Un auto varado en el medio de una calle poco transitada fue reportado aquella mañana. No solo porque parecía estar maltratado, sino que cuando aquel hombre pasó por allí de camino al trabajo, vio a aquellas dos personas dentro del mismo, con mucha sangre sobre su ropa.A pesar del horror de haber tenido una imagen como esa, se atrevió a marcarle a la policía y quedarse allí, esperando que los oficiales llegaran.La comisaría comenzó a estar en alerta y fue camino hacia el sitio indicado, comenzando con el protocolo para estos casos. Anotaron todo lo que veían de la escena del crimen, los videos rotos, las balas en el suelo, la puerta forcejada y los cuerpos de ambas personas adentro, sin vida.—¿No hay cámaras de seguridad por aquí? —pregunta el oficial Matías—No, señor. Este lugar está muy alejado de la avenida principal, ni siquiera tiene luces.—¿Qué piensas?—Todo parece indicar que fue un robo —anuncia—. Los vidrios rotos, el forcejeo de la puerta, el hombre que está con medio c
(Horas antes de la fiesta de Mariano)Ya era de noche cuando Claudia llegó hacia aquel famoso hotel del centro de la ciudad. Ella necesitaba hacer una parada técnica antes de ir directamente hacia el cumpleaños, no podía dejar ese asunto pendiente.—Buenas noches, señora —dice uno de los hombres que la espera en la puerta trasera—Héctor, que bueno verte. ¿Hiciste la tarea hoy? —el hombre asiente—Las cámaras están congeladas y su huésped se encuentra en la habitación 107 —Claudia sonríe—. Me ocuparé de que nadie esté cerca en la próxima media hora —le informa, entregándole la tarjeta de la habitación.—Solo bastarán cinco minutos, Héctor. Dile al chico de la limpieza que pase por allí en diez. —Claudia mira a las chicas y les hace una seña—. Me siguen y se quedan afuera de la habitación.Claudia caminaba decidida por los pasillos mientras sus tacones resonaban por aquel mármol. La mujer nunca se había sentido tan decidida como en este momento, aunque claro, hubiese querido un mejor f
Mariano se retiró de la sala cuando su amiga pidió tener una charla con él. Tanto Renzo como Lena se quedaron en silencio, sin ningún tipo de opinión. El ambiente no era el mejor, pero el hombre no dejaría que las cosas quedaran de esa manera. Renzo no quería estar allí, necesitaba despejarse un poco para ser sincero, por lo que tomó aquella pequeña botella y se puso de pie. —¿Me acompañas? —¿A dónde quieres ir? —Solo a caminar un poco por los terrenos. Creo que ellos quieren tener privacidad después de todo —dice mirando a su madre, quién está sentada a unos pocos metros. Ambos comienzan a caminar en silencio, alejándose de la casa. Lo terrenos eran muy extensos, podían tener un poco de privacidad. le gustaba su compañía, la idea de estar solo en un momento como este no era su estilo y ella parecía estar mucho más calmada que el día anterior. —¿Aún sigues molesta conmigo? —pregunta él mientras le da una mirada —No, ya lo hemos hablado. El asunto se acabó —ella suspira—. Quiero p
Lena maldecía el momento en el que decidió estar sola y tomar unas cuántas copas de más. No solo porque se supone que tenía que conducir a casa, sino porque ahora no tenía manera de irse de allí después de ver lo que estaba ocurriendo.Aquel hombre se pasó toda la noche mirándola, incluso cuando ella se había sumergido a su propio mundo y continuó allí tomando. Parecía que no se daría por vencido al estar más de una hora sentado esperando a saber cómo actuaría después, tenía el apoyo de sus amigos, y lo más importante es que la veía absolutamente sola.—El mismo trago, por favor —dice el hombre, volviéndose a poner a su lado— ¿Por qué estás tan amargada? ¿No querés divertirte un rato?—No me molestes.—Mira, tengo un grupo de amigos que te van a caer bien —la mujer pone los ojos en blanco—. Podemos tomar unos tragos, ir a otro lugar más divertido, tomar algunas cosas ricas que nos van a poner de buen humor. ¿Que pensas? ¿Eh?—Voy a llamar a seguridad —le advierte—¿Porqué, preciosa? —
Lena estaba tan borracha que apenas podía mantenerse de pie. Tuvo suerte que la mujer a su lado se mantuviera allí mientras intentaba recuperar sus sentidos. Lourdes intentaba comunicarse con su teléfono con aquel amigo que podía ayudarla, mientras Lena la observaba.Era una mujer alta, de cabello castaño, vestida de negro, con un pantalón y una chaqueta de jean, la mujer tenía unas botas y peinada con una media cola. Sus ojos delineados de aquella manera resaltaban increíblemente sus ojos verdes, y sin dudas, Lena estaba al tanto de todo eso.Ella podía estar muy borracha, pero apreciaba a la mujer frente a ella sin ninguna duda.Solo fueron unos minutos de delirio mientras su hermano la llama al celular, por lo que decide atender con rapidez.—¿Dónde estás? —pregunta Renzo—En el baño. ¿Llegaste?—Si, estoy entrando. Hay muchas personas, no logro saber dónde está el baño.—Decile que a la derecha de la entrada hay un pequeño pasillo a la derecha que te lleva hasta los baños, ahí hay
Luisana podía sentir la intensidad de sus ojos, él lo estaba diciendo en serio. Por alguna razón quería ser protegida por ese hombre, había algo en el que la atraía demasiado.—¿Quieres tomar algo?—¿Un café? —ella lo mira—. No sé si estoy de ánimos para un trago—Claro, voy a prepararte uno. Si querés esperamos hasta que Lena se vaya a dormir y te llevo a tu casa —él la mira—. Aunque me gustaría que te quedes.—En realidad olvidé las llaves de la casa de mi papá y él aún sigue en la casa de Claudia. Voy a llamarlo para preguntar a qué hora puede volver.—No te preocupes por eso, tengo otra habitación, podrías quedarte al menos hasta mañana. Enzo y mi madre suelen quedarse toda la noche hablando, eso no sería algo extraño —él le hace una seña para que lo acompañe—. Vamos a la cocina, preparemos un café. Quizás hasta te caigo bien después de todo.—Eso lo dudo —ella le sonríe— ¿Podría pasar al baño primero?—Hay un baño a la izquierda, Lena se está duchando en el otro —él aclara su gar
Renzo había invitado a tomar un café caliente al balcón del departamento, principalmente para que pudieran hablar con tranquilidad al cerrar el ventanal, no quería que su hermana se despertara si conciliaba el sueño.—¿Cómo es lo de la fiesta? —pregunta ella—Nicolás quiere festejar su cumpleaños en Miami, tiene amigos allá y siempre le gustó viajar. Dijo que nos iríamos tres o cuatro días, pero creo que no se quedará ahí, sino que piensa irse a otros lugares.—Miami me gusta, pero no sé si quiero estar viajando tanto. He estado metida en un avión en los últimos meses debido a los negocios.—Podrías acompañarme a su fiesta en Miami, de paso cambiamos de aire. Estoy intentando convencer a Lena, pero es difícil —él la mira—. Vamos, nos divertimos en la fiesta, mi amigo hace unas muy buenas. Cambiamos de aire, hace mucho tiempo que no me voy —Luisana entrecierra los ojos—. Y de paso después no me reclamas que te debo una —ella se ríe—Eso suena como a un chantaje, pero si, te acompaño —e
Claudia estaba con mucho peor genio que ayer, después de enterarse lo que había pasado con ese idiota. Controlaba mucho lo que sucedía a su alrededor por los asuntos de negocios, y definitivamente esto no le gustaba.—¿Dónde está Nadia? —pregunta Claudia después de un largo suspiro—Se fue a hacer el encargo que le pediste.—Esa imbécil. Se tarda un año y medio para hacer todo —la mujer pone los ojos en blanco—¿La puedo ayudar en algo? —pregunta Renata—No, por ahora no. Solo ve y averigua porqué mierda los guardaespaldas de Renzo no lo acompañaron anoche. Lena también estuvo sola, ¿Desde cuándo pasa esto?—Enseguida lo hago.—Para hoy, Renata —ella toma un largo trago de su bebida—. Cuando venga mi hijo me lo mandas para acá.Renzo entraba a la casa cuando se encontró con Renata, la mujer solo lo recibió con un gesto de saludo.—Tu mamá quiere verte en la oficina.—Buenos días —murmura mientras comienza a caminar por ahí.Renzo supo que el ambiente no estaba para fiestas, algo estab