¡Esta, me las pagas perra!
Abrí lentamente la puerta, sin hacer ruido y con el celular grabando, apunté en dirección al centro de mi cuarto, solo ingresé un poco mi celular, pero tratando de que no me vea la bruja.
Vi que estaba tranquilamente TOCANDO mis cosas, mis maquillajes, (cabe destacar que no tengo mucho) que estaban en mi tocador personal. Algunas fotos que se me habían quedado, entre otras cosas. Solo había dejado un pequeño collar que lo había mandado a arreglar y había vuelto aquí, seguramente mi madre lo había dejado en mis cajones, de donde lo tomo ella.
Este me lo había regalado mi mamá hace un año, por mi cumpleaños y le tenía especial cariño. No me gustaba para nada que toquen mis cosas y menos personas ajenas a mí, imagínate como me siento viendo como ella lo mira. T
La verdad que ahora sentir que tenía el apoyo de Emiliano me hacía sentir más ligera, como si un peso invisible se hubiera desprendido de mis hombros y todo al contarle.Me sentía un poco culpable, yo no sentía que ese matrimonio le traería algo bueno a mí madre, pero ahora que lo veo así de preocupado por mi madre, por mí es algo que me hace replantear muchas cosas. El no tener una figura paterna, a parte de la de mi abuelo en su momento, fue algo que nunca pensé que llegaría anhelar, pero ahora que lo tengo y esa figura es alguien como Emiliano me gusta. Y mucho.**Los días fueron pasando lentamente, así como también mis pensamientos con respecto a una persona en especial, la cual extrañaba, muy a mi pesar sentía que yo no era algo que él quería tener con él. Pero ese pensa
– dije separándolo de mí. Vi su expresión de sorpresa, pero me alejé de sus brazos. Me sentía en medio de un juego. – Te vas. ¿Cuándo? – cuestione caminando hacía mi cocina, necesitaba urgentemente poner distancia entre nosotros.Pasado mañana. – lo escuche murmurar a mis espaldas. Me tense completamente. ¿Tan pronto? Entonces para que hacía todo esto. ¿Para que me besaba? ¿Solo era como un juego acaso?Me gire y lo observe, tratando de encontrar algo en su rostro que me dijera que significaba yo para él.¿Por qué haces esto? – pregunto directamente, mirando sus ojos marrones. Frunce el ceño y se acerca unos pasos.¿Hacer qué? – cuestiona sin quitar
Hola mamá. – digo una vez que termine el abrazo apretado que me da. Ella sonríe y mira detrás de mí.Hola chicos. Pasen. – dice luego de saludar cariñosamente a Mica también.La seguimos hasta llegar al comedor y ahí nos encontramos con Emiliano quien nos saluda con mucha alegría. Mientras mi madre y yo nos apartamos para hablar cómodamente mientras los hombres se pierden por los pasillos con rumbo al despacho.Bien, ahora me dirás que hacían juntos y desde cuándo. – pregunta mi madre con esa mirada inquisidora que me pone cada vez que quiere saber algo. Niego con una sonrisa.No hay mucho que decir mamá, solo que nos estamos llevando mejor. – digo mirando hacía otro lado. Escucho el suspiro de mi madre.Mira, no sé que se traen ustedes, pero lo que si te digo que esa m
Enamorarme de él no fue tan difícil. a pesar de ser un cretino. El problema fue que de la ilusión pase a un corazón roto. Pero el problema mayor era que, aunque lo amaba, lo tenía que seguir viendo... ya que él era parte de mi nueva familia. ERA MI HERMANASTRO. La humillación más grande de mi vida fue el darme cuenta que él solo había jugado conmigo y de la peor manera. Pero, a pesar de eso... yo lo seguiría amando. Nunca pensé que mi madre encontraría de nuevo el amor, pero así lo hizo y no me quedo más que aceptar que ella tenía tanto derecho como yo al amor. Pero, aunque fuera una doctora en preparación no podría curar mi corazón.
Salí corriendo de mi habitación al ver que se me hacía tarde para la Universidad. Era la cuarta vez en la semana que me pasaba, y la verdad me frustra que me pase. Soy una chica que le gusta tener todo en control. Al llegar paso corriendo al salón donde ya está el profesor, lo más seguro es que me mandé a la dirección, así que me decidí por quedarme fuera e ir a mi casillero a buscar los libros que me harán falta para la próxima clase. Cuando voy llegando me encuentro que en la puerta de mi casillero hay un chico recostado con la mirada perdida. Sigo caminando hasta que llego y él ni se percata que yo estoy ahí, carraspeo para que me preste atención y cuando al fin me mira, sus ojos me deslumbran, tiene unos ojos color marrón chocolate que son de muerte con un brillo especial, unos labios hermosos, el de abajo es más grueso que el de arriba, cejas anchas , una nariz bastante recta, cara más o menos alargada, pómulos resaltados, su piel es leveme
Me desperté más temprano y me fui al baño, realicé mis necesidades. Luego me doy un rico baño. Me seco y salgo envuelta en mi toalla, voy a mi vestidor y busco algo cómodo, primero me pongo mis bragas, una blusa rosa con un beso en el centro de esta, una calza negra, mis converses blancas y una chaqueta de cuero negra. Tomo mi bolso y mis llaves y salgo en busca de mi auto, sí, hoy no tengo ganas de caminar. Al llegar me estacione y al bajar me encuentro con Michaelis que habla muy sonriente con las «populares», solo le paso por el lado y ni los miro. Me siento rara y no se porque.Al llegar a la primera clase me siento sola, al cabo de unos minutos llego Michaelis y se sienta a mi lado haciendo que salte en mi lugar por la sorpresa que me a dado, el me mira divertido por mi reacción, yo por otro lado baj&o
Desperté con un fuerte dolor de cabeza, traté de incorporarme y abrir mis ojos, pero no pude ver nada ya que la luz no me lo permitió, al cabo de unos minutos pude ver algo y tratar de reconocer donde estaba, era una habitación que no era la mía, y eso me asusto, me toque para ver si estaba aún vestida y por suerte si lo estaba, tenía una remera de hombre.Diablos.¿De quién será? Mejor dicho, dónde demonios estoy. Me levanté quedando sentada en la gran cama y empecé a observar un poco el cuarto, había una hermosa y amplia cama, las paredes eran grises, varios muebles, mientras miraba a mi alrededor, se abrió la puerta y entró un chico, al ver que era Michaelis abrí grande mis ojos, ¿Que mi
Lo miro una vez más viendo que él tiene su ceño fruncido, pero después niega y su mirada se enfoca en mí. Me sonríe. Me quité el cinturón de seguridad y me giré a hacia él.Gracias por traerme. Y por el desayuno. – murmuro. Él asiente. Sus manos siguen en el volante, pero un segundo después una de ellas toca mi mejilla.Me gustaría que saliéramos a algún lado, ¿Qué dices? – pregunta sin dejar de mirarme a los ojos.No sabia que pensar, hace muy poco lo había visto besando a Mara y ahora me invita a mí.Fruncí el ceño y negué. Soltó mi mejilla y suspiro.¿Por qué? – cuestiono haciendo una mueca. Pero, sin quitar su mirada de mí.¿Qué pretendes? – pregunté de vuelta. Frunció el