Mariano se retiró de la sala cuando su amiga pidió tener una charla con él. Tanto Renzo como Lena se quedaron en silencio, sin ningún tipo de opinión. El ambiente no era el mejor, pero el hombre no dejaría que las cosas quedaran de esa manera. Renzo no quería estar allí, necesitaba despejarse un poco para ser sincero, por lo que tomó aquella pequeña botella y se puso de pie. —¿Me acompañas? —¿A dónde quieres ir? —Solo a caminar un poco por los terrenos. Creo que ellos quieren tener privacidad después de todo —dice mirando a su madre, quién está sentada a unos pocos metros. Ambos comienzan a caminar en silencio, alejándose de la casa. Lo terrenos eran muy extensos, podían tener un poco de privacidad. le gustaba su compañía, la idea de estar solo en un momento como este no era su estilo y ella parecía estar mucho más calmada que el día anterior. —¿Aún sigues molesta conmigo? —pregunta él mientras le da una mirada —No, ya lo hemos hablado. El asunto se acabó —ella suspira—. Quiero p
Lena maldecía el momento en el que decidió estar sola y tomar unas cuántas copas de más. No solo porque se supone que tenía que conducir a casa, sino porque ahora no tenía manera de irse de allí después de ver lo que estaba ocurriendo.Aquel hombre se pasó toda la noche mirándola, incluso cuando ella se había sumergido a su propio mundo y continuó allí tomando. Parecía que no se daría por vencido al estar más de una hora sentado esperando a saber cómo actuaría después, tenía el apoyo de sus amigos, y lo más importante es que la veía absolutamente sola.—El mismo trago, por favor —dice el hombre, volviéndose a poner a su lado— ¿Por qué estás tan amargada? ¿No querés divertirte un rato?—No me molestes.—Mira, tengo un grupo de amigos que te van a caer bien —la mujer pone los ojos en blanco—. Podemos tomar unos tragos, ir a otro lugar más divertido, tomar algunas cosas ricas que nos van a poner de buen humor. ¿Que pensas? ¿Eh?—Voy a llamar a seguridad —le advierte—¿Porqué, preciosa? —
Lena estaba tan borracha que apenas podía mantenerse de pie. Tuvo suerte que la mujer a su lado se mantuviera allí mientras intentaba recuperar sus sentidos. Lourdes intentaba comunicarse con su teléfono con aquel amigo que podía ayudarla, mientras Lena la observaba.Era una mujer alta, de cabello castaño, vestida de negro, con un pantalón y una chaqueta de jean, la mujer tenía unas botas y peinada con una media cola. Sus ojos delineados de aquella manera resaltaban increíblemente sus ojos verdes, y sin dudas, Lena estaba al tanto de todo eso.Ella podía estar muy borracha, pero apreciaba a la mujer frente a ella sin ninguna duda.Solo fueron unos minutos de delirio mientras su hermano la llama al celular, por lo que decide atender con rapidez.—¿Dónde estás? —pregunta Renzo—En el baño. ¿Llegaste?—Si, estoy entrando. Hay muchas personas, no logro saber dónde está el baño.—Decile que a la derecha de la entrada hay un pequeño pasillo a la derecha que te lleva hasta los baños, ahí hay
Luisana podía sentir la intensidad de sus ojos, él lo estaba diciendo en serio. Por alguna razón quería ser protegida por ese hombre, había algo en el que la atraía demasiado.—¿Quieres tomar algo?—¿Un café? —ella lo mira—. No sé si estoy de ánimos para un trago—Claro, voy a prepararte uno. Si querés esperamos hasta que Lena se vaya a dormir y te llevo a tu casa —él la mira—. Aunque me gustaría que te quedes.—En realidad olvidé las llaves de la casa de mi papá y él aún sigue en la casa de Claudia. Voy a llamarlo para preguntar a qué hora puede volver.—No te preocupes por eso, tengo otra habitación, podrías quedarte al menos hasta mañana. Enzo y mi madre suelen quedarse toda la noche hablando, eso no sería algo extraño —él le hace una seña para que lo acompañe—. Vamos a la cocina, preparemos un café. Quizás hasta te caigo bien después de todo.—Eso lo dudo —ella le sonríe— ¿Podría pasar al baño primero?—Hay un baño a la izquierda, Lena se está duchando en el otro —él aclara su gar
Renzo había invitado a tomar un café caliente al balcón del departamento, principalmente para que pudieran hablar con tranquilidad al cerrar el ventanal, no quería que su hermana se despertara si conciliaba el sueño.—¿Cómo es lo de la fiesta? —pregunta ella—Nicolás quiere festejar su cumpleaños en Miami, tiene amigos allá y siempre le gustó viajar. Dijo que nos iríamos tres o cuatro días, pero creo que no se quedará ahí, sino que piensa irse a otros lugares.—Miami me gusta, pero no sé si quiero estar viajando tanto. He estado metida en un avión en los últimos meses debido a los negocios.—Podrías acompañarme a su fiesta en Miami, de paso cambiamos de aire. Estoy intentando convencer a Lena, pero es difícil —él la mira—. Vamos, nos divertimos en la fiesta, mi amigo hace unas muy buenas. Cambiamos de aire, hace mucho tiempo que no me voy —Luisana entrecierra los ojos—. Y de paso después no me reclamas que te debo una —ella se ríe—Eso suena como a un chantaje, pero si, te acompaño —e
Claudia estaba con mucho peor genio que ayer, después de enterarse lo que había pasado con ese idiota. Controlaba mucho lo que sucedía a su alrededor por los asuntos de negocios, y definitivamente esto no le gustaba.—¿Dónde está Nadia? —pregunta Claudia después de un largo suspiro—Se fue a hacer el encargo que le pediste.—Esa imbécil. Se tarda un año y medio para hacer todo —la mujer pone los ojos en blanco—¿La puedo ayudar en algo? —pregunta Renata—No, por ahora no. Solo ve y averigua porqué mierda los guardaespaldas de Renzo no lo acompañaron anoche. Lena también estuvo sola, ¿Desde cuándo pasa esto?—Enseguida lo hago.—Para hoy, Renata —ella toma un largo trago de su bebida—. Cuando venga mi hijo me lo mandas para acá.Renzo entraba a la casa cuando se encontró con Renata, la mujer solo lo recibió con un gesto de saludo.—Tu mamá quiere verte en la oficina.—Buenos días —murmura mientras comienza a caminar por ahí.Renzo supo que el ambiente no estaba para fiestas, algo estab
Lena se había despertado mucho mejor, pero sin dudas tuvo que darse otro baño, tenía hasta olor a alcohol en los poros. Al menos el dolor de cabeza pudo calmarse gracias a que Renzo había dejado unas pastillas en la mesita de luz de su habitación, por lo que ni siquiera lo pensó dos veces.Se dio cuenta de que no estaba, la casa se encontraba en silencio a pesar de ser media mañana ya y ella de verdad quería tomarse un café. Renzo le dejó una nota diciendo que volvería rápido, pero ella quería un café y llenar ese estómago, por eso mismo se colocó una campera y salió de allí.Había una cafetería a dos calles del departamento, el cual era su favorita, servían del mejor café.Revisando su celular, entró a la cafetería pensando en hacer la fila, pero entonces delante de ella se encontró a quien menos imaginaba. La mujer frente a ella se giró de repente y en cuanto sus ojos se encontraros la mujer levantó las cejas.—¿Me estás persiguiendo? —la mujer le sonríe—. Estás más fresca que ayer,
La condición que le había puesto Renzo ya estaba planeada desde hace tiempo, ella sabía que una empresa era algo que estaba muy a la vista para lavar tanta plata ahí, sumándole al hecho de que el principal perjudicado podría ser su hijo.Por ahora estaban saliendo las cosas bien porque ponía mucha plata para que nadie la jodiera con las cuentas, pero ella tenía que comenzar a hacer crecer el negocio, porque la plata que entraba ya no la podía disfrazar solamente con Renzo.Para comenzar, al menos tenía que pensar en un negocio grande y rentable. Un lugar donde los hombres y las mujeres pudieran divertirse, gastar mucha plata y, sobre todo, donde pudiera meter mercancía también para vender por ahí.Por supuesto que detrás de todo eso, tenía que poner mucha plata para que no la jodieran tampoco, pero las autoridades tenían un precio también, y si ella no los jodía y le daba su comisión, entonces no había problema.Encontró un viejo teatro, al que estaban vendiendo desde hace tiempo. No