_ No te preocupes, Leonardo, mi amigo. ¿Cómo has estado? – preguntó aquel chico, nunca pensé que terminaría haciéndome amigo del chico nerd, hermano de la chica linda, pero mi relación con ella había terminado, Ana se había conseguido a otro tipejo qué, según ella, le trataba como merecía.
_ Bien, no tengo nada que decir, y tú hermana, ¿Cómo está? – pregunté sonriendo.
_ Aún sigue odiándote, si eso es lo que querías escuchar, pero yo no soy rencoroso y lo que ustedes tuvieron no me interesa en lo absoluto. – mencionó él sonriendo, creo que este tipo no me dejará nunca, supongo que piensa que por estar a mi lado conseguirá ser igual de popular que yo, pero ese no sería su fuerte
_ Entiendo. Tengo que irme a mi clase. – respondí tratando de esquivarlo. A lo lejos divisé a mis amigos, los chicos con los cuales usualmente me juntaba en los recesos.
_ Yo también me dirigía allí, te parece si seguimos caminando juntos hasta la esquina. – mencionó y no me quedó otra de aceptar, sé que los chicos lo molestarían, pero tampoco iba a decirle que no, supongo que Agustín me daba pena y por eso no le había comentado que no me agrada en lo absoluto.
_ No hay problema. – mencioné sonriendo de mala gana, aunque no creo que él se diera cuenta de ello.
_ ¿Puedo preguntar algo? – preguntó, asentí en respuesta. - ¿Dónde haz estado estas últimas semanas? – mencionó, obviamente trataba de esquivarlo, pero esa no sería mi respuesta.
_ Estaba ocupado con algunos proyectos. – mencioné. – Mi padre a veces pide mi opinión y la de mi hermano. – mencioné nuevamente.
_ Vaya amigo… si no te conociera desde hace más de un año pensaría que te escondes de mí. – respondió, negué con la cabeza y seguimos caminando hasta que nos tocó separarnos, era muy incomodo que me vieran con uno de los chicos más nerd de la universidad, pero no quería herirle sus sentimientos.
Llegando a la clase me senté al lado de mis amigos y comenzamos a hablar de las chicas con las que habían pasado el fin de semana, nos encantaba conversar de estas cosas, mientras más detalles, mejor.
_ Yo estuve con una rubia… uf, tenía unas curvas. – mencionó Esteban, era hijo de uno de los socios de mi padre, así que nos conocíamos de toda la vida.
Comentarios así eran los que escuchábamos cada mañana con los chicos, supongo que era verdad lo de que éramos unos chicos promiscuos, que vivíamos el día a día sin importarnos que consecuencias pudiéramos obtener gracias a eso, pero no importaba, cada uno era precavido, a su modo.
Salimos de clase, estuvo más agotadora de lo normal y nos dirigimos a mi casa, teníamos que terminar un proyecto que teníamos más o menos casi terminado, pero de igual forma debíamos reunirnos.
Muchas veces hacíamos lo mismo, luego de eso volvíamos a comentar sobre nuestras nuevas conquistas, supongo que era un hobbie o queríamos demostrar cual de nosotros era el mejor conquistando corazones para luego terminar rompiéndolos, cosa que no era más ni menos para mí.
“Hola”. – era un mensaje de aquella chica, Camila. Sonreí, seguramente también caería en mis manos.
“Hola, ¿Qué haces?”. – respondí mientras trataba de poner atención a lo que decía Esteban
“Nada interesante”. – respondió ella.
Ella causaba algo extraño en mí, no lograba descubrir qué, pero eso no me detendría, quería verla, si en sus fotos se ve así de excitante, me imagino cómo debe ser en persona, verla detenidamente, desnudarla y sentir su piel rozando la mía. Mi piel se erizó solo de pensar en aquello.
Nos quedamos viendo futbol en la tv y luego de eso cada quién para su casa, al fin mañana era fin de semana, eso significaba que descansaría un poco de todo el show de la universidad, pero entraría en el mundo en el que me quiere ver trabajando papá, sus empresas, desde pequeño me ha dicho que junto a mi hermano trabajaremos ahí y que llevaremos el negocio familiar mucho más alto de lo que él ha logrado.
Camila Sáez
Estaba en mi habitación, descansando, pensando, tratando de entender que era todo lo que había pasado hoy, tratando de entender porque Leonardo se había comunicado conmigo, y mayor aún, que había pasado con Adrián, seguramente hice algo que lo pudo confundir, pero no recuerdo que pudo ser.
Revisé mi teléfono y tenía mensajes de él y también de Leonardo, pero no respondería, no hoy, porque no quiero dormirme con aquella sensación si es que algo sale mal con respecto a mi relación con mi amigo, Julián, por su parte, ni siquiera se ha dignado a hablarme, supongo que, en ese punto, Adrián tenía razón, no tengo para que seguir con una relación que no me lleva a ningún lado.
Tampoco quise hablarle ahora, porque Adrián probablemente se daría cuenta de ello, así que decidí que mejor me enfrentaría mañana a aquellos tres hombres que me traían algo histérica y paranoica…
Al día siguiente, me levanté como es de costumbre, me preparé mi desayuno y luego me senté a leer un poco, me encantaba leer, sobre todo esas novelas en las que el amor siempre es más fuerte y duradero que las piedras que se ponen en el camino de aquellas parejas. Supongo que algún día encontraré un amor así, o eso esperaba… tenía la ilusión de que todos nacimos con la posibilidad de conseguir un amor así.
Tomé mi teléfono y me dispuse a contestar los mensajes que había dejado pendientes la noche anterior, primero comencé con Julián.
“Buenos días, ya me voy al trabajo”. – mencionó él, sabía que debía acabar con todo esto.
“Tenemos que hablar, sabes que esto no está funcionando, esta relación no nos llevará a ninguna parte”. – mencioné.
“¿Por qué lo dices?”. – preguntó.
“Míranos, Julián, no nos vemos hace más de dos meses y con suerte me respondes los mensajes, con suerte me dices buenos días o buenas noches, no podemos llamar esto una relación, ni siquiera de amigos”. – mencioné, no pude evitar que una lágrima cayera por mis ojos, aunque mis palabras sonaban frías como el hielo, la verdad es que igual me costaba decirlas, supongo que al final, yo si le quería.
“Como quieras”. – respondió. – “Adiós”. – agregó.
No alcanzaron a pasar diez segundos para que me bloqueara en aquella red social, luego de eso traté de responderle a Adrián, tenía cómo diez mensajes suyos, pero solo me enfoqué en el último.
“Entiendo que estés molesta o no comprendas lo que te revelé ayer, pero si lo deseas y si quieres, podrías olvidarlo y pensar que nuestra relación siga siendo la misma, de amigos, espero que veas este mensaje pronto”. – había dicho, esperaba que todo lo que decía fuera de verdad.
“Entonces, cómo amigo, te digo que acabo de terminar mi relación con Julián, pero no quiero que de igual forma las cosas entre nosotros se confundan, yo te quiero como un amigo o hermano y eso no va a cambiar”. – respondí, esperaba que lo tomara de la mejor manera posible.
“Está bien. Camila, me alegra saber que terminaste con ese imbécil que nunca supo apreciarte cómo la buena mujer que eres”. – mencionó rápidamente, seguro estaba feliz de la noticia que acababa de decirle.
“Bueno, gracias por las palabras emotivas”. – respondí.
“Es la verdad, cualquier hombre tendría suerte si se topa con una mujer la mitad de buena que tú”. – mencionó nuevamente.
“Está bien, tengo que ir a hacer algunas cosas”. – terminé de decir, esta conversación no debía salirme de las manos.
Dejé mi teléfono un rato en la mesa mientras iba a buscar algo para comer, amanecí con una ansiedad horrible, y no me gustaba sentirme así. El móvil vibró y revisé de que se trataba y era Leonardo, respondí casi de inmediato.
“Hola, haz estado un poco ocupada, al parecer”. – escribió. Sabía que debía responderle antes, pero lo había pospuesto por alguna razón, no entiendo cual, pero bueno, ahora sí le escribiría.
“Hola, sí, un poco ocupada, pero ya solucionando algunos asuntos, solo espero que todo siga el rumbo que quiero”. – escribí.
“¿Y que quieres?” – preguntó, ¿Qué debía responderle? ¿Se confundiría?
“Que las cosas no se salgan de mis manos”. – respondí sonriendo a la pantalla.
“¿Eso que quiere decir?” – mencionó nuevamente, no sabía si explicarle el porqué o solo dejarlo con la duda, no quería ventilar mis problemas con alguien más y que no conocía.
“No te preocupes, yo sola me entiendo”. – respondí.
Meses despuésLeonardo Álvarez Ha pasado algún tiempo desde que hablo con Camila, y en este momento no sabía la forma en la cual describir nuestra relación, digo, nunca nos hemos visto, aunque faltan, ¿Semanas? Para que podamos reunirnos por primera vez en la universidad, y la verdad no tenía la más mínima intención de compartir los detalles de ese encuentro con mis amigos. No sé que estaba pasando conmigo, no podía ir a la cama con otra mujer porque constantemente ella está colada en mis pensamie
Camila SáezMiraba el móvil a cada momento, esperando alertamente si llegaba un mensaje de Leonardo, ese hombre se había metido en mi cabeza de una manera asombrosa que nunca imaginé pudiera suceder, y es que de un momento pasamos a ser completos desconocidos a conocernos más que nuestras propias familias. Tranquila, Camila, seguro no es nada, debe de haber llegado a la universidad, te hablará cuando pueda hacerlo. – me decía a mi misma una y otra vez para ver si me lo creía y para acabar con ese miedo a que deje de hablarme repentinamente. No creía en las palabras que había dicho Martha, ni siquiera en la confesión de Leonardo, nunca me pareció un hombre de aquella clase… nunca imaginé que solo le interesaba acostarse con cuanta mujer se le atravesara, es más, me negaba a creerlo, tenía una visión muy diferente de él, era un hombre atento, cariñoso, dispuesto a hacer lo que fuera para alegrarme el día cuando me encontraba triste, ese era el Leonardo que conocía, no ese promiscuo al que se refería su madre y él mismo. _ ¿En qué piensas? – preguntó Leonardo, él me guiaba a la habitación en la que me quedaría, su casa era enorme, cosa que me daba un poco de pena, yo no debCapítulo 6
Camila Sáez Tenía que salir del baño en pijama, para peor solo traía puesto un short corto y una polera corta, definitivamente esperaba que Leonardo no me viera así, ojalá y siguiera abajo con su padre, quien lo había mandado llamar hace unos minutos antes. Aún podía sentir la presión de sus labios contra los míos, la forma en la que apresaba cada espacio de mi boca con su lengua, me mordí el labio pensando en su forma de besar, en su manera de hacerme sentir esto aquí dentro de mi corazón. Leonardo Álvarez Cuando desperté me di cuenta de que estaba abrazando a Camila, es impresionante lo que esta mujer provoca en mí, con solo imaginarme besándola mi piel se estremecía provocando que mi entrepierna se endureciera, traté de alejar aquellos pensamientos de mi mente para que no se sintiera incómoda al sentir mi miembro rozando su trasero. Volví a dormirme embriagado por el aroma de su cabello, aunque suene loco, nunca había dormido al lado de una mujer, siempre cumplía mi cometido y me largaba dejándolas solas, pero ahora era diferente. Claro que había planeado quedarme junto a ella, Capítulo 8
Camila SáezUna semana después. Nuevamente nos encontrábamos en la plaza, era hermosa, Leonardo se había quedado corto la primera vez que me habló de este lugar, supongo que no era muy expresivo en ese sentido, o tal vez, no se había dado el tiempo de fijarse en cada detalle de este sitio. Anoche pasamos la noche fuera de la casa, solo llegamos esta mañana para darnos una ducha y cambiarnos de ropa, Martha, la madre de Leonardo, estaba muy preocupada por nosotros. ¿La razón? Leonardo se peleó con su pad
Leonardo Álvarez Camila estaba durmiendo en mi pecho, en varias ocasiones me ha dicho la paz que le brinda escuchar los latidos de mi corazón, pero si supiera que en realidad es ella quien me da la tranquilidad que siempre he querido. Traté de acomodarla despacio en la cama, no quería que despertara, tenía que bajar a buscar algo de comer para que ella comiera más tarde, además, aprovecharía de hablar cara a cara con mi padre, no soportaría un insulto más en contra de Camila, y esperaba que eso le quedara completamente claro. Camila Sáez. No tenía idea donde íbamos, pero estaba confiada que estando a su lado nada podía lastimarme. El camino se hizo más largo que ayer, hemos hecho compras del supermercado, comprado algunos artículos que podrían hacernos falta, bueno, todo lo ha hecho Leonardo, yo tenía mi propio dinero, pero no me había dejado gastarlo. _ Leonardo, ¿Dónde vamos? – mencioné sonriendo, ya íbamos a más de una hora, había muchos autos en la pista, supongo que por eso se me hacía tan eterno. Último capítuloCapítulo 11