Pasó un año desde la última vez que había cruzado alguna palabra o mirada con el señor Pablo Campo Orozco, y aun me resultaba imposible poder olvidarme de un veintiocho de agosto. Se sentía horrible tener que olvidarse de uno de los momentos más lindos de tu vida y que ya no se podrían repetir. Las palabras de mi madre me estremecieron, me hicieron entender tanto las palabras de mi padre Richard, me quitaron todas las ganas de volver a querer relacionarme con él ¿Quién querría después de enterarse de esa bomba? ¿Cómo podía arrancarse un sentimiento así del pecho? Me arrepentía de haber ido a la ciudad, me arrepiento de haberlo conocido, me arrepiento de sentir lo que siento. Y al mismo tiempo quería poder acallar todo lo que sentía, por el bien nuestro. Fue un año intenso en el que tuve que trabajar mucho para solventar los gastos de mi familia, al menos mi madre había sanado y habíamos podido comprar los lentes para Patrick, un año en el que no volví a ver a los Campos Orozco y
Emily continuaba sin aparecer, lo más difícil fue volver a mi casa sabiendo que no la habíamos encontrado, que no había ni siquiera llegado a cenar, Luna y su esposo Javier ya no sabían que hacer, no sabían cómo manejar esto, yo tampoco sabía, ¿Cómo enfrentas que tu hija desaparezca de un momento a otro? ¿Cómo podías dormir? ¿Cómo podías comer? ¿Cómo se podía vivir? Si era una niña que no había vuelto en horas. Llegué llorando a mi casa, los labios hasta se me veían morados y estaban secos, no podía hacer otra cosa lamentablemente, caminaba lento aunque no tenía ni siquiera ganas de dar un paso más, terminé arrastrando mis pies. Mi madre me esperaba en la ventana con los brazos cruzados acompañados con una cara de enojo, terminó saliendo al verme acercarme. La verdad era que poco podía importarme su reacción, solo me importaba Emily,- ¿Te parecen horas de llegar? –Reclamó gritando Sam. Continuaba enojada pero eso sinceramente no me importaba, no tenía ni siquiera ganas de ocu
La semana fue muy agobiante, muy desesperante, no quise levantarme de la cama y apenas si llegaba a comer, no entendía más el sentido de la vida, no le encontraba explicación al motivo de que Emily estuviera muerta, no le encontraba rumbo a que la hayamos despedido para que se fuera a dormir para siempre en un cementerio, en vez de que se fuera a algún campamento o esas experiencias que los jóvenes deben vivir al máximo, pero nunca como si no se volvieran a repetir aunque algunas parezcan que es así. El dolor se me volvía grande y totalmente incontenible, mi cabeza continuaba sin poder asimilar todo lo que había pasado y todo lo que podría traer aparejado, quería poder evitar algo como esto en todos los niños pero debía entender que eran cosas que estaban fuera de mi alcance. Como le había pasado a la familia de Emily podía pasarle a la familia de cualquiera, hasta aunque me aterrara pensarlo podría estar pasándome a mí y eso me haría sentir mucho peor de lo que ya me estaba sin
Le pedí a Patrick que no mencionara nada por el momento sobre mi posible trabajo junto a Gabriela, de alguna forma le estaba pidiendo que mintiera y sabía que eso no estaba bien, pero no quería que me criticaran nada, porque a veces por más familia que fueran eso hacían y no me agradaba por completo. Pensaba en esa hipótesis, un tanto ridícula, en la que mi madre encontraría una razón para que no lo hiciera así como encontró una razón para que volviera de la ciudad, esta vez creía que nada podía ser peor que aquella noticia que me desarmó pero no quería correr el riesgo a tener que sorprenderme por haber estado equivocada. La letra de esa canción simplemente era magia: Hablaba de amor, de uno que tan pocas personas conocen, donde con este se busca proteger al otro por más de que cause dolor, de la comprensión por estas razones, de una verdad que se escondía. La comencé a practicar sin conocerle el ritmo pero aun así la sentía latiendo en mi pecho y eso me hacía saber que tenía el
Pasó una semana, Iván terminó viniendo cuatro días y en esos mismos pasó Julián cada día a buscarlo y eso me generaba ciertas sospechas de que podía ser un plan preparado con antelación, pero eso sólo el tiempo lo diría, quizá estaba prejuzgando muy rápido. La verdad era que mi semana se había encontrado por demás atareada y poco había encontrado tiempo de ocio. Algo de él me intrigaba, con sólo mirarlo parecía que escondía muchos secretos detrás de su sonrisa que rara vez aparecía y eso me llamaba la atención, me decía que había algo más de lo que le mostraba a las otras personas. Eran las seis de la mañana y yo había confundido la hora, pensé que era un poco más tarde: Algún gracioso había tenido la fantástica idea de adelantar el horario del reloj dos horas pero no me había dado cuenta, tenía que estar a las ocho en la casa de Raúl para darle las clases correspondientes y ya estaba llegando tarde. Fui rápido hacia su casa por más oscuro que se encontraba todo. Antes de lleg
Esa noche me dejó exhausta de felicidad, la sensación que tenía era de que me sentía completa luego de mucho tiempo, todo a mi al rededor parecía tener más brillo, la música sonaba más bonita. Nos despedimos de todos y nos volvimos a casa, Naomi se quedó conmigo, ¡La extrañaba mucho!-Mañana iremos a la casa de Lucas –Afirmé.-Sí, sin dudas, quiero saber la noticia que nos tiene –Contestó Naomi.- ¿Cómo te fue en el viaje? ¿Conociste a alguien? –Pregunté.-Conocí a muchas personas, muchachas y muchachos, algunos bastante guapos, atractivos y con muy malas intenciones –Comentó Naomi y se puso seria- También conocí al señor Pablo Campos Orozco.- ¿Qué? –Pregunté sorprendida- ¿De verdad conociste a Pablo? -Sí, y la verdad es que te has quedado corta –Comentó Naomi.- ¿Acaso te acostaste con él? –Consulté más sorprendida. Y la sangre se me calentaba por bronca sin previo aviso, era algo que a ella le gustaba hacer y de cierto modo no tenía nada de malo ya que era su vida y lo solía h
Otro de esos grandes días para mi nueva carrera, para esta nueva ilusión que se estaba transformando en realidad estaba llegando, como una bocanada de aire fresco que me alentaba a seguir con el sueño que mi padre me hizo soñar, todo se lo debía a él. Las primeras noches habían sido un furor, euforia, alegría y paz ante todo, aunque todo demostrara un caos entre tanta multitud: A mí sólo me traía paz, me conectaba con todo lo que quería en mi vida, me ayudaba a reconectar con mi padre y en parte me hacía sentir que le devolvía un poco de todo lo que me había dado. Esta vez pedí que fuera más temprano porque si no mi fan número uno: Patrick, no podría verme y sinceramente creía que esta vez ya no me lo perdonaría. Era mi quinta presentación, eran cerca de las ocho de la noche, mi hermano sólo podía quedarse hasta las diez así que pretendí que así fuera. Gabriela hoy no estaba, sólo estaba para ayudarme Julián, quien cada vez se comportaba más cortante y odioso conmigo y eso sincera
Y sí, tenía que tomar ese coraje absurdo que complicaría todo, que me metería en un torbellino de emociones distintas, respiré profundo, tuve que ir al estudio de grabación para continuar con este trabajo que amaba pero que en este momento no quería estar ejerciendo. No quería ver a Julián, me generaba demasiada vergüenza no poder recordar ni uno solo de los besos que me dijeron que nos dimos, o cada momento, que debería al menos ser recordado vagamente y no ser algo que simplemente me han contado que pasó. Y es que me niego a pensar que esas cosas podían quedar en el olvido tan fácilmente, que un beso podía volverse efímero producto del mal uso del alcohol. Quería recordar cómo era que sabían sus labios y siquiera si eso me había generado algo pero la verdad era que solo era una laguna sobre una película que alguien más me había contado.-Hola –Saludé. Su silencio se hacía presente, su rostro no denotaba ningún gesto, ya no sabía si era peor no recordar o esto. Volvió a manifes