Elizabeth Bathory
Esta casa se ha vuelto oscura, triste, más de lo que ya era, estoy sola, solo tengo a mis hombres, pero no me queda nada. Mi única familia, Armand, decidió dejarme por esa maldita bruja, por ayudarla, por protegerla, no tenía otra opción, tuve que matarlo.
Tomo mi cabeza entre mis manos y grito con fuerza hasta que siento que mis pulmones están a punto de explotar. Sé que vienen por mí, sé que no dejarán esto así y los estaré esperando.
Estoy encerrada en la que era la habitación de Armand, estoy como alma en pena, solo sé caminar sin sentido por toda la casa hasta llegar como siempre aquí, él podría seguir vivo, pero no… decidió unirse a Brooke. Ella me obligó a matarlo y la odio por eso, maldita bruja hija de perra.
Cumpliré mi amenaza, cortaré sus piernas y manos, arrancaré sus ojos como ella arrancó el mío y la mantendré encerrada hasta el último día de su vida. Me po
Su piel se rompe, se desgarra al igual que suropa, como si de un traje se tratara, cae al piso dejando salir a un lobo enorme e imponente, el más grande de todos, doy un par de pasos hacia atrás para verlo mejor. Le sonrío orgullosa de la bestia tan feroz que tengo frente a mí, en verdad se ve tan genial. —Te ves tan genial— le digo sorprendida con una sonrisa, recuerdo esa primera vez que me rescatóde esos violadores, recuerdo como se ocultóde mí por temor a asustarme, ahora lo veo y creo que no hubiera podido asustarme con un perro tan gigante y bonito. —“Eres tan rara”— escucho su voz resonando en mi cabeza, fuerte, gutural, salvaje. —Y asíme amas— me acerco lentamente y entonces se hinca, me sujeto de su cuello mientras lo monto y adopta una posición a cuatro patas. —“Te amaréhasta la muerte”— escucho su voz en mi cabeza y me aferro más a él. —Hasta la muerte mi amor— le doy un pequeño
Cuando Amanda estácasi llegando al ataúd, Elizabeth corre hacia mí gritando y maldiciendo, uno de los ganchos se lanza directamente hacia su cabeza, salta hacia atrás, esquivándolo, el gancho choca contra la pared, cuando regresa tira pedazos de roca al piso. Amanda termina colgando por encima del ataúd, dejando caer gotas grandes de sangre a través de su pelaje. Busco a Elizabeth, pero no la encuentro hasta que siento un golpe fuerte, cae sobre mi espalda aventándome hacia delante. Caigo al piso, sobre mi brazo izquierdo. Doy vuelta sobre mi espalda y Elizabeth toma mi espada del piso y se acerca amenazante. La cabeza me da vueltas, me levanto con dificultad, pongo mi mano en mi vientre como si con eso pudiera protegerlo. —Qué triste será para Dieter— pone un puchero falso —matéa su padre, matéa Helena y a su hijo y ahora… te mataré a ti, ¿quétan miserable puede volverse un hombre lobo? Lanza una estocada, me agacho de inmediato
—Tú fuiste mi motivo por el cual salimos de la corte de los milagros… ¿recuerdas?, fuiste el motivo por el que decidí tener un empleo "digno"… gracias a eso conocí a Dieter y ahora… bueno… todo lo que conllevó su licantropía, los Bathory. Tu estuviste ahí, en cada paso… viéndome, apoyándome… viste a tus biznietos crecer, fuertes y grandes, solo que siento que a la más pequeña te faltó disfrutarla más… abu, te extraño… más de lo que te imaginas, espero que donde estés me veas orgullosa. Aunque han pasado muchos años desde la muerte de mi Abu, su ausencia sigue pesando en mi corazón, agradezco que su muerte fuera tranquila. Simplemente un día se fue a dormir y ya no despertó, creo que no hay mejor forma. Cada año a partir de ese día vengo a verla, Dieter y nuestros hijos me acompañan. Desde la muerte de Elizabeth las cosas fueron mejorando, más lobos llegaron y se unieron a la jauría de Dieter, no hemos encontrado vampiros por los alrededores y los que han
Avanzo por caminos de tierra, mi vestido largo se arrastra llenándose de polvo, el corsé se encarga de no dejarme respirar de forma normal, aun así voy lo más rápido que puedo, sosteniendo con mis manos la falda. La gente del pueblo me saluda conforme me ven pasar, pero no les presto atención, la angustia que se apodera de mi pecho solo me hace concentrarme en una cosa. Intento no tropezar con ninguna piedra durante mí andar, escucho el ruido de gallinas y marranos en sus respectivos corrales, la vida de cada habitante sigue de lo más normal y aunque soy una de las personas más queridas del lugar, en este momento eso no importa. ¿A dónde voy con tanta apuración?, a la boda de mis mejores amigos, Damián y Catalina; es gracioso, yo los uní, conozco a Catalina desde que éramos niñas, jugábamos juntas y éramos inseparables. Ella es tan hermosa, rubia y de ojos az
La corte de los milagros, un refugio para los ladrones, los asesinos, los repudiados de la sociedad, los vagabundos que piden dinero en la calle, solo esa gente sabe llegar a ella. Se encuentra después de una pequeña zona de túneles subterráneos que fueron abandonados, servían para el movimiento de aguas residuales, al quedar vacío a alguien se le ocurrió que sería un gran refugio para gente como nosotros y no solo eso, conectaba con cada rincón de la ciudad, tal vez es algo desagradable, pero eso no importa si te sirve para mantenerte vivo.Nos las hemos ingeniado para poder crear un pueblo debajo de la ciudad, casas pequeñas, suficientes para dos o tres personas, algunos han puesto sus propios negocios acá abajo con lo que roban de arriba, se puede decir que tenemos una economía, pagamos con dinero y si no lo hay, hacemos trueques, tal vez es algo retrograda, pero para nosotros funcion
—Sí, tengo que buscar un trabajo…— suspiro liberando mi frustración y tristeza.—Eso hacen las personas responsables y buenas— sale por la puerta Eva, limpiándose las manos manchadas de sangre con una toalla.—Sí, bueno, si sabes de algo, no olviden en decirme— trato de ignorar sus manos llenas de sangre y simplemente me propongo a seguir con mi camino.—¿Sabes quién podría ayudarla?—, le dice Yusuf a Eva —la cantinera del bola ocho.—¿Jade?—, Eva lo ve desconcertado.—Sí, vique un tipo le dio una tarjeta con su número para sacarla de trabajar de cantinera y cuando se fue Jade la guardó en una bolsa llena de tarjetas— nos dice Yusuf emocionado.—Creo que no entiendes las intenciones de esos tipos— lo veo cuestionándome su inocencia.—Bueno, no p
Camino por el bosque, los árboles son tan altos que no les encuentro fin, como si conectaran directamente con el cielo, uniéndose a las nubes. Veo mis ropas, un vestido con corsé de manta, una falda que se mueve con el viento y cubre perfectamente hasta mis tobillos y mis pies descalzos pisando la tierra debajo de mí, las varas truenan y las hojas crepitan. Escucho detrás de mí ruidos, gritos, volteo y alcanzo a ver a lo lejos fuego, son antorchas, también me percato de ladridos de perros, es un grupo de búsqueda.—“Te están buscando, ¿qué hiciste?”—, reconozco su voz, aunque suena dentro de mi cabeza, es fácil saber de quién es.—Nada— intento voltear de nuevo hacia el dueño de esa voz.—“No voltees, no mires”— me congelo, por un momento sigo sus indicaciones, pero duele.—Da
—¡Maldita bruja, envenenaste nuestra agua, quemaste nuestras cosechas!—, el que encabeza la caravana, un hombre regordete y con un bigote que cubre su labio superior me acusa de cosas falsas, sé en mi corazón que nada de eso es verdad.—¡Mientes!—, me hubiera gustado que mi voz saliera con más fuerza, potente e intimidante, pero por el contrario se quiebra a mitad de palabra, haciéndome ver vulnerable.Ignorándome, avanzan más hacia mí, doy un par de pasos hacia atrás, mis pies se hunden en el lodo del lago, volteo hacia los árboles, esperando que mi amado lobo salga a defenderme, pero no veo ni siquiera sus ojos, estoy sola frente a una horda dispuesta a aniquilarme. Los perros se jalan de sus correas quieren acercarse y devorarme, veo sus enormes dientes y como sacan gotas de saliva espesa cada vez que ladran hacia mí. Cuando la esperanza me abandona algo cambia,