Luego de lo que parecieron dos horas extremadamente largas, el doctor entró en la habitación con una carpeta en la mano. Su expresión era neutral. Papá y la bruja giraron su cabeza hacia él de inmediato, mientras yo fingía revisar algo en mi teléfono, aunque prestaba atención a cada detalle.—Los análisis han confirmado que es una intoxicación alimentaria. —Anunció con calma, mirando a Teresa directamente—. Nada grave, pero vamos a administrarle el tratamiento adecuado, y si todo marcha bien, podrá regresar a casa mañana.—Gracias, doctor. —Soltó la bruja, su cuerpo se relajó, parecía que el alma le regresaba al cuerpo.El médico se despidió con una ligera inclinación de cabeza antes de salir de la habitación. Observé cómo Teresa respiraba aliviada, mientras Papá seguía luciendo pensativo. Aproveché el momento para intervenir.—Creo que lo mejor será que los deje a solas para que pasen un tiempo con Nessa. —Dije con suavidad, inclinándome hacia la cama para darle un último vistazo a l
—¿Lo respondiste? —Indagó en un pequeño susurro. Parecía que estaba intentando mantener el control de la situación y estaba siendo cuidadoso, pues, no sabíamos si alguien nos estaba escuchando en ese preciso instante.—No. No sé quién podría ser. No hay nombre, no hay indicios… nada.Arzhel cerró los ojos por un momento, tomando aire antes de abrirlos nuevamente. Esa era una de sus formas para manejar la frustración. Entre más pensaba en lo que sucedía, más extraño se me hacía.—Esto no es una simple coincidencia, Aideen —soltó por fin, con una determinación que envió un escalofrío por mi espalda—. Alguien sabe algo.—Lo sé. —Musité, sin poder ocultar la tensión en mi voz—. Pero no sé quién, ni qué es lo que quiere. Eso claramente nos pone en una situación desfavorable, puede ser amigo o enemigo.—Lo averiguaremos. —Afirmó con esa confianza que no podía ignorar—. Pero a partir de ahora, no darás un solo paso sin que yo lo sepa.—¿Eso es una orden? —Hablé con un toque de sarcasmo, inte
Mi respiración se detuvo por un instante, pero rápidamente recuperé la compostura. La voz al otro lado de la línea estaba distorsionada, irreconocible, como si quien fuera que estuviera llamando no quisiera dejar ninguna pista sobre su identidad.—¿Quién eres? —Solté de repente tratando de mantener mi tono seguro a pesar de que mi corazón golpeaba con fuerza contra mi pecho—. ¿Qué quieres de mí?La risa que salió del teléfono era baja, apenas un susurro, pero lo suficientemente clara como para helarme la sangre y hacer que mil hipótesis invadieran mi mente.—¿Eso es lo primero que preguntas? —replicó con la voz lenta y deliberada—. Pensé que tendrías más curiosidad, Aideen.Mi mandíbula se apretó. No sabía si la intención de esa persona era intimidarme o si solo estaba jugando conmigo, pero no pensaba dejar que me vieran titubear. Si alguien me iba a hacer caer, le daría toda la pelea posible.—Tienes mi atención. —Gruñí y entrecerré los ojos como si pudiera intimidar a la persona mis
Arzhel sostenía los documentos con una expresión que viajaba entre el desdén y la concentración. Mientras ambos nos sumíamos en nuestros pensamientos, mi celular volvió a vibrar sobre la mesa, interrumpiendo el silencio que nos envolvía.—¿Es él otra vez? —preguntó Arzhel, con su mirada fija en mí mientras yo desbloqueaba el dispositivo.Podría decirse que mi misma cara era suficiente para responder a su interrogante. Era esa misma persona desconocida, que, al parecer, no estaba tan en contra nuestra. ¿O estaba intentando engañarnos?Todos estos juegos mentales me estaban cansando más de lo que deberían.—¿Por qué llegas a la conclusión de que ese trata de un hombre? —cuestioné elevando una de mis cejas, no estaba segura de si debería sentirme halagada u ofendida por su conclusión.—¿En serio, Aideen? —soltó una risita burlona—. Eso no es nada relevante en este momento, así que puedes creer que es una chica o no, solo responde, por favor lo que pregunto, ese ser vivo, ¿te ha escrito?
—Esto… —murmuré, pasando las páginas mientras mi mente intentaba procesar la magnitud de lo que estaba viendo—. Esto es una bomba.—Es más que una bomba. —Dijo Arzhel, sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y determinación—. Esto es un arsenal.Ciprian silbó, asintiendo mientras echaba un vistazo por encima de mi hombro.—Parece que alguien ha estado jugando sucio durante mucho tiempo.Solté una pequeña risita frente a sus palabras. Cualquiera podría pensar que es muy extraño que tenga esa actitud, más aún con la clase de trabajo que tiene; sin embargo, ese comportamiento era mudado a uno de completa frialdad cuando era el momento indicado.—Y ahora —dije con una sonrisa fría mientras cerraba la carpeta—, es nuestro turno de mover las piezas.—Debo admitir que esto supera mis expectativas acerca de ese hombre misterioso —susurró Arzhel de manera pensativa—. Eso significa que no está del todo en contra nuestra.—¿Pero?—Pero no estamos completamente seguros de que está a nue
De acuerdo con nuestros nuevos planes, Arzhel sacó su teléfono para hacer una llamada rápida a uno de sus trabajadores de confianza, alguien que sabía cómo manejar las cosas en el mundo digital sin dejar rastros. Esto sería suficiente para ir sacando de juego a Rune, el más manipulable de todos, y al que, me gustaría, darle una lección un poco más física de lo que sentí.—Esto nos dará tiempo para preparar el siguiente paso. —Afirmó al finalizar la llamada—. Y cuando Rune esté atrapado, será demasiado tarde para que Teresa o Nessa puedan ayudarlo.—¿Y qué hacemos con los documentos? —pregunté, levantando la carpeta con las pruebas incriminatorias.—Los filtraremos de forma anónima. —Respondió Arzhel, sus ojos brillaban con determinación—. Los enviaremos a los contactos adecuados, a las personas que sabemos que los divulgarán sin hacer preguntas.—Perfecto. Esto no solo hundirá a Rune, sino que también hará que las víboras lo vean como una amenaza para su propia supervivencia. Y, cuand
La cena que Teresa había planeado se sentía como una partida de ajedrez en la que cada movimiento debía ser cuidadosamente calculado. Esa mujer pensaba que estaba manipulándome, pero en realidad, había colocado su propia cabeza en la guillotina y yo disfrutaría cada momento de su lenta caída.Arzhel continuaba sentado frente a mí, repasaba algunos documentos en su computadora. Su rostro estaba sereno, pero yo conocía las señales: la forma en que fruncía ligeramente el ceño y cómo sus dedos tamborileaban suavemente sobre el escritorio. Estaba pensando, probablemente trazando una estrategia para cuando llegara el momento de enfrentarse a la vieja bruja.—¿En qué piensas?—En cómo hacer que Teresa y los demás crean que realmente estoy siendo presionado. —Respondió sin apartar la vista de la pantalla—. Si ella cree que estoy cediendo bajo la presión de una boda rápida, bajará la guardia.—Eso suena prometedor. —Afirmé con una sonrisa mientras jugueteaba con la copa entre mis dedos—. Pero
El trayecto de regreso a casa estuvo envuelto en un silencio que no era incómodo, sino reflexivo. Las luces de la ciudad pasaban como destellos en la ventana y se reflejaban en el rostro de Arzhel, quien mantenía una expresión neutral mientras conducía. Sabía que, aunque nuestras palabras durante la cena habían sido un espectáculo, su mente ahora estaba procesando cada reacción, cada mirada, cada palabra que había salido de las bocas de Teresa y sus víboras.Por mi parte, mi cabeza era un torbellino. Sentía que habíamos ganado esta pequeña batalla, pero el precio de cada mentira, cada actuación, comenzaba a pesarme. ¿Cuánto tiempo más podría sostener esta farsa antes de que el peso de todo me aplastara?—Ha sido una noche productiva. —Arzhel rompió el silencio, su tono era más relajado de lo que esperaba.—¿Eso crees? —Me giré hacia él mientras apoyaba la cabeza en el respaldo del asiento.—No hay duda. Teresa está comprando la historia. —Su mirada permanecía fija en la carretera, per