A la mañana siguiente, la oficina estaba en completo silencio, el único sonido que se escuchaba era el del tecleo rápido de mis dedos mientras revisaba los datos de las transacciones.Mis ojos escaneaban cada línea, buscando patrones, irregularidades, cualquier indicio que confirmara las sospechas de Arzhel y las mías. Teresa estaba jugando un juego peligroso, pero no sabía que sus movimientos estaban bajo el escrutinio más minucioso.La trampa que Arzhel había sugerido estaba en marcha, pero todavía necesitaba perfeccionar los detalles. Mi mente estaba tan concentrada que no escuché los pasos que se acercaban hasta que una voz cargada de arrogancia rompió mi burbuja.—Kenna. —La voz de Rune resonó en la habitación con esa falsa amabilidad que siempre me ponía los nervios de punta y no en el buen sentido de la palabra—. Qué temprano para estar aquí. Aunque supongo que es típico de alguien tan… comprometida. Levanté la vista de mi pantalla y lo encontré apoyado en el marco de la puert
Permanecí en silencio por un par de segundos, mis labios estaban apretados y mi cabeza trabajaba a todo lo que da solo para poder darle una respuesta apropiada sin hacerme quedar como una maldita desgraciada. Aunque, si lo pensaba de mejor manera, no había hecho nada peor que ella, así que, estaba justificada. Vine para vengarme, no para jugar a las muñequitas.—No directamente. —Respondí con sinceridad, mientras buscaba su mirada—. Pero, en cierta forma, sí puedo tener algo que ver de manera indirecta.—¿Qué quieres decir? —Su ceño se frunció un poco, su cuerpo se giró un poco más a mí para centrarse más en lo que yo tenía para decir.—Señor Beauregard, con todo respeto… después de lo que me hicieron Nessa y Rune en la cabaña, siento que cualquier cosa que les pase ahora es un mínimo de lo que merecen. —Mis palabras salieron más frías de lo que pretendía, pero eran la verdad.Aun así, Aid… —comenzó, pero lo interrumpí.—Papá, ellos me drogaron. Me manipularon y trataron de destruirme
Luego de lo que parecieron dos horas extremadamente largas, el doctor entró en la habitación con una carpeta en la mano. Su expresión era neutral. Papá y la bruja giraron su cabeza hacia él de inmediato, mientras yo fingía revisar algo en mi teléfono, aunque prestaba atención a cada detalle.—Los análisis han confirmado que es una intoxicación alimentaria. —Anunció con calma, mirando a Teresa directamente—. Nada grave, pero vamos a administrarle el tratamiento adecuado, y si todo marcha bien, podrá regresar a casa mañana.—Gracias, doctor. —Soltó la bruja, su cuerpo se relajó, parecía que el alma le regresaba al cuerpo.El médico se despidió con una ligera inclinación de cabeza antes de salir de la habitación. Observé cómo Teresa respiraba aliviada, mientras Papá seguía luciendo pensativo. Aproveché el momento para intervenir.—Creo que lo mejor será que los deje a solas para que pasen un tiempo con Nessa. —Dije con suavidad, inclinándome hacia la cama para darle un último vistazo a l
—¿Lo respondiste? —Indagó en un pequeño susurro. Parecía que estaba intentando mantener el control de la situación y estaba siendo cuidadoso, pues, no sabíamos si alguien nos estaba escuchando en ese preciso instante.—No. No sé quién podría ser. No hay nombre, no hay indicios… nada.Arzhel cerró los ojos por un momento, tomando aire antes de abrirlos nuevamente. Esa era una de sus formas para manejar la frustración. Entre más pensaba en lo que sucedía, más extraño se me hacía.—Esto no es una simple coincidencia, Aideen —soltó por fin, con una determinación que envió un escalofrío por mi espalda—. Alguien sabe algo.—Lo sé. —Musité, sin poder ocultar la tensión en mi voz—. Pero no sé quién, ni qué es lo que quiere. Eso claramente nos pone en una situación desfavorable, puede ser amigo o enemigo.—Lo averiguaremos. —Afirmó con esa confianza que no podía ignorar—. Pero a partir de ahora, no darás un solo paso sin que yo lo sepa.—¿Eso es una orden? —Hablé con un toque de sarcasmo, inte
Mi respiración se detuvo por un instante, pero rápidamente recuperé la compostura. La voz al otro lado de la línea estaba distorsionada, irreconocible, como si quien fuera que estuviera llamando no quisiera dejar ninguna pista sobre su identidad.—¿Quién eres? —Solté de repente tratando de mantener mi tono seguro a pesar de que mi corazón golpeaba con fuerza contra mi pecho—. ¿Qué quieres de mí?La risa que salió del teléfono era baja, apenas un susurro, pero lo suficientemente clara como para helarme la sangre y hacer que mil hipótesis invadieran mi mente.—¿Eso es lo primero que preguntas? —replicó con la voz lenta y deliberada—. Pensé que tendrías más curiosidad, Aideen.Mi mandíbula se apretó. No sabía si la intención de esa persona era intimidarme o si solo estaba jugando conmigo, pero no pensaba dejar que me vieran titubear. Si alguien me iba a hacer caer, le daría toda la pelea posible.—Tienes mi atención. —Gruñí y entrecerré los ojos como si pudiera intimidar a la persona mis
Arzhel sostenía los documentos con una expresión que viajaba entre el desdén y la concentración. Mientras ambos nos sumíamos en nuestros pensamientos, mi celular volvió a vibrar sobre la mesa, interrumpiendo el silencio que nos envolvía.—¿Es él otra vez? —preguntó Arzhel, con su mirada fija en mí mientras yo desbloqueaba el dispositivo.Podría decirse que mi misma cara era suficiente para responder a su interrogante. Era esa misma persona desconocida, que, al parecer, no estaba tan en contra nuestra. ¿O estaba intentando engañarnos?Todos estos juegos mentales me estaban cansando más de lo que deberían.—¿Por qué llegas a la conclusión de que ese trata de un hombre? —cuestioné elevando una de mis cejas, no estaba segura de si debería sentirme halagada u ofendida por su conclusión.—¿En serio, Aideen? —soltó una risita burlona—. Eso no es nada relevante en este momento, así que puedes creer que es una chica o no, solo responde, por favor lo que pregunto, ese ser vivo, ¿te ha escrito?
—Esto… —murmuré, pasando las páginas mientras mi mente intentaba procesar la magnitud de lo que estaba viendo—. Esto es una bomba.—Es más que una bomba. —Dijo Arzhel, sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y determinación—. Esto es un arsenal.Ciprian silbó, asintiendo mientras echaba un vistazo por encima de mi hombro.—Parece que alguien ha estado jugando sucio durante mucho tiempo.Solté una pequeña risita frente a sus palabras. Cualquiera podría pensar que es muy extraño que tenga esa actitud, más aún con la clase de trabajo que tiene; sin embargo, ese comportamiento era mudado a uno de completa frialdad cuando era el momento indicado.—Y ahora —dije con una sonrisa fría mientras cerraba la carpeta—, es nuestro turno de mover las piezas.—Debo admitir que esto supera mis expectativas acerca de ese hombre misterioso —susurró Arzhel de manera pensativa—. Eso significa que no está del todo en contra nuestra.—¿Pero?—Pero no estamos completamente seguros de que está a nue
De acuerdo con nuestros nuevos planes, Arzhel sacó su teléfono para hacer una llamada rápida a uno de sus trabajadores de confianza, alguien que sabía cómo manejar las cosas en el mundo digital sin dejar rastros. Esto sería suficiente para ir sacando de juego a Rune, el más manipulable de todos, y al que, me gustaría, darle una lección un poco más física de lo que sentí.—Esto nos dará tiempo para preparar el siguiente paso. —Afirmó al finalizar la llamada—. Y cuando Rune esté atrapado, será demasiado tarde para que Teresa o Nessa puedan ayudarlo.—¿Y qué hacemos con los documentos? —pregunté, levantando la carpeta con las pruebas incriminatorias.—Los filtraremos de forma anónima. —Respondió Arzhel, sus ojos brillaban con determinación—. Los enviaremos a los contactos adecuados, a las personas que sabemos que los divulgarán sin hacer preguntas.—Perfecto. Esto no solo hundirá a Rune, sino que también hará que las víboras lo vean como una amenaza para su propia supervivencia. Y, cuand