Camila Sáez
Una semana después.
Nuevamente nos encontrábamos en la plaza, era hermosa, Leonardo se había quedado corto la primera vez que me habló de este lugar, supongo que no era muy expresivo en ese sentido, o tal vez, no se había dado el tiempo de fijarse en cada detalle de este sitio.
Anoche pasamos la noche fuera de la casa, solo llegamos esta mañana para darnos una ducha y cambiarnos de ropa, Martha, la madre de Leonardo, estaba muy preocupada por nosotros. ¿La razón? Leonardo se peleó con su pad
Leonardo Álvarez Camila estaba durmiendo en mi pecho, en varias ocasiones me ha dicho la paz que le brinda escuchar los latidos de mi corazón, pero si supiera que en realidad es ella quien me da la tranquilidad que siempre he querido. Traté de acomodarla despacio en la cama, no quería que despertara, tenía que bajar a buscar algo de comer para que ella comiera más tarde, además, aprovecharía de hablar cara a cara con mi padre, no soportaría un insulto más en contra de Camila, y esperaba que eso le quedara completamente claro. Camila Sáez. No tenía idea donde íbamos, pero estaba confiada que estando a su lado nada podía lastimarme. El camino se hizo más largo que ayer, hemos hecho compras del supermercado, comprado algunos artículos que podrían hacernos falta, bueno, todo lo ha hecho Leonardo, yo tenía mi propio dinero, pero no me había dejado gastarlo. _ Leonardo, ¿Dónde vamos? – mencioné sonriendo, ya íbamos a más de una hora, había muchos autos en la pista, supongo que por eso se me hacía tan eterno. Leonardo Álvarez Cuando desperté me di cuenta de que Camila ya no estaba a mi lado, me levanté en su búsqueda, pensé que estaba en el baño aseándose, pero tampoco estaba. Bajé rápidamente las escaleras y busqué por todas las habitaciones, finalizando en la cocina, estaba preparando el desayuno o almuerzo, supongo. Me senté en la isla y esperé a que se diera cuenta de mi presencia, se escuchaba una música suave de fondo, sonreí y me imaginé una vida así, a su lado, desayunando, almorzando, cenando, pasando mi vida con ella. Leonardo ÁlvarezPude ver sus ojos llenos de lágrimas pasar a mi lado, estaba seguro de que su alma estaba convertida en mil pedazos, entendía el por qué y también sabía quien lo había ocasionado, Luciano, mi padre. Aunque no podía atribuirle toda la culpa, yo era el hombre a quien ella buscaba, se trataba de Ana. _ ¿Qué estás haciendo aquí? – pregunté enojado, sin duda, la última vez que nos vimos todo lo relacionado a lo “nuestro” había quedado claro. Camila SáezMe sentía mal por lo sucedido, pero no puedo negar que me sentiría aún más mal si estuviera lejos de Leonardo, de todas formas, no es cómo si me hubiese engañado, ellos se conocieron antes de qué él me conociera, pero bueno, el hecho de que aquella mujer me denigrara de esa manera fue lo que me dolió. _ ¿En qué piensas, amor? – preguntó Leonardo mientras pasaba la yema de sus dedos por mi piel desnuda, cosa que hizo que se me erizara todo el cuerpo. _ No te preocupCapítulo 11
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Un mes después.Leonardo ÁlvarezTodo ha ido de maravilla junto a Camila, nos entendemos perfectamente y si algo nos incomoda del otro podemos decirlo, es sencillo convivir con ella, y el solo estar cerca de ella me da tranquilidad, ahora estoy más seguro que nunca que la amo. Debo admitir que he estado más distante con ella, pero no es porque yo lo quiera, mi padre me ha convertido la vida en un mar de inestabilidad laborar, no logro conseguir empleo en ningún lado, a menos no cómo solía hacerlo antes, ahora, por fin pude e
Leonardo Álvarez_ Te amo demasiado, Camila. – dije separando nuestros labios que solo deseaban besarse una y otra vez, siendo cómplices del deseo que sentíamos por el otro. – Quiero todo de ti, Camila. – mencioné llevando un camino de besos y suspiros por su cuello, sabía que la excitaba sentir mi respiración chocando en su piel. _ Sabes que siempre tendrás todo de mí, Leonardo. – dijo ella en medio de jadeos cuando mi mano se colaba por su entrepierna. – Ah, no pares. – mencionó ella, claro que no lo haría, saqué su pantalón rápidamente y me acomod&eac
Camila SáezDos semanas después. Han pasado dos semanas y no he podido decirle nada a Leonardo, creo que le ha ido tan bien en su nuevo proyecto que ni siquiera se ha detenido a pensar en mí, en la universidad y en lo que íbamos a hacer juntos, eso me hace pensar que mucho menos se preocuparía por un bebé o, al contrario, lo vería cómo un estorbo y obvio no quería que lo sintiera como eso, una carga. Hoy tenía planeado volver a mi casa, supongo que pronto comenzaría a notárseme el embarazo