Lo Que Nos Está Prohibido
Lo Que Nos Está Prohibido
Por: S.PamelaT.Beltrán
Prólogo

Cómo los imanes, los opuestos se atraen, o eso es lo que se dice.

En un país en que se vive en una eterna guerra como es Palestina, debemos estar preparados para atacar y ser atacados.

Nadhid es mi nombre y vivo exactamente en la frontera Palestina, Israelí. Mi padre es comerciante de ropa en la ciudad, soy hija de la segunda esposa, Tengo entre  hermanas y hermanos 10 con las cinco esposas que mi padre tiene y todos vivimos en una gran casa en el centro de la ciudad.

Como vivimos en una zona de guerra pues no hay día de tranquilidad en mi ciudad, unos atacan, otros responden, es así todo el tiempo; muchas veces mi padre debe cerrar el comercio por los ataques de ambos lados, en la ciudad debemos acostumbrarnos a esta vida y ahora que el extremismo de Hamás nos está gobernando las cosas son más difíciles para todos nosotros.

Desde muy niña me enseñaron que los invasores de mi país fueron los Israelíes y que son el enemigo, puesto que se apropiaron de él, aunque lo digan, a mí no me importa eso, sinceramente no quiero más de problemas y conflictos, ya he visto mucha devastación a mi alrededor. Aunque esto no lo digo tan solo lo pienso, no debo hacerlo, sino sería considerada una rebelde y recibiría palos hasta ser asesinada, mi familia como todas siempre están en la lucha y la ven correcta, yo lo único que quiero es estudiar.

Le pedí a mi padre, mejor dicho, le supliqué a mi padre que me permita entrar a la academia y terminar cursos superiores, al comienzo mi padre se negó rotundamente, lo único que le interesa de mí, es conseguir un buen marido y cerrar un buen negocio conmigo,  pero después de varias insistencias y con ayuda de mi madre conseguí que él acepté pero con la condición que después de terminar esos estudios en la academia, debo casarme con un hombre mayor que vive en otro lado, sería su segunda esposa, pero no tuve otra que aceptar di deseaba terminar mis estudios básicos; así que en estos momentos ya estoy comprometida para casarme con un perfecto desconocido y ni bien termine mis estudios tendré que convertirme en su esposa,  está ya marcado. Aunque no lo deseo, es un sacrificio que debo hacer por obligación como todas nosotras, ese es nuestro destino ppr solo haber nacido mujer.

Karim mi hermano mayor es el que se ocupa de llevarme hasta cerca de la frontera ya que mi padre le indicó que me debe tener bien cuidada;  pero como a él no le gusta encontrarse con los israelitas, puesto que siempre termina en peleas porque le encanta buscarlas, prefiere irse y dejarme a cuadras de la frontera.

Caminó aproximadamente unas dos horas para llegar a la academia, que está cerca de la frontera, los soldados Israelíes siempre la están custodiando, evitó acercarme a ellos,  como otras lo hacen para evitar problemas, lo único que quiero es pasar desapercibida.

****

Como todas las mañanas me despierto muy temprano, me alistó para salir, espero a Karim que siempre me hace esperar y después proseguimos camino hasta la frontera. Me molesta tener que caminar con él a mi lado, ya que me siento agotada con su sola presencia parece un perro guardián rabioso, me trata mal, me ordena, me grita y eso me agota, desearía que me dejara irme sola y que me deje en paz.

Karim es muy torpe y no sólo conmigo, también con mis hermanas y con su esposa, a la que golpea con motivo y sin motivo sólo porque no le hizo caso, pero es el brazo derecho de mi padre, su primogénito, así que debo hacerle caso como si fuera mi padre en persona sino tendré problemas no solo con él sino con todos mis hermanos y sus castigos me dejarán el cuerpo marcado por varias semanas.

Así que apresuró el paso para llegar lo más rápido posible a la frontera y así despedirme por fin de Karim pero siempre me alcanza, le encanta gritarme en frente de la gente.

Cuando llegamos a la esquina donde siempre me deja, me recalca y ordena que no mire a ningún hombre, "que me mantenga tapada y que me estará esperando para volver sin antes volver a repetir por millonésima vez que lo que hago esta muy mal y que yo no debería estudiar porque no me servirá de nada cuando me casé",  después se va y por fin tengo un poquito de libertad, aunque no es mucha ya que me encuentro en zona "enemiga"

Caminó como todos los días al pasó que siempre debo cruzar pero está vez observo a lo lejos un enfrentamiento entre unos hombres y los soldados, no podré ir por aquí, deberé pasar por otro lado, así que decido caminar más lejos al otro crucero para poder pasar, tardaré más tiempo en llegar pero mi objetivo es la academia, no puedo perder más clases.

Llego al crucero, hay un sólo soldado israelí cuidando, es muy alto y parece que tiene los ojos muy claros, me tapo la cara con el velo y empiezo a caminar para que no me pueda ver el rostro, pasó intentando pasar desapercibida pero una voz grave me detiene en seco.

-¡No puedes estar aquí! - escucho la voz del muchacho y levantó la mirada, tapándome el rostro con mi velo.

- No puedo pasar por el otro crucero, hay un enfrentamiento - respondo al ver al muchacho, que no es otro que él soldado Israelí alto con ojos claros, mirándome inquisitivamente.

- Está prohibido pasar por acá...

- Esta bien, iré por otro lado - respondo rendida, doy vuelta para ir sobre mis pasos...

-¿En serio? ¿Te irás sin pelear? - pregunta burlón.

Doy vuelta y lo miro con el ceño fruncido.

-Sí, no tenemos que pelear cada vez que nos encontremos, otros lo hacen pero yo no, vivimos en un lugar donde hay que acostumbrarse a caminar lado a lado.

- Muchas como tú, no piensan de la misma manera.

- Ya estoy atrasada - doy vuelta y empiezo a caminar para buscar  otro lugar por donde pasar y cómo no tengo ánimos de pelear y tampoco tengo ya tiempo, prefiero seguir adelante, tal vez pueda intentar por otro camino.

-¡Si deseas... puedes pasar por acá...!- exclama con voz ronca y fuerte - llegarás más pronto a tu destino -Doy vuelta, lo miro sorprendida y desconfiada  -Sí  lo deseas... evitarás dar más vueltas.

-¿Eres amigable conmigo? - pregunto incrédula.

- Como tú lo dijiste, no todos los días hay que pelearse.

La verdad es que ya me encuentro atrasada, pero todavía desconfío, la susceptibilidad está dentro de mí sistema desde que nací, camino contando los pasos, todavía lo observo desconfiada. Sin decir más, paso al lado del soldado tapando mi rostro con el velo y me pierdo en dirección a la academia.

Nunca entenderé que pasó ¿Por qué se portó amable conmigo? Se supone que eso no existe entre nosotros ya que somos "enemigos" o es lo que nos enseñan desde que nacimos.

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