— ¡Suéltame! ¡Suéltame! gritaba el niño mientras el eco repetía su queja. Królik caminó triunfante hasta detenerse delante de sus compañeros, todos ellos miraban con bastante curiosidad al pequeño atrapado bajo el brazo del conejo. Por su estatura y por el tono de su voz estaban seguros que era un niño, pero su apariencia no parecía para nada a la de un niño humano, debajo de toda esa mugre podían ver que la piel del pequeño era tornasolada como si su carne estuviera hecha de aceite y su piel fuera una capa de agua sobre el aceite que brillara con el sol. Królik soltó al pequeño con delicadeza y en cuanto el niño sintió sus pies en tierra firme otra vez se dio la vuelta y corrió, el niño era muy rápido, en pocos segundos se había alejado varios metros, pero no era más rápido que el nyúl Królik lo volvió a capturar y lo regreso junto a los demás cazadores, el niño pataleaba y trataba de morder al nyúl, Królik lo soltó sin tanto tacto está vez, Birgrem colocó su mano sobre
Al escuchar las palabras del niño la indignación en el rostro de todos los cazadores era claramente visible, solo esperaban que pudieran encontrar a algún otro niño para rescatarlo. Jensen miraba con curiosidad el color de la piel del niño, esa era una mina de metales, no debería haber fuentes de minerales líquidos como la brea para que el niño tuviera aquel aspecto, una duda creció en su mente y con voz amable preguntó: — ¿Tienes hambre? ¿Qué estabas comiendo aquí abajo mientras esperabas a tu hermano? Kanthú hizo un puchero y no respondió, le daba un poco de vergüenza ya que cuando el hambre fue mucha logró atrapar una araña y se la comió, no sabía mal, tenía una textura grasosa como la mantequilla y era un poquito amarga, no podía regresar después de todo ese tiempo a su casa, de seguro su madre no le daría comida y además se ganaría una paliza por regresar sólo y sin una joya. — Yo tengo galletas, ¿Quieres algunas? ofreció Królik de inmediato sacando un paquetito elegantem
Kanthú miró con recelo hacia la grieta, nunca había bajado, después de estar tanto tiempo allá abajo en las minas nunca había bajado a buscar a su hermano, tenía miedo, había escuchado al último grupos de mineros decir que los niños debían de haber muerto haya abajo, que todo era inútil. Si hay algo que asuste a Kanthú más que la oscuridad son los fantasmas, no solo porque se esconden en la oscuridad, es porque son malos, vienen en la noche cuando estás durmiendo y tiran de tus pies para sacarte de la cama y robarte el cabello. Eso les dijo a aquellos hombres cuando le preguntaron el porqué no había bajado a buscar a su hermano, todos se miraron intentando no reírse, para su sorpresa Królik se puso de parte del niño e incluso dijo que podían ser mucho peores pues algunos no solo se robaban tu cabello, algunos incluso se llevaban uno de tus zapatos para que nunca más pudieras salir de la cama. Królik lo dijo con tanta seriedad y el niño lo afirmó con tanta confianza que todos
Los cazadores estaban en completo silencio, el lugar que Birgrem mencionaba estaba fuera de los límites de su jurisdicción por lo que no habían tenido ningún informe ni solicitud de parte de aquella ciudad, por lo que decía Birgrem las arañas tenían algo que ver. — ¿Cómo conoces su nombre si no las viste? preguntó Zinnia, no era que dudara del oso, en ese punto era mera curiosidad ya que ella no había oído hablar de esas arañas. Birgrem sacudió a la araña que tenía sujeta por una pata y dijo: — El maoren llevaba una sujeta a su ropa cuando lo vimos, al notarla la aplastó de inmediato, logre echarle un vistazo, pero... La hermana del karhu que había muerto en la ciudad no estaba satisfecha con el resultado, ¿Cómo era posible que su hermano, un karhu poderoso muriera gracias a una pequeña y gorda araña? Birgrem también estaba bastante curioso, el maoren acabó con facilidad con la araña, así que le pidieron los restos aplastados de la araña y se los llevaron a un mago conocido
Birgrem corría como si su vida dependiera de ello y podía sentir que era así, no le tenía miedo a las cientos de arañas udide que lo estaban cazando, tenía miedo de que Zinnia cumpliera su palabra y lo dejara botado en el fondo de la mina por dos siglos congelado mientras a ella se le pasaba en enojó. No estaba muy seguro de por qué razón ella estaba enojada con él, pero estaba seguro de que no era el momento de preguntar, debía correr o se quedaría congelado por mucho tiempo y ella podría olvidarse de él. Zinnia veía con mucho orgullo a Birgrem correr por su vida, no es que quisiera que el oso fuera un cobarde, pero debía aprender que su vida por más que fuera inmortal no era desechable. Cuando pensó que lo había perdido, pensó que no volvería a sentirse feliz o a sentirse increíblemente molesta con alguien otra vez y eso la asusto más de lo que quería reconocer. Birgrem hablaba de morir como si no fuera nada extraño, posiblemente para él no lo era, pero ella no quería volver a
Królik regresaba a la superficie solo, no había tocado el cuerpo de ninguno de los niños, sus cuerpos estaban tan secos que eran pequeñas momias, por sus expresiones no sufrieron, al menos esa era una buena noticia. Jensen y Throy no dijeron nada cuando lo vieron regresar solo, no habían muchas esperanzas de que encontrara a algún niño con vida, no después de ver la cantidad de arañas que fueron detrás de Birgrem, había sido todo un río de arácnidos, el karhu tendría problemas para sobrevivir a ellas no se diga un grupo de niños humanos. Los cazadores decidieron esperar, Zinnia sería quién tendría la última palabra, podían intentar mover los cuerpos, pero si el estado en que decía Królik que estaban era peor de lo que se veía posiblemente se convirtieron en polvo el momento de moverlos. Otra solución era dejar el lugar intacto y comunicar a los mineros, pero todo estaba lleno con los huevos de udide, la codicia de los mineros alimentada por el oro del Duque había causado está tr
Zinnia volvió al corredor de la mina, había bajado junto a Królik para ver qué podían hacer, la verdad es que no podían hacer nada, no había forma de mover a los niños de ahí. — Más de un mes. dictaminó la loba con el ceño fruncido. El viaje hasta las minas les había tomado cuatro días completos, si hubieran ido únicamente en sus caballos, los caballos infernales el viaje hubiera durado posiblemente la mitad del tiempo, aunque hubieran llegado dos días antes igual hubiera sido demasiado tarde. Los cazadores se miraron cada vez más molestos, no solo les ocultaron la verdadera razón por la cual los niños se perdieron en las minas, también les ocultaron la verdadera fecha en que ocurrió el accidente. — No les interesan los niños. dijo Królik molesto. — No, parece que lo único que les interesa son las joyas mágicas. agregó Throy. — Son hermosas... dijo Jensen, él y Throy habían bajado ya al nido. — ... pero no justifica la vida de nadie y mucho menos de niños. — ¿Qu
El padre de Kanthú cambio su gesto al encontrarse con Birgrem en la entrada, con una mueca en su rostro se hizo a un costado y les dejó entrar. La mujer que les había lanzado los tomates miró con el ceño fruncido a los guerreros del Duque entrar en su casa, en realidad sólo entró Birgrem junto a Zinnia, Jensen y Throy estaban montando guardia y Królik estaba escondido con Kanthú lejos de las miradas indiscretas. El niño había aceptado que hablaran con sus padres primero antes de que él se dejará ver, no podía aparecer sin más después de tanto tiempo y él sólo, ellos iban a inventar una historia por él para que sus padres no se molestaran, al menos Kanthú esperaba que no se molestaran mucho. Desde donde estaban escondidos podían escuchar con claridad las voces de sus padres y de Birgrem y Zinnia, el niño estaba bastante nervioso, sus padres eran buenos, le daban de comer y lo tenían bastante limpio y aseado, también lo enviaban a la escuela y de vez en cuando eran bastante cariños