Los ojos de Blaise se desviaron con tristeza al suelo, la congoja invadió su ser, y toda la felicidad que bullía, murió. El rubio sopló y, por dentro, sintió como si sus órganos, esos que usaban la sangre que bebía para no pudrirse en vida, se encogieran en dolor.
Tragó con dureza y apretó los labios uno contra otro. Tomó al muchacho de los hombros, y lo hizo encararlo.
—No hubo un día, en estos sesenta y dos mil ochocientos cincuenta y nueve días que pasé sin verte, ni saber nada de ti, en los que no te hubiera pensado, querido Blas —declaró Luke. Su voz era profunda, personal.
»Cada que veía el amanecer desde un refugio, cada que la noche caía… esperaba que estuvieras bien, sano, vivo dentro de nuestra propia muerte… —continuó el rubio en voz baja, pero Blaise podía escucharlo a la perfección, y puso la zurda sobre el pecho ajeno—. Deseaba tanto verte, Blas… Tanto que mis entrañas no me dejaban en paz: ellas hervían y se removían en dolor… —gimoteó, y apretó la mano en un puño, llevándose la camisa ajena.
Blaise alzó la vista y lo contempló; en sus ojos, Luke vio el verdadero deseo, la verdadera ansia, el temor y la nostalgia.
—También he deseado tanto volver a verte, Luke… no sabes cuánto —lloró el pelinegro—. Han pasado tantas cosas… tantas, desde que te fuiste —se lamentó. En sus ojos, en sus vítreos, el fino color rojo comenzó a aparecer, señal de que se llenaban de lágrimas.
Los vampiros solo subsistían de sangre, todos los fluidos de su cuerpo estaban constituidos por ese líquido, incluidas las lágrimas.
—No llores —musitó el mayor, y se apresuró en limpiar una traviesa gota que iba presta a rodar por las mejillas ajenas, usando el dorso de sus dedos.
En su pecho, el corazón de Blaise latía como hacía mucho no lo hacía, como una máquina bien engrasada, como un fuego que había encontrado, por fin, su otra mitad. Tan fuerte, que le impidió escuchar los pasos que se acercaban hacia ambos.
—Muchacho Luke, es una dicha volver a verte.
Una voz clara, serena, y un poco animada, se dejó escuchar ante ambos, y actuó como un cuchillo que cortó la escena.
Luke volteó, y encontró a un hombre pelinegro, con el cabello muy corto y rapado en la parte baja, y unos ojos zafiro que, al encontrarse con los suyos, lo presionaron, como si una extraña magia lo obligara a actuar de forma no deseada, y se separó de Blaise, quedando a su lado.
—Lord Kyburg —murmuró con respeto Luke, e hizo una pronunciada reverencia con rapidez.
—Padre… ¿qué haces aquí? —cuestionó Blaise a su progenitor.
Tomsk Habsburg sonrió.
—Pude sentir a Luke desde muy lejos, hace un buen rato, y pensé que sería propicio venir a saludar, pues es la primera vez que nos vemos en varias décadas —declaró solemne. El rubio asintió.
»Por cierto, mis felicitaciones por tu compromiso con Denisse, muchacho. Es grato saber que la cooperación entre nuestras familias se verá cimentada para las generaciones futuras —comentó con aparente casualidad, pero total conocimiento de causa.
Aquello cayó sobre Blaise como balde de agua congelada: una bomba.
—¡¿Qué?! —exclamó de golpe y se separó más de Luke, para voltear a verlo, incrédulo—. ¡¿Qué está diciendo?! —El desespero se pintó en sus orbes.
Luke sintió una punzada de ira hacia el patriarca de los Kyburg en ese simple segundo, porque esta no era la forma en la que quería hacer las cosas, no quería que Blaise se enterara sin conocer toda la historia. No obstante, debía actuar calmado, por lo que volteó a mirarlo, y asintió.
—Mi padre ha decidido de forma unilateral que es el momento de que Denisse y yo, por fin, unamos nuestros caminos, y que de ellos salga el sexto heredero de nuestra Casa.
Blaise apretó los labios: la furia y la decepción colmaron sus orbes. Luke dio un paso para acercarse, pero Blaise se alejó.
—Esto es algo de lo que también acabo de enterarme, Blas, sabes a la perfección que me opongo a todo eso —continuó.
Por dentro, el simple hecho de ver esos ojos furiosos dirigidos hacia él, lo volvieron loco, pero se mantuvo sereno de mirada, semblante y voz.
Las mandíbulas de Blaise se juntaron con fuerza, y el mirar indignado se aguzó acusador hacia el mayor.
—Eres… —Blaise apretó los dientes.
De repente, la felicidad cayó en un abismo de negrura que lo llevó a enfurecerme. El miedo se pintó en su mirada, y Luke lo contempló con terror.
—¡Eres un maldito! —exclamó el menor, retrocedió más y más, se dio media vuelta y, sin nada más, corrió de regreso hacia la segunda casa de huéspedes.
La mente de Luke se quedó en blanco al instante.
—¡Blaise! —atinó a gritar, presto para correr detrás de él; sin embargo, una mano sobre su hombro derecho, apretada con fuerza, lo detuvo en seco.
El rubio volteó y miró a Tomsk Habsburg con los ojos bien abiertos y el semblante pasmado.
—Déjalo, muchacho… tiene que serenarse, o todo se pondrá peor —aconsejó el mayor, sin dejar de apretar.
Luke, que aún respiraba, tomó una bocanada de aire, y se quedó viendo al jefe de los Kyburg por larguísimos segundos, en tensión, escuchando los pasos de Blaise perderse hacia el fondo de la residencia a la que había entrado.
—¿Cómo es que usted sabe sobre esto, Lord Kyburg? —cuestionó con la voz rasposa. La rigidez abandonó su cuerpo.
Tomsk deshizo el agarre sobre el otro, que era más alto, y dio un paso atrás, para sonreír.
—Nuestros clanes, los Veneto y los Kyburg, han sido buenos amigos desde que nuestro padre, Caín, nos levantó al mundo, querido Luke. Tu padre y yo compartimos esa afinidad también.
Eso era todo lo que el rubio necesitaba para entender.
—Debes dejar que Blaise calme sus pensamientos. —Tomsk llevó la vista hacia la casa auxiliar—. Él ha estado enfrentando mucho desde hace veinte años, cuando Lilly murió. Eres la primera alegría que recibe desde entonces, y ya debe enfrentar la realidad.
Al escuchar sobre Lilly, la expresión de Luke se nubló.
—¡¿Qué?! —Los ojos se le abrieron de par en par, el cuerpo se le tensó de nuevo.
Tomsk asintió.
—Poco tiempo antes del final de la guerra… —Sopló desganado.
»Las tropas de nuestra familia se juntaron con los Veneto, tu padre y algunos de tus hermanos, en la frontera, para defender nuestros terrenos. Blaise permaneció en nuestra villa, cuidando de su madre y hermanas, junto a algunos hombres de confianza.
»Un día, a pleno mediodía, momento en el que bien sabes que quedamos indefensos, en especial alguien tan joven como él, tropas enemigas invadieron nuestro territorio. Mis hijas cuentan que fueron ejércitos de muertos y licántropos extraños, y llegaron hasta la casa principal.
»Solo sabemos lo que una de mis hijas vio al llegar al cuarto de Lilly: Blaise la sostenía en sus brazos, el cuerpo sin cabeza de su madre, bañado en sangre. La habitación estaba destruida, y sus ojos perdidos en alguna parte.
»Cuando Blaise reaccionó, no recordaba nada de lo sucedido y, a pesar de que hemos intentado verlo por nosotros mismos, con la magia de los Flabiano, o trucos mundanos, no ha sido posible.
La pesadez se extendió por el cuerpo de Luke, como la rigidez de un cuerpo que muere después de que pierde su alma. Su boca se entreabrió, y un gran dolor nació desde su espalda y se extendió a su cabeza.
—El abuelo… ¿Lord Veneto lo examinó?
Tomsk asintió.
—Él trató de llegar al momento de los hechos, pero fue sacado por «algo» que, a pesar de tratar de identificar, aún hoy carece de nombre.
Luke arrugó el mirar: Si su abuelo, un vampiro de varios milenios de edad, y casi absoluto conocimiento de las artes oscuras, no había podido dar con el origen… ¿qué quedaba?
Se mojó los labios, y serenó su cuerpo: toda actividad humana se detuvo.
—¿Blas…?
—Él está bien ahora… o eso es lo que quiere que creamos —murmuró Tomsk—. Ha sufrido mucho desde que te fuiste, a pesar de que trate de ocultarlo. Él se ha estado sintiendo peor últimamente, pero no parece comprenderlo.
»Saber que vio la tortura que su madre sufrió, o cualquier cosa que no hijo no debería ver, por más vampiro que sea… me llena de un terrible coraje.
»No obstante, por alguna razón, y aunque podían hacerlo, ellos no lo mataron. Eso debe tener un significado… mas temo el día en el que descubramos cuál es.
Luke escuchó y analizó, una revelación llegó a su mente.
—¿Tiene en mente algún sospechoso en específico, Lord Kyburg?
Tomsk asintió.
—Así es, muchacho. Sin embargo, no está en mí, ni es propicio, decir de quiénes sospecho se llevaron la vida de mi amada Lilly.
Luke lo miró confuso, porque la expresión del mayor se ensombreció, y reconoció allí un profundo dolor que conocía muy bien, porque él también había perdido a la persona que más amaba una vez.
—No obstante, muchacho, hay una cosa que sí puedo decirte. —Enserió su tono, lo que hizo al otro mirarlo con curiosidad—. Tu padre es un vampiro terco, pero también justo. A partir de ahora, la situación no va a mejorar para ninguno.
—¿Sabe usted algo que yo no? —Encerró el cejo Luke.
Tomsk negó.
—Solo puedo decirte que, desde este momento, necesitarás aferrarte a tus principios tanto como puedas. —Tomsk se dio media vuelta, llevó sus manos detrás de su espalda y las tomó.
»La guerra dejó consecuencias en todos, muchacho… —Alzó la vista al cielo sin luna—. Puedo ver que incluso en ti —sentenció—. Te ves diferente, te sientes diferente, tu esencia es distintiva, y sé que ni siquiera yo puedo percibirla a cabalidad. —Dio un cuarto de vuelta, y lo miró de reojo, para agregar—: No sé si eso será bueno, o malo.
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Año 2015 d.C. 16 d.G. Reims, Territorio de Fras, Düster.
En medio de una localidad sumida en el silencio, en una casa casi vacía, dos personas se reunían con casualidad.
—Tío, ¿lo ha visto? Malcom ha anunciado con bombos y platillos el compromiso entre dos de sus hijos.
Él servía un par de vasos con un líquido de un rojo oscuro, hasta poco más arriba de la mitad.
—Vaya… eso es inesperado —contestó un varón castaño—. ¿El fracasado de Luke al fin hará algo por nuestra familia? —se burló.
Ambos rieron. El primero, rubio, le entregó uno de los vasos al otro, de ojos castaños, y fornido, y se sentó a su lado, en un sillón.
—No lo sé, pero… la buena nueva llegó hasta nuestro ancestro, Caín. Las malas lenguas me lo han dicho.
El castaño bufó, para después beber de su vaso.
—Eso no cambiará para nada lo que va a suceder, querido sobrino… solo lo hará más divertido.
Ambos brindaron por su victoria, y bebieron el amargo contenido sin rechistar.
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—Absquatutale: Irse sin despedirse.
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Año 2015 d.C. 16 d.G. Ciudad Neutral de Gaia.Eran las cuatro de la mañana cuando Luke bajó de su limosina, sin esperar a que Marco se apersonara a abrirle la puerta, y caminó por el sendero que separaba la calzada de la que era su casa desde hacía un par de semanas, rodeado de césped, y con algunas flores cerca de los escalones de la entrada, de piedra maciza.La molestia en su cara era visible a lo lejos y, aunque siempre se congraciaba de llegar a este lugar, de dos plantas, fachada lisa forrada de estuco, y grandes ventanales en la planta baja, hoy no era uno de esos días.Abrió la puerta, de madera gruesa y pintada de blanco, y entró a la casa, dejando el madero abierto, para un Marco que ingresó con prisas, pasó por la entrada, para ver la escalera hacia la segunda planta, y caminó hacia la sala de estar, donde su rubio señor, después de quita
—¿Qué haces tú aquí? —exigió saber con dureza, taladrando al recién llegado con la mirada—. Creí haberte dicho que no necesito que nadie me cuide —habló a Marco, volteando hacia él, alto, claro y demandante.Denisse, a un lado del secretario, junto las manos a la altura de su estómago, dispuesta a decir algo, pero Marco intervino primero:—El señor Malcom ha estimado para usted la necesidad un guardián, señor Luke.—¿Por qué él? —Apretó las mandíbulas con fuerza. Sabía que Marco solo cumplía órdenes, pero el deseo de matarlo allí mismo afloró desde la profundidad de sus instintos.—El señor ha evaluado a todos los posibles candidatos y, muy contrario a sus deseos, el señor Blaise, hijo de Lord Kyburg, es el único que cumple con l
«No es lo mismo comer a ser comido…» De aquel exultante despertar, la guerra liberó un hombre dejado y poco deseado, viviente sin querer serlo, hiriente sin tan siquiera desearlo desde lo más profundo de su ser. Fue el mismo hombre, el mismo todo, quien propició que esto comenzara… que esto jamás terminase. Y en lo profundo de la mente, la encontró, cual serena mariposa, muerta, o viviente quizá. ¡Amada Gaia! Hoy estás aquí, hoy estamos aquí… para ser uno solo, para que nuestros pecados se junten en el purgatorio eterno de la vida, de la muerte. De la nada. Fue hace mucho tiempo, miles de años atrás, en un pasado único, cuando las extrañas criaturas que habitaban la tierra entraron en confrontación, hartas de vivir bajo el primitivo concepto de compartir. Las lunas pasaron, y los seres de clases, especies y clanes diferentes se enfrentaron unos contra otros. La muerte y destrucción se regó por doquier y, en ese momento,
—Denisse… no estoy de ánimos para nada como lo que buscas —musitó el rubio, con la mirada fija en el techo. La rubia se separó, y escaló más, apoyando sus brazos en el pecho ajeno para trepar y quedar sentada por encima de su estómago. —Solo quiero hacerte sentir bien —murmuró ella. Pero Luke negó con la cabeza. —En este momento… lo único que me haría sentir bien, también es lo único que no puedo tener —declaró. Para Denisse, venir aquí fue idea de su padre, una imposición y, aunque estar con su hermano era uno de los más grandes deseos de toda su vida, sabía que el amor que él le tenía, no era el mismo que ella le profesaba, y nunca sería así. Sin embargo… le dijo a su padre que haría lo que fuese necesario para que sus objetivos se cumplieran, y justo ahora eso era más que necesario. Puso las manos sobre los hombros de Luke y los apretó, para comenzar a bajarlas y rasguñar apenas la piel de su pecho, terminando de tira
Año 2012 d.C. 13 d.G. Venecia, Territorio de Vitéliu, Düster. Tomsk Habsburg había llegado a territorio de los Veneto, de su buen amigo Malcom, segundo de los Flabiano, la noche anterior, y ahora se dirigía a la oficina del dueño de casa. Este lugar era espacioso, y no escatimaba en lujos: pisos de mármol blanco, paredes pulcras de color crema, y grandes ventanales con filtro, que dejaban pasar toda la claridad del exterior, fuese de día o de noche, reduciendo cualquier expectativa de daños a cero. Los Veneto, como todos los clanes vampíricos, tenían infinidad de sirvientes y miembros que nacían humanos, fruto de la reproducción de miembros menores con estos seres, pero que aún podían servir a la familia. Ellos eran Flabiano, pero no serían Veneto hasta ser levantados, es decir, hasta que sus señores los atrajeran a la vida «inmortal». Era lo mismo para casi todos los clanes, pero cada quien lo hacía a su manera. Para él, los
Año 2015 d.C. 16 d.G. Ciudad Neutral de Gaia. Luke bajó de la limusina, y giró con rapidez para recibir la mano de su hermana. Uno de sus más importantes socios le había insistido mucho para que viniera a este lugar hoy, pues inauguraba una nueva sede de su empresa, y quería ofrecer una fiesta a la altura. La presencia mayoritaria de humanos destacaba; mas licántropos, alquimistas y elfos también estaban repartidos por acá y por allá. Era un gran evento, con un personal de seguridad a la altura; aun con eso, Luke traía a su propio guardián, uno que no le había dirigido la palabra desde su llegada. El encargado de la recepción se apersonó a ellos, en tanto la limusina siguió su curso hacia el estacionamiento, y los recibió con una zalamería a la que el rubio ya estaba más que acostumbrado, guiándolos hacia el personal de protocolo que controlaba las listas. Denisse usaba un vestido ceñido al cuerpo, por encima de la rodilla, y que destacaba su
La visión de los vampiros era precisa y perfecta; sin embargo, los Kyburg añadían un punto más a esa perfección: ellos podían verlo todo en un campo amplio, y detallar a cada individuo.Por eso, los miembros nativos del clan Kyburg fueron muy valorados en la guerra, y salvaron a infinidad de vástagos, incluidos muchos Veneto.♦ ♦ ♦En medio de una noche sin luna, y desde una azotea no muy alejada del edificio donde «su señor» se encontraba, Blaise lo observaba todo con atención.Se sentía frustrado, y no era para menos. Estos últimos días en los que solo había servido como guardián de un vampiro con el que tenía un gran conflicto en todos los flancos posibles, le hicieron entender que esta era una situación bien armada en su contra.Su padre… no sabía que
Cuando el temblor cesó, Luke deshizo el manto de sombras, una manifestación de su magia nativa, y detectó con rapidez algunas presencias, en medio de un paraíso de creaturas hechas pedazos. —Hay cuatro vampiros en la parte trasera, se acercan —dijo con firmeza, y Blaise espabiló, afirmando su arma—. No puedo identificar sus clanes… supongo que eso sería demasiado bueno, pero son vampiros de nacimiento, y uno de ellos es poderoso. Denisse se afirmó al brazo de su hermano, y miró alrededor: el piso había quedado hecho trizas, y solo unas pocas columnas, y la providencia, sostenían el techo sobre sus cabezas, y el resto de la estructura; las mesas se encontraban hechas añicos, así como muchos humanos y algunos elfos que no pudieron protegerse de la explosión. Las chispas del cableado comenzaron a abundar, peligrosas, y, del fuego de la parte de atrás, emergieron cuatro cuerpos sólidos bañados en negrura. Ella volteó, solo para darse cuenta de que estaban atrapad