Los cazadores empezaron a avanzar después de recuperar el aliento, el olor de sulfuro en el aire había sido tan fuerte que Zinnia cuyo olfato de lobo era más fino que el de los demás tuvo arcadas y los ojos se le llenaron de lágrimas. Zinnia quería morirse, ella se había negado a traer a Birgrem en su grupo y ahora la veía en ese estado, la vergüenza le hacía un nudo en la garganta, si el oso se reía estaba segura de que se pondría a llorar ahí mismo. Birgrem por supuesto no pensaba reírse, el olfato de un oso es siete veces más fino que el de un lobo, incluso después de haberse tapado la nariz sentía náuseas por el olor, la situación de Zinnia no la encontraba para nada graciosa. Cada uno de ellos optó por colocar una media máscara sobre su rostro, estaba hecha de un tejido especial que absorbía únicamente el aire de su entorno, normalmente la usaban bajo el agua y les permitía respirar, pero en aquel lugar les venía como anillo al dedo. Birgrem sintió tanto alivio con la
El equipo de Shmaut caminaba por un corredor sumamente angosto, era tan angosto que el maoren no hubiera podido cambiar con su tigre en caso de ser atacados. Todos los madhoo entre los cazadores recibían el mismo entrenamiento que los humanos, todos ellos aprendían a pelear en sus formas humanas con dagas y combate cuerpo a cuerpo, de esa manera si no podían hacer uso de sus bestias o sus habilidades como sobrenaturales inferiores no estarían tan indefensos. Pero el hecho de que Shmaut no pudiera usar su tigre los ponía en una clara desventaja ante el enemigo, habían avanzado varios metros por aquel angosto corredor cuando escucharon un lamento venir de unas puertas más allá. Al abrir la puerta encontraron a una mujer sentada al pie de una ventana mirando hacia el exterior, tenía el tobillo encadenado a la pared y sus ropas lucían viejas y desgastadas. Harlee se acercó con cuidado y le dijo: — Estamos aquí para rescatarte, ¿Cuál es tu nombre? La mujer apartó la mirada de la
Los cazadores escucharon desde su escondite al parecer el rey elfo ya estaba al tanto de que ellos estaban en el santuario y no le importaba en lo más mínimo, los cazadores escucharon cuales eran las órdenes del rey elfo y disimuladamente miraron a Zinnia. La loba parpadeaba como si no hubiera entendido muy bien el significado de las palabras que escuchó, los hombres se marcharon y ellos permanecieron en su escondite, después de lo que parecieron horas Askem carraspeó y dijo: — Alfa, ¿Qué hacemos, debemos buscar al karhu y advertirle o abortamos la misión de rescate? Zinnia gruñó, no sabía cómo pero Birgrem se las arreglaba para provocar que una simple misión se convirtiera en toda una lucha por sobrevivir en cuestión de segundos, los cazadores se miraron confundidos, ¿Por qué exactamente era aquel gruñido? Zinnia empezó a caminar dando zancadas mientras murmuraba enfadada: — Ese oso sinvergüenza, acaso no comprende lo que significa estar en medio de una misión, que cre
El humor de Zinnia por alguna extraña razón empeoró al ver que el oso que estaba siendo codiciado no era Birgrem y tomó su forma humana, con una brusquedad excesiva les dijo a las mujeres que estaban ahí para liberarlas del santuario y unos minutos después el caos se armaba. Las mujeres no solo no querían ser liberadas, al ver que el mrajoved se fijaba en la recién llegada y por supuesto darse cuenta de que quien ofrecía salvarles de aquel lugar era mucho más joven y bonita que ellas empezaron a ponerse furiosas no solo empezaron a insultar a Zinnia empezaron a lanzarles todo lo que tenían a mano. Los reflejos de los cazadores son bastante buenos y ningún objeto que les lanzaban daba en el blanco, pero la situación empezaba a salirse de control, las mujeres humanas quienes no tenían muchos atributos de belleza convencionales (eran bastante feas), se estaban poniendo bastante agresivas y el oso empezó a disfrutar que las féminas del lugar pelearan por él. Zinnia se harto y salió
Las lágrimas rodaban por el rostro de Birgrem y caían al suelo, el oso se reía tanto que literalmente está llorando de la risa, el brujo sacó pecho al ver el terror que sus palabras causaban en el karhu, él definitivamente era un brujo poderoso al cual no se debía ofender. En el salón del trono el rey elfo esperaba impaciente a que llevaran a karhu ante su presencia, estaba nervioso, su aspecto actual llamaba mucho la atención de los machos del lugar, pero no sabía si sería del gusto del karhu. El brujo entró y una sonrisa lasciva apareció en su rostro, su rey seguía siendo tan atractiva como siempre, por eso le gustaban los elfos, podían volverse su fantasía real, estaba seguro que no existía ninguna mujer real con esos atributos. Sus ojos se estrecharon al ver que su rey había escondido su vientre de embarazada, ¿Era por el karhu, estaba avergonzado de que lo viera en ese estado? decidió no hacer mucho lío, después de todo el rey no se iba a deshacer de su hijo. Con un f
¡¡¡GROOAAARRRGG!!! El oso se elevó sobre ellos, Birgrem no pensaba tolerar que nadie hablara de esa manera de Zinnia y mucho menos en su presencia, aquel elfo codicioso había puesto sus pensamientos en donde no debía y el karhu no pensaba perdonar a nadie. El oso se elevó en dos patas, era tan alto que el salón del trono que era un sitio enorme y espectacular quedó pequeño ante el oso que sobrepasa en dos patas los cinco metros. El brujo lanzó un hechizo intentando dejar fuera de combate al oso, pero solo consiguió que Birgrem se colocara a cuatro patas nuevamente y de un solo zarpazo le arrancara ambos brazos. El soldado se lanzó al ataque de inmediato, su espada cortó la piel de la pata posterior del oso y Birgrem lo ignoró completamente, no era una amenaza para él, incluso si hubieran sido cincuenta soldados los que lo estuvieran atacando en ese momento no se hubiera molestado con ellos. El rey elfo lo miró entre confundido y asustado, empezó a retroceder al tiempo que
El rugido de Birgrem llegó desde un lado y el enorme oso embistió a la loba sacándola del camino, había cambiado de objetivo en el último instante al ver a los cazadores junto a la loba. Zinnia logró girar en el aire para evitar que su cuerpo aplastara a los cazadores sujetos a ella y entonces vio como el nyoka clavaba sus colmillos en el lomo del karhu. El oso rugió con furia y se sacudió intentando librarse del nyoka, en ese momento las grietas en la tierra se encontraron bajo las patas del oso y Birgrem cayó al vacío llevándose consigo a su atacante. El corazón de Zinnia se saltó un latido al ver al oso desaparecer frente a ella, intentó correr, pero los cazadores la sujetaron con fuerza, ¿qué podía hacer en ese momento?, si iba posiblemente ella también caería al vacío. La loba lanzó un aullido y retomó su carrera, aún no estaban a salvo, por entre las grietas lenguas de llamas verdes, moradas y rojas intensas se elevaban sin descanso, un kilómetro más allá Shmaut y lo
Shmaut cargó con el cuerpo de Birgrem, los caballos esperaban un kilómetro más allá de los límites del santuario del rey elfo, el silencio era bastante denso entre los cazadores. Zinnia caminaba delante de ellos a grandes zancadas, los demás se miraban sin saber si decir algo o qué decir, después de todo la loba se mantenía firme en que ella y Birgrem no eran nada y ahora ya no había ninguna oportunidad de que fueran a ser algo. Al llegar junto a las monturas los caballos relincharon al sentir el aroma del veneno en el aire y empezaron a ponerse inquietos, Shmaut depositó con cuidado a Birgrem en el suelo y se acercó a Zinnia. — Alfa, ¿Puedes usar tu magia de hielo para retirar lo más posible el veneno del cuerpo de Birgrem? — Es inútil, él ya está muerto, no tiene sentido que lo haga. respondió Zinnia con muy mal humor sin mirar al maoren. — Zinnia, sé que te duele, pero no podremos regresar si los caballos están asustados por el olor del veneno y los humanos pueden