Dos días pasaron con velocidad, Alcem, Birgrem y Hyllen salieron de la estación fronteriza con rumbo a las ruinas del castillo Medved, Birgrem tomó su oso para avanzar, no le parecía adecuado llegar a caballo como si fuera un completo extraño, sobre él iba Hyllen, el cazador no tenía problemas para montar en el oso siempre y cuando Birgrem no corriera, aún no superaba la única vez que estuvo sobre el oso en una carrera. Junto a ellos Alcem avanzaba con su lobo, el lobo era bastante grande, incluso era un poco más grande que el lobo de Zinnia, el lobo gris del alfa se movía con bastante cautela. En ese sector el tránsito humano era mínimo y con los rumores sobre los ataques en las ruinas los pocos humanos que andaban por aquel lugar dejaron de ir, preferían gastar un día más de viaje que perder sus vidas a manos de algún espectro comedor de carne. A medida que se acercaban el oso de Birgrem empezó a ponerse inquieto, le llegaba un olor conocido, mas no lograba recordarlo, era com
Para media noche Kaldem había escuchado todo lo que ocurrió en el sueño de labios de Zinnia y tuvo una duda, por lo que preguntó: — ¿Estabas al tanto que Birgrem cuando despertó por primera vez en el castillo confundió nuestro hogar con otro castillo? — ¿huh? no, no estaba al tanto de eso, yo lo estaba evitando lo más posible esos días, ¿lo olvidaste? — Creo que Birgrem está en un castillo que ya conoce, y que conoce muy bien, posiblemente sea su hogar. — ¿Cómo puedes estar tan seguro? Kaldem analizó el sueño de Zinnia con lo que recordaba que Birgrem anduvo murmurando por el castillo antes de darse cuenta de que estaba en un sitio completamente diferente. Al parecer Birgrem había decidido subir a la torreta para ver desde allá arriba y descubrir cuál era el problema con el lugar, después de todo habían muchas cosas que estaban cambiadas, al subir las escaleras se detuvo en el rellano y miró por todo lado. Kaldem que lo estaba siguiendo de lejos lo escuchó quejarse
Birgrem era el más grande guerrero del clan Berciq, su padre el jefe del clan Medved estaba increíblemente orgulloso de él, los osos herreros son más pequeños que los osos guerreros, su habilidad con el martillo y en yunque no tiene comparación alguna. Era la primera vez que nacía un guerrero de la rama de herreros del clan, cuando Birgrem despertó a su oso y todos vieron que era un oso pardo, el más poderoso entre los osos, los herreros Medved forjaron una espada especial para Birgrem, la única espada que llevaba el hierro de la sangre de los karhu en su hoja, una espada hecha por osos herreros para su más grande guerrero. Birgrem siguió con fidelidad su papel como guardián del clan Medved, su fuerza era suficiente para alejar casi siempre a los ladrones y a quienes querían asaltarlos durante las entregas y sus viajes en busca de materiales. Cuando Birgrem cumplió los veinte años su matrimonio fue arreglado, la osa con la que se iba a cazar era la hija mayor de la tercera rama
Zinnia seguía su camino con un trote constante, no iba muy rápido pues quería guardar energías, si llegaba agotada no podría salvar a Birgrem, en su lomo Kaldem había dejado de quejarse hace unos cuantos kilómetros, un profundo ronquido le informó que el dragnir se había quedado dormido. La loba chasqueó la lengua, los machos en verdad hacían bastante alboroto por un poquito de hielo, recordaba cuando tuvo su primera señal de ser una mujer, las piernas le temblaban del dolor y tan solo pudo aguantar, las siguientes veces no fue tan malo y luego se acostumbró al punto en que ya no le hacía caso aquellos episodios ni al dolor que solía venir cada vez sin falta. Decidió seguir las indicaciones de Kaldem hasta que despertara, después del amanecer divisó una cadena de montículos en la distancia y se detuvo, la línea muerta del ferrocarril llegaba hasta allí, vio señales de la línea en la distancia, mas no sabía si debía seguir hacia aquel lugar o no. Zinnia se sacudió para despertar
El cuanto el líquido tocó la cuerda de hilo de eophry, la cuerda estalló y el cazador se soltó de golpe, tuvo que dar unos cuantos pasos largos para mantener el equilibrio. Hyllen levantó el rostro y descubrió que sus ojos estaban velados, no podía ver nada, era como si siguiera atrapado en aquella densa niebla, empezó a caminar arrastrando los pies, no quería caer en alguna trampa a tropezar con algo. Llevaba poco más de media hora cuando sintió la luz del sol golpear en su rostro, sus ojos lentamente se fueron aclarando y pudo ver en donde estaba, la niebla se alejaba de él, estaba retrocediendo ante la luz del sol. — Ya es de día... dijo Hyllen entre dientes. — ... me tomó toda la noche poder escapar. Empezó a caminar después de tomarse unos minutos para orientarse, después de todo había estado avanzando a ciegas, sus pies estaban tan pesados como si llevara puesto zapatos de cemento. Hyllen siguió caminando, con cada paso le costaba más respirar, era como si el
Alcem observó al oso que lo había atacado, era mucho más pequeño que el oso de Birgrem, pero no había duda alguna de que era un karhu y no un oso normal. Alcem soltó su aura de lycan para presionar al karhu, el oso beige rugió con todas sus fuerzas y la niebla que no se había congelado empezó a moverse en dirección al oso. Alcem incremento la fuerza de su aura lanzando un hechizo sobre el karhu, el oso beige rugió una vez más y se lanzó al ataque sobre el lycan, Alcem apretó los músculos de sus patas listo para saltar, su lobo es apenas un poco más grande que el oso beige, pero debido a la fuerza del karhu está en desventaja. El oso rugía mientras corría contra el lycan, con un salto lanzó un zarpazo contra el lobo gris, Alcem logró colocar un escudo de hielo frente a él y saltó para esquivar las garras del oso. ¡Pum! El escudo se rompió en miles de pedazos y las astillas de hielo volaron en todas direcciones, el lobo se hizo un ovillo para protegerse de las esquirlas.
Birgrem tomó su oso y empezó a caminar, con cada paso de su oso el suelo temblaba y el castillo reconstruido titilaba intercambiando con las ruinas reales, Birgrem estaba realmente molesto, su hogar, alguien había invadido su hogar y estaba intentando convertir sus restos en una broma, una burla de lo que un día fue. El oso pardo empezó a gruñir mientras avanzaba buscando al intruso, la voz vieja y rasposa seguía llamándolo. ¿Por qué no me respondes? ¿Dónde estás? ¿No quieres verme, aún estás molesto? Birgrem, vuelve, vuelve. Un escalofrío le recorrió la columna cuando aquella criatura dijo su nombre, había sido muy familiar en la forma en la que su nombre era pronunciado, en el sonido de la "R". Birgrem soltó un rugido de rabia, toda la situación lo estaba volviendo loco, un rostro había aparecido en su memoria y no quería volver a ver ese rostro nunca, ni en sueños mucho menos en la vida real. Sus grandes patas se hundieron un poco cuando se asentaron sobre un viejo y
Alcem soltó su aura de alfa en cuanto notó que el espejismo causado por la niebla temblaba ligeramente a su alrededor y junto con su aura lanzó un hechizo, un delgado camino se marcó delante de sus ojos, era como un listón flotando en el aire. El lycan tomó su lobo y empezó a seguir el listón con prisa, la niebla a su alrededor luchaba por tomar nuevamente el control dentro de las ruinas. ...... — ¡Birgrem! ¡Bienvenido a casa! La voz de Nimhe se volvía menos vieja y rasposa con cada palabra, Birgrem rugía como respuesta, estaba seguro que no era ella, no podía ser ella, la verdadera Nimhe ya que él mismo la mató, le arrancó el corazón y luego redujo sus restos a cenizas hasta que el viento se las llevó, pero su oso le decía que era ella. El olor de la karhu era el que él recordaba, su forma de hablar era el habla de Nimhe y su forma de moverse era la misma, Birgrem retrocedió un paso, no se había dado cuenta cuando ella se movió y ahora estaba a menos de dos metros de distanc