Luisana podía sentir la intensidad de sus ojos, él lo estaba diciendo en serio. Por alguna razón quería ser protegida por ese hombre, había algo en el que la atraía demasiado.—¿Quieres tomar algo?—¿Un café? —ella lo mira—. No sé si estoy de ánimos para un trago—Claro, voy a prepararte uno. Si querés esperamos hasta que Lena se vaya a dormir y te llevo a tu casa —él la mira—. Aunque me gustaría que te quedes.—En realidad olvidé las llaves de la casa de mi papá y él aún sigue en la casa de Claudia. Voy a llamarlo para preguntar a qué hora puede volver.—No te preocupes por eso, tengo otra habitación, podrías quedarte al menos hasta mañana. Enzo y mi madre suelen quedarse toda la noche hablando, eso no sería algo extraño —él le hace una seña para que lo acompañe—. Vamos a la cocina, preparemos un café. Quizás hasta te caigo bien después de todo.—Eso lo dudo —ella le sonríe— ¿Podría pasar al baño primero?—Hay un baño a la izquierda, Lena se está duchando en el otro —él aclara su gar
Renzo había invitado a tomar un café caliente al balcón del departamento, principalmente para que pudieran hablar con tranquilidad al cerrar el ventanal, no quería que su hermana se despertara si conciliaba el sueño.—¿Cómo es lo de la fiesta? —pregunta ella—Nicolás quiere festejar su cumpleaños en Miami, tiene amigos allá y siempre le gustó viajar. Dijo que nos iríamos tres o cuatro días, pero creo que no se quedará ahí, sino que piensa irse a otros lugares.—Miami me gusta, pero no sé si quiero estar viajando tanto. He estado metida en un avión en los últimos meses debido a los negocios.—Podrías acompañarme a su fiesta en Miami, de paso cambiamos de aire. Estoy intentando convencer a Lena, pero es difícil —él la mira—. Vamos, nos divertimos en la fiesta, mi amigo hace unas muy buenas. Cambiamos de aire, hace mucho tiempo que no me voy —Luisana entrecierra los ojos—. Y de paso después no me reclamas que te debo una —ella se ríe—Eso suena como a un chantaje, pero si, te acompaño —e
Claudia estaba con mucho peor genio que ayer, después de enterarse lo que había pasado con ese idiota. Controlaba mucho lo que sucedía a su alrededor por los asuntos de negocios, y definitivamente esto no le gustaba.—¿Dónde está Nadia? —pregunta Claudia después de un largo suspiro—Se fue a hacer el encargo que le pediste.—Esa imbécil. Se tarda un año y medio para hacer todo —la mujer pone los ojos en blanco—¿La puedo ayudar en algo? —pregunta Renata—No, por ahora no. Solo ve y averigua porqué mierda los guardaespaldas de Renzo no lo acompañaron anoche. Lena también estuvo sola, ¿Desde cuándo pasa esto?—Enseguida lo hago.—Para hoy, Renata —ella toma un largo trago de su bebida—. Cuando venga mi hijo me lo mandas para acá.Renzo entraba a la casa cuando se encontró con Renata, la mujer solo lo recibió con un gesto de saludo.—Tu mamá quiere verte en la oficina.—Buenos días —murmura mientras comienza a caminar por ahí.Renzo supo que el ambiente no estaba para fiestas, algo estab
Lena se había despertado mucho mejor, pero sin dudas tuvo que darse otro baño, tenía hasta olor a alcohol en los poros. Al menos el dolor de cabeza pudo calmarse gracias a que Renzo había dejado unas pastillas en la mesita de luz de su habitación, por lo que ni siquiera lo pensó dos veces.Se dio cuenta de que no estaba, la casa se encontraba en silencio a pesar de ser media mañana ya y ella de verdad quería tomarse un café. Renzo le dejó una nota diciendo que volvería rápido, pero ella quería un café y llenar ese estómago, por eso mismo se colocó una campera y salió de allí.Había una cafetería a dos calles del departamento, el cual era su favorita, servían del mejor café.Revisando su celular, entró a la cafetería pensando en hacer la fila, pero entonces delante de ella se encontró a quien menos imaginaba. La mujer frente a ella se giró de repente y en cuanto sus ojos se encontraros la mujer levantó las cejas.—¿Me estás persiguiendo? —la mujer le sonríe—. Estás más fresca que ayer,
La condición que le había puesto Renzo ya estaba planeada desde hace tiempo, ella sabía que una empresa era algo que estaba muy a la vista para lavar tanta plata ahí, sumándole al hecho de que el principal perjudicado podría ser su hijo.Por ahora estaban saliendo las cosas bien porque ponía mucha plata para que nadie la jodiera con las cuentas, pero ella tenía que comenzar a hacer crecer el negocio, porque la plata que entraba ya no la podía disfrazar solamente con Renzo.Para comenzar, al menos tenía que pensar en un negocio grande y rentable. Un lugar donde los hombres y las mujeres pudieran divertirse, gastar mucha plata y, sobre todo, donde pudiera meter mercancía también para vender por ahí.Por supuesto que detrás de todo eso, tenía que poner mucha plata para que no la jodieran tampoco, pero las autoridades tenían un precio también, y si ella no los jodía y le daba su comisión, entonces no había problema.Encontró un viejo teatro, al que estaban vendiendo desde hace tiempo. No
Lena se ríe con sus palabras, era cierto que no le había gustado una mujer de esa manera en mucho tiempo, pero le daba risa que sonara tan decidido.—Toma las cosas con calma. Primero intenta conquistarla y ver si ella quiere lo mismo. ¿No crees?—Si, ese es el plan. Miami será un buen lugar. ¿Por qué no vienes también?—No estoy de ánimos para fiestas —ella suspira—. ¿Podría quedarme unos días mientras me consigo un departamento?—¿Como? ¿Te vas a mudar?—Si —ella suspira—. Mira, yo quiero mucho a tu mamá, pero necesito como mi espacio. Tampoco soy capaz de estar ahí después de todo lo que pasó con mi papá.—Bueno, me parece bien que quieras tu espacio. Eso te va a hacer bien. Deja que me fije en lo que puedo ayudarte, seguro hay un departamento que te guste cerca de acá.—Gracias —ella le sonríe—. Hay otra cosa que quiero decirte. No sé cómo lo vas a tomar.—¿Es algo malo? —pregunta con el ceño fruncido—No —ella hace una mueca—. Bueno, no para mí, pero quizás te caiga mal.—Decilo
Por otra parte, Luisana comenzó a disfrutar un poco más de sus días en Buenos Aires, había visitado el restaurante de su padre y arregló ciertos asuntos con su abogado.—¿Ya te vas? —pregunta Mariano cuando entra a la casa—Si, papá. Renzo me tiene que pasar a buscar en unos minutos, el vuelo sale pronto. ¿Todo bien?—Todo bien, mi amor. Un poco cansado, pero nada que la cama no solucione. ¿Dónde se van a quedar?—Él me dijo que su amigo había alquilado como unos departamentos que tenían el patio en común. Al menos me quedo ahí hasta la fiesta, después pensaba irme a la casa del bosque.—La casa —dice él sonriendo—. Es tan hermoso ese lugar, hace mucho tiempo que no voy.—¿Y por qué no venís? Podríamos descansar unos días.—No, no puedo. Tengo mucho trabajo, pero disfruta de ese lugar —él acaricia su mejilla—. Prométeme que te vas a cuidar y que si necesitas algo me llamas.—Te lo prometo. No tenés que preocuparte por nada —se escucha el sonido de la bocina de Renzo—. Ya llegó—Vamos
Había llegado la hora de regresar a casa, aunque no quisiera. Sentía que sin su padre allí no podía hacer mucho, por más que quisiera a Claudia, no era lo mismo sin él.Tomó la decisión de irse de la casa desde hace tiempo, pero ocurrieron algunos asuntos que hicieron que sus planes se posterguen y no pudiera encontrar un departamento. De todas maneras, la finca era un lugar muy apartado, tenía que hacer mucho trayecto para llegar a la empresa y estaba absolutamente lejos de todo.—Señorita, me alegra verla por aquí —dice Gonzalo con una tenue sonrisa—Hola, Gonzalo ¿Está todo bien?—Si, por supuesto. Todo tranquilo como siempre. ¿Le sirvo el desayuno?—No, gracias. Ya desayuné, solo venía por mis cosas.—¿Por tus cosas? —Claudia aparece en escena, acomodándose la camisa mientras llega hacia ella—Clau, ¿Podemos hablar?—Si, ¿Pasó algo? —pregunta mirando el reloj de su mano—Si.—Gonzalo, servile un café, vamos a hablar en el comedor.Lena admiraba a esa mujer por estar tan entera des