El rugido de Birgrem llegó desde un lado y el enorme oso embistió a la loba sacándola del camino, había cambiado de objetivo en el último instante al ver a los cazadores junto a la loba. Zinnia logró girar en el aire para evitar que su cuerpo aplastara a los cazadores sujetos a ella y entonces vio como el nyoka clavaba sus colmillos en el lomo del karhu. El oso rugió con furia y se sacudió intentando librarse del nyoka, en ese momento las grietas en la tierra se encontraron bajo las patas del oso y Birgrem cayó al vacío llevándose consigo a su atacante. El corazón de Zinnia se saltó un latido al ver al oso desaparecer frente a ella, intentó correr, pero los cazadores la sujetaron con fuerza, ¿qué podía hacer en ese momento?, si iba posiblemente ella también caería al vacío. La loba lanzó un aullido y retomó su carrera, aún no estaban a salvo, por entre las grietas lenguas de llamas verdes, moradas y rojas intensas se elevaban sin descanso, un kilómetro más allá Shmaut y lo
Shmaut cargó con el cuerpo de Birgrem, los caballos esperaban un kilómetro más allá de los límites del santuario del rey elfo, el silencio era bastante denso entre los cazadores. Zinnia caminaba delante de ellos a grandes zancadas, los demás se miraban sin saber si decir algo o qué decir, después de todo la loba se mantenía firme en que ella y Birgrem no eran nada y ahora ya no había ninguna oportunidad de que fueran a ser algo. Al llegar junto a las monturas los caballos relincharon al sentir el aroma del veneno en el aire y empezaron a ponerse inquietos, Shmaut depositó con cuidado a Birgrem en el suelo y se acercó a Zinnia. — Alfa, ¿Puedes usar tu magia de hielo para retirar lo más posible el veneno del cuerpo de Birgrem? — Es inútil, él ya está muerto, no tiene sentido que lo haga. respondió Zinnia con muy mal humor sin mirar al maoren. — Zinnia, sé que te duele, pero no podremos regresar si los caballos están asustados por el olor del veneno y los humanos pueden
El humor de Zinnia había empeorado en el camino de regreso, había pasado por lo que Jensen catalogó como todas las etapas del duelo, estuvo molesta, luego irascible, luego estuvo sensible, luego entró en negación y ahora estaba en depresión. Apenas había comido algo el último día antes de llegar al castillo, Harlee se la había llevado aparte con la intención de que la loba llorara sin que hubieran testigos, pero ella no soltó ni una lagrimita. Esperaban que dentro del castillo la condición de Zinnia mejorara, no era la primera vez que perdían a un compañero en una misión, pero era la primera vez que la loba se saltaba tantos protocolos y entraba en ese estado. Un par de kilómetros antes de llegar al castillo Zinnia cambió y aulló para indicar a los cazadores que estaban de regreso, Limber levantó el rostro y volteó al escuchar el aullido, algo estaba mal, el aullido de su hija fue bastante débil y su lobo sintió angustia. Halquen abrió la puerta del estudio, el alfa seguía
Zinnia dio un brinco al escuchar la voz adormilada del karhu y se alejó, las lágrimas aún rodaban por sus mejillas, sus ojos no podían creer lo que veía, Birgrem se incorporaba lentamente, una vez sentado levantó su rostro hacia ella. Zinnia vio los brillantes ojos de Birgrem, el mismo brillo pícaro con que la vio en la cueva antes de morir, su loba se sacudió refunfuñando de gozo al haberlo recuperado, como si se tratara de un juguete perdido. ¡Paf! La mano de la loba se impactó contra la mejilla del oso, el rostro de Birgrem giró por el impacto y una enorme sonrisa apareció en sus labios, Zinnia vio la sonrisa de Birgrem y el dolor que había sentido por perderlo se convirtió en rabia, ¿El oso se estaba burlando de ella otra vez? — ¡Eres un idiota! ¡ARGHHHHH! no puedo creer que te hicieras el muerto solo para atormentarme... Los golpes de Zinnia caían uno tras otro sobre el pecho del karhu, el tono de la loba iba subiendo con cada palabra y la sonrisa en la cara de Birgr
Zinnia entró en silencio al laboratorio número 2, Birgrem estaba completamente dormido sobre una cama, está vez estaba segura de que estaba dormido y no muerto pues lo escuchaba roncar. Habían pasado cuatro días desde que regresaron y Birgrem volvió de entre los muertos, Uther había estado durante tres días seguidos aprovechándose de Birgrem y extrayendo del oso más de lo que debía. Birgrem había entrado en hibernación debido a sus heridas y al envenenamiento, Zinnia no se había acercado al laboratorio hasta ese momento en que recibió el mensaje de Uther diciendo que Birgrem ya estaba libre de todo. Zinnia se acercó de puntillas a Birgrem, no estaba de humor para hablar con el karhu, al menos no se sentía lista para hablar con él, había tenido todo ese tiempo para pensar en lo que había pasado, en lo que había sentido y en lo que su madre le había dicho y no se sentía lista para nada. Birgrem estaba tan dormido que no hubiera despertado aunque el techo hubiera caído sobre
Birgrem abrió los ojos y gruñó, sentía algunas molestias en algunos sitios en donde ni la luz del sol llegaba, mucho menos el tipo de molestia que estaba experimentando, Uther definitivamente se había propasado con su limpieza. Se sentó y olfateó la habitación, el aroma de Zinnia estaba bastante fresco, su oso ronroneó como si fuera un osezno, antes de que la sonrisa pudiera aparecer en su boca notó el olor de un puma, conocía ese olor, era el olor de un viejo conocido. Birgrem se sentó e hizo una mueca, primero buscaría al puma y después iría a tener una agradable charla con Uther y posiblemente le patearía el trasero. El karhu salió del laboratorio número 2, alguien le había dejado algo de ropa en una silleta, al tomarla notó el aroma de Zinnia y no pudo evitar reírse, se preguntó si la loba lo había visto desnudo, ella era toda una caja de sorpresas. Una sonrisa pícara bailaba en su cara cuando salió, estaba muy tentado en ir a molestar un poquito a Zinnia antes de busc
Birgrem terminó de reír, recordaba claramente el día que despertó y se encontró de regreso en sus ruinas y al puma muy molesto por qué no había encontrado nada que robar. — ¿Viniste a robar algo? — ¡Argh! estabas muerto, cuantas veces debo explicarlo, además eras un miserable no tenías ni una moneda de cobre, ¿Por qué sigues insistiendo en eso, no tenías nada que pudiera robarte? — Jajaja, eso es verdad, lo preguntó... dijo Birgrem mirando con ojos brillantes al puma. — ... porque ahora sí tengo algo, ¿Quieres robarlo, te lo debo después de todo? — ¡aghhhh! olvídalo, posiblemente sea alguna cosa inútil y te reíras de mí durante siglos. Jinx se acercó al caballo y éste le mostró los dientes con toda la intención de morderlo, el puma lo ignoró por completo y mientras le daba unos golpecitos en el hocico, esquivando sus dentelladas bajo la voz hasta convertirla en un susurro y dijo: — No les digas quién soy, ni eso... ya sabes... Birgrem levantó la ceja y puso un
Zinnia frunció un poco el ceño al sentir el brazo de Birgrem alrededor de su cintura, antes de poder quejarse por las confianzas del oso sus labios estaban atrapados en el beso del karhu. La loba se quedó muy quieta y cerró los ojos, su cuerpo fue aprisionado suavemente contra el cuerpo de Birgrem y sus labios se llenaban del sabor del oso y del sabor dulce de la miel. Fue el beso más largo que haya tenido, no es que ella tuviera la costumbre de andarse besando con los machos, en realidad el único macho con el atrevimiento de robarle algunos besos había sido Birgrem y ahora le estaba besando muy lenta y largamente. La loba de Zinnia estaba muy quieta, tan quieta que cualquiera hubiera pensado que la loba había dejado de existir, su loba estaba tan feliz por haber recuperado a su oso que tan solo se quedó ahí sin más. Los labios de Zinnia fueron libres, los labios de Birgrem se separaron lentamente y el oso empezó a caminar por el corredor dejando a la loba con el rostro son