Ana Mientras me recostaba en el asiento trasero del lujoso auto negro, contemplaba las impresionantes torres de Dubai que se alzaban hacia el cielo azul claro. El sol brillaba con intensidad, iluminando el paisaje urbano moderno y elegante que se desplegaba ante mis ojos. Iba vestida con un vestido sencillo pero elegante de color beige, que se ajustaba a mi figura y me hacía sentir segura y confiada. Mi cabello oscuro estaba recogido en una cola de caballo baja y mis ojos estaban maquillados con un toque sutil de rímel y sombra de ojos marrón. El chofer, un hombre de mediana edad con un traje gris impecable y gafas de sol, me llevaba a la empresa para reunirme con Emir a través de las amplias avenidas de Sheikh Zayed. Al llegar a la empresa, ubicada en un impresionante rascacielos en el corazón del distrito financiero, el chofer abrió la puerta y descendí del vehículo, estirando mis piernas después del corto viaje. Mis zapatos de tacón alto resonaban en el suelo mientras caminaba
Miré a mi alrededor, y me encontré en una oficina elegante y espaciosa, con una vista impresionante de la ciudad. Todo estaba perfectamente acomodado en su lugar, limpio e impecable. Había algunos marcos de fotos en la oficina, me acerqué a ver las caras de esos retratos.Había uno donde estaban sus padres y él cuando era apenas un pequeño niño, sonriendo y abrazándose en un jardín lleno de flores coloridas. Su madre estaba sentada en una silla de mimbre, con un vestido de verano y un sombrero de paja, mientras que su padre estaba de pie detrás de ella, con una mano en el hombro de Emir y una sonrisa orgullosa en su rostro.El que seguía era una foto de cuatro hombres, entre ellos estaba él y los otros tres no los conocía, al parecer ese día que tomaron la foto todos estaban sonriendo y muy divertidos en una fiesta. Estaban rodeados de copas de champagne y platos de canapés, y parecían estar disfrutando de una noche de celebración.En otros marcos estaba él con otras personas, dondece
Emir tomó mis manos y quitó lentamente el marco de mis dedos, con una delicadeza que me sorprendió. Lo miró detalladamente, como si estuviera despidiéndose de un recuerdo del pasado. Luego, dio media vuelta y caminó hasta quedar enfrente del cesto de basura, donde lo tiró sin miramientos. —Es alguien sin importancia, es cosa del pasado— afirmó, regresando a mí con una expresión seria.Me tomó entre sus brazos y me dio un beso en la frente, su tono denotaba preocupación. —¿Has venido sola a la empresa?— preguntó, su voz llena de interés.—Me ha traído el chofer y tu mamá me allanó el camino para poder pasar y darte una sorpresa— respondí, muy entusiasmada. Me sentía un poco nerviosa, pero Emir me hizo sentir segura con su abrazo.Me jaló de una mano y se sentó en su silla, colocándome sobre su regazo. Me rodeó con sus brazos y me acercó a él, como si no quisiera que me alejara. —No salgas sola de casa, cuando quieras salir, avisa y pídele al chofer que te lleve. Puedes perderte en es
Mientras el avión comenzaba a descender, miré por la ventana y vi el paisaje cambiar. La vista de las aguas turquesas y las playas blancas me tomó el aliento. Me sentí emocionada de estar por llegar a nuestro destino, y no sabía qué esperar. Emir me sonrió y me tomó de la mano, como si supiera que estaba nerviosa. — Estás bien, ¿verdad? — Sí, estoy bien — respondí — Él me apretó la mano.Después de recoger nuestro equipaje, Emir me llevó a un coche que nos esperaba. Nos dirigimos a nuestro destino, y yo no podía dejar de mirar por la ventana. Todo era tan nuevo y emocionante.Llegamos al hotel y nos dirigimos a la recepción para recoger las llaves. La trabajadora nos sonrió. — Bienvenidos, aquí tienen las llaves de sus habitaciones — Me sorprendió que dijera "habitaciones" en plural Me volví hacia Emir.— ¿Por qué no compartimos habitación?.— Pensé que te gustaría tener tu propio espacio — respondió — Pero insistí — No, quiero compartir habitación contigo. Quiero estar cerca de ti.
Después de acomodar nuestras cosas en la habitación, Emir y yo nos preparamos para salir a cenar. Nos dirigimos a un restaurante cercano que Emir había recomendado. La comida fue deliciosa y la conversación fue fluida. Después de cenar, Emir me miró— ¿Qué te parece si vamos a un lugar para bailar un rato?— Me encantaría — respondí, emocionada.Emir sonrió.— Conozco el lugar perfecto. Vamos al Coco Bongo.Me sorprendió. El Coco Bongo era el club más famoso de Cancún, conocido por sus shows y su ambiente animado.— ¡Genial! — dije, entusiasmada.Nos dirigimos al club y, después de un breve tiempo en la fila, entramos. Una vez dentro del Coco Bongo, fuimos recibidos por el ruido ensordecedor de la música y las luces estroboscópicas que iluminaban el lugar. El ambiente estaba electrizado, con gente bailando y disfrutando de la noche en cada rincón. Emir se dirigió hacia el bar, sorteando a la multitud con facilidad, y me hizo una señal para que lo siguiera.— ¿Qué te parece si pedimos
Me sentí un poco confundida por el cambio repentino en su comportamiento, pero no dije nada. Simplemente asentí y lo seguí fuera de la discoteca. Estaba con mis sentimientos a flor de piel, el calor del baile, el alcohol y su aroma habían subido en mí, dejándome con una sensación de vulnerabilidad y excitación. El contacto de su mano con la mía era como un rayo de electricidad que recorría todo mi cuerpo. — Vamos a tomar un taxi — me dijo Emir, mientras sacaba su teléfono para pedir uno. En unos minutos, el taxi llegó y nos subimos. Durante el trayecto, el silencio entre nosotros era palpable. Yo no sabía qué pensar, si Emir estaba arrepentido del beso o si simplemente quería protegerme de mí misma. Pero lo que sí sabía era que mi cuerpo aún estaba vibrando con la energía del baile y del beso, y que su cercanía me hacía sentir cosas que no podía ignorar. En cuanto entramos en la habitación del hotel, Emir cerró la puerta detrás de nosotros y se dirigió hacia el baño para refres
Me desperté con la luz del sol que entraba por la ventana, sintiendo un poco de dolor de cabeza por el alcohol de la noche anterior. Me estiré y miré alrededor, recordando lo que había pasado. Emir aún estaba durmiendo en la cama, con solo una sábana que cubría parte de su cuerpo.Me levanté y fui al baño a refrescarme un poco. Cuando salí, Emir seguía durmiendo, y no pude evitar mirarlo. La sábana solo cubría parte de su cuerpo, dejando al descubierto su pecho y sus hombros. Me sentí un poco tentada a acercarme y besarlo, pero no quería despertarlo.En lugar de eso, decidí ir a buscar un poco de café y agua para desayunar. Mientras preparaba el café, no podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior. Me sentía un poco confundida, pero también sabía que no podía negar mis sentimientos por Emir.Cuando regresé con el café, Emir empezaba a despertar. Me miró con una sonrisa y se estiró, dejando caer la sábana al suelo. Me sentí un poco sorprendida, pero también emocionad
Emir Después de mi confesión, el aire en la habitación parecía vibrar con una nueva energía, como si las palabras hubieran desatado un torrente de emociones contenidas. Emily me miraba con una mezcla de sorpresa y curiosidad, como si estuviera tratando de procesar mis palabras y descifrar el significado detrás de ellas. Su rostro estaba iluminado por la luz suave que se filtraba por la ventana, destacando la delicadeza de sus facciones y la profundidad de sus ojos. Yo sabía que había sido un riesgo abrirme con ella de esa manera, pero no podía seguir guardando mis sentimientos por más tiempo. Me levanté de la cama, sintiendo una sensación de liberación al fin de poder ser honesto con ella. Me acerqué a Emily, viendo la confusión en su mirada, pero también una chispa de esperanza. La abracé suavemente, sintiendo su cuerpo cálido contra el mío, y el olor a lavanda de su perfume, que me envolvía en un aura de calma y serenidad. Le di un beso suave en la frente, y luego le dije: —Va