ANNATermine de limpiar el estante más alto y al fin pude bajar de las escaleras.Me daba ligero vértigo mirar hacia abajo y pensar que me podría caer.Fui hacia mi cubeta y enjuague el trapo con el que limpiaba, lo sacudí y fui a por el otro estante.Esperaba terminar pronto con esa biblioteca. Lo deseaba y a la vez no. Si lo termino ¿Qué otra tarea me pondrá la Luna?Estaba tan concentrada en mi trabajo que no me dí cuenta de las personas que estaban a mis espaldas.Sentí mi mirada iluminarse en cuanto noté a mis amigas que me sonrieron contentas. No tardaron en rodearme en sus brazos mientras suspiraba con alivio.—¡Diosa! Estás bien —me detalló Dara. Asentí. —Me alegro de que no te haya decapitado —me volvió a abrazar Meghan.—No puede conmigo—bromeé, sin embargo ellas no rieron. —¿Qué pasa? —pregunté asustada por sus caras serias.—Meghan vió algo— dijo Dara.Las miré sin entender.—¿Qué vió? Meghan suspiró y todo rastro de locura y ju
ANNA Nadie mueve un solo músculo y el que yo esté en mi forma lobuna deja claro que las cosas no andan bien, por como Meghan aparta el rostro y mira el suelo, la Luna parece incómoda, Dara no sabe que hacer y el Alpha simplemente se me queda mirando sin inmutarse .Estoy a punto de transformarme cuando el Alpha gruñe y niega.—En tu habitación y luego ve a mi despacho—ordena saliendo del lugar a toda prisa .Yo quedo desconcertada y con un leve malestar en mi pecho que no me deja reaccionar hasta que escucho la voz de Dara. —Anni, cariño, tienes que ir —avisa.No volteo a ver a nadie y simplemente subo, me coloco algo de ropa. —El tiene Luna —le digo a Zoe que no deja de decirme porqué reacciono así.—Eso no puede ser—susurra con pena. Su voz es tan suave y dulce que me siento mal incluso por decirle eso a mi loba que parece ser una tierna lobita.—Lo arreglaremos ¿Sí? Seguro hay una explicación para todo —trato de ser razonable y dejar de conje
ANNAMiro aburrida a los hombres frente a mí. Si pudiera escapar lo haría .Zoe solo se ríe de mí, al igual que Abigail —insistió en que la llamara así—.Bufo cuando veo al idiota que ahora tengo como alpha, presumir de derribar a unos cuantos guerreros. Demasiado egocéntrico y presumido. —Parece que te molesta—dice Abigail con una sonrisa.—¿Por qué tengo que estar aquí? —refunfuño otra vez— Me aburro— vuelvo a jugar con el pasto entre mis manos.Está más interesante que ver al Alpha idiota.—Tienen que reforzar su vínculo para que no mueran —frunzo el ceño. ¿Cómo sabes eso? —. Duncan me lo dijo. —se encoge de hombros.Y solo con mencionar eso no sé lo más me molesta, si él que se lo haya dicho o el que sepa de algo que considero solo debemos saber nosotros. Se ve que tienen confianza. —¿Crees que si le pedimos que se aleje lo hará? —La voz tímida de Zoe me hace arrugar el rostro.—¿Para qué o qué? —No la quiero cerca de mi mate —refunfuña con voz pequeña. Dulce.Definitivamente
DUNCAN Su vestido se balancea gracias al viento, su cabello amarrado en una pequeña coleta que me deja al descubierto su cuello.Me hace sonreír al ver la pequeña maraca dorada justo donde debería ir mi marca, porque es mía. El pecho se me llena de posesividad llevando mi razonamiento por el caño.MierdaCaminamos despacio para disfrutar de la compañía, noto como su corazón late ligeramente más rápido y el que trate de erguirse lo mejor que puede me dice que esta nerviosa.Llegamos justo donde quería, nos detenemos y yo me siento en una de las piedras que están cerca del agua. Ella me sigue pero se queda de pie esperando a que diga algo.—Lo que sucedió hace unas horas es algo que no podremos evitar —empiezo.—Qué directo—murmura por lo bajo, pero logro escucharla a la perfección al tener mis sentidos activados.—Hay que hablar las cosas como son —me encojo de hombros.—¿Y por qué aquí? —Quería mantener un poco de armonía en el ambiente, en la ma
DUNCAN Me levanto con cuidado de no despertarla. No quiero alejarme de ella después de lo que pasó, su respiración y pulso están mejor que cuando la encontré en el suelo de la cocina hace unos minutos.Voy a abrir la puerta que estaban tocando.Es Tara, mi nana.—¿Sucede algo, nana? —le pregunto .—Es la señorita Meghan, pequeño. Quiere hablar contigo— asiento y miro sobre mi hombro a la mujer de cabellos oscuros en mi cama.—¿Podrias cuidarla en lo que regreso? —Claro, vé —salgo para averiguar lo que quiere la bruja.Cuando bajo ya no hay nadie en el salón, todo está en silencio y voy directo a mi despacho encontrando a cuatro mujeres con rostros preocupados .—¿Qué pasa? —pregunto directo.—¿Cómo está ? —se apresura a preguntar mi hermana.—Mejor, ¿Qué sucede? —le pregunto a la bruja sentandome en la silla. El
ABIGAIL Nuestras risas llamaron la atención de los que estaban en la tienda, a nuestro lado la señorita que nos atendía también ríe por lo que dice Millie y Dara. Todas se ven más relajadas.—En fin—termina de reír Millie— ¿No les dió hambre? —averigua arrugando la cara.Yo me río. —Acabamos de comer —le recuerdo.—¡Eso fue hace una hora! —dramatiza. —Bien, bien —la calmo —. Esperemos a que salga Anni —todas asienten.Estamos en una tienda tratando de comprar nuevos atuendo, para Millie tener algo nuevo en el armario cada semana, es necesario. Seguimos esperando a nuestra Luna que salga del probador, se fue a probar un vestido de gala largo, todas coincidimos que en ella se vería genial. Segundo después la puerta se abre podemos apreciar la pequeña silueta de Anni con vestido color cielo ciñendo su cintura y sus pechos en un escote no tan
OMNISCIENTE Siete años atrás…Ella era perfecta.Tenía todas las cualidades para ser una diosa, estaban seguros de que entregarla a la deidad cruel, los iba a recompensar como ellos creían.Sus ojos azules asustadizos y horrendos les daban una gran satisfacción porque sabían que los podrían hechizar a través de ellos. Azules como el mar pero una mirada fija los haría arder en el mismo fuego.Su rostro inocente, las mejillas y nariz rojas por el llanto la havuan aún más perfecta.Llevaban días preparándola para la gran noche, una en la que la deidad se la llevaría.Les había pedido un alma pura, inocente e iniciando su vida ¿Qué mejor que una pequeña de once años?. Pero ellos sabían que la pequeña tendría que ser humana, humana era lo único que pedía el rey de los infiernos. La pequeña no olía a loba, por lo tanto, no era una.Tenía miedo, mucho y más al ver como lastimaba su pobre corazón do
ANNARespiro hondo una vez más a las órdenes de la doctora que me atiende. Me sonríe un poco y yo le devuelvo el gesto.—Yo creo que ya estás lista para salir de la cama, pequeña— dice guardando sus cosas en su maletín. Asiento emocionada.Llevaba tres días en esta cama que ya me dolía el trasero. Estaba aburrida sin poder hacer mucho ya que me lo tenían prohibido hasta que me recupere del todo.Cuando me explicaron de mi lenta recuperación, hice un poco de escándalo en el que puede que me haya desquitado gritando por todo lo que había pasado. Tenía miedo, pero no lo dejé gobernar en mí, tenía que ser fuerte por Zoe, ella me necesitaba. —Y gracias a eso me recuperé muy fácil —dice feliz.—Somos una, recuerda. La doctora sale y al fin me siento en la libertad de levantarme de esa cama.Mis amigas han estado alertas por mi estado, me cuidan como una niña p