Un cierre
Lucas

En el hospital

Por suerte la herida de la señora Margaret no fue seria, pudimos respirar en paz, estaba enormemente agradecido por lo que hizo para proteger a Pau. Dios, cuando vi a mi mujer ponerse frente a mí para detener la bala con su cuerpo, miles de ideas vinieron a mi cabeza. La primera, que era yo quien debía protegerla y luego de esa, una cadena de pensamientos tristes que de solo recordarlos me hacen doler el pecho.

Estamos de pie en el pasillo, esperando a que terminen la cura, Paula se va en puros sollozos. Abrazo su espalda y la aprieto a mí para que sepa que estoy aquí, pero también para asegurarme de que no la he perdido. “¿Es tan difícil tenerla a mi lado y que permanezca ahí para siempre?” Estoy pensando en cómo lograr que eso se haga realidad cuando siento que su cuerpo se pone en alerta. Le prestó atención y sigo su mirada para ver a un hombre alto y ancho acercarse, alguien a quien conocemos con el nombre de Rogelio. “¿Y ahora qué?”

—¿Paula Elías?

Me llam
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