Capítulo 18

No había sido difícil convencer a Susan que los acompañara al hotel que había llamado Maurice, el muy imbécil la había subido a su hombro como un costal, sin importarle las miradas del resto de mujeres y hombres en el local, que pocos minutos atrás habían estado cantando a pulmón con ZAZ. Subiendo a la parte trasera de la camioneta con ella, para sentarla en su regazo. Le había dado un golpe en el rostro, que seguramente le daría un maravilloso hematoma dentro de unas horas, esta mujer era de armas tomar.

—Mi princesa, ¿quieres algo para cenar? —le pregunto antes de cerrar la puerta del vehículo.

Ella negó —Solo deseo comerte a ti, estuve muy preocupada este tiempo. —rosando su rostro con los dedos, como si fuera el toque de una mariposa.

—Tus deseos, son mi placer —atrapo un dedo entre sus labios, succioná

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