Luz Marina Llegué a la imponente mansión de Maxon, con las mellizas aferradas a mis manos temblorosas. El corazón me latía con fuerza, incapaz de creer que me encontraba en esta situación. Maxon, el hombre que alguna vez conocí bien, ahora parecía una sombra de lo que fue. —Princesas, corran a ver sus habitaciones. Es la primera puerta a la derecha —les dijo Maxon con una voz que intentaba sonar calmada. —Podemos, mami —respondieron las niñas, aún sin comprender del todo lo que estaba sucediendo. —Claro, suban —les animé, tratando de mantener la normalidad mientras las veía alejarse. Maxon se acercó a mí con una mirada fría, y me enfrenté a él con valentía, aunque mi voz apenas salía por el nudo en mi garganta. —Maxon, te suplico que dejes ir a las niñas. Ellas no tienen la culpa de nada. — Le pedí. Él me miró fijamente, como si estuviera evaluando mis palabras y mi determinación. —Luzma, yo jamás las lastimaría, siempre y cuando tú obedezcas —dijo con una seri
Luz Marina. No podía creer lo que estaba viendo. Mi hermano Ben, quien yo creía muerto por mi culpa, yacía dormido en una cama, conectado a varias máquinas en una cabaña abandonada. Durante años, la culpa por su supuesta muerte me había atormentado, llevándome incluso al borde de la desesperación. Recordaba vívidamente aquel fatídico día en que los frenos de mi auto fallaron. Había sido un accidente, o eso creía entonces. Desperté en la clínica, devastada por la noticia de la muerte de Ben. Asistí a su funeral, enfrentando el dolor y la culpa, sin imaginar que todo este tiempo él había estado vivo, oculto en este lugar. —Maxon, no entiendo nada. ¿Cómo puede ser que Ben esté vivo? —pregunté con voz temblorosa, enfrentando a mi captor con la mirada llena de incredulidad y dolor. Maxon me miró con frialdad, una sonrisa siniestra en los labios. —Ben nunca murió, Luz Marina. Fue conveniente que todos creyeran eso. Y ahora, si quieres que siga vivo, tendrás que colaborar conmigo —
Un mes después Ha sido un mes muy intenso. Hace un mes que perdí a mi Damon y siento el corazón destrozado. Mi única ancla a esta vida son mis mellizas. Él ni siquiera me dirige la palabra en la empresa. Únicamente nos vemos cuando el viene a recoger a las gemelas.Visito a Ben todo lo que puedo; sin embargo, él la mayoría del tiempo está sedado.Oficialmente soy la pareja de Maxon. He asistido a varias entrevistas, fiestas, eventos y demás. No me ha tocado. No lo he permitido porque duermo con mis hijas.Hace mucho tiempo no veo a Jaqueline y con mi familia casi no tengo contacto. Mi mundo son Maxon y las mellizs. Muchas personas me juzgan por tan rápido aceptar ser pareja de Maxon, pero nadie se percata de que me tiene amenazada.Estoy intentando relajarme en la piscina. Estaba a punto de meterme al agua para nadar, pero Maxon me sostuvo de la cintura. Giré mi rostro y él unió sus labios a los míos. Debería seguirle el beso como correspondo en cada ocasión, para mantener las apar
LuzmaCuando desperté me percate de que me encuentro en mi habitación de la mansión. Mis recuerdos están borrosos y siento que la cabeza está a punto de explotarme.A mi lado se encuentra Maxon. Además en el cuarto hay un segundo hombre vestido de bata, supongo que es el médico.—Al fin despiertas mi amor — él esboza una sonrisa fingida.— Como le comunique a su esposo. Son normales los mareos y las náuseas en su estado. Le recete unos medicamentos y vitaminas, es importante que consulte con su ginecóloga.— Anunció el médico.—¿Que estado doctor?— Pregunté.—Usted tiene seis semanas de embarazo.No puede ser que estoy embarazada, eso no es posible. Si tengo casi meses, eso solo pudo haber ocurrido cuando me reconcilie con Damon. . Esa semana nos entregamos el uno al otro con pasión y desesperación, por supuesto no nos cuidamos. Estoy esperando otro bebé del amor de mi vida.Estaba a punto de levantarme de la cama cuando el médico se marchó, dejándome a solas con mis pensamientos tumul
Maxon Chrysler.Me encuentro ansioso abotonando mi camisa. Ya me he duchado y perfumado, únicamente falta terminar de vestirme.Luzma se está duchando, me estoy conteniendo para no meterme en su ducha y tomarla. Es demasiado la tentación de no tocarla. Ya hace más de un mes que estamos en esta situación y comienzo a hartarme; ella es mía, mi mujer, y debería complacerme como es debido.Me fascina hacerle el amor. Sé que, aunque lo negó, lo disfruto tanto como yo.Me alejé cuando mi celular comenzó a vibrar. Respondí y me percaté de que se trataba de uno de mis socios, Emilio Grimaldi. — Buenas noches, Emilio — Saludé.— Solo quiero recordarte nuestros acuerdos. Dentro de unos días, mis amigos esperan la mercancía.Por supuesto, ya tengo todo preparado. La empresa de los Hoffmann es la fachada perfecta.— La mercancía es de calidad. Tus socios estarán fascinados. — Reí fuerte.— Muchacho, me agradas y por eso te haré una advertencia. Ve con mucho cuidado, hemos invertido demasiado din
Luz Marina.No sabía qué me había pasado. Lo último que recordaba era haber estado en esa fiesta con Maxon. Cuando abrí nuevamente los ojos, me encontraba en una habitación desconocida, en una cama, y observaba el rostro de Maxon. No podía moverme ni gritar. Era evidente que me había drogado.A pesar de que intenté gritar con todas mis fuerzas, mi voz no salió y me encontré incapaz de moverme.—Es una pena que no puedas llamar a nadie para protegerte .—rió él mientras me cargaba y me depositaba en la cama—. Mientras más lo intentes, peor será, Luzma. Es una droga muy fuerte, la usan mis socios para doblegar a las muchachitas y que cumplan con su deber.La habitación se llenó de una sensación de angustia y desesperación mientras luchaba por recuperar el control de mi cuerpo. No podía creer la situación en la que me encontraba y la trampa que él había tendido.Él unió sus labios a los míos en un beso intenso y apasionado, mientras me quitaba el vestido, dejándome en ropa interior.Maxon
Estoy extremadamente molesto. No puedo creer que el infeliz de Maxon sea el CEO. Ese desgraciado debe tener pactos con el mismísimo demonio. No es posible que todo le salga bien. Me quitó a Luzma y a mis hijas. Ya no soporto esta situación. Luzma ni siquiera viene a la empresa como antes, así que no puedo verla. Aunque es mejor así. Verla al lado de las gemelas y el imbécil de mi primo, aparentando que son una familia hermosa y feliz, me mataría. Me quema el alma pensar que ellos están juntos todas las noches. Que él la besa y la toca, que alguien más está en el lugar donde estuve yo. Es la peor de las torturas. En este momento, me encuentro charlando con el idiota de Matt, mi mejor amigo. —No puedo hacer lo que me pides —réplica por milésima vez, con una expresión de frustración en el rostro. —Me apoyes con tu abogada o no, yo le quitaré las gemelas a Luzma. No soporto estar lejos de mis hijas —le digo con determinación, sintiendo la furia hervir dentro de mí. —Debes pensar mu
Luzma Cuando desperté, sentía todo mi cuerpo adolorido. No podía creer que ese miserable me hubiera lastimado la noche anterior. Él seguía dormido y yo, rápidamente, me dirigí a la ducha y comencé a llorar. Sería la última vez que lloraría por él porque nunca más me tocaría. Cuando terminé de ducharme, regresé a la cama y él ya estaba despierto. — Si dañaste a mi bebé, yo te juro que lo pagarás —le dije con el rostro lleno de determinación y furia contenida. — Te portaste tan bien anoche que te permitiré ir a la clínica para revisar que el bastardo esté bien —replicó con una sonrisa cruel—. Si hubieras cooperado, nada de esto habría pasado. — Te odio —le respondí, con cada palabra cargada de desprecio. — Me amarás tanto como yo a ti, como solías amarme antes —me dijo, acercándose con una expresión que intentaba ser tierna, pero que solo me llenaba de repulsión. Decidí en ese momento que nunca más permitiría que me hiciera daño. No importaba lo que costara, encontraría la