CAPÍTULO 3

ANNA

¿Quién me manda a mi ser tan despistada?

Quiero llorar de ver todo lo que tengo que hacer.

Son muchísimos libros, el espacio es grandísimo y parece que nadie ha limpiado por aquí en años.

Literalmente estoy llorando de frustración.

No es que sea floja, sino que ¿cuando voy a acabar esto? Es más que una condena.

Miro el trapo, la escoba y la cubeta que tengo. No me va a alcanzar ni para la cuarta parte.

Y justo cuando quiero empezar a trabajar, alguien silva detrás de mí haciendo que giré .

—Debiste hacer enojar mucho a mi hermano—me regala una sonrisa de disculpa.

—Esto es orden de la Luna—digo apenada.

—¿Abigail? Pero si Abi es un cielo—menciona pensativa.

Hago una mueca de tristeza, ambos están molestos conmigo entonces.

—Pero ya se le pasara, soy Millie, hermana del Alpha—me extiende la mano

Sonrío y la tomo.

—Anna, dime Anni —la animo.

Ella asiente efusiva quitando la escoba de mi mano.

—Te ayudaré.

—No, no, no, no es necesario…

—Sola no acabarás y yo no tengo mucho que hacer así que… —se encoge de hombros

—Bien —acepto al ver que no la haré cambiar de opinión —¿ Por dónde se empieza esto? .

—Creo que mejor empecemos desde el fondo hacia afuera ¿Te parece?

—Justo ahora, me parece estupendo.porque yo no tengo nada en mente.

Ella sonríe alegre y comenzamos a limpiar.

Ambas empezamos a limpiar los estantes desde diferentes lados y así después barrer y trapear todo, estoy consciente de que todo esto no lo vamos a lograr en un día.

Son dos jodidos pisos y casi todo está lleno de polvo y telaraña.

Quise llamar a Meghan o Dara pero no me dieron permiso, de hecho, tengo prohibido cualquier contacto con el exterior de esta mansión. Odio mi nueva realidad.

—Así que prácticamente te tendrán como esclava —Exclama Millie horrorizada.

Me encontraba explicando el porqué estoy aquí y limpiando la biblioteca.

—Sí, yo creo que se tomaron muy agresivamente un simple descuido. No era para tanto.

Millie asiente.

—Mi hermano es muy explosivo. —comenta con un poco de desagrado —Después de que perdió a su última Luna fue…

—¿Perder? ¿Última Luna? —pregunto incomoda.

Ella sonrie triste.

—Es historia universal nena ¿No la sabes?

Niego.

—Tengo apenas veinte años —frunzo el ceño —Nunca había escuchado de eso.

—Con razón —se lleva una palma a su frente— Duncan prohibió que hablan del tema hace veinte años, justo cuando la antigua Luna murió.

—Pero ¿Cuántas Lunas ha tenido? No entiendo.

—Dos, bueno tres con Abigail ahora. Lo malo es que las dos primeras murieron, en batalla y por enfermedad, mi hermano ha quedado con una gran huella en su corazón y creo…

—Millie —ambas nos tensamos.

La Luna está detrás de nosotros.

—Abi—ella sonrie bajando de la escalera ennla que estaba.

—¿Qué haces aquí?

—Estaba ayudando a Anni.

—Vamos, no puedes ayudarla y tampoco acercarte. —espetó lanzando una mirada envenenada hacia mí—Tú hermano te espera en su despacho.

Millie baja en silencio y cuando se están de ida se voltea a guiñarme un ojo.

Vuelvo a quedarme sola, limpio y limpio hasta que empieza a picarme el cuerpo de tanto polvo que hay.

Decido tomar un baño por lo que voy a mi habitación, está en una de las alas más solitarias, todo está oscuro por lo que paso corriendo.

Nunca me ha gustado la oscuridad, me genera un miedo horrible, pero casi siempre la soporto cuando estoy en compañía. Solo que aquí no hay nadie y temo que me dé un ataque cardíaco.

Me despojode todo y me meto directo a la ducha sintiendo el agua correr por mi cuerpo.

Algo aquí no se siente bien, y no hablo de él momento. Hablo del lugar, siento como si estuviera… en un lugar equivocado.

Salgo del baño con el mismo sentimiento de incomodidad. Incluso cuando me acuesto a dormir.

Estaba tan cansada que mi mente me juega conmigo mientras duermo. Siento a alguien acostarse a mi lado y acariciar mi mejilla, el tacto es tan agradable que termino apoyándome más en el mismo.

—Mi Luna —susurra.

No distingo la voz, pero tampoco quiero despertar, si es un sueño se siente perfectamente bien. Esa presencia me hace sentir tan a gusto que por poco olvido que de los sueños en algún momento se despierta.

—Anna, cariño—abro los ojos asustada.

—Tara —frunzo el ceño porque aún siento esta caricia.

—Tienes que bajar a cenar, no has comido nada después del almuerzo—murmura preocupada.

—Cierto—tallo mis ojos volviendo a levantarme. —¿Qué hora es?

—Diez para las ocho —menciona.

¡Diosa!

—Si que estaba cansada —murmuro. Llevo casi dos horas durmiendo— Vamos, Tara, ya me dió hambre —digo causando que ría.

Vamos directo a la cocina donde me sirve mi plato y empiezo a comer.

—¿Qué tal estuvo tu día Tara? —Pregunto luego de masticar.

Yo necesito conversar con alguien y hablar o puedo terminar mal.

—Como todos, Anni —responde secando unos platos. —Ya llevo tantos años haciendo una misma rutina que ni siquiera me doy cuenta ahora.

Hago una mueca.

—No malinterpretes lo que diré—empiezo —pero no creo que yo alguna vez me acostumbre a la monotonía, para empezar porque me gusta estar haciendo muchas cosas, las que sean con tal de experimentar y estar ocupada.

Ella sonríe con nostalgia.

—Yo era así de joven—suspira con nostalgia—, pero la edad no pasa en vano, linda. Te darás cuenta cuando empieces a acostumbrarte a tu rutina —guiña un ojo.

Yo me río.

—No te ves tan mayor —ladeo la cabeza.

—Tengo 620 años —responde haciendo que me atragante con el jugo.

—Pues no lo pareces, Tara —digo la verdad. —¿Tienes hijos?

—La diosa luna no me permitió tener hijos propios, pero me dió la dicha de criar y cuidar del Alpha y su hermana —sonríe con añoranza.

—¿Enserio? —siento como se me ilumina el rostro al oír aquello.

—Sí, yo los cuido desde que ambos tenían unos cuatro años, son gemelos—me sonríe orgullosa.

—Wooo —yo no sabía nada de eso —Eso es genial. ¿Qué pasó con sus padres —me intrigo.

—Al inicio de la nueva era, luego de la devastación, fue muy difícil que las criaturas mágicas, por así decirlo, se decidieran—dice como si recordara cada cosa — quién iba a reinar todo. Los padres del Alpha hicieron hasta lo último para que no cayera en manos equivocadas pero… —traga saliva. —eso los llevó a la muerte justo cuando todos creían que ya había acabado la guerra. Todo fue un caos y al final dejaron a Duncan como el Alpha Rey, después de todo está en su sangre.

Asiento.

—Había cosas en esa historia que no sabía—menciono al recordar mis clases de historia en el instituto.

—La historia real es aún más sanguinaria, esto es solo el resumen —se acerca y se lleva lo que ensucié —. Pero eso es parte del pasado, dime¿A tí qué tal te fue?

—Odio el polvo—mascullo arrugando la cara—y creo que nunca voy a terminar de limpiar —suspiro derrotada.

—Ya se les pasara y te dejaran libre —palmea mi hombro.

—Eso quiero creer Tara —me levanto —. Ya tenía planes para mi vida.

—¿Cómo cuáles?

—Quería bajar a una de las ciudades y experimentar —ella sonrie.

—Ya no hay tantas cosas bonitas como antes pero siempre hay algo que te impresiona. ¿Qué si encuentras a tu mate ? —sugiere soñadora.

—Ojalá llegue un poco más tarde, Tara, no quiero encontrarlo todavía—me rio nerviosa, como si lo que dijera estuviera mal —. De hecho—susurró—, creo que ya lo encontré.

Ella abre los ojos tensa y nerviosa a la vez.

—¿Qué?

—Faltan algunos días para mi transformación pero te aseguro que ya lo encontré y está aquí. Desde que llegué me he sentido rara.

—Lo descubrirás, linda, ahora ve a la cama.

Asiento como una niña pequeña, paso por el lado oscuro con prisa y me meto a mi habitación.

Ojalá que mañana sea un buen día suspiro antes de volver a tirar mi cuerpo sobre la cama.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo