—Tú fuiste mi motivo por el cual salimos de la corte de los milagros… ¿recuerdas?, fuiste el motivo por el que decidí tener un empleo "digno"… gracias a eso conocí a Dieter y ahora… bueno… todo lo que conllevó su licantropía, los Bathory. Tu estuviste ahí, en cada paso… viéndome, apoyándome… viste a tus biznietos crecer, fuertes y grandes, solo que siento que a la más pequeña te faltó disfrutarla más… abu, te extraño… más de lo que te imaginas, espero que donde estés me veas orgullosa.
Aunque han pasado muchos años desde la muerte de mi Abu, su ausencia sigue pesando en mi corazón, agradezco que su muerte fuera tranquila. Simplemente un día se fue a dormir y ya no despertó, creo que no hay mejor forma. Cada año a partir de ese día vengo a verla, Dieter y nuestros hijos me acompañan.
Desde la muerte de Elizabeth las cosas fueron mejorando, más lobos llegaron y se unieron a la jauría de Dieter, no hemos encontrado vampiros por los alrededores y los que han
Avanzo por caminos de tierra, mi vestido largo se arrastra llenándose de polvo, el corsé se encarga de no dejarme respirar de forma normal, aun así voy lo más rápido que puedo, sosteniendo con mis manos la falda. La gente del pueblo me saluda conforme me ven pasar, pero no les presto atención, la angustia que se apodera de mi pecho solo me hace concentrarme en una cosa. Intento no tropezar con ninguna piedra durante mí andar, escucho el ruido de gallinas y marranos en sus respectivos corrales, la vida de cada habitante sigue de lo más normal y aunque soy una de las personas más queridas del lugar, en este momento eso no importa. ¿A dónde voy con tanta apuración?, a la boda de mis mejores amigos, Damián y Catalina; es gracioso, yo los uní, conozco a Catalina desde que éramos niñas, jugábamos juntas y éramos inseparables. Ella es tan hermosa, rubia y de ojos az
La corte de los milagros, un refugio para los ladrones, los asesinos, los repudiados de la sociedad, los vagabundos que piden dinero en la calle, solo esa gente sabe llegar a ella. Se encuentra después de una pequeña zona de túneles subterráneos que fueron abandonados, servían para el movimiento de aguas residuales, al quedar vacío a alguien se le ocurrió que sería un gran refugio para gente como nosotros y no solo eso, conectaba con cada rincón de la ciudad, tal vez es algo desagradable, pero eso no importa si te sirve para mantenerte vivo.Nos las hemos ingeniado para poder crear un pueblo debajo de la ciudad, casas pequeñas, suficientes para dos o tres personas, algunos han puesto sus propios negocios acá abajo con lo que roban de arriba, se puede decir que tenemos una economía, pagamos con dinero y si no lo hay, hacemos trueques, tal vez es algo retrograda, pero para nosotros funcion
—Sí, tengo que buscar un trabajo…— suspiro liberando mi frustración y tristeza.—Eso hacen las personas responsables y buenas— sale por la puerta Eva, limpiándose las manos manchadas de sangre con una toalla.—Sí, bueno, si sabes de algo, no olviden en decirme— trato de ignorar sus manos llenas de sangre y simplemente me propongo a seguir con mi camino.—¿Sabes quién podría ayudarla?—, le dice Yusuf a Eva —la cantinera del bola ocho.—¿Jade?—, Eva lo ve desconcertado.—Sí, vique un tipo le dio una tarjeta con su número para sacarla de trabajar de cantinera y cuando se fue Jade la guardó en una bolsa llena de tarjetas— nos dice Yusuf emocionado.—Creo que no entiendes las intenciones de esos tipos— lo veo cuestionándome su inocencia.—Bueno, no p
Camino por el bosque, los árboles son tan altos que no les encuentro fin, como si conectaran directamente con el cielo, uniéndose a las nubes. Veo mis ropas, un vestido con corsé de manta, una falda que se mueve con el viento y cubre perfectamente hasta mis tobillos y mis pies descalzos pisando la tierra debajo de mí, las varas truenan y las hojas crepitan. Escucho detrás de mí ruidos, gritos, volteo y alcanzo a ver a lo lejos fuego, son antorchas, también me percato de ladridos de perros, es un grupo de búsqueda.—“Te están buscando, ¿qué hiciste?”—, reconozco su voz, aunque suena dentro de mi cabeza, es fácil saber de quién es.—Nada— intento voltear de nuevo hacia el dueño de esa voz.—“No voltees, no mires”— me congelo, por un momento sigo sus indicaciones, pero duele.—Da
—¡Maldita bruja, envenenaste nuestra agua, quemaste nuestras cosechas!—, el que encabeza la caravana, un hombre regordete y con un bigote que cubre su labio superior me acusa de cosas falsas, sé en mi corazón que nada de eso es verdad.—¡Mientes!—, me hubiera gustado que mi voz saliera con más fuerza, potente e intimidante, pero por el contrario se quiebra a mitad de palabra, haciéndome ver vulnerable.Ignorándome, avanzan más hacia mí, doy un par de pasos hacia atrás, mis pies se hunden en el lodo del lago, volteo hacia los árboles, esperando que mi amado lobo salga a defenderme, pero no veo ni siquiera sus ojos, estoy sola frente a una horda dispuesta a aniquilarme. Los perros se jalan de sus correas quieren acercarse y devorarme, veo sus enormes dientes y como sacan gotas de saliva espesa cada vez que ladran hacia mí. Cuando la esperanza me abandona algo cambia,
—Usted necesita un trabajo y nosotros una secretaria eficaz, si el empleo no le agrada no nos entrega papeles y dejamos esto, pero si no es asíy le es llamativa nuestras prestaciones, bueno, entrega su papeleo, ¿qué le parece?—, volteo a ver a Román el cual me sonríe emocionado por mí.—Bien, supongo que está bien— suspiro y firmo el contrato con algo de temor.Apenas termino de firmar y levanto la punta de la pluma cuando Armand lo recoge y se lo da a guardar a Román, en eso llega la comida, cada platillo se ve bastante delicioso, se abre mi apetito, Armand abre la botella de vino y me sirve una copa. Durante toda la comida él solo toma vino, decidido a no comer, veo su semblante, se ve muy pálido, de seguro trabaja tanto que no sale a tomar el sol. Cuando se da cuenta que me quedo observándolo me sonríe, yo respondo su sonrisa de la manera más natu
Suspiro resignada, haciendo a un lado mis ideas, veo la laptop en medio del escritorio, cuelgo mi saco y mi bolso antes de sentarme. A lado de la máquina hay una torre de papeles, tomo el primero y lo hojeo, ¿qué esperan que haga con esto?, no puedo creer en que me metí, nunca he sido secretaria de nadie, no sé qué hacer.Abro la computadora y veo una carpeta con letras mayúsculas que dice “instructivo”, le doy clic y veo que son una serie de notas que dejó la anterior ayudante, las leo y empiezo a entender lo que tengo que hacer y cómo, Dios bendiga a la buena samaritana que se apiadó de mi alma.Pasan las horas y comienzo a resolver cada asunto, cuando tengo duda busco en el instructivo la forma de arreglarlo, mi vista se siente algo cansada, creo que tendré que conseguirme unos lentes para vista cansada. En un momento de descanso que me doy noto que mi escritorio está vac
Entramos a una sala de estar, la secretaria ni se inmuta al vernos, la señorita que me trajo hasta aquí me pide esperar en las sillas y así lo hago, se acerca a la secretaria y esta se asoma al despacho, cuando sale me pide un momento.No pasan más de cinco minutos cuando sale una chica de ahí, con el uniforme torcido, se está arreglando la mascada y el cabello, se sonroja cuando me ve, sintiéndose descubierta y sale deprisa, la sigo con la mirada. En eso la voz de un hombre me llama, cuando volteo hacia las puertas veo a un tipo desagradable, viejo y sudoroso, está agitado y también se ajusta la corbata y se peina el cabello grasoso, cuando me ve sus ojos brillan y me sonríe de una manera desagradable. Claro, creo que entiendo de qué va todo esto.—¿Seguridad privada Iron?—, dudo si acercarme o mejor irme de una vez, ya me arrepentí.—¿Sí?&