El humor de Zinnia había empeorado en el camino de regreso, había pasado por lo que Jensen catalogó como todas las etapas del duelo, estuvo molesta, luego irascible, luego estuvo sensible, luego entró en negación y ahora estaba en depresión. Apenas había comido algo el último día antes de llegar al castillo, Harlee se la había llevado aparte con la intención de que la loba llorara sin que hubieran testigos, pero ella no soltó ni una lagrimita. Esperaban que dentro del castillo la condición de Zinnia mejorara, no era la primera vez que perdían a un compañero en una misión, pero era la primera vez que la loba se saltaba tantos protocolos y entraba en ese estado. Un par de kilómetros antes de llegar al castillo Zinnia cambió y aulló para indicar a los cazadores que estaban de regreso, Limber levantó el rostro y volteó al escuchar el aullido, algo estaba mal, el aullido de su hija fue bastante débil y su lobo sintió angustia. Halquen abrió la puerta del estudio, el alfa seguía
Zinnia dio un brinco al escuchar la voz adormilada del karhu y se alejó, las lágrimas aún rodaban por sus mejillas, sus ojos no podían creer lo que veía, Birgrem se incorporaba lentamente, una vez sentado levantó su rostro hacia ella. Zinnia vio los brillantes ojos de Birgrem, el mismo brillo pícaro con que la vio en la cueva antes de morir, su loba se sacudió refunfuñando de gozo al haberlo recuperado, como si se tratara de un juguete perdido. ¡Paf! La mano de la loba se impactó contra la mejilla del oso, el rostro de Birgrem giró por el impacto y una enorme sonrisa apareció en sus labios, Zinnia vio la sonrisa de Birgrem y el dolor que había sentido por perderlo se convirtió en rabia, ¿El oso se estaba burlando de ella otra vez? — ¡Eres un idiota! ¡ARGHHHHH! no puedo creer que te hicieras el muerto solo para atormentarme... Los golpes de Zinnia caían uno tras otro sobre el pecho del karhu, el tono de la loba iba subiendo con cada palabra y la sonrisa en la cara de Birgr
Zinnia entró en silencio al laboratorio número 2, Birgrem estaba completamente dormido sobre una cama, está vez estaba segura de que estaba dormido y no muerto pues lo escuchaba roncar. Habían pasado cuatro días desde que regresaron y Birgrem volvió de entre los muertos, Uther había estado durante tres días seguidos aprovechándose de Birgrem y extrayendo del oso más de lo que debía. Birgrem había entrado en hibernación debido a sus heridas y al envenenamiento, Zinnia no se había acercado al laboratorio hasta ese momento en que recibió el mensaje de Uther diciendo que Birgrem ya estaba libre de todo. Zinnia se acercó de puntillas a Birgrem, no estaba de humor para hablar con el karhu, al menos no se sentía lista para hablar con él, había tenido todo ese tiempo para pensar en lo que había pasado, en lo que había sentido y en lo que su madre le había dicho y no se sentía lista para nada. Birgrem estaba tan dormido que no hubiera despertado aunque el techo hubiera caído sobre
Birgrem abrió los ojos y gruñó, sentía algunas molestias en algunos sitios en donde ni la luz del sol llegaba, mucho menos el tipo de molestia que estaba experimentando, Uther definitivamente se había propasado con su limpieza. Se sentó y olfateó la habitación, el aroma de Zinnia estaba bastante fresco, su oso ronroneó como si fuera un osezno, antes de que la sonrisa pudiera aparecer en su boca notó el olor de un puma, conocía ese olor, era el olor de un viejo conocido. Birgrem se sentó e hizo una mueca, primero buscaría al puma y después iría a tener una agradable charla con Uther y posiblemente le patearía el trasero. El karhu salió del laboratorio número 2, alguien le había dejado algo de ropa en una silleta, al tomarla notó el aroma de Zinnia y no pudo evitar reírse, se preguntó si la loba lo había visto desnudo, ella era toda una caja de sorpresas. Una sonrisa pícara bailaba en su cara cuando salió, estaba muy tentado en ir a molestar un poquito a Zinnia antes de busc
Birgrem terminó de reír, recordaba claramente el día que despertó y se encontró de regreso en sus ruinas y al puma muy molesto por qué no había encontrado nada que robar. — ¿Viniste a robar algo? — ¡Argh! estabas muerto, cuantas veces debo explicarlo, además eras un miserable no tenías ni una moneda de cobre, ¿Por qué sigues insistiendo en eso, no tenías nada que pudiera robarte? — Jajaja, eso es verdad, lo preguntó... dijo Birgrem mirando con ojos brillantes al puma. — ... porque ahora sí tengo algo, ¿Quieres robarlo, te lo debo después de todo? — ¡aghhhh! olvídalo, posiblemente sea alguna cosa inútil y te reíras de mí durante siglos. Jinx se acercó al caballo y éste le mostró los dientes con toda la intención de morderlo, el puma lo ignoró por completo y mientras le daba unos golpecitos en el hocico, esquivando sus dentelladas bajo la voz hasta convertirla en un susurro y dijo: — No les digas quién soy, ni eso... ya sabes... Birgrem levantó la ceja y puso un
Zinnia frunció un poco el ceño al sentir el brazo de Birgrem alrededor de su cintura, antes de poder quejarse por las confianzas del oso sus labios estaban atrapados en el beso del karhu. La loba se quedó muy quieta y cerró los ojos, su cuerpo fue aprisionado suavemente contra el cuerpo de Birgrem y sus labios se llenaban del sabor del oso y del sabor dulce de la miel. Fue el beso más largo que haya tenido, no es que ella tuviera la costumbre de andarse besando con los machos, en realidad el único macho con el atrevimiento de robarle algunos besos había sido Birgrem y ahora le estaba besando muy lenta y largamente. La loba de Zinnia estaba muy quieta, tan quieta que cualquiera hubiera pensado que la loba había dejado de existir, su loba estaba tan feliz por haber recuperado a su oso que tan solo se quedó ahí sin más. Los labios de Zinnia fueron libres, los labios de Birgrem se separaron lentamente y el oso empezó a caminar por el corredor dejando a la loba con el rostro son
Zinnia se lanzó bajo la cama y se movió hasta el otro extremo, la cama estaba apegada a la pared y hasta allá fue a parar Zinnia, intentó no hacer ningún ruido y contuvo la respiración rogando que el karhu la escondiera. Cuándo le escuchó mentirle a su madre se sintió aliviada, si su madre supiera que en medio de su charla salió corriendo para meterse en el cuarto del karhu y que encima este estaba medio desnudo, estaba segura que le obligaría a unirse a Birgrem sin importar lo que ella dijera o hiciera. Estaba tan aliviada y estaba tan concentrada escuchando a sus padres alejarse que no se dio cuenta de que Birgrem se colaba debajo de la cama junto a ella hasta que le escuchó hablar junto a su oído. — Cachorra, no crees que estaríamos más cómodos sobre la cama, aquí no hay mucho espacio para jugar. Zinnia agradeció la oscuridad que había allá abajo pues estaba segura que su rostro había alcanzado un nuevo tono de rojo, estaba segura que le salía vapor de las orejas por la
Zinnia y su equipo escuchaban las instrucciones de su misión, al parecer en la región montañosa en una de las estaciones mineras habían empezado a desaparecer los niños, no solo los niños de los mineros, los niños de los pueblos cercanos también habían empezado a desaparecer. El Duque Deuk había enviado algunas tropas para buscar el rastro de los niños y a los bandidos que se los estaban robando, habían pasado tres meses y las desapariciones continuaban y no había ningún culpable ni ningún niño rescatado. La cosa escaló cuando los rumores de un cuco empezaron a esparcirse entre la población, el Duque decidió que era hora de buscar ayuda, después de todo sus soldados pueden acabar con carne y sangre, pero no pueden hacer frente a un cuco. Un emisario había llegado hasta ellos, los cazadores no publicitaban sus servicios ante nadie, pero los rumores corren rápido, en cuanto varios gobernantes supieron que estaba involucrado un cuco les comentaron discretamente a dónde debían ir.