Recargo mi rostro en su mano, puedo sentir el frío de su piel traspasando su guante. Cierro los ojos y me concentro en su tacto, de repente siento su frente sobre la mía, cuando abro los ojos lo veo tan cerca, su aliento choca contra mi boca, congelando mis labios. Sus ojos granate se clavan en los míos, se acerca aún más, rozando sus labios con los míos y es entonces cuando la necesidad de sentir cariño y el alcohol me traicionan.
Termino de acercarme y lo beso, primero suavemente, después el beso se profundiza, mueve sus labios con agresividad sobre los míos, entumiéndolos por el frío que despiden. Mis manos se enroscan en su cuello y termino sobre mis rodillas atrayéndolo a mí, sus manos se posan en mi cintura y él se levanta, inclinándome hacia atrás.
Me vuelvo a recostar, pero esta vez él está encima de mí, devorando mi boca con desesperación, bajando por mi cuello, acariciando mi abdomen por debajo de mi ropa, se desprende de su camisa y mis manos tocan su abdo
Por un momento se ven fijamente a los ojos, mi abuela desde el suelo, con miedo, con lágrimas en los ojos, desesperada por no saber qué decisión tomar y desde arriba, viéndola con lástima, con una mirada rota y destruida por el dolor, Armand, extendiendo su mano hacia ella, esperando que acepte el trato. Lentamente Tila, levanta su mano con la poca fuerza que le queda y acepta. Tallo mi cara, cierro mis ojos con fuerza, me siento mareada, no sé si sea por el alcohol o por los recuerdos de Armand, ya no quiero ver más, pero tengo que hacerlo. Vuelvo a la realidad, mi cuerpo esta enredado con el suyo, siento su frialdad chocando contra mi calor, la capa de humo producto de la condensación cubre nuestra piel, sus gemidos son cada vez más fuertes en mi oído y mis caderas se mueven junto con sus embestidas, es una sensación extraña, pero placentera, echo la cabeza hacia atrás mientras sus manos se aferran a mi cuerpo y continúa moviéndose dentro de mí con fuerza, embistiéndome de
De repente se hace a un lado y veo a un par de vampiros que traen casi arrastrando a Tila, tiene miedo y sus ojos delatan que ha estado llorando. Armand la ve con horror y voltea hacia Elizabeth sorprendido, ella sonríe orgullosa de lo que ha hecho, se acerca a Tila y levanta su rostro hacia Armand. —Dile lo que me dijiste— dice Elizabeth emocionada, presionando las mejillas de Tila con los dedos. —Hay una forma de que… no necesiten hechiceros… de que puedan usar a su anterior hechicera para hacer el pacto—dice con algo de temor. —¿Qué?, pero… Clarice está muerta— Armand parece sorprendido y a la vez curioso. —Pero pueden traerla a la vida, pueden hacer que ella regrese y no solo eso, que haga el pacto cuando ustedes quieran— responde Tila con ansias, intentando convencerlo así como convenció a Elizabeth. —En vez de capturar hechiceros y tratar de mantenerlos con vida para que trabajen para nosotros, podemos seguir usando a Clarice, ¿lo entien
La acerca a Dieter y agarra su enorme palma de lobo, Elizabeth le acerca el cuchillo con el que cercenóel cuello chico y Clarice le hace una herida a lo largo de la palma, voltea hacia Elizabeth y le pide su mano, pero ella se niega. Voltea a ver a Armand y este se queda confundido. —Armand… túhas demostrado ser más… inteligente estratégicamente hablando, no dejas que tus emociones te dominen como a mí, serámejor que la manada la comandes tú… que túseas quién la dirija, por favor— le dice Elizabeth con orgullo y una sonrisa aparentemente sincera. Entonces Clarice voltea hacia Armand y le sonríe, él se queda dudando, pasa su mirada entre Elizabeth y Clarice, veo como mi abuela estáesforzándose por no perder el control de Dieter. Armand extiende su mano hacia Clarice y ella le hace un corte, toma ambas manos y las entrelaza, cubriéndolas, saliendo un brillo neón de ellas, inundando sus venas con esa magia, entonces Dieter termina de caer a
—No quiero… además no voy a importunarlo si está con su prometida— me levanto de donde estoy. Todos se quedan boquiabiertos, se ven entre ellos y el silencio se vuelve molesto, incluso Eleonor me ve fijamente, no sé si lo hace por imitar a Hidden. Sus miradas se vuelven incómodas y poco a poco recuerdo el dolor que sentía la noche anterior, apoyo mi mano en la pared y empiezo a respirar para evitar llorar,no quiero hacerlo enfrente de ellos. Jenny llega por detrás, pone su mano en mi hombro y se asoma intentando hacer contacto visual, recorre su mano hasta que posa todo su brazo a lo largo de mis hombros y recarga su cabeza contra la mía. Se levanta Kuro y nos abraza a las dos. —Lo siento, Salem— dice en voz baja Kuro y con su contacto no puedo evitar liberar esas lágrimas. —¡Wao!… ¿quién lo diría?—, se acerca Rolo con una botella de tequila y me la ofrece. —Primera y última vez que confío en un hombre— tomo la botella y bebo de ella como
Brooke Salem Es el día, me levanto y me baño, me visto, regreso a la rutina de comer con desconfianza de lo que me da Aurora, que llegue por mi Armand en su carro ostentoso; esperaría que después de nuestro encuentro en mi habitación, las cosas cambiaran, tal vez él se mostrara más cariñoso o interesado, pero se mantiene como si nada, sinceramente, es mejor así, no me siento presionada por actuar de cierta forma, como él dijo, quiere hacer las cosas bien y lo está haciendo, se está esforzando. Durante todo el camino venimos hablando de cosas sin sentido, nada me hace despegar la mente de ese momento, esperado donde vea a Dieter y vuelva a romper mi corazón. Sería un milagro que llegara y él se reportara enfermo, pero supongo que el destino no es tan benevolente. Cuando llegamos al edificio dudo en bajar del carro, pero Armand me ayuda y me desea suerte y paz. Me da un beso en el dorso de la mano y agarro valor para entrar al edificio. L
Levanto la mirada hacia él, está mordiendo su labio tan fuerte que pequeñas gotas de sangre salen, de inmediato tomo su rostro entre mis manos y con la lengua recojo esas pequeñas gotas carmín para después besarlo suavemente, mientras él me toma por el cabello de la nuca evitando que me pueda alejar, presionándome más contra sus labios. —Te amo Brooke— dice contra mis labios y unas lágrimas quieren brotar de mis ojos, lo abrazo con fuerza por el cuello. —Te amo Dieter— escondo mi rostro en su hombro y siento como el acaricia el mío con su nariz y lo besa con cariño. Estoy terminando de vestirme cuando siento su mirada, lo volteo a ver y estáabotonando sus mangas, aún con la camisa abierta, mostrando su abdomen fuerte. Sus ojos aún tienen ese color dorado y su sonrisa me derrite como siempre se acerca a mí. —Nunca tuve una secretaria tan dedicada a cuidar de las necesidades de su jefe— se inclina hacia míy me da un beso suave
—¿Veinte?, claro como túno los vas a parir jajajajaja— me intento zafar de su abrazo, pero él no me deja. —Pero te ayudaréa hacerlos— me ve pícaramente. —Aun así no se me hace justo— me inclino hacía él y beso su frente con cariño. Termina mi turno y volvemos a la misma pantomima, llega Armand por mí, saluda a Dieter el cual se comporta frío y distante, se despide seriamente de Armand y a míni me voltea a ver, intento guardar la compostura y entrar en papel mientras se va, alejándose de mí, dejándome en manos de Armand mientras la culpabilidad me carcome. —Bueno… por lo menos solo tengo que lidiar con él ahora— volteo hacia Armand que me sonríe. —No es tan malo… es una buena persona, simplemente… su carácter es difícil. —Bueno, después de cuantos años es que has notado eso, yo en un par de días no puedo y no me voy a dar a la tarea de averiguarlo, mientras el trato sea lo suficientemente cordial p
Nadie tenía porque salir herido, solo tenían que asustar, no tenían que matarla, malditos hijos de puta. Brinco por el barandal y corro hacia ella con la navaja en la mano, un lobo se pone en mi camino intentando agarrarme con sus enormes manos, me derrapo en el piso pasando entre sus piernas, giro sobre mi espalda y con mis pies golpeo sus rodillas por detrás haciendo que se hinque; a los grandotes, duro y a las rodillas, diría mi padre. Me levanto a tropezones y sigo corriendo hacia Aurora, la cual ya tiene un lobo enorme casi encima, brinco con las piernas por delante, lo tomo con las pantorrillas del cuello y en cuanto caigo y toco el piso con mis manos, utilizo toda mi fuerza, incluso siento que algo dentro de mí se enciende, lo aviento hacia el primer lobo al que logrétirar. Termino hincada junto a Aurora mientras me ve con los ojos abiertos de par en par. Volteo a ver hacia los lobos, el lobo dorado que al parecer los lidera estáen mis narices y de