El cuanto el líquido tocó la cuerda de hilo de eophry, la cuerda estalló y el cazador se soltó de golpe, tuvo que dar unos cuantos pasos largos para mantener el equilibrio. Hyllen levantó el rostro y descubrió que sus ojos estaban velados, no podía ver nada, era como si siguiera atrapado en aquella densa niebla, empezó a caminar arrastrando los pies, no quería caer en alguna trampa a tropezar con algo. Llevaba poco más de media hora cuando sintió la luz del sol golpear en su rostro, sus ojos lentamente se fueron aclarando y pudo ver en donde estaba, la niebla se alejaba de él, estaba retrocediendo ante la luz del sol. — Ya es de día... dijo Hyllen entre dientes. — ... me tomó toda la noche poder escapar. Empezó a caminar después de tomarse unos minutos para orientarse, después de todo había estado avanzando a ciegas, sus pies estaban tan pesados como si llevara puesto zapatos de cemento. Hyllen siguió caminando, con cada paso le costaba más respirar, era como si el
Alcem observó al oso que lo había atacado, era mucho más pequeño que el oso de Birgrem, pero no había duda alguna de que era un karhu y no un oso normal. Alcem soltó su aura de lycan para presionar al karhu, el oso beige rugió con todas sus fuerzas y la niebla que no se había congelado empezó a moverse en dirección al oso. Alcem incremento la fuerza de su aura lanzando un hechizo sobre el karhu, el oso beige rugió una vez más y se lanzó al ataque sobre el lycan, Alcem apretó los músculos de sus patas listo para saltar, su lobo es apenas un poco más grande que el oso beige, pero debido a la fuerza del karhu está en desventaja. El oso rugía mientras corría contra el lycan, con un salto lanzó un zarpazo contra el lobo gris, Alcem logró colocar un escudo de hielo frente a él y saltó para esquivar las garras del oso. ¡Pum! El escudo se rompió en miles de pedazos y las astillas de hielo volaron en todas direcciones, el lobo se hizo un ovillo para protegerse de las esquirlas.
Birgrem tomó su oso y empezó a caminar, con cada paso de su oso el suelo temblaba y el castillo reconstruido titilaba intercambiando con las ruinas reales, Birgrem estaba realmente molesto, su hogar, alguien había invadido su hogar y estaba intentando convertir sus restos en una broma, una burla de lo que un día fue. El oso pardo empezó a gruñir mientras avanzaba buscando al intruso, la voz vieja y rasposa seguía llamándolo. ¿Por qué no me respondes? ¿Dónde estás? ¿No quieres verme, aún estás molesto? Birgrem, vuelve, vuelve. Un escalofrío le recorrió la columna cuando aquella criatura dijo su nombre, había sido muy familiar en la forma en la que su nombre era pronunciado, en el sonido de la "R". Birgrem soltó un rugido de rabia, toda la situación lo estaba volviendo loco, un rostro había aparecido en su memoria y no quería volver a ver ese rostro nunca, ni en sueños mucho menos en la vida real. Sus grandes patas se hundieron un poco cuando se asentaron sobre un viejo y
Alcem soltó su aura de alfa en cuanto notó que el espejismo causado por la niebla temblaba ligeramente a su alrededor y junto con su aura lanzó un hechizo, un delgado camino se marcó delante de sus ojos, era como un listón flotando en el aire. El lycan tomó su lobo y empezó a seguir el listón con prisa, la niebla a su alrededor luchaba por tomar nuevamente el control dentro de las ruinas. ...... — ¡Birgrem! ¡Bienvenido a casa! La voz de Nimhe se volvía menos vieja y rasposa con cada palabra, Birgrem rugía como respuesta, estaba seguro que no era ella, no podía ser ella, la verdadera Nimhe ya que él mismo la mató, le arrancó el corazón y luego redujo sus restos a cenizas hasta que el viento se las llevó, pero su oso le decía que era ella. El olor de la karhu era el que él recordaba, su forma de hablar era el habla de Nimhe y su forma de moverse era la misma, Birgrem retrocedió un paso, no se había dado cuenta cuando ella se movió y ahora estaba a menos de dos metros de distanc
Kaldem y tres cazadores se detuvieron al borde de la niebla que estaba cubriendo las ruinas, el dragnir había escuchado como logró Hyllen salir de aquel lugar y habían ideado un plan para poder entrar y salir sin mayores inconvenientes o al menos eso esperaban. Hyllen les dijo que para evitar perderse dentro de la niebla se ató a un ancla usando una daga como punto de referencia, lo cual le permitió avanzar en línea recta incluso cuando le parecía que no había avanzado ni un metro, el momento en que cortó su línea de seguridad con la daga estuvo libre. Al parecer la niebla lo siguió y lo encerró gracias a su anclaje con la daga, en cuanto cortó la unión con la daga, la niebla no pudo confundirlo ni retenerlo más, fue libre. Kaldem usaría el mismo método de Hyllen, pero al contrario, sólo él entraría en las ruinas, por lo que Hyllen dijo al parecer había alguna bestia peligrosa con garras capaces de romper la roca en aquel lugar, dejar que los cazadores humanos entren sería ún
Birgrem empezó a subir las escaleras, había visto la silueta de ella corretear delante de él, el oso sonrió con nostalgia, en el castillo siempre estaban jugando a las escondidas, las cachorras eran demasiado traviesas, aunque en parte eso es lo que le gustaba de aquel lugar su alegría y vida, solo que ahora se sentía algo vacío. Las risas y murmullos a escondidas habían ido mermando a medida que seguía avanzando, por un instante su oso sintió que alguien lo llamaba, era una voz conocida y que había estado esperando por muchos días escuchar. Su corazón se aceleró, tan solo anhelaba escuchar unas pocas palabras de aquellos labios y estaba seguro que todo estaría bien, después de todo ella le prometió quedarse a su lado. Los pasos de Birgrem se estuvieron, una punzada de dolor le hizo perder un poco el equilibrio, ella le había prometido quedarse a su lado, pero no podía recordar con claridad su rostro, era como si le hablara dándole la espalda, como si sus palabras fueran en c
Zinnia y Alcem sintieron un golpe que les sacó el aire de los pulmones y una punzada de dolor creciendo en sus cabezas, el dolor era bastante fuerte, pero tolerable, un segundo después estaban tosiendo, podían sentir como la niebla se arrastraba saliendo de sus pulmones. — ¿Pueden escucharme? La voz de Kaldem los tomó por sorpresa y al mismo tiempo los lycans giraron sus rostros, el dragnir estaba parado detrás de ellos y los miraba con cautela. — Tiempo sin verte dragnir. dijo Alcem respirando con fuerza — ¿Qué haces...? La pregunta de Zinnia se quedó a medias, en ese momento escucharon el rugido de Birgrem y pudieron sentir como el aire vibraba de manera extraña a su alrededor. — No sé alejen y sujetense a mí. dijo Kaldem mirando a la distancia. Los lycans siguieron la mirada del dragnir y vieron a un oso enorme corriendo hacia ellos, los iba a embestir, los lycans tuvieron el instinto de esquivarlo, pero las palabras de Kaldem resonaron en sus mentes y el agarre de
La imagen mostraba el ataque al castillo, el fuego se extendía mientras los ancianos y niños eran asesinados sin piedad, los demás intentaban defenderse sin mucho éxito. — ¿Dónde están los guardianes? preguntó Zinnia. — Fueron traicionados y envenenados. respondió Alcem como si pudiera recordar aquel detalle, un recuerdo de Birgrem que había quedado en la memoria del lycan. El cuadro volvió a cambiar y vieron a la pareja de esposos, la muchacha que al parecer era la amada de Birgrem y que se había casado con aquel otro karhu parados contemplando el caos a su alrededor con diversión. — ¿Alguien reconoce aquellas letras? preguntó de pronto Kaldem apuntando hacia el margen inferior del cuadro. Zinnia negó con la cabeza, Alcem las miró y no pudo reconocer ninguna letra, ningún símbolo, pero de alguna manera sabía lo que decía, parece que Birgrem no solo le dejó algunos recuerdos, también le dejó conocimientos. — Dice... explicó al alfa. — ... acabaremos con q