Alessio se quedó mirando a la pequeña persona que estaba frente a él y que parecía buscar las palabras para hablarle, pero que no podía hacerlo por algún motivo. Sus ojos verdes, como el pasto por la oscuridad, tenía pecas en sus mejillas, las cuales no se notaban mucho por la oscuridad y esas luces que estaban en la feria no eran de gran ayuda.
Su olor, era mucho más atrayente que cualquiera que haya olido antes, sin duda era toda una princesa viviendo entre los esclavos.
Le tomó sólo unos pocos minutos más el terminar de recoger todo lo que estaba en el suelo antes.
— ¿Por qué no hablas? — Le quitó la caja y los platillos que poseía — ¿A caso eres muda? — La otra persona asintió — Entiendo o eso creo — frunció el seño — ¿Hacia dónde te diriges? — Señaló fuera de la feria — ¿Irás a tu casa? — Asintió — Te ayudaré con esto.
La otra persona comenzó a negar con la cabeza, porque no quería que lo acompañara a su casa y meterse en problemas. Ya tenía bastante porque se había caído parte de la comida que debía de llevar. Volvió a tomar sus cosas, para salir corriendo lejos de él.
Alessio lo siguió, sólo que con pasos rápidos y sin correr para saber en donde vivía esa persona y porque se había mostrado tan asustado cuando le dijo que quería acompañarlo hacia su casa. Sus cejas subieron sorprendido al ver en donde se encontraba la casa. No era un lugar grande, pero lo suficiente para que vivieran dos personas y no todas esas que estaban fuera de la casa esperándolo.
Había seis más. Al parecer las personas mayores eran sus padres y otros chicos eran sus hermanos mayores. Apretó los puños al ver como uno de esos chicos la tomaba del brazo y con eso lo poco que quedaba en esa caja y platos cayó al suelo de la calle.
Negó con la cabeza, sintiéndose estúpido al esconderse de ellos. Salió de su escondite, caminando como si nada cerca de ellos, mostrándose sorprendido acerca de lo que estaba pasando.
— ¿Sucede algo, señores? — Preguntó, haciendo el desentendido — Ese tipo de espectáculos no los deben de hacer en la calle.
— Lo sentimos, señor — dijo el chico que tenia a la joven sostenida de su brazo — Es sólo que nuestra hermana es algo descuidada y ha tirado nuestra cena al piso por ser tan ella…
— Esa no es la manera en la que ustedes deben de tratarla — sacó su billetera — No estoy seguro de que si aquí hacen cambios del dólar porque es lo único que tengo ahora.
— No tiene que hacer esto, señor — dijo, la mujer mayor — Nuestra hija es algo torpe, no volverá a ocurrir.
— En parte es mi culpa — miró a la chica, que aun había sido soltada por su hermano — Tropezó conmigo en la feria y me sentí mal porque no quiso aceptar el dinero que le estaba dando para reparar los daños.
— ¿Quién es usted y porque nos está dando tanto dinero? — Preguntó el hombre mayor, tomando el dinero — No creo que deba de pagar por los errores de nuestra hija.
— No pasa nada — le dio unos cuantos billetes más — Que tengan una linda noche, espero que me disculpen por lo que ocurrió con su cena.
— Descuide, con esto es más que suficiente.
Alessio se marchó, viendo como la hermosa mujer no levantaba su rostro del piso mientras hablaba con sus padres.
— Querido Yoshio — dijo su hermano mayor, pasando su brazo por encima del hombro de éste — Me gusta cuando pones esa carita — pellizcó su mejilla, llevándolo hacia la casa — Sólo sigue dejando caer muchas cosas más y verás todo lo que podemos hacer por ti, hermanito.
— ¿Qué es lo que quieres que haga?— preguntó, sintiéndose incomodo.
— Ese sujeto tiene mucho dinero — dijo otro de sus hermanos — Ventajas de haber nacido en el cuerpo equivocado.
— No quiero hacer eso otra vez… es doloroso — se alejó de ellos — Iré a dormir.
— No tienes más opción que tener sexo con él, en dado caso de que lo vuelvas a ver nuevamente.
Yoshio asintió, abrazándose a sí mismo y fue hacia su colchón. Compartía la misma habitación que sus demás hermanos, ya que sólo había dos, la otra era las de su padre. Desde que nació, todas las personas de ese lugar lo confundían con una chica.
Por esa razón, sus padres le compraban ropa de mujer para que pensaran que ellos estaban bien, ya que todos sus hijos mayores habían salido hombres y no había una sola mujer. Cuando tenía cinco años, su cabello comenzó a crecer muy rápido, por lo que decidieron dejárselo largo para que combinara con los vestidos que le ponían.
Le dolía mucho el ser tratado de esa manera, que sus hermanos lo usaran para conseguir dinero y que sus padres no hicieran nada al respecto por el simple hecho de que prefería hacerse de oídos sordos y ojos ciegos.
Esa noche, ese señor se quedó mirándolo por más tiempo del que podía. Era un hibrido con mucho dinero y él apenas era un humano que estaba en ese lugar tan pobre porque nadie quería visitar esa parte de china.
Era un barrio pobre, que nadie quería visitar. Según escuchó, una empresa tecnológica quería hacer negocios con el gobernador y con eso era abrir una sucursal que atraería a los turistas, algo que era bueno, ya que el sitio no tenía muchos ingresos y eso no era bueno.
Se quitó el vestido que se había puesto y luego prosiguió a colocó una bata en el momento en el que sus hermanos entraban, charlando entre ellos.
— Hermanito — Yarel, su hermano mayor lo llamó — Gracias por logar que ese sujeto nos diera cinco mil dólares, tenemos la comida de tres meses una sola noche y todo gracias a ti — tocó su hombro — Eres una excelente hermana y eso es lo que más me encanta de ti.
— Soy un chico — recibió un golpe en los labios — Lo siento.
— Mañana iremos a la apertura de ese lugar. Nos sentaremos delante porque tenemos que hacer que ese sujeto te vea y de esa manera nos dará más dinero sólo porque eres tú.
— No creo que él quiera volver a verme — pensó en lo que iba a decir — No después de hoy…
— Ay, Yoshio. Después de hoy estoy seguro de que ese sujeto vendrá seguido a buscarte por el simple hecho de que eres tú, hermano — besó su frente — Nos sacarás de pobre con la única cosa que sabes hacer.
Yoshio cerró los ojos, asintiendo y les dio la espalda a sus hermanos que se mantenían hablando entre ellos. Ya debía de estar acostumbrado a ellos, pero le era imposible sentirse bien cuando sus hermanos le decían lo que debía de hacer desde cumplió la mayoría de edad.
Apenas tenía veintiuno y no sabía lo que era sonreír ante las personas. Se pasaba los días y las noches en esa pequeña casa, ayudando a su madre con los lavados y los planchados que los vecinos le daban como trabajo para poder comer y ayudarse a pagar las deudas.
Ese sujeto apareció en el momento indicado, ya que con eso pagarían lo que debía.
A la mañana siguiente, fue hacia donde su madre le dijo para comprar el almuerzo. Lo primero que le dijo fue que no debía de desperdiciar la comida como la noche anterior porque el dinero se acabaría tarde o temprano.
Le pasó una nota al vendedor en donde estaba todo y esperó a que éste le vendiera lo necesario. Quiso ver cómo iban las cosas en la inauguración, por lo que se desvió hacia allá, con todo lo que tenía en sus manos.
Las personas se estaban moviendo de un lado a otro, parecían estar acostumbrados a realizar todo de último minuto. Sacudió la cabeza, quitando parte de su cabello, antes de volver a su destino hacia su casa para que su madre no se preocupara por él o hiciera algún escándalo.
— Hey, hermosa — alguien tomó su brazo, logrando que casi se cayera su compra — Debes de tener más cuidado — Yoshio asintió, mirando la mano que sostenía su brazo — ¿Qué estás haciendo aquí? — El humano levantó la canasta — ¿Qué dijeron sus padres acerca del dinero?
—Mucha gracias — escribió, en su brazo — Ellos están muy agradecidos con ese gesto.
— Me alegro mucho el que ellos estén disfrutando de la comida gracias a eso — lo soltó — ¿Vendrás a la inauguración? — Yoshio asintió — De seguro cuando vengan, no habrá asientos para ustedes. Déjame ver si puedo conseguirte alguno — el humano comenzó a negar con la cabeza — ¿Por qué no?
— Vendré con mis padres y mis hermanos, nos sentaremos en donde allá espacio — escribió en la palma de su mano con sus dedos.
— No es necesario — buscó en su bolsillo y sacó unas entradas — De todas formas, iba a llevarlas hacia tu casa, necesitaba verte mejor y créeme que no me arrepentí en lo absoluto en verte ahora vestida de esa manera.
— Muchas gracias, de seguro que mi familia se pondrá feliz.
— Espero verte más tarde — le sonrió — ¿Me dirás tu nombre?
— Yoshio.
Alessio se quedó unos segundos mirando su mano al ver el nombre escrito. Era uno de chico, cuando quiso reaccionar, era muy tarde y ya se había perdido entre las persona de la calle.
De seguro era alguien que sus padres lee habían puesto ese nombre de cariño, porque de ninguna manera podía ser un hombre con ese aspecto tan hermoso que tenia y es caminar… su cabello era extremadamente largo. Era imposible que eso fuera cierto.
Fue hacia donde estaba su asistente, alejándolo de los presentes.
— ¿Quién era la mujer con la que estabas hablando? — Fue lo primero que preguntó — No tenía idea de que te gustaban las chinas.
— Es alguien que conocí anoche — se encogió de hombros — Necesito que la investigues de pie a cabeza y que sea mía.
Yoshio guardó bien lo que ese sujeto le había dado, su familia estaría feliz al ver como tenía lo que ellos querían conseguir a las malas. Aunque no le gustara el verse involucrado en las estafas de sus hermanos, era divertido hasta cierto punto…Dejó la comida en la mesa de la cocina y fue hacia donde estaba su madre lavando la ropa de los vecinos en el patio trasero de la casa.— ¿Por qué tardaste tanto? — Le preguntó su madre, con las manos dentro del cubo lleno de agua — ¿Qué es eso?— Volví a ver al señor de anoche — le mostró una invitación — — ¿A caso querías verme la cara de estúpido? — Preguntó Alessio, apretando los puños —Respóndeme, ¿Esto es algo que tus padres y tus hermanos querían hacerme?— No… juro que no…— No entiendo ni una mierda de lo que estás diciendo — gruñó — Colócate esa ropa, te llevaré de regreso a tu casa. No perderé mi tiempo con un travesti.Yoshio entró en alerta al escucharlo, no quería que lo llevara de regreso a su casa, temía que sus padres se enojaran con él o que sus hermanos lo sacaran de la habitación mientras todos dormían para que Capítulo 4
Cerró la puerta detrás de él de manera lenta, pestañeando varias veces para enfocar mejor su vista en la persona que estaba amarrada de brazos y piernas. Era ese jodido humano que se había prometido buscar cuando sea el momento justo, no ahora que tenía todas las miradas sobre él.Aseguró la puerta bien, prosiguió a ir hacia donde estaba Yoshio con la venda y moviendo su cabeza de un lado a otro desde que abrió la puerta de esa habitación. La mirada que éste tenía era de miedo que sólo se calmó un poco al verlo.— ¿Qué estás haciendo aquí, pequeño? — Preguntó, colocando sus manos en sus mejillas — ¿No se suponía que debías de estar en china con tu familia? — El menor
Había personas mirándolos raros, debido a que el chico parecía una mujer con ropa de hombre extremadamente grande y Alessio parecía su padre por la seriedad que tenía en su rostro. Dejaron muchas bolsas en el asiento trasero del auto, ya que no cabían en el maletero.— ¿Quieres algo de comer? — Preguntó, y el menor negó con la cabeza — Iremos a comprar lo que nos falta para tus útiles.— ¿No irás a trabajar?— No — el menor lo miró sorprendido — No tengo nada mejor que hacer, así que me quedaré contigo durante el día. Debo de enseñarte muchas cosas y no puedo irme a trabajar de esa manera.
Días más tarde, Alessio salió de la casa más temprano que de costumbre, el día anterior se había mantenido sereno por las cosas que el chico le comentó. Cada día que pasaba, era algo nuevo que no estaba seguro si podía controlarse.Miró su entrepierna, rodando los ojos al ver su pene levantarse sin darle el permiso que debía. No había tenido sexo en un mes completo, desde que conoció a Yoshio. El chico aun seguía usando esas ropas de mujer y no podía detenerlo sólo porque ya lo conoció vistiendo de esa manera.— Tus erecciones no te dejaran concentrarte — dijo Malakil, después de ver que no había nadie cerca en estacionamiento — ¿No has usado mi regalo?—
Alessio se bajó el pantalón hasta las rodillas, tomando su erección entre una de sus manos, mientras lo miraba tocarse. Ese chico parecía estar lejos, como sus pies se torcían cuando el vibrador encontraba ese punto en él, como sus tetillas se tornaban rojas y como su abdomen se contrae como si buscara una liberación pronta.Puso su dedo en la punta para evitar correrse y parecer un adolescente con las hormonas regadas por correrse tan rápido.Se puso de pie, quitando el pantalón de su camino fue hacia la cama con las manos picándole para poder tocarlo y así lo hizo, separando sus piernas lo más posible para poder ver mejor todo el espectáculo.— Sólo quiero ver algo — pasó su dedo por encima de la er
Pasaron meses en los cuales Yoshio trató lo más que podía de seguirle el ritmo a Alessio cuando tenían intimidad. Se sentía cansado por todo lo que habían hecho e incluso quiso dejarle saber que quería algo de calma, pero no podía quejarse. Era algo que ya estaba acostumbrado.Después de colocarse algo para dormir, se sentó frente al espejo para desenredarlo, su cuerpo tenía algunas marcas de esas cosas que el mayor usaba para tenerlo bajo su control cuando tenían sexo.Al menos había subido bastante de peso y esos se notaban en los gorditos que estaban adornando su abdomen. Alessio parecía ser una persona con mucho dinero por como las personas lo trataban en ese lugar y también porque inclinaban sus cabezas en señal de respeto cuando pasaba por su la
La fiesta estaba de lo más tranquila, las personas estaban comprando muchas cosas para poder ayudar a la causa. Alessio compró varias pinturas que serian hermosas como adorno. La cena no le gustó, no era del tipo de chico que se quedaba comiendo sólo verduras, por esa razón sólo comió un poco y luego devoró la carne.Alessio notó que ninguna de las veces que éste le cocinó sólo le hizo algunos aperitivos con verdura si el sólo se quedaba comiéndose la carne. Anotó todo lo que necesitaba saber de él al momento de comer algo que le gustara.Asher no volvió a acercarse a ellos en toda la noche, tenía una orden de alejamiento para que no pudiese estar a más de quinientos metros de él o de Yoshio. Se habí