En la sucia celda de la prisión de la manda Isis respira con dificultad. Ha sido azotada y rociada con acónito. Su cuerpo se siente débil. No sabe cuántos días han pasado. Solo que el sol ha salido y se ha ocultado infinidad de veces. Su hermana y el alfa han realizado la unión, y ella ya ha sido marcada como luna de la manada. Ese día, para celebrar, los azotes fueron con puntas de acero, quería causar el mayor dolor posible en su pequeño cuerpo.
_ Espero que mueras de una vez, no entiendo cómo puedes seguir con vida después de tanto tiempo _ fueron las palabras finales que le dedicó Luna antes de salir del lugar.
Había ido a informarle oficialmente que ella era la nueva luna de la manada, también mostró, orgullosa la marca que ostentaba como pareja del alfa.
Isis pensó que ese día por fin sería el último, pero no tuvo tanta suerte. Nuevamente el sol salió y nuevamente se ocultó. El tiempo siguió transcurriendo. Ella era azotada a diario, excepto cuando se olvidaban de hacerlo, pero al recordarlo el castigo era doble. Su cuerpo estaba destrozado, su piel estaba rota e infectada por la suciedad del lugar. Las heridas no cerraban, esto era obra del acónito y para todos los guardias era increíble que ella aún viviera.
El alfa y su familia parecieron olvidarse por completo de ella. No tuvo ninguna noticia nueva de ellos y eso era bueno, no quería que su hermana celebrara nunca más sobre la piel de ella sus triunfos. Sabía que si algo placía a Luna era su sufrimiento.
Dieciocho meses habían pasado. Un año y medio de tortura y sufrimiento había soportado Isis en ese lugar. Ya la muerte la estaba saludando y ella feliz le sonreía. Una luz la cegó por completo y ella fue feliz al saber que por fin dejaría este espantoso mundo lleno de horror y sufrimiento. Ya solo habría paz a partir de ese momento.
Sintió como alguien la tomaba en sus brazos, ella no se movía, se dejó llevar, estaba feliz de que la muerte se hubiera apiadado de su dolor. El viaje al infierno fue extraño, movido y oloroso. Arrugó la nariz, era un hedor bastante particular. Debía ser el olor característico de la muerte, se relajó y nuevamente cerró los ojos. Un tiempo después sintió que caía, fue una sensación extraña, hasta que su cuerpo chocó contra algo y allí quedó.
Morir era diferente a lo que esperaba. Ella se sentía de la misma manera que cuando estaba viva, debía ser que aún no se acostumbraba a su nuevo estado. No lo pensó más y cerró los ojos. La negrura la abrazó y allí se quedó como dormida, solo que ella sabía que ya había muerto al fin.
“—“
En la manada Colmillo de Luna todo era caos.
Luna había perdido su segundo embarazo, el primero lo perdió a los tres meses y este a los seis. Estaba destrozada, pero también aterrada, si ella no podía concebir era seguro de que buscarían a otra que lo hiciera perdiendo ella de esa manera sus privilegios. Seguiría siendo la luna de la manada, pero una luna casi sin autoridad, ya que no sería la madre del futuro alfa.
Una macabra idea pasó por su mente, tenía que deshacerse de la omega, estaba segura de que ella sería la elegida por el alfa. Las omegas eran muy fértiles y fuertes para procrear, y por más de que Dilan diga aborrecerla sabe que la desea, siempre lo hizo, esa es la razón de que ella comenzara a envenenar la mente del alfa en contra de ella. Había podido ver la manera en que la miraba, aun siendo solo una adolescente los ojos de él se perdían en presencia de la vergüenza de la familia.
Tenía que terminar de matarla si es que todavía permanecía con vida. Debía averiguar, tenía que asegurar su lugar en la manada, el vínculo estaba roto pero eso no significaba que él pudiera tomarla y hacerla su mujer.
Consultó, buscó y encontró la información que necesitaba, ella estaba aún con vida. Solo era un pequeño hilo lo que la mantenía unida a este mundo, pero era necesario que ella lo cortara y ordenó hacerlo.
Unos días, tan solo unos días tardó en cumplirse lo que ella había intuido. El alfa Dilan vociferaba a viva voz que necesitaba a la omega. Debían traerla ante su presencia ya que estaba seguro de que ella era la indicada para ser la madre de sus cachorros. Ella estaba creada para eso después de todo, era lógico que él la usara para que llevara en el vientre a su heredero.
Por supuesto que no la iba a convertir en luna, una loba débil no puede dirigir una manada a su lado. Ese lugar siempre sería de Luna, acarició su rostro a modo de consuelo, sabía que le dolía mucho lo que estaba ocurriendo, había perdido a su segundo cachorro, pero era necesario.
_ Mi hermosa, le quitaremos a la omega el bebé y lo criaremos como hijo tuyo y mío, nunca permitiría que esa mujer se encargara de mi cachorro, nada cambiará realmente _ y ella estaba segura de que nada cambiaría, porque Isis ya no existía.
_ Alfa… _ Emmett se frenó en seco, no sabía si debía continuar hablando o no, pero era algo que tenía que hacer _ los guardias me informan que la omega ha muerto, sus restos fueron sepultados hace aproximadamente una semana _ dijo luego con temblor en la voz, sabía que esa noticia no caería muy bien.
Un gruñido se escapó de los labios del alfa, seguido del estruendo de cosas rompiéndose a su alrededor. Luna se refugió tras un mueble y miraba la escena llena de terror. En cambio Emmett tuvo que contener al alfa para que no se dañara a sí mismo o a los demás.
La frustración podía olerse en ese lugar. Los padres de ambos se habían acercado a la sala para ver qué era lo que había ocurrido y contemplaron con horror el desastre que Dilan había ocasionado. Luna lloraba en un rincón, nunca pensó que saber la muerte de la omega lo pusiera de esa manera, pero ya no había nada que hacer, de todos modos él mismo había ordenado las fuertes sesiones de tortura que ella recibía a diario.
Los antiguos alfas calmaron a su hijo, mientras que los padres de Luna se la llevaban del lugar.
Toda la manda se había sumido en el más absoluto caos, mismo que había comenzado a extenderse en todo el mundo sobrenatural.
En un lujoso departamento de Light City un hombre se encontraba desnudo sentado sobre un sofá observando a la mujer que aún permanecía dormida sobre la cama. La larga jornada de sexo había acabado finalmente y ella se había dormido de manera plácida y tranquila.Ramsés se puso de pie y se encaminó hacia la ducha. Se daría un baño rápido, necesitaba quitarse el nauseabundo olor de esa mujer de su piel. Sentía que, por alguna razón, los olores vulgares de los perfumes se quedaban impregnados sobre su cuerpo y no podía quitarlos con facilidad y eso era algo que le molestaba sobremanera.Mientras que el jabón recorría cada centímetro de su piel pudo sentir como dos manos comenzaban a acariciar su cuerpo._ Mi amor, pensé que pasarías la noche junto a mi _ dijo ella aun abrazando al hombre con el rostro apoyado en la espalda de él._Lo siento preciosa, pero yo no duermo con ninguna mujer, solo sexo _ dijo de manera tranquila mientras que la alejaba de él _ tampoco me interesa repetir, ya t
Ramsés limpiada cuidadosamente el cuerpo de su mate. El duro y fuerte alfa dejaba caer gruesas lágrimas de sus ojos al comprobar el lamentable estado en el que ella se encontraba. Nunca en su vida se había imaginado tanta crueldad contra una linda omega. Él estaba tan orgulloso de que su mate fuera una omega, ellas eran las más hermosas y dulce que podían existir. Por desgracia la diosa Luna había dejado de enviar omegas al mundo. La última había sido su madre, que murió hace ya muchos años. Él era apenas un cachorro cuando eso pasó. Su padre no pudo esperar mucho tiempo y volvió a casarse, pero con una alfa. Ella era hermosa, pero también despreciable. Lo había lastimado de incontables maneras frente a la mirada dura de su propio padre, todo en nombre de convertirlo en un alfa fuerte, el digno heredero de Shadow Moon, la manada de licans más importante y la que gobernaba a todo el mundo sobrenatural.Ramsés Licaón era el futuro Rey alfa, bajo su mando debían estar todas las manadas d
Ramsés tomó a su pequeña cachorra en brazos y la acercó a la cama. Allí se encargó de secar con delicadeza su cuerpo, centímetro a centímetro. No había una pisca de morbo en su acto, él actuaba con amor y devoción, cuidando ese hermoso tesoro que la diosa Luna le había confiado.Sabía que habría una larga y triste historia tras el deplorable estado en el que ella estaba pero esperaría lo que ella necesitara para contar, después de todo, él también tenía su triste historia.Isis era solo un despojo de ser humano. Su piel estaba delgada y lacerada, los huesos se dejaban ver por donde fuera que mirara. Su delicada columna se hacía presente y sus piernas estaban débiles y sin fuerzas. Ella era una loba, pero había estado tanto tiempo siendo torturada, rociada con acónito, durmiendo entre sus propios desechos y comiendo los restos de basura que le tiraban que iba a ser verdaderamente larga su recuperación. El acónito había sido eliminado, pero tenía que lograr reponer ella misma lo que fal
El sol acariciaba delicadamente la piel de Isis que aún permanecía en la cama. Ella abrió los ojos e inmediatamente una sonrisa se asomó a sus labios pensando en todo lo que había ocurrido la noche anterior. Ese hombre era un descarado, se la había comido completita y ella gustosa se había dejado devorar. Era la sensación más plena que había podido sentir en su vida. Nunca imaginó que ella podría vivir algo como eso después de los años de sufrimiento en Colmillo de Luna.Una sombra vino de repente a invadir sus pensamientos, el terror de que todo fuera mentira, de que lo que estaba ocurriendo no era más que un sueño, pero dentro de ella su linda lobita revoloteaba alertándola de que la experiencia de la noche anterior había sido muy vívida y sentida para ambas.Isis volvió a sonreír ante ese recuerdo. Sí, su licans hermoso la había hecho muy feliz durante la noche, y varias veces a decir verdad._ El que solo se ríe de sus picardías se acuerda mi hermosa cachorrita _ dijo Ramsés ingre
Los días habían pasado tranquilos. Isis estaba aprendiendo muy bien todo lo que Ramsés quería enseñarle, tanto así que la había convertido en su asistente personal, aunque él ya tenía uno, ella era como la ayudante del otro.Todo transcurría con calma, haciendo que Ramsés se sintiera el hombre más feliz del mundo, después de todo había encontrado a su mate, su otra mitad y aquella que hacía que sus días fueran verdaderamente los mejores.Nana Nila los veía con orgullo, estaba feliz de que el lazo fuera lo suficientemente fuerte. La marca de ella era hermosa. Era una luna blanca, brillante y un licans negro bestial. Era algo mágico y sublime, ver esta marca era un recordatorio de la espectacularidad de su especie. Simbolizaba la acción redentora de la Diosa Luna, quien se enamoró de Licaón y con su amor lo salvó de su trágico destino de soledad y barbarie.Al ver el prodigio Ramsés quedó consternado. Él nunca había visto una marca como esa, en sus 500 años de vida. Era algo especial y
Ramsés realizo las llamadas correspondientes y en breve las personas que él necesitaba llegaron al lugar. Él no era el único licans que se encontraba en el mundo humano. Había otros, muchos que se habían camuflado y vivían una vida tranquila y simple como cualquier otro mortal, aunque ellos eran superiores en todos los ámbitos pudiendo pasar desapercibidos a pesar de sus grandes logros en todo lo que se propusieran.Isis estaba preparando las maletas, un poco apesadumbrado, tenía mucho temor de lo que estaba por venir. No estaba segura de lo que fuera a suceder en ese lugar, después de todo ese ya no era el hogar de su alfa. Mientras ella acomodaba todo como Ramsés se lo había pedido escuchó un gran alboroto en la planta baja y con premura y aprehensión descendió para poder ver qué ocurría.Al llegar a la sala Isis se topó con una imagen un tanto molesta, a su ver, ya que una hermosa y esbelta mujer rubia abrazaba efusivamente a su mate. Ella solo arrugó el entrecejo y cruzó sus brazo
En una hermosa habitación una jovencita de tan solo 18 años habría los ojos por fin después de haber permanecido dormida, en coma, durante muchos días.La confusión en su rostro era evidente, no tenía la menor idea del lugar en el que se encontraba. Ella observaba todo con curiosidad, pero también con algo de miedo. Sus manos y pies estaban aún adormecidos después de tanto tiempo en la misma posición, aunque ella es una cambia formas y su recuperación es más rápida que la de los seres humanos comunes.Su mente permanecía en blanco, nublada por el tiempo que había estado dormida, e intentaba, por todos los medios recordar qué era lo que le había ocurrido, cómo llegó hasta ese lugar.Hasta que por fin, como flashes llegaron a su mente las imágenes del horror sufrido los días anteriores. No podía creer que todo eso hubiera acontecido, debía ser un error, pero las marcas en sus manos y en su cuerpo le decían que todo había sido real. Las heridas externas habían cicatrizado, pero las del c
Ella caminada llena de ensoñación. Todo en la manada era cercano, por lo que no fue necesario ir en auto. Este medio solo lo usaban sus padres y hermana, ella ni siquiera sabía manejar.La tienda era un lugar muy grande, allí había gran cantidad de personas que iban y venían. Toda la manada estaría presente esa noche en la celebración. Todos, menos ella.Al entrar al lugar se ganó las miradas de desprecios de todos. Esa manada se caracterizaba por no tener omegas. Que naciera una omega después de cientos de años en los que todos eran alfas fue verdaderamente un hecho vergonzoso. Esa es la razón por la que su familia la rechazaba, y es que todos lo hacían. Solo había una persona en el mundo que nunca la rechazaría y ese era su mate. Sabía que cuando lo encontrara su vida sería diferente, pues este la amaría y juntos formarían una linda familia con muchos cachorritos.Con calma, y casi ocultándose se acercó al mostrador donde debía pedir el paquete que su madre había encargado. Ella esp