Cerró la puerta detrás de él de manera lenta, pestañeando varias veces para enfocar mejor su vista en la persona que estaba amarrada de brazos y piernas. Era ese jodido humano que se había prometido buscar cuando sea el momento justo, no ahora que tenía todas las miradas sobre él.
Aseguró la puerta bien, prosiguió a ir hacia donde estaba Yoshio con la venda y moviendo su cabeza de un lado a otro desde que abrió la puerta de esa habitación. La mirada que éste tenía era de miedo que sólo se calmó un poco al verlo.
— ¿Qué estás haciendo aquí, pequeño? — Preguntó, colocando sus manos en sus mejillas — ¿No se suponía que debías de estar en china con tu familia? — El menor negó con la cabeza — Esto es una locura, ni siquiera sabes en que te has metido en realidad.
El chico tenía sus manos amarradas detrás de su espalda. La cuerda de cruzaba todo su cuerpo, manteniéndolo inmóvil para que no se moviera de su lugar. Alessio quitó el nudo de su abdomen y pecho y por último el de sus manos.
Los brazos del menor lo rodearon, logrando que se sentara en el piso con él en su regazo. Estaba desnudo y lo único que tenia para tapar su desnudes era su largo cabello, el cual parecía una peluca por la cantidad y lo largo que era.
Con algo de esfuerzo, se puso de pie para sentarse en la cama con el chico en sus piernas aun. En ese sitio nadie los molestaría a menos que cambiara el letrero o pusiera la puerta entreabierta para que entraran.
— ¿Cuándo llegaste? — preguntó, y el menor no entendió a que se refería — A éste país, ¿Cuándo llegaste? — preguntó, y el menor lo apuntó — ¿Yo? ¿Viniste conmigo? — Yoshio asintió, sin mirarlo y luego levantó la mano como si fuera un avión — Estabas en la habitación del avión, ¿Verdad?
— Sí — tomó la mano del mayor — Me dijo que no me moviera de mi lugar y que si usted entraba, debía de estar oculto debajo de la cama porque yo era su sorpresa de cumpleaños.
— Malakil siempre se sale con la suya en estos casos — rió, ocultando su rostro en el cabello de Yoshio — ¿Por cuánto tiempo estuviste en éste lugar?
— Hoy. El señor Malakil me llevó a su casa y ahí estuve — escribió en su mano — No me dejó salir en ningún momento, dijo que yo era su regalo de cumpleaños.
— Eres el mejor regalo de todos, pequeño —suspiró, pasando sus dedos por sus piernas — Debo de buscar un regalo excelente para Malakil, algo que en verdad le guste.
— Yo no creo que pueda ser un buen regalo — lo abrazó — No soy perfecto en nada.
— No digas eso — tomó sus manos entre las suyas — Tienes tus muñecas marcadas, al igual que el resto de tu cuerpo gracias a esas cuerdas — estaba preocupado por él — ¿Quién te puso eso?
— El señor Malakil — escondió su rostro en el pecho del mayor.
Ahora que Alessio tenía en sus brazos, no sabía qué hacer con él. Malakil tampoco le comentó algo respecto a eso o que le traería a un sumiso desde el otro lado del mundo para que esté con él. Dejó al menor en la cama, quitándose la camisa mientras miraba por la habitación en busca de la ropa de Yoshio, pero no había nada que buscar.
Se la puso, ante la atenta mirada de Yoshio.
— No sé dónde está tu ropa — lo puso de pie — Veremos qué tal nos va mientras salimos de aquí.
Se olvidó por completo que no tenía con que taparse en lo que caminaba a la salida. Eso era lo que menos le importaba que se quedaran viéndolo, lo único que quería era tapar lo mejor que podía el cuerpo del menor ante las miradas de las personas.
Lo abrazó por los hombros, luego fue hacia donde estaba su auto abriéndole la puerta de copiloto. Encendió la calefacción para que el menor no sintiera frio. Las luces de la ciudad lo recibieron de inmediato, su casa quedaba un poco alejada de la ciudad, pero tenía a las personas suficientes trabajando en ese lugar para que todo se mantuviera en orden. Sus trabajadores iban sólo dos o tres veces por semana y eso ocurría cuando los llamaba.
Ahora que Yoshio estaba en su vida, tenía que pensar bien como se lo mostraría al mundo. Era mejor mantenerlo seguro en su casa a que alguien se diera cuenta de que estaba con un chico que se vestía de mujer.
— Yoshio — el menor levantó la mirada hacia él — No quiero que salgas de la casa a la que te llevaré a menos que yo decida lo contrario. Nadie puede saber de dónde vienes por el momento, eso puede traerme muchos problemas de los cuales no quiero que estés involucrado, ¿Quedó clara esa parte? — Preguntó, y el mencionado asintió — Espero que cumplas con eso, porque no estaban en mis planes el que vinieras hasta aquí para verme o quedarte conmigo — Yoshio frunció el ceño, estaba acostumbrado a sólo recibir órdenes de las personas — ¿Crees que puedas seguir ordenes de mi parte? — Asintió — Bien.
Lo llevó hacia su casa; esta estaba vacía debido a que sus empleados no habían ido en esos días. Salió del auto, diciéndole al humano que hiciera lo mismo, volvió a rodearlo con su brazo de camino a la entrada.
La casa estaba sumamente protegida de cualquier intruso que quisiera ir sin su permiso a invadir su propiedad.
— Puedes moverte por donde quieras — señaló — Mi casa sólo tiene personas cuando las llamo y algunos hombres de vigilancia, ellos no tienen permitido entrar aquí a menos que sea necesario — lo llevó a la cocina — ¿Sabes cocinar? — El menor asintió — Entonces no te morirás de hambre.
— Mi madre me enseñó desde pequeño a cocinar y realizar los quehaceres de la casa — escribió en su mano — Puedo cuidarme solo.
— Perfecto — besó su sien — Iremos a las habitaciones, mañana te mostraré el resto de la casa — el menor no dijo algo más.
Lo llevó al segundo piso, en donde se sentía un ambiente más caliente que el anterior. Había sólo cinco habitaciones de las cuales sólo una era diferente a las anteriores que vio.
— Dormiré en la que está en frente — señaló — Tu puedes hacerlo en esta. Cualquier cosa que necesites, puedes pedírmela…
— ¿Puedo dormir en la cama?
— Por supuesto — dijo, algo confundido — La cama es tuya, puedes usarla.
— Antes, cuando vivía con mis padres no podíamos dormir en camas como estás — le dio una sonrisa.
— No importa — Le correspondió la sonrisa — Descansa, mañana veremos que hacer ahora que estás aquí conmigo.
Yoshio se quedó en silencio, seguido de eso fue hacia donde estaba la cama con la mirada del mayor sobre su cuerpo en busca de algo que le disgustara, pero Yoshio parecía estar feliz de estar en ese lugar. Cerró la puerta de manera lenta, luego fue a su habitación, dejándose caer en la cama, ese amigo que se gasta sabia como podía hacer que todo su mundo se fuera a la m****a con lo que acaba de hacerle.
Un chico, tenía a un chico que fue sacado de su casa para servirle como un esclavo sexual a su disposición. Sacó su teléfono de su bolsillo, para ver la hora, diciéndose a sí mismo de que no iría el día mañana a trabajar porque tenía otros planes que no podía esperar y uno de ellos era saber más cosas de Yoshio.
A la mañana siguiente fue a la habitación de Yoshio con un desayuno en una bandeja, dirigió su vista hacia donde estaba la cama y no lo encontró en la cama por lo que terminó por asustarse de sobre manera porque ese chico debía de estar en donde lo dejó la noche anterior y no…
Lo encontró sentando en el piso, en el balcón mientras sus pequeñas manos estaban sujetadas de los barandales de metal que había ahí, estaba mirando hacia el mar para ser más específicos. El alma le volvió al cuerpo al darse cuenta de la estupidez que estaba por cometer por culpa de ese chico al no saber cuidarlo.
— ¿Qué estás haciendo aquí? — Preguntó, logrando que el menor saltara en su lugar por el susto que le acaba de pegar — Respóndeme, por favor — Yoshio señaló sus ojos y luego el mar — ¿Estabas viendo el mar? — Asintió — Al menos pudiste colocarte una sabana para no tener frio.
Eso logró que el menor bajara la mirada hacia al piso mientras se colocaba de pie. Cuando despertó, lo primero que vio fue el cielo despejado, algo que muy pocas veces veía en su ciudad natal y al ver el mar que no pudo apreciar la noche anterior, quiso salir con lo que tenia puesto.
Apretó los puños, asintiendo con la cabeza y sin mirarlo. Sus labios comenzaron a temblar en el momento que Alessio puso una de sus manos en su mentón para que lo mirara.
— Lo siento, pequeño — pasó su pulgar por su mejilla — No te asustes, es que sólo debes de cuidarte un poco más. No queremos que te enfermes por ser irresponsable — el chico asintió — Come, y luego ve a darte un baño para que podamos salir.
Le dejó la bandeja en las manos, luego de eso fue hacia la suya para balarse.
Horas más tarde, el menor tenía una camisa del mayor al igual que unos pantalones que le quedaban ajustados al mayor. Fueron a una tienda para adolecentes, porque eso era lo que parecía Yoshio con todo ese cabello, estatura y color de ojos.
— ¿Qué ropa quieres ponerte? — Preguntó, y Yoshio señaló ropa de chicos — Sabia que ibas elegir eso — removió su cabello — ¿Quieres que compre ropa de mujer? Puedes pedir todo lo que quieras.
— También quiero pedir vestidos — escribió, en el su mano — ¿Podemos comprar muchos vestidos?
— Todos los que quieras, no es necesario que me preguntes — tomaron un carrito fue colocando las prendas — ¿Sabes usar lápiz y papel? — Preguntó, tomando un abrigo, a lo que Yoshio asintió rápidamente — Compraremos varios, al igual que libros para que puedas leerlos y escribir mientras no estoy en la casa… ¿Sabes usar un teléfono? — Negó — Compraremos un teléfono y un dispositivo para que me escribas en eso en dado caso de que no estemos juntos y necesites algo de mí.
El menor asintió, frunciendo el ceño con toda esa ropa que Alessio estaba tomando para él. Había traído su ropa, pero esta estaba en la casa del señor Malakil.
La ropa que tenía en ese carrito era de lujo y mucho más cara que tres sueldos de su padre en china.
Quería que ese pequeño momento de felicidad nunca se fuera.
Había personas mirándolos raros, debido a que el chico parecía una mujer con ropa de hombre extremadamente grande y Alessio parecía su padre por la seriedad que tenía en su rostro. Dejaron muchas bolsas en el asiento trasero del auto, ya que no cabían en el maletero.— ¿Quieres algo de comer? — Preguntó, y el menor negó con la cabeza — Iremos a comprar lo que nos falta para tus útiles.— ¿No irás a trabajar?— No — el menor lo miró sorprendido — No tengo nada mejor que hacer, así que me quedaré contigo durante el día. Debo de enseñarte muchas cosas y no puedo irme a trabajar de esa manera.
Días más tarde, Alessio salió de la casa más temprano que de costumbre, el día anterior se había mantenido sereno por las cosas que el chico le comentó. Cada día que pasaba, era algo nuevo que no estaba seguro si podía controlarse.Miró su entrepierna, rodando los ojos al ver su pene levantarse sin darle el permiso que debía. No había tenido sexo en un mes completo, desde que conoció a Yoshio. El chico aun seguía usando esas ropas de mujer y no podía detenerlo sólo porque ya lo conoció vistiendo de esa manera.— Tus erecciones no te dejaran concentrarte — dijo Malakil, después de ver que no había nadie cerca en estacionamiento — ¿No has usado mi regalo?—
Alessio se bajó el pantalón hasta las rodillas, tomando su erección entre una de sus manos, mientras lo miraba tocarse. Ese chico parecía estar lejos, como sus pies se torcían cuando el vibrador encontraba ese punto en él, como sus tetillas se tornaban rojas y como su abdomen se contrae como si buscara una liberación pronta.Puso su dedo en la punta para evitar correrse y parecer un adolescente con las hormonas regadas por correrse tan rápido.Se puso de pie, quitando el pantalón de su camino fue hacia la cama con las manos picándole para poder tocarlo y así lo hizo, separando sus piernas lo más posible para poder ver mejor todo el espectáculo.— Sólo quiero ver algo — pasó su dedo por encima de la er
Pasaron meses en los cuales Yoshio trató lo más que podía de seguirle el ritmo a Alessio cuando tenían intimidad. Se sentía cansado por todo lo que habían hecho e incluso quiso dejarle saber que quería algo de calma, pero no podía quejarse. Era algo que ya estaba acostumbrado.Después de colocarse algo para dormir, se sentó frente al espejo para desenredarlo, su cuerpo tenía algunas marcas de esas cosas que el mayor usaba para tenerlo bajo su control cuando tenían sexo.Al menos había subido bastante de peso y esos se notaban en los gorditos que estaban adornando su abdomen. Alessio parecía ser una persona con mucho dinero por como las personas lo trataban en ese lugar y también porque inclinaban sus cabezas en señal de respeto cuando pasaba por su la
La fiesta estaba de lo más tranquila, las personas estaban comprando muchas cosas para poder ayudar a la causa. Alessio compró varias pinturas que serian hermosas como adorno. La cena no le gustó, no era del tipo de chico que se quedaba comiendo sólo verduras, por esa razón sólo comió un poco y luego devoró la carne.Alessio notó que ninguna de las veces que éste le cocinó sólo le hizo algunos aperitivos con verdura si el sólo se quedaba comiéndose la carne. Anotó todo lo que necesitaba saber de él al momento de comer algo que le gustara.Asher no volvió a acercarse a ellos en toda la noche, tenía una orden de alejamiento para que no pudiese estar a más de quinientos metros de él o de Yoshio. Se habí
Alessio llegó a la casa pasadas las diez de la noche y todo estaba a oscuras. El trabajo se le seguía acumulando cada día por estar distraído y su distracción tenia nombre. Le echó un ojo a la cocina, viendo todo en orden y limpio. Ni siquiera vio su cena como cada noche. Al parecer no se habían molestado en hacerle algo de cenar ninguno de sus empleados y el mismo Yoshio.Subió las escaleras, quitándose la corbata y el saco, deteniéndose en la habitación del humano, la cual estaba entreabierta. El olor que tenía la habitación fue suficiente para que todo el estrés que tenía se fuera en cuestión de segundos. Era todo lo que necesitaba ese día.Dejó sus cosas en el piso, caminando hacia la cama y sentándose al lado del hermos
Yoshio abrió los ojos por el olor a comida que estaba en la oficina, olía delicioso, pero no fue lo primero que vio, sino a Alessio mirándolo preocupado. El sueño que estaba teniendo en esos días era demasiado para él. Ni siquiera podía sentir la presencia de más personas cerca por más que quisiera.Se sentó de golpe, secándose las mejillas para eliminar cualquier rastro de lágrima de estas. Ya era bastante estúpido por estar llorando como para dejarse ver de una manera vulnerable ante el hibrido.— Lo que leíste en ese artículo sólo son chismes amarillistas que siempre buscan la manera de perjudicar a mis parejas o a mis acompañantes — se puso de rodillas, delante de él — No creas todo lo que leas de ti de ahora
Yoshio despertó cuando estuvieron en el auto. Ni cuenta se había dado cuando Alessio se tomó la molestia de vestirlo y sacarlo del edificio a través de su elevador privado. Aun sentía sus ojos pesados, ni siquiera podía mantenerse con los ojos abiertos por mucho tiempo.Volvió a cerrar los ojos, acomodándose en las piernas de éste y sintiendo sus dedos en su cabello, quitando los nudos que se habían formado sin querer. Ya se estaba preocupando el que siempre se la pasara durmiendo, le diría a Malakil que lo llevara a una clínica después del viaje que tenían que hacer mañana temprano.Se llevaría a Yoshio con él, para que se entretuviera y que pudiese estar con su madre. Porque sus hermanos y su padre no le interesaban más que el dinero q