Nada me gustaba más que pasar tiempo con ellas, pero sobre todo aprender cada cosa que Hope me enseñaba. Poder verla crecer a través de los retratos no me devolvía lo que perdí, pero al menos no me sentía tan ajeno a su vida. En cada una de las fotografías, que iban desde la panza hasta su último cumpleaños, la imagen era la misma, una hermosa niña de rizos rubios, ojos zafiro y enorme sonrisa. Mi hija era feliz a pesar de todo, incluso de sus desalmados abuelos, ella siempre fue feliz. Y eso me tranquilizaba. Se notaba que era amada por todos, podía verlo en el rostro de las personas que la acompañaban en las distintas fotos. El padre de Becca, su esposa, sus hijos. Su tía Kim, Jenny… solo faltaba yo, y claro Candice.
No podía olvidarla, esta mañana luego de llegar a su dormitorio, y después de recibir unos cuantos golpes en el estómago seguido de abr
Nos abrazamos en silencio, no había nada que decir. Fue un momento mágico. Algo con lo que soñé incontables noches. Jake regresaba a mí. Al menos por esta noche me obligué a no pensar en el mañana, solo a disfrutar de la protección que sentía en sus brazos. Recosté la cabeza en su pecho dejándome llevar por el golpeteo de su corazón, por su aroma tan característico y que me daba tanta paz. Delineé el tatuaje que estaba grabado junto a su corazón, parecía árabe, pero no sabía que significaba.—¿Qué dice? —pregunté curiosa.—Rebecca, en árabe —respondió con tristeza.—¿En serio?—Sí, mi corazón siempre fue tuyo amor. Y esto es un recordatorio.—Mi corazón también es tuyo, siempre lo fue… al igual que mi cuerpo
Luego de volver a hacer el amor con mi muñeca, nos dormimos abrazados. Por la mañana teníamos mucho que hacer. Ni bien sonó la alarma a las 7.00 a.m., ambos saltamos de la cama, Becks armó su bolso y luego fue por el de Hope mientras yo tomaba un baño. Desayunamos, bañó a mi hija y luego fue su turno. Para las 10.00 a.m., ya estábamos listos para partir al aeropuerto con destino a Washington DC. No me emocionaba recibir la medalla del congreso, pero sí pasar unos días con mis chicas y disfrutar de ellas.Unas cuatro horas después llegamos a nuestro destino. Mi pequeña se la pasó en grande en el avión, para mi sorpresa estaba acostumbrada, Becca me contó que cada verano viajaba con sus abuelos a Florida. Buscamos un lindo hotel, dejamos las cosas y salimos a dar un paseo por la ciudad. Almorzamos en un bonito bistró familiar, el clim
Presenciar ese maravilloso momento en el que Jake fue condecorado, fue indescriptible, por un lado, sentí un enorme orgullo por el padre de mi hija, y por otro una gran tristeza, la realidad de lo que él había vivido en ese infierno me golpeó. Jamás podría llegar a imaginar lo que era vivir algo como eso. Estar continuamente al borde de la muerte, ver morir a la gente a tu alrededor. No podía siquiera imaginarlo, o no volvería a respirar con normalidad cuando él estuviera lejos de nosotras.Nos tomaron varias fotos, a los tres solos y también con el presidente. Luego nos despedimos y yo aproveché para secar algunas lágrimas que caían por mis mejillas, lágrimas de emoción y conmoción.—Felicitaciones Jake. Es un enorme honor el que te dieron.—No Becks, no lo es. Es solo un recordatorio de los hombres que perdí en batalla.&mda
Me giré para salir del cuarto de mi hija cuando me encontré con Becca apoyada en la puerta observándonos.—¿Qué haces? —pregunté intrigado.—Guardo momentos.—¿Guardas?—Sí, para cuando no los tenga.—No pienses en esas cosas. Estaremos bien. Lo prometo amor.La tomé entre mis brazos y la estrujé con cariño. Cruzó sus brazos en mi cintura y yo acaricié su cabello. La tomé de la mano y la dirigí a la habitación.—Quítate la ropa —le indiqué mientras me sentaba en la cama a observarla.—¿Qué? —dijo con el rostro preso de la vergüenza.—Ya me oíste, desnúdate para mí. Dame un momento para guardar en mi memoria.Mordió su labio dubitativa y lentamente comenzó a moverse al ritm
Esa noche me costó conciliar el sueño, no tener a Jake a mi lado en la cama, me causó una extraña sensación. Me había acostumbrado a dormir en sus brazos, y al encontrarme sola, me sentí abandonada. Y el miedo se instaló en mi pecho, esa rara sensación de que algo estaba mal. Antes de las 7.00 a.m., cansada de dar vueltas en la cama, me levanté. Me di una ducha mientras seguía dándole vueltas en mi cabeza a todo. sequé mi cabello y me maquillé suavemente.Luego de ponerme el uniforme, me dediqué a preparar unos ricos hot cakes para mi hija.Una vez que todo estuvo listo fui a despertarla.—Hora de levantarse muñeca —dije con dulzura en su oído mientras besaba sus rubios rizos.—Buenos días mamá —respondió mi ángel con voz ronca por el sueño.—Arriba peque&nti
—Hace varios años atrás, luego de mi primera gira en Afganistán, estaba muy mal. Mi vida era un desastre y estar vivo me torturaba, intenté poner fin a mi existencia, pero el suicidio me parecía cobarde, por lo que me limitaba a meterme en muchos problemas. Mi mejor amigo Tyler me invitó a pasar un tiempo con él y su familia a Londres, allí conocí a su hermana melliza, Blair. Ella salvó mi vida Becks, me dio una razón por la que seguir adelante, pero es bastante especial, sufre de Trastorno Bipolar y es Maníaca Depresiva. Para mí ayudarla se convirtió en lo único que me hacía volver, sabía que, si me perdía a mí, ella moriría. Eventualmente nos hicimos pareja, llevamos juntos unos cuantos años ya. Como sabes, solo tú eres la dueña de mi corazón, siempre te perteneció, s
El camino de regreso hacia el hospital fue una verdadera penuria. Aún me costaba asimilar que una vez más la vida me separaba de Becks. La única diferencia era que esta vez no perdería a mi hija en el camino. Nada en este mundo lograría separarme de Hope.Al pasar por la sala de espera me crucé con el padre de Blair y Tyler. Mi amigo se acercó a mí.—Despertó. Pregunta por ti —me dijo en voz baja. Su padre me miró de soslayo. Me culpaban por lo que le había pasado a su hija, y lo entendía. Asentí y me dirigí a la habitación.Ni bien abrí la puerta vi a su madre parada al lado de la cama de Blair sosteniendo su mano amorosamente, se giró al escuchar el ruido, sonreí cordialmente, ella no me devolvió el saludo.—Hola amor —la voz de mi novia sonaba triste, apagada, temerosa y culpable. Sus ojos…
Desde mi despedida con Jake, todo se volvió gris. El mundo volvió a perder color para mí. Una vez más me encontraba con el corazón en pedazos por culpa de su amor. ¿Por qué decidí volver a sentirlo? ¿Cómo dejé que se metiera bajo mi piel una vez más?Enterarme de lo de su novia fue un golpe bajo, pero no estaba enojada con él. Lo estaba conmigo, por volver a confiar en que podíamos estar juntos. Estaba claro que lo nuestro era algo imposible. Era hora de olvidarlo para siempre…Esa noche derramé las ultimas lágrimas que me quedaban para él, no volvería a llorar por Jake Gilbert nunca más. Pero no podía pagar mi dolor con mi hija, ella seguiría teniendo relación con su padre, nadie más, ni siquiera yo, le volvería a quitar eso.Hice lo imposible por no cruzarme con él, solo lo ve&iacu