me suelta y tomo una larga
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