Paula
Una noche que cambio mi vida sin planearlo, una oscuridad que aún invade hasta parte de mis recuerdos. En donde solo quedan reminiscencia de sus gemidos, su voz y sus ojos que para muchos quizás eran marrones, pero para mí eran rojo y amarillos combinados, dando un naranja oscuro. Quizás era el nivel de alcohol y algo más que habíamos tenido en aquel club, ni lo conocía. Solo fui con mi mejor amiga, Alana, a festejar su cumpleaños número dieciocho, yo ya los tenía hacía solo dos meses. Y como nunca habíamos roto las reglas, pues siempre fuimos chicas nerd, decidimos por esa noche hacerlo, pero que mal me fue.
No nada más perdí mi virginidad de forma loca y sin conocimiento, sino que dos meses después, recibía junto con mi madre la noticia de que también me gané un regalo. Cuando el médico dijo que está embarazada, el mundo se volvió negro, todos mis sueños estallaron. Nunca podría hacer mi carrera, por la cual luche tan fuerte y casi tenía en mis manos.
No solo eso, mi madre, quien se ha sacrificado desde que tenía tres años, ya que nuestro padre nos abandonó, dejo de mirarme con orgullo. Me sentí tan vacía, asustada y desilusionada con la vida, todo dejo de importarme. No veía como podía ser capaz de criar a alguien si ni siquiera sabia como combinarme la ropa. Otro punto más que probaba lo imposible, pienso cosas estúpidas. Estuve dos días encerrada en mi cuarto sin salir ni siquiera a cenar, hasta que mi madre se sentó en mi cama.
—Siéntate ahora mismo Paula Elías. —Obedecí al momento, siempre he amado a esta mujer, es mi madre sin duda alguna y no hay nada que me duela más que el haberle fallado—. Escucha bien lo que voy a decirte, soy tu madre y voy a estar aquí para ti siempre. Pero ahora ya no estás sola, has pasado a segundo plano, eso —señala a mi vientre—, es ahora lo primero. Vas a terminar la escuela y luego veremos cómo hacemos para que sigas adelante. Sé que estás asustada, no obstante, no queda más que seguir adelante. Vas a prender en el camino, pero siempre ten presente que ese bebé es tu vida ahora y que pueden hablar mal de ti si tú los dejas, sin embargo, jamás pueden señalar a mi nieto, ¿okey?
Estaba en puro llanto al igual que ella cuando termino de hablar, sin más me lancé a sus brazos, siempre me sorprendía. Acepté todo lo que me dijo sin pensarlo, pues es mi otra mejor amiga, con la que cuento para todo. Y por supuesto que tenía razón en que ahora mi vida no era mía, era de esta semillita que estaba creciendo en mi interior. Daría todo por este bebé y nada ni nadie iba a hacerle daño, eso era un hecho. Así que al día siguiente volví a la escuela, al principio no hubo problema, pues no se sabía nada, mas, cuando se empezó a ver mi vientre, fue imposible que no me señalaran.
Mi amiga Alana jamás me abandono, lo agradecí en el alma, no dejo que la soledad me tragara. Siempre estaba animándome y preocupada comprándome merienda, decía que su ahijado debía comer bien. Y si alguien se atrevía a decir algo se llevaba unas buenas ofensas de mi amiga, la cual tenía una lengua bien afilada. Lo más gracioso es que tapaba mis oídos cuando lo hacía porque decía que el niño podía escuchar esas malas lenguas y ofenderse, además de aprender el mal lenguaje.
Más tarde ella entendería que mis oídos y los del bebé no tenían nada que ver, mi mamá y yo nos reíamos mucho de sus ocurrencias. Ali, como siempre la he llamado, era una niña de familia adinerada, pero sus padres trabajaban tanto que casi siempre la dejaban sola, así que en casa era una hija más. Éramos tan unidas que hasta iba conmigo a las consultas y le preguntaba de todo al doctor. Este también disfruta de que fuese tan curiosa y le explicaba todo. Se emocionaba tanto en cada ultrasonido que hacía que le dieran varias fotos, de hecho, le creo un álbum al peque. Realmente era alguien increíble y agradecía su presencia en mi vida.
Pudimos terminar el colegio sin problemas, gracias al cielo. Ali logró entrar a la universidad, la cual quedaba bien lejos, pero no se iría hasta el nacimiento del bebé que por suerte llegó en las vacaciones. Fue el día más duro de mi vida, aunque mi madre me hizo ir a clases para embarazadas para andar sobre aviso, nada te prepara para ese dolor. Pensé que moriría ese día, entre lágrimas y algunos gritos de desesperación llegó mi Lucían Elías.
Era un bebé hermoso, enorme, con su pelo negro, su nariz pequeña, labios medianos y rosados. Además de unos ojos que se robaron mi aliento, ya que eran una liga de rojo con amarillo, llegando a ser naranja oscuro algunas veces y esto me recordaba a su padre sin lugar a duda. De hecho, era lo único que recordaba con claridad de aquella noche. No tenía ni la mínima idea de como lucia o quien era y eso me inquietaba. ¿Por qué? Porque al final tendría que decirle a mi hijo, lo mismo que le he dicho a mi madre y amiga, no tengo ni la menor idea de quien es.
En fin, después de mi pequeño llegar a mi vida, todo cambio, pues tuve que crecer a la fuerza. Ya no podía pensar en boberías, pues mi día estaba ocupado con tomas de leche y pañales. El primer mes mi amiga me ayudo, de hecho, lleno mi cuarto de regalos para su ahijado e incluso dormía conmigo para ayudarme en las madrugadas con mi hijo. Cuando se marchó, la vida se me hizo más difícil como madre, pues a los tres meses del bebé comencé a trabajar en las noches. Mi madre lo cuidaba para poder entrar otro salario a casa, así que nos dividimos el tiempo. Ella se ocupaba de sus noches y yo en las mañanas me hacía cargo de mi chico.
PaulaAli siempre me enviaba mensajes o hacíamos videos llamadas para que viese al crío. Además de que venía en las vacaciones sin falta y las pasaba con nosotros, así como en fechas festivas. Fue ella quien me embulló para que tomara clases en línea para que mejorara mi futuro, le hice caso y escogí un curso de algo que me gustaba hacer. No era fácil llevar todo a la vez, pero solo pensaba en que el día de mañana mi hijo debía tener una buena vida y eso me impulsaba.Lucían era un niño muy bueno, casi no molestaba y aprendía rápido, era como una esponja. Ya en su añito hablaba y caminaba, era muy despierto, eso sí, no así en la parte de relacionarse con otros. Prefería jugar solo en el parque, apartado, que unirse a los demás niños muchas veces. No le di mucha importancia en ese momento, nada más supuse que quizás era muy tímido.Para cuando Lucían tenía dos años, mi madre decidió que debíamos mudarnos, no entendí bien por qué tan de repente, pero su excusa fue que consiguió un mejor
PaulaEntro al restaurante donde acordamos el encuentro, no sé por qué estoy nerviosa y tan solo cruzar la puerta descubro el motivo. Encuentro los mismos ojos que me miran a diario, los de mi hijo. Mi boca se abrió de par en par al igual que mis ojos, sentí que dejé de respirar y mi piel se enfrió. Al parecer él no me reconoció, pues solo me miro como una extraña y le dijo a mi amiga que quien era yo, si era conocida de ella.Ali al verme tan mal corrió hasta mí y me pregunto que me pasaba, solo pude decirle que deseaba agua. Enseguida me busco un vaso y después de tomarla logré calmarme. Mi cabeza era un tormento, como diablos podía pasar algo así, ¿cómo iba a decirle a mi mejor amiga que su futuro esposo era el padre de mi hijo?Como si algo allá arriba por esta vez quisiera ayudarme, recibo una llamada de la que cuida de Lucían. Me dice que este tiene una fiebre muy elevada y eso me preocupa, pues llevaba ya días con tos y falta de aire. Así que en puro nerviosismo le cuento a Ali
Lucas—¿Por qué siempre haces lo mismo? Yo te amo y tú no haces más que acostarte con todas las mujeres que se te cruzan. Estamos comprometidos, deberías respetarme.—Tú eres la única que quieres seguir con esto, si no he roto nuestra relación es por nuestras familias. Pero tú mejor que nadie sabes que no te quiero, no deseo tener una relación contigo. Y basta, no voy a seguir teniendo esta discusión contigo, me voy.La dejé allí en aquella habitación, por lo otro que seguía con ella era porque era buena en la cama, no lo niego. Pero estaba harto de tener que soportarla, realmente no quería nada con ella, siempre estaba tratando de manipularme y odiaba eso. Vivian Bolso es una mujer inteligente, hermosa y preparada, pero caprichosa, celosa a muerte y algo manipuladora, todo eso apaga sus buenos puntos para mí.Jamás me he visto en un futuro a su lado, no la deseo como la madre de mis hijos, no soportaría sufrir a diario sus ataques y sus controles. Si no fuera por la relación entre nu
LucasDespués de saludarnos me lleva hacia su apartamento donde tranquilamente nos sentamos a hablar, con una botella de cerveza en mano, como en los viejos tiempos.—Lo que te voy a contar hasta a mí me ha sorprendido, Lucas.—¿Qué pasa?—Tú conociste a Alana, sabes que es la mujer de mi vida.—Lo sé, pero…Levanto su mano para detenerme y respiró para continuar.—No me interrumpas, por favor, esto lleva su tiempo. En fin, hace nada más unos días descubrí que Alana es la misma chica de hace cinco años en aquel club. —Mis ojos se abrieron de par en par, qué casualidad de que volvió a encontrar a esa chica y no es otra que su prometida. La verdad eso era un alivio, porque sé que siempre se sintió mal por aquella noche haberle robado la virginidad estando bebido. En mis locos pensamientos caí en que era la amiga de Paula, entonces…— ¡Hey! ¿Me estás escuchando?—Perdona… es que me alegro por ti y… he pensado que eso quiere decir que…—Sí, es amiga de Paula y supongo que es la misma que h
PaulaMi vida ha sido un total tormento desde que el padre de mi hijo llegó, de alguna forma Lucían supo quién era ese hombre con solo verlo una vez, incluso mi madre se dio cuenta en cuanto lo conoció. Dice que es la viva estampa de su nieto —seria al revés, pero que importa—, que es imposible no verlo, asegura que nada más la boba de Alana no lo nota. Yo no creo que sea eso, más bien es que sospecho de que mi amiga algo no me ha dicho y por eso no cree que es el padre.El hecho es que igual no voy a darle la posibilidad de que descubra que está equivocada. Ya he renunciado a mi trabajo y le he dicho a mi madre que voy a desaparecer. Ella no está de acuerdo, dice que mi vida peligra con Andrés suelto, pero con más razón debo irme lejos, donde ni él ni Zack puedan encontrarnos.Así que cuando al niño le dan el alta, salgo directo al aeropuerto dejándole un mensaje a Ali de que espero que sea feliz, que me perdone y se olvide de mí. Luego de eso conocí el verdadero infierno, mi hijo no
LucasDesde que me enteré de que ya soy padre, no he parado de molestar a mis amigos y mover mis contactos para que encuentren a donde fueron. Martín pudo averiguar que tomaron un vuelo a Beuri, un país donde justo la familia tiene una sucursal que está bajo mi mando, así que no levantaré sospechas.Me dispongo a ir tras ellos, pero bajando del avión allí, recibo una llamada de mi madre avisando que mi abuelo ha sufrido un ataque y está hospitalizado. Todos mis planes de búsqueda tendrán que esperar, porque le debo respeto al abuelo. Aun cuando ya me puedo liberar de todo el yugo familiar, le debo mucho a este, no me importa para nada el testamento que pueda dejar, no lo necesito a la verdad. Solo me dirijo a comprar un pasaje de regreso y a esperar a que este salga, simplemente sentado allí.Luego del viaje de ida y vuelta estoy agotado, pero debo ir al hospital y cuando llegó, una de las personas que menos quiero ver se lanza a mi cuello. Como puedo me quito a Vivian de encima y cont
LucasYa en mi cuarto tengo todo el equipaje listo en nada, mientras escucho a mi hermano aconsejarme que debo ir con calma, que está seguro de que los encontraré. Lo abrazo antes de irme, es como mi mitad y agradezco que siempre esté ahí. Sin más demora salgo sin detenerme ante nada, ni siquiera ante Vivian que me está esperando en la puerta. Simplemente, la ignoro montando en mi auto, rezando porque acepte que no la quiero y salgo disparado hacia el aeropuerto.Unas horas después:Llegando a la capital de Beuri me siento algo perdido, me cuestiono por donde empezaré a buscarlos, lo único que tengo es que están en este país. Ahora tendré que mover mi gente aquí para que la localicen, solo espero que no se hayan ido de la capital, al menos.Par de meses después voy en mi auto con una tristeza enorme, aún no los encuentran y me pregunto cómo es eso posible. Miro por la ventana del auto, casi estamos llegando a la empresa, nada más voy de vez en cuando a dar una vuelta. En realidad, el p
LucasJusto al momento de bajarnos, que se abren las puertas, alguien llama al niño y este corre hacia la voz sin pensar. Yo solo avanzo lento y espero a una distancia prudente. Paula es más hermosa de lo que recuerdo, los años le han venido bien, su pelo está corto, pero igual le asienta. Cuando me fijo mejor veo que no está bien, siento pena por ella, pues tiembla, me imagino que la escuela la llamo y lo confirmo cuando escucho lo que le dice al niño.Luego del niño decir quién soy, al fin puso sus ojos en mí y pude ver su cara palidecer, por lo que enseguida le expliqué quién era. Igual aún no se lo creía y la entiendo, es difícil de digerir para cualquiera. Pero debía sobreponerse a la sorpresa, aún debíamos hablar de muchas cosas, así que los subí a mi oficina. Donde enseguida pedí que nos trajeran algo de comer, a Lucían le suena el estómago por todo lo que anduvo para buscar a su madre hasta que lo encontré.Me siento con él en el escritorio, no sin antes sacar mi celular para m