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Pensamientos prohibidos

Después de la visita de mi "prometido" no he podido dormir muy bien, esa frase "fijar fecha para el Matrimonio" ha pasado por mi mente a cada momento a cada instante y me atormenta. Mi padre y mi futuro esposo ya están Negocienando mi dote, mi padre ya le ofreció un buen dinero por mi y algunas alfombras y joyas de su tienda, sé supone que "mi novio" está complacido con eso, así que será pronto, tomarán una decisión sobre la fecha de mi matrimonio y eso me está desesperando, me están obligando a casar y lo odio, ni siquiera el hombre que me eligieron me gusta o me atrae, ¡no sé qué haré!

Desde el momento en que hablaron con "mi novio" No creo que mi padre cumpla su promesa, no sé sí podré terminar la academia, tal vez decida casarme lo más pronto posible y lo único que podré hacer, es callar, aceptar y obedecer.

Por todas esas razones no he querido pasar por el paso donde está Yahil desde ese día en que quiso quitarme el velo para verme el rostro, no puedo negar que he pensado mucho en él todo el tiempo y me desespera estar cometiendo este Haram en contra de mi pueblo y de mi familia, pero esa mirada dulce y esa bonita sonrisa se adueñaron de mis sentidos y de mis sentimientos.

Muchas veces me encierro en mi cuarto y mirando al techo me quedo pensando en él, sé qué es algo que debo sacar de mi vida pero no puedo, me siento culpable, por eso no he vuelto a pasar por ahí.

Hoy después de que Karim me deja cerca de la frontera, apresuro el paso para poder ir directo a la academia, cuando llego a frontera observo a unos soldados Israelíes charlando animadamente, están dejando pasar sin problema, así que me apresuro en hacerlo con otras personas para no ser notado intento no mirar para ningún lado, por si Yahil está entre ellos y que no note que estoy pasando.

Aunque un poco nerviosa llego sin problemas a la academia, de la misma forma paso mis clases; este es un buen día, definitivamente, me está yendo muy bien.

A la hora de la salida, salgo con dos compañeras de la academia, ni bien lo hacemos, observamos a un grupo de personas, la mayoría hombres, que están gritando consignas en contra del estudio de las mujeres musulmanas, dicen que nosotras no tenemos derecho a estudiar y que no podemos tener más conocimientos que los hombres.

Muchas veces sucede, así que decidimos seguir nuestro camino ignorando a los manifestantes.

Al vivir en una zona en conflicto, te acostumbras a toda clase de acciones, al rededor del país, los extremistas islámicos han asesinado mucha gente y cuando hay está clase de manifestaciones aprovechan para crear disturbios entre bandos.

Prefiero apresurar el paso, jalo a mis compañeras para que no se queden atrás pero algunos manifestantes nos encierran en un círculo y no nos dejan pasar.

-¡Ustedes no deberían estar estudiando! - grita uno.

-¡Deberían ya estar casadas y cuidando a su marido! - grita otro.

Mis nervios están por estallar, lo único que hago es abrazar mis libros y tapar mi rostro con el velo. Veo con horror como los manifestantes sé acercan más a nosotras, mis compañeras se aproximan asustadas a mi intentando así protegernos unas con otras estan igual de asustadas que yo, unos segundos después empiezan los jaloneos, los gritos é improperios encontrá de nosotras, mi corazón late fuerte, estoy asustada, muy asustada, sí esto sigue así terminaremos muertas.

Mientras nos jalonean, observo como unos soldados israelíes se hacen campo en medio de los manifestantes, a los manifestantes no les gusta eso y empieza una batalla a campal, que me asusta más.

-¡Nadhid! - escucho una melodiosa voz, levanto la mirada, y me encuentro con Yahil, que se abre paso entre la multitud - vamos... sígueme.

Asustada, acepto el ofrecimiento y tomo de la mano a mis compañeras, Yahil me toma de la otra y siento una electricidad que en mi vida había sentido, ¿Qué es esto tan extraño?

Mientras caminamos en medio de la pelea, Yahil nos protege con ayuda de sus compañeros, hasta que por fin logramos salir de la confrontación.

Mis compañeras corren ni bien se ven libres del conflicto, yo me quedo todavía tomada de la mano de Yahil, hasta que me doy cuenta que no debería hacer eso y la retiro rápidamente.

-Shukraan - respondo, bajando la mirada - vuelve, deben estar tus compañeros todavía con los manifestantes.

-Prefiero quedarme un momento más contigo.

-No - niego con la cabeza con nerviosismo- es mejor que vayas, debo ir a mi casa.

-¿Estás bien? - pregunta - ¿Te lastimaron?

-Estoy bien, no te preocupes, es mejor que te vayas.

-¿Por qué siempre me alejas de ti? - pregunta confundido.

- Tú sabes la respuesta... - respondo con tono triste.

- El día que nos conocimos, me dijiste algo que cambió mi manera de pensar, por eso intenté conocerte.

-¿Qué te dije? - como si no lo supiera.

-No tenemos que pelear todo el tiempo...eres distinta...

-Debo ser igual.

-No, no debes ser igual, eres libre de pensar distinto y de elegir lo que tú quieras.

-Sabes que no es verdad, yo debo obedecer lo que me ordena mi padre.

-No, sí eso no te gusta a ti.

-No debes manipularme - respondo molesta.

-No lo hago...

-...Me estás llenando la cabeza de ideas que están prohibidas.

-No, no es así.

-Debo irme, mi padre se molestará si no llego a tiempo, Shukraan.

Doy vuelta e intento caminar unos cuantos pasos, siento que alguien jala mi velo que ya estaba suelto por los jaloneos de los manifestantes, lentamente resbala por mi cabeza y deja al descubierto mi rostro y mi cabello. Asustada, suelto mis libros y voy en busca de mi velo que yace en el piso.

Veo el rostro de Yahil que está levantando mis libros y observa mi rostro expectante, más asustada aún le doy la espalda e intento colocar mi velo nuevamente en mi cabello y tapar mi rostro.

- Sabía que eras hermosa pero no creí que tanto...

No tengo otra que sonrojarme por el comentario de Yahil.

-Debo irme - replico asustada, le quito los libros de las manos y empiezo a caminar velozmente.

-Aunque corras...iré tras tuyo y lo sabes ¿Verdad?

- ¿Por qué haces esto? - pregunto rendida y frustrada conmigo misma.

-No lo sé, tan solo deseo hacerlo y cómo lo deseo, lo haré...no preguntes más, algunas veces no hay respuesta.

Suspiro rendida y sigo mi camino, pasamos el paso de frontera doy vuelta para mirar a sus enormes ojos claros.

-Debes quedarte acá...- ordeno, tapándome con el velo.

-¿Por que sigues tapando tu rostro, sí ya lo vi? me gusta verte sin el velo.

- Sólo él hombre con él que me casé debe verlo...

Yahil me mira analítico, está por decir algo pero lo corto con la mano.

-¡Quédate! Si mis hermanos o mi padre te ven, estarás en graves problemas y yo también.

-¡Está bien! - exclama molesto - con la condición que vengas mañana por el paso para vernos, deseo seguirte viendo.

-No es correcto...

-Tan sólo te pido que vengas para verte, si no quieres, no te dirigiré la palabra, pero debo verte, deseo verte.

Suspiro, debo aceptar para que me deje irme.

-Está bien, mañana iré por el paso.

-Shukraan - Yahil sonríe, con esa sonrisa que lo ilumina todo, esa extraña emoción crece en mí, pero mi mente grita "no, eso no debe pasar".

-¡Me voy!

Doy vuelta, camino nerviosa, mis pies tropiezan con todo lo que tengo en el camino, ¿Qué me está pasando? ¿Por qué esto me está sucediendo?

Miró la hora, es muy tarde, ese conflicto y Yahil me atrasaron mucho, de seguro mi padre y Karim estaran furiosos ¡Por Alá, tendré problemas!

Cuando llegó entro asustada y nerviosa a mi casa, empujo la puerta muy lentamente como para que no noten mi llegada pero mi padre ni bien pongo los pies dentro, camina hacia mi, pero no lo noto molestó, es extraño tiene un rostro de ¿Preocupación?

-¿Estás bien? - Pregunta con tono irreconocible para mí, jamás me preguntó si me encontraba bien.

-Sí... - respondo confundida y extrañada.

-Vimos en la televisión lo que pasó en esa académica dónde estudias y nos preocupamos.

-¿No sé enojarán por mí tardanza? - pregunto todavía con más extrañeza.

-Tardaste por una buena razón...- responde mi padre se lo nota comprensivo, pero ¿Por qué no creo en su preocupación? Mi padre siempre fue muy estricto y controlador, es extraño que esté así.

-Bueno, es una buena razón para...- dice caminando de vuelta a la sala- que de una vez dejes esa académica, - me quedo petrificada cuando lo escucho decir eso ¿Que dijo qué? -Por tu seguridad, es mejor que abandones esa escuela, pronto te casarás y tu esposo ya no quiere que estudies.

Me quedo fría, no sé cómo responder y me da miedo hacerlo, quiero seguir estudiando y sí no vuelvo a la academia, no podré ver a Yahil nuevamente, trago saliva; ahora ya me di cuenta, era por eso que no me gustaba nada la preocupación de mi padre, tan sólo estaba buscando una excusa para sacarme de la academia, tan solo porque a mí futuro marido no le parece que siga estudiando y ya quedaron con eso en sus charlas privadas, tristemente lo único que puedo hacer es bajar la cabeza y aceptar, aunque no lo desee.

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