Aún su olor la invadía, el monstruo no se saciaba de su cuerpo. Bajó la vista, su lengua chupaba su pezones con urgencia, esa boca lasciva, había andado por toda su piel, con la misma que había masticado un corazón que latía.Giro el rostro a un lado, luego respiro profundo para contener sus deseos de llorar, cuando ese monstruo levantó sus piernas y empezó a penetrarla despacio. Su enorme virilidad la cegaba de placer, no negaba que sentía algo su disfrute ante la invasión primitiva, pero también le dolía. Los labios de Andrake, besaban su cuello, con toques intermitentes, luego mordiscos suaves, al lóbulo de su oreja izquierda. Sus embestidas a cada instante se hacían más fuertes, su interior la estaba traicionando, contrayendose alrededor de su tronco duro, como si deseara atraparlo en su interior.—¡Eres mía!, me encanta como tú coño te delata.—Le susurro entre jadeos vulgares.—¡Ay!.—No pudo evitar ese grito de placer cuando tocó las cumbres, antes de conseguir un orgasmo liber
—Comienzas a actuar como bruja, Angélica.—Dijo Sofía con sobresalto. A la vez le dió un toque a la mesa, para llamar su atención.—¿Acaso no lo soy?.—La naturalidad de hablar de cosas sobrenaturales la estaba arropando, no le importaba.—Tambien está Bondia. Se refleja en ti por ahora.—Cada vez la siento menos.—Espero que despierte pronto.—Lo hará.—Doña Sofía tomo su mano, le agrado sentir ese gesto cálido, ambas mujeres eran de los pocos seres que habían mostrado cordialidad con ella. Le dedicó una sonrisa de gratitud.Un llanto fuerte se empezó a escuchar, parecía ser de una mujer, se mantuvieron inmobiles. Reconoció la voz, mientras se empezaba a acercar.—¡Sofía!, ¿¡dónde estás maldita sea!?. —La señora se levantó con usual calma. Cuando las pisadas invadieron el área del comedor, donde ellas se habían dispuesto a charlar, apareció la figura demacrada de Sharon, aunque no se veía tan débil. Solo alcanzó a divisar dolor en sus ojos, licuados por el llanto que humedecía los conto
Fue doloroso, sentir sus colmillos atravesar su piel, en una zona tan sensible de su cuerpo, casi pierde el conocimiento, de no ser por la quemazón que chirriaba en su dermis.Hubo llanto de su parte, duro casi media hora en lo que parecía un delirio, el seco la sangre que broto con su lengua. Fue su instinto sádico y despiadado lo que lo llevo a ser tan cruel. Cuando logro levantarse de la cama con ayuda del señor Andrake, se miro en el espejo a media luz, una pequeña sombra se comenzaba a ser visible.—Esto tiene un significado profundo para mí, Angélica, de ahora en adelante eres mía, todo el que se te acerque sabrá que le perteneces, al temido diablo lobo, Andrake Feridank.—Apenas le prestaba atención, su único deseo era huir, en cambio su cuerpo no respondía, pareciera, que la ausencia de Bondia la hubiera hecho colapsar. Apenas logro sentirla levemente cuando Sharon la empezó a molestar. Ya en ese momento estaba nula.—Siento mucho dolor.—Este la abrazo, no puso objeción, pronto
Se le erizo la piel ante la confesión de Bondia.Tambaleó del susto.Necesitaba hablar con Bruna y Sofía, no podía esperar, salió de la habitación, casi vuela la escalera, sus pasos impetuosos estaban fuera de si.—¡Doña Bruna....!—Tenia el pecho agitado, como si el corazón se le fuera a salir por la boca. Pronto diviso su rostro sin un atisbo de emociones, la que parecía sorprendida era Sofía.—¿Qué pasa princesa?.—Está se levantó del sofá, se acercó a ella. Permanecía quieta en el umbral de la puerta.—Puedes hablar a confianza, sabes que Sofía es mí hermana y te aprecia bastante. Miro a la otra señora con recelo, antes de explotar. Le daba igual que le transmitiera lo dicho al señor Andrake.—Bondia se ha ido.—Tomo algunos mechones de cabellos y los hizo a un lado, para mostrarles la marca que tenía en el cuello y caminaba de una forma sutil por la silueta de su espalda.Ambas se taparon la boca al unísono, con sus delicadas manos, como si no desearan dejar fluir sus impresiones.—Es
Dos días después del señor Andrake haberse marchado seguia en ascuas, a la espera de valor, para marcharse de una vez por todas.Ese monstruo diabólico volvería al día siguiente, necesitaba huir, incluso sus sensores se alarmaron al notar que la zona era más transitada de lo habitual, eso habia limitado su escape hasta el momento.Ese mismo día, una horas más tarde, se armó de valor. Estaba decidido, se marcharía entrada la noche, había guardado algunas raciones de alimento en su mochila, un foco, fósforo, lo suficiente para recorrer el bosque, además ya estaba más fuerte. La noche anterior tuvo una fuerte vicio, en esto no estaba el señor Andrake, sino Siebog, la tomaba de la mano, mientras caminaban en medio del bosque. Se excito de solo pensarlo.Fue bajando los escalones. Electricidad, fue lo que sintió ante los recuerdos del sueño. Cuando vió a Bruna junto a Sofía, Mara y a Elsa jugando a las cartas en el salón. Intento disimular su sonrisa torpe. Solo fue y se sentó a su lado,
Debía estar loco para seguir en el mundo terrenal, su misión había terminado cuando el hada huyó por cuenta propia, lo que quedaba en el cuerpo de esa bruja era una leve huella, disfrazada de tatuaje, para que su espíritu no se escapara.Su mayor traición solo fue quedarse, si no también haberse dejado seducir por una bruja. No lo podía negar, había sido la mejor experiencia que había tenido en su perra vida, ninguna demonia se comparaba a ella. La siguió con la vista, desde que salió del río, hasta que se recostó en la orilla. Su miembro empezaba a avivarse otra vez.No podía negarse la oportunidad de saciarse otra vez, quizás la obsesión que tenía por sus formas y su delicada belleza. Salió del río, la hermosa bruja ya se cubría con su bata de algodón.Cuando estuvo a su lado, le mostró que el fuego que ella había encendido, no se apagaba tan fácil. —Servidora fea, debes estar lista, para soportar todo lo que te espera.—Sonrio, la bruja maliciosa. Odiaba que le perteneciera al dia
El paisaje urbano no solía ser de su agrado, menos cuando en su manada rodeada de una basta vegetación salvaje, tenía un tesoro que lo esperaba. Su pequeña bruja de ojos azules.Esa mañana fue igual a la anterior, firmó papeles, concernientes al traspaso de la herencia, también le tocó dejar su firma registrada en algunos bancos donde su padre tenía exorbitantes sumas de dinero. Ahora era más rico de lo que siempre ambiciono, los placeres estaban a su merced y esperaba aprovecharlos todos.El hotel de su propiedad estaba en plena zona Cosmopolitan, con la facilidad de que también los mejores clubes los tenía cerca. La noche anterior había disfrutado al mirar algunas putas, moverse muy bien alrededor de un tubo plateado, del cual se sobaban como si fuera una polla, dura y venosa como la de el.No tuvo ganas de cogerlas, le basto con unos tragos, tanto el como su beta se marcharon del sitio a una hora prudente.A Elioth le tocó partir ese día a primera hora. Era hiperactivo que le lleva
Entro a la casa, con el corazón desbocado, loco, hiperactivo, como si le quisieran salir alas y volar donde estába Siebog. A pesar de eso solo ser un plan para acabar con Andrake, le gustó sentirlo dentro de ella. Lo que experimento fue diferente a lo que habia conocido con el señor Andrake cuando hacían el amor. Rodó los ojos por pequeño salón colorido. Su cuerpo permanecía estampado a la puerta, con ganas de volverla abrirla y salir corriendo, para perderse en el bosque junto al misterioso ser.Se alejo de la puerta, entendía que estaba en una encrucijada. Jamás se perdonaría así misma si esas mujeres perdían la vida por su culpa. Unos pasos, luego la voz particular de Bruna la hizo aterrizar. —Buenos días Princesa. —Bruna aún bostezaba, retorcía su cuerpo, para estrellar sus huesos. Era espantoso escuchar los crujidos sonoros.—Buenos días Bruna.—Le contestó con timidez. —Al parecer saliste al bosque, hacer travesuras.—Ella clavo los ojos en sus chanclas, estaban llenas de barr