Capítulo 4

—¿Te has vuelto loco papá?

—En lo absoluto mi princesa, lo pensé mucho y finalmente tome la decisión. Trabajarás en la hacienda Solís .

Se había vuelto loco si creía que aceptaría tal locura. En mis cortos años de vida jamás había pisado una hacienda y mucho menos sabía lo que era trabajar.

—Me niego rotundamente, Mamá, ¿No dirás nada?

—Lo siento nena, tu padre ha tomado la mejor decisión y yo lo apoyo —Acaricia mi mejilla —. Te hará bien un poco de aire fresco, ahora si me disculpan debo irme.

Sale de la habitación dejándome con tremendo embrollo sola y completamente sin salida.

—Papito, no pueden mandarme con un desconocido tan lejos.

—No es un desconocido, Damian es un buen amigo en el cual confío y se que estarás en buenas manos.

—¿Todo esto es por es una venganza por lo sucedido esa noche?

—Eso y tu expulsión de la universidad.No es una venganza, es para que valores lo que hacemos por ti.

—Pero, papá...

—No está en discusión Lucia —Me interrumpe —. Mañana a primera hora salimos hacía el que será tu nuevo hogar por una temporada.

Se marcha y suelto un grito ante la rabia que siento en estos momentos por hacerme tal cosa.

***

—Te voy a extrañar mucho cariño.

—Si interfirieras en la decisión que ha tomado papá no me extrañarías.

—Lo siento hija, esta vez no pienso contradecir a tu padre —Deja un beso en mi frente —. Prometo visitarte lo más pronto pequeña.

Se da la media vuelta y se marcha en su camioneta junto a Nando que se despide con un movimiento de mano.

—Hora de irnos Lulú, nos espera un viaje largo.

—Gracias a ti y a tú idea de castigo papito lindo.

Ruedo los ojos y abordó la camioneta junto a él con dirección al aeropuerto. Al llegar hacemos los trámites pertinentes y abordamos.

Me mantengo alejada de mi padre y aplicándole la ley del hielo. Esta loco si cree que le voy a perdonar tan fácilmente esto que me esta haciendo.

Luego de varias horas de vuelo, finalmente aterrizamos y al bajar lo primero que me recibe es una ola de calor.

—¿Dónde estamos papá? —Recojo mi cabello —. Hace una humedad y una calor de lo peor.

—Pronto lo sabrás.

Me toma del brazo llevándome con él abordar una de las camionetas; durante el camino lo único que veo son árboles y pasto.

Luego de veinte minutos llegamos a una gran hacienda en la cuál se ve varios trabajadores con caballos y otros animales que no son de mi total agrado.

—¿Me puedes decir al menos en dónde estamos? —Preguntó cuando finalmente se detiene la camioneta.

—Está es la hacienda Solís —Responde bajando a mi lado —. Aquí pasarás una temporada.

Un hombre se acerca extendiéndole su mano a mi padre y saludándolo; observo todo a nuestro alrededor y una corriente de aire fresco me golpea.

—Lulú, vamos hija.

Ruedo los ojos acercándome a él y al hombre a su lado, este me mira de arriba abajo y su mirada no me gusta para nada.

—Él es Jose, el capataz de la hacienda , José ella es Lucia mi hija.

Le doy una sonrisa de boca carrada y le extiendo mi mano en forma de saludo, hace lo mismo y me responde con un bienvenida.

—Damian se encuentra recorriendo los alrededores con algunos de los trabajadores, mientras les doy un paseo por la hacienda.

—Bueno —Mi padre palmea su hombro —. Quiero ver que tiene tan fascinado a Damian.

Mi padre camina junto a él mientras le va conversando, saco mi móvil respondiendo los mensajes de Paula.

Observo los trabajadores a mi alrededor, algunos jóvenes otros ya con más edad.

Seguía negándome a la idea de trabajar aquí, ni siquiera había trabajado nunca en las empresas de mi padre como para ahora trabajar en el campo libre.

—Se ha vuelto loco si cree que voy a quedarme aquí —Susurro a mi misma —. En los próximos días pretendo regresar a mi casa.

Observo a la lejanía una mujer sobre un caballo acercarse. Su mirada sobre mí cae y veo que me mira con mucho recelo.

—¿Tú quién eres y qué haces aquí? —Pregunta deteniéndose frente a mi.

¿Y esta estúpida quién se cree?

—¿Disculpa? —Respondo riéndome —. ¿Y tú quien eres para hablarme así?

—Sandra... —El hombre se acerca a nosotras dejando a mi padre atrás quien habla con un hombre —. Ella es Lucia y es invitada dé Damian.

—¿Damian ha traído una chiquilla a la hacienda?

—Sandra, ¡Basta! —Espeta serio —. No puedes faltarle el respeto a una invitada de Damian.

—¿Acaso aquí no le han enseñado a sus empleadas a tratar a sus invitados?

—¿Y tú cómo sabes que soy una empleada?

—Tu mal vestir y tú manera de hablar me lo dicen todo —Respondo con insuficiencia —. De ahora en adelante cuando te dirijas  a mi, hazlo con respeto porque tú y yo no somos iguales y nunca estarás a mi altura o posición.

Paso a su lado acercándome a papá ignorando lo que musita a mis espaldas, al acercarme papá me abraza y exaspero fastidiada.

—Papá, prometo portarme bien pero por favor déjame regresar contigo a casa.

—No pienso cambiar de posición Lulú, solo será una temporada.

—Señor Oliveira, —El hombre se acerca a nosotros —. Damian ha llegado a la casa.

—Vamos hija, es hora de que conozcas a Damian.

Caminamos de regreso a casa , al entrar observo que no es nada sofisticada o moderna como imagine .

Se siente cálida, pero no me deja de parecer aburrida y sin gracia.

Observo sobre la chimenea las fotos qué hay en ella, lucen antigua y en ella hay una pareja junto a un niño y una niña muy majos.

¿Este será el amigo de papá?

—Buenas tardes, lamento la tardanza.

"Esa voz"

¿Porque me suena familiar?

—Nada que lamentar —Escuchó decir a mi padre —.Lucía ven, quiero que conozcas a mi gran amigo Damian.

Me giro abrumada y cuando finalmente lo veo siento como mis piernas flaquean, mi cuerpo se estremece y siento como mi alma abandona mi cuerpo al verlo.

¿Qué m****a significa esto?

Su mirada recorre todo mi cuerpo y recuerdos de esa noche llegan a mi mente como flashbacks.

—Damian, ella es Lucia mi hija , Lucia él es mi gran amigo Damian Solís.

—Esto debe ser una m*****a broma...

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