Królik regresaba a la superficie solo, no había tocado el cuerpo de ninguno de los niños, sus cuerpos estaban tan secos que eran pequeñas momias, por sus expresiones no sufrieron, al menos esa era una buena noticia. Jensen y Throy no dijeron nada cuando lo vieron regresar solo, no habían muchas esperanzas de que encontrara a algún niño con vida, no después de ver la cantidad de arañas que fueron detrás de Birgrem, había sido todo un río de arácnidos, el karhu tendría problemas para sobrevivir a ellas no se diga un grupo de niños humanos. Los cazadores decidieron esperar, Zinnia sería quién tendría la última palabra, podían intentar mover los cuerpos, pero si el estado en que decía Królik que estaban era peor de lo que se veía posiblemente se convirtieron en polvo el momento de moverlos. Otra solución era dejar el lugar intacto y comunicar a los mineros, pero todo estaba lleno con los huevos de udide, la codicia de los mineros alimentada por el oro del Duque había causado está tr
Zinnia volvió al corredor de la mina, había bajado junto a Królik para ver qué podían hacer, la verdad es que no podían hacer nada, no había forma de mover a los niños de ahí. — Más de un mes. dictaminó la loba con el ceño fruncido. El viaje hasta las minas les había tomado cuatro días completos, si hubieran ido únicamente en sus caballos, los caballos infernales el viaje hubiera durado posiblemente la mitad del tiempo, aunque hubieran llegado dos días antes igual hubiera sido demasiado tarde. Los cazadores se miraron cada vez más molestos, no solo les ocultaron la verdadera razón por la cual los niños se perdieron en las minas, también les ocultaron la verdadera fecha en que ocurrió el accidente. — No les interesan los niños. dijo Królik molesto. — No, parece que lo único que les interesa son las joyas mágicas. agregó Throy. — Son hermosas... dijo Jensen, él y Throy habían bajado ya al nido. — ... pero no justifica la vida de nadie y mucho menos de niños. — ¿Qu
El padre de Kanthú cambio su gesto al encontrarse con Birgrem en la entrada, con una mueca en su rostro se hizo a un costado y les dejó entrar. La mujer que les había lanzado los tomates miró con el ceño fruncido a los guerreros del Duque entrar en su casa, en realidad sólo entró Birgrem junto a Zinnia, Jensen y Throy estaban montando guardia y Królik estaba escondido con Kanthú lejos de las miradas indiscretas. El niño había aceptado que hablaran con sus padres primero antes de que él se dejará ver, no podía aparecer sin más después de tanto tiempo y él sólo, ellos iban a inventar una historia por él para que sus padres no se molestaran, al menos Kanthú esperaba que no se molestaran mucho. Desde donde estaban escondidos podían escuchar con claridad las voces de sus padres y de Birgrem y Zinnia, el niño estaba bastante nervioso, sus padres eran buenos, le daban de comer y lo tenían bastante limpio y aseado, también lo enviaban a la escuela y de vez en cuando eran bastante cariños
La mano de Kanthú temblaba dentro del bolsillo de su pantalón, había hurtado una joya mágica para sus padres, para dárselas en nombre de su hermano, pero al ver que ellos no querían verlo y no les interesaba que hubiera logrado sobrevivir, la joya en su bolsillo parecía una broma de mal gusto. — ¿Puedo ir por mi ropa? preguntó sin levantar la vista del suelo. — Ve... dijo su madre con brusquedad. — ... toma lo que quieras y vete, tú ya no eres nuestro hijo, nuestros dos hijos fueron muertos por la ambición del Duque, esa es la única verdad. Kanthú corrió hacia la habitación que había compartido con su hermano toda la vida, cogió la funda de la almohada y metió en ella un par de pantalones suyos y bastantes prendas de su hermano, la ropa de su hermano era más nueva, él siempre usaba lo que a su hermano le quedaba pequeño. No sólo tomó la ropa de su hermano por ser más nueva, la tomó porque quería tener algo que fuera de él, para poder recordarlo pues nunca más volver
Zinnia sacudió la cabeza al ver al oso de Birgrem, Jensen y Throy se reían y Królik miraba con igual asombro en su rostro que Kanthú al gigante oso pardo. Królik había visto antes al oso de Birgrem, lo había visto en el castillo y lo vio afuera de las minas, pero como todo en la vida el ambiente y la perspectiva influyen bastante. El patio del castillo es muy amplio y el castillo es enorme, el oso de Birgrem luce grande a la distancia ya que todo lo que le rodea también es grande y Królik al no ser un guerrero jamás se acercó. Afuera de la mina no había nada, no había ningún árbol ni nada que pudiera servirle como referencia visual y estaba medio oculto por su capucha por lo que su visión no era tan libre. En ese momento entre los árboles del bosque con muchas cosas con las cuales comparar el tamaño del oso y en un espacio relativamente reducido, el uso de Birgrem era gigantesco. — Siempre... ¿siempre fue tan grande el karhu? preguntó el nyúl con la voz cargada de admiración
Zinnia regresó al amanecer, Jensen dormitaba, hace un par de horas había cambiado de lugar con Throy, Królik en ese momento empezaba a despertarse, los únicos que seguían muy dormidos eran Birgrem y Kanthú. Zinnia observó al karhu dormido y frunció la boca, ¿Birgrem estaba enfermo y se lo estuvo ocultando? ¿Por eso es que estaba de tan mal humor? alguna araña udide debió de haber logrado picarlo o algo así y el oso se estaba haciendo el inmortal frente a ella para no preocuparla. Zinnia se detuvo frente al oso y le dio una patadita sin mucha fuerza para despertarlo, pero el oso tan solo roncó con fuerza, su ronquido fue tan fuerte que Królik se terminó de despertar de golpe y Kanthú hizo lo mismo. Throy y Jensen se pusieron de pie de inmediato buscando al enemigo, Zinnia gruñó y volvió a patear a Birgrem con un poco más de fuerza, el oso siguió dormido. La loba empezaba a preocuparse, Jensen y Throy se miraban también preocupados, no era normal para el oso dormirse así dura
Zinnia con la mirada perdida y la voz muy, muy bajita y titubeante le decía al dragnir lo ocurrido, Kaldem escuchaba con una enorme sonrisa de diversión en la cara mientras la loba se hacía nudos para hablar, al parecer en su última misión huían de una ola de arañas y se lanzaron a un pozo. El oso debido al frío empezó a dormirse y Zinnia para mantenerlo despierto decidió que lo mejor era comenzar una calurosa sesión de besos con el karhu. La sonrisa de Kaldem ya no era suficiente, el dragnir se reía entre dientes, la loba le estaba contando que se había comportado salvajemente durante una misión con su prometido, lo cual no hubiera tenido nada de extraño, excepto por el hecho de que ella negaba tener cualquier sentimiento hacia Birgrem. Se estaba divirtiendo demasiado con la historia y además de ser vergonzosa y divertida no lograba ver el problema, si la madre de Zinnia escuchaba la historia estaba seguro que querría condecorar a su hija. La voz de Zinnia se volvió más suave
La voz de la madre de Zinnia se alejaba cada vez más de él, ella le hablaba algo sobre la naturaleza de Zinnia, se sentía terriblemente frustrado. — ¡aghhhh! ¿su naturaleza? si fuera su naturaleza agresiva y guerrera podría manejarlo, pero esto... suspiró Birgrem sintiendo que cientos de generaciones de sus descendientes desaparecían de los anales de la historia con cada minuto que pasaba. La mujer volvió a hablar, Birgrem ya no lograba escucharla, el dolor había remitido por unos instantes y el frío se había extendido otra vez con fuerza dentro de él, estaba cayendo en ese estado de semi-hibernación otra vez. ¿Cómo podía manejar aquella naturaleza caprichosa e infantil que tenía? le gustaba que fuera así, era muy divertido molestarla para ver cómo su rostro se ponía rosado y escuchar a su loba refunfuñar, pero que no pudiera controlar su magia era otra cosa. El mundo a su alrededor empezó a difuminarse, por un momento le pareció sentir más presencias junto a él, pero el