Zinnia y su equipo escuchaban las instrucciones de su misión, al parecer en la región montañosa en una de las estaciones mineras habían empezado a desaparecer los niños, no solo los niños de los mineros, los niños de los pueblos cercanos también habían empezado a desaparecer. El Duque Deuk había enviado algunas tropas para buscar el rastro de los niños y a los bandidos que se los estaban robando, habían pasado tres meses y las desapariciones continuaban y no había ningún culpable ni ningún niño rescatado. La cosa escaló cuando los rumores de un cuco empezaron a esparcirse entre la población, el Duque decidió que era hora de buscar ayuda, después de todo sus soldados pueden acabar con carne y sangre, pero no pueden hacer frente a un cuco. Un emisario había llegado hasta ellos, los cazadores no publicitaban sus servicios ante nadie, pero los rumores corren rápido, en cuanto varios gobernantes supieron que estaba involucrado un cuco les comentaron discretamente a dónde debían ir.
Los cazadores se reían disimuladamente, el emisario Didier hablaba con Królik como si estuviera hablando con una gran eminencia, el pobre nyúl apenas si respondía, era la primera vez que lo trataban de esa manera y estaba tan nervioso que apenas podía entender bien lo que le preguntaba el hombre. Durante las misiones Królik siempre permanecía atrás del equipo, él era el miembr0 ignorado y siempre estuvo cómodo con esa situación, los humanos podían ser muy crueles y él lo había sentido en carne propia. Él es el hijo de una humana y un nyúl, su padre fue un padre ausente por obvias razones, él no podía vivir entre los humanos y su madre se negó a acompañarlo hasta su pueblo en medio de las montañas. Él nació como un nyúl, al parecer su padre ya se lo había advertido a su madre, le había dicho sobre el peligro de criar a un mestizo entre los humanos, pero a ella le tenía sin cuidado, al parecer creía que todos iban a compartir su amor por los conejos cuando vieran a su hermoso h
— Claro la historia posterior tiene detalles más detalles menos… dijo Birgrem. — … creo que escuché una en dónde los monjes eran los héroes muertos en las guerras. — ¿Y cómo sabes tú cuál versión es la real si hay tantas versiones? preguntó Zinnia mirando con desconfianza al karhu. — ¡Oh! Esa es la parte divertida, verás… Zinnia y Królik lo escuchaban sin dar crédito a lo que oían, en verdad Birgrem no tenía remedio, sus ojos se abrían un poco más al escuchar su relato, Zinnia no sabía si reír o llorar, Królik lo miraba como a un héroe. Resultó que Birgrem estaba disfrutando su baño unas piscinas más allá cuando la pelea comenzó, ese lugar era zona neutral, todo el mundo lo sabía y había sido zona neutral por siglos y ahora esos dos grupos se peleaban por apropiarse del lugar. Birgrem había decidido ignorarlos, pero sus peleas estaban arruinando su ambiente de relajación por lo que decidió acabar con la discusión y lanzó una roca enorme a un géiser tapado. Ese g
Después de que se alejaron del pueblo no volvieron a entrar en otra localidad, para alivio de todos, el emisario no tenía tantos recursos para pagar el hospedaje de todos hasta llegar a las minas y Królik se sentía mucho más cómodo sabiendo que no volvería a compartir habitación con Zinnia y Birgrem, logró salir vivo una vez, no creía poder hacerlo una segunda vez. El viaje fue relativamente tranquilo y rápido hasta que empezaron a llegar al territorio del Duque, se podía sentir en el ambiente el temor que reinaba, muchas personas con las que se encontraron parecían enfermas y otras tantas lucían agotadas como si no hubieran dormido bien en días. — La situación ha estado empeorando cada vez más. dijo Didier a modo de disculpa. Los territorios del Duque eran bastante prósperos, aunque la ganadería y agricultura era mínima el poder adquisitivo de la población local era alto por lo que no tenían falta de nada, en ese momento lo que más necesitaban era paz y seguridad. Mien
¿Joyas mágicas? ¿Eso en verdad existían? Todos miraron con curiosidad a Birgrem, ellos nunca habían escuchado hablar sobre eso, otro agujero en el conocimiento general de los cazadores. Los cazadores deben conocer a su presa, cómo defenderse y cómo matarla nada más, en los siglos de existencia del clan de cazadores nunca habían escuchado sobre joyas mágicas que fueran un peligro para los humanos, la verdad era la primera vez que escuchaban de su existencia. Birgrem jugueteaba con su labio, en cuanto el emisario comenzó a hablar regresó a su forma humana, no conocía mucho de joyería, su clan, el clan Berciq era un clan de osos herreros, no se especializaban en joyería por lo que no sabía si eran reales aquellas joyas. Zinnia volteó los ojos al verlo jugueteando con su labio, soltó de golpe al emisario y con un veloz movimiento sujetó el labio de Birgrem y tiró de él suavemente, el karhu se agachó obediente y Zinnia preguntó con fingida voz dulce: — ¿Las joyas que dice, son re
Birgrem se alejaba por el túnel que había decidido revisar, el silencio era tan profundo en las minas que sus pasos sonaban con mucha más fuerza de la que estaba usando. «Que raro» pensó mientras veía a su alrededor, «Debería haber eco en este lugar», en otro corredor Zinnia se preguntaba lo mismo, ¿Que había pasado con el eco, toda mina tiene eco, pero en aquel lugar no había nada, cada sonido moría un poco más allá, no había eco y los sonidos no se extendían sin cesar por los túneles. Empezaba a tener un mal presentimiento cuando la soga alrededor de su cintura se templó, Zinnia cambió con su loba y las patas de la loba empezaron a resbalar, la soga la estaba jalando. En otro corredor Jensen y Throy estaban intentando resistir el tirón de la soga, habían caído al suelo y en ese momento habían logrado clavar sus dagas entre las rocas para evitar seguir siendo arrastrados. Królik corría como un loco en la misma posición, el también estaba siendo tirado por la soga, a diferenci
— ¡Suéltame! ¡Suéltame! gritaba el niño mientras el eco repetía su queja. Królik caminó triunfante hasta detenerse delante de sus compañeros, todos ellos miraban con bastante curiosidad al pequeño atrapado bajo el brazo del conejo. Por su estatura y por el tono de su voz estaban seguros que era un niño, pero su apariencia no parecía para nada a la de un niño humano, debajo de toda esa mugre podían ver que la piel del pequeño era tornasolada como si su carne estuviera hecha de aceite y su piel fuera una capa de agua sobre el aceite que brillara con el sol. Królik soltó al pequeño con delicadeza y en cuanto el niño sintió sus pies en tierra firme otra vez se dio la vuelta y corrió, el niño era muy rápido, en pocos segundos se había alejado varios metros, pero no era más rápido que el nyúl Królik lo volvió a capturar y lo regreso junto a los demás cazadores, el niño pataleaba y trataba de morder al nyúl, Królik lo soltó sin tanto tacto está vez, Birgrem colocó su mano sobre
Al escuchar las palabras del niño la indignación en el rostro de todos los cazadores era claramente visible, solo esperaban que pudieran encontrar a algún otro niño para rescatarlo. Jensen miraba con curiosidad el color de la piel del niño, esa era una mina de metales, no debería haber fuentes de minerales líquidos como la brea para que el niño tuviera aquel aspecto, una duda creció en su mente y con voz amable preguntó: — ¿Tienes hambre? ¿Qué estabas comiendo aquí abajo mientras esperabas a tu hermano? Kanthú hizo un puchero y no respondió, le daba un poco de vergüenza ya que cuando el hambre fue mucha logró atrapar una araña y se la comió, no sabía mal, tenía una textura grasosa como la mantequilla y era un poquito amarga, no podía regresar después de todo ese tiempo a su casa, de seguro su madre no le daría comida y además se ganaría una paliza por regresar sólo y sin una joya. — Yo tengo galletas, ¿Quieres algunas? ofreció Królik de inmediato sacando un paquetito elegantem