Capítulo 40. En casa.

Zinnia dio un brinco al escuchar la voz adormilada del karhu y se alejó, las lágrimas aún rodaban por sus mejillas, sus ojos no podían creer lo que veía, Birgrem se incorporaba lentamente, una vez sentado levantó su rostro hacia ella.

Zinnia vio los brillantes ojos de Birgrem, el mismo brillo pícaro con que la vio en la cueva antes de morir, su loba se sacudió refunfuñando de gozo al haberlo recuperado, como si se tratara de un juguete perdido.

¡Paf!

La mano de la loba se impactó contra la mejilla del oso, el rostro de Birgrem giró por el impacto y una enorme sonrisa apareció en sus labios, Zinnia vio la sonrisa de Birgrem y el dolor que había sentido por perderlo se convirtió en rabia, ¿El oso se estaba burlando de ella otra vez?

— ¡Eres un idiota! ¡ARGHHHHH! no puedo creer que te hicieras el muerto solo para atormentarme...

Los golpes de Zinnia caían uno tras otro sobre el pecho del karhu, el tono de la loba iba subiendo con cada palabra y la sonrisa en la cara de Birgr
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