— ¿A caso querías verme la cara de estúpido? — Preguntó Alessio, apretando los puños —Respóndeme, ¿Esto es algo que tus padres y tus hermanos querían hacerme?
— No… juro que no…
— No entiendo ni una m****a de lo que estás diciendo — gruñó — Colócate esa ropa, te llevaré de regreso a tu casa. No perderé mi tiempo con un travesti.
Yoshio entró en alerta al escucharlo, no quería que lo llevara de regreso a su casa, temía que sus padres se enojaran con él o que sus hermanos lo sacaran de la habitación mientras todos dormían para que pasara la noche afuera como muchas veces.
Se puso de rodillas frente a él y agarró sus piernas, agachando la mirada sin poder verlo a los ojos porque si lo veía directamente se pondría a llorar y se vería más patético de lo que ya era.
Alessio seguía con los puños apretados mirándolo o mejor dicho su cabeza, porque su rostro estaba oculto entre tanto cabello que tenía como camuflaje. El olor que éste desprendía de su cuerpo ya se le hacía extraño y mucho más el nombre.
— Colócate de pie, Yoshio — el menor negó con la cabeza — No te lo estoy preguntando. Te llevaré a tu casa — el menor no se movió de su lugar — Si es por el dinero, te lo daré y de esa manera tus padres no te dirán nada al volver a casa.
Si vuelvo, todo seguirá igual — pensó.
— Ven — lo tomó de los brazos — No puedo estar contigo, no es que tenga algo en contra de los hombres, porque he tenido mucho sexo con ellos, pero me siento engañado… debí de suponer que nada en la vida es bueno — hizo que lo mirara — Te daré dinero suficiente para que nadie sospeche de lo que pasó aquí, pero no puedo tener nada contigo después de esto.
Fue hacia donde estaba el vestido del menor al igual que su ropa interior. Dejó salir un suspiro al ver todas esas cicatrices en su cuerpo, cada una de ellas parecían ser que no se irían tan fácil de ahí a menos que se pusiera alguna crema para eliminarla, pero con el poco dinero que tienen esas personas y la falta de tacto que tenían, dudaba mucho que ellos hicieran algo al respecto.
Le puso la ropa interior, pasando sus dedos por el cabello de éste, sintiéndolo suave al tacto.
— No tienes porque sentirte avergonzado, pequeño — puso dos dedos en su mentón — Te dije que volveré, así que no pierdas las esperanzas, ¿De acuerdo?
— Llévame contigo — escribió en su mano — Prometo que no haré nada que te disguste.
— Ahora no puedo hacerlo — los ojos del menor aun seguían mirándolo lleno de dolor — Te juro que haré todo lo que esté a mi alcance, pequeño.
El menor asintió, quitando la mano del hibrido de su rostro, luego se puso de pie caminando hacia donde estaba su calzado y se lo puso. Su abrigo lo tomó con una mano, luego se quedó de pie mirando el piso de esa habitación que un tenía todas esas rosas a la espera de que la ocasión fuera especial.
—No pongas esa cara — agarró su rostro con ambas manos — Hay cosas que debo realizar para poder…
— No quiero que vuelva — escribió en su brazo — Por favor, no lo haga.
— No voy a insistir, si esto es lo que quieres — sacó su cartera — Esto debe de ser suficiente para que tu familia no sospeche nada sobre nosotros o que no hiciste tu trabajo como ellos esperaban.
— Gracias.
La comida quedó en el olvido para ambos. Yoshio no quiso probarla después de ese momento tan desagradable que acaba de pasar con el alfa. Salieron del hotel, en donde el menor esperó por al menos unos largos minutos en el auto a que el mayor diera la orden de que se marcharía.
Después de un largo viaje, dejó al menor en la puerta de su casa, en donde no había rastros de sus padres o de alguien cerca.
No se despidieron, apenas tenían menos o un día completo de haberse conocido no había caso alguno en el cual debían de estar con sentimientos de por medio.
Alessio le ordenó al chofer que lo llevara hacia donde estaba el hotel para terminar de recoger sus cosas, si su asistente aun no lo hacía. No habló con su primo, quien lo interceptó en el pasillo hacia su habitación, si éste le decía alguna palabra fuera de su lugar lo mataría con sus propias manos de ser necesario, porque ya tenía suficiente con la m****a que acaba de pasar con ese hermoso humano.
Se despojó de su ropa de camino al baño con el seño fruncido y deseando golpear a la primera persona que se le pasara por el frente. Era un hombre en cuerpo de mujer… no había explicación alguna para eso, pero su jodido olor era el mejor y eso que sólo lo había olido durante unos pocos minutos mientras lo tenía en sus brazos.
Se dio una ducha y se encontró con su mejor amigo sentando en la cama con su teléfono en manos.
— Llegaste antes de lo que se tenía planeado — siguió con su teléfono — ¿Qué sucedió?
— No resultó ser lo que en verdad esperaba, eso es todo — buscó un traje — ¿Cuándo nos iremos?
— En un rato — lo miró — ¿No te gustó esa mujer y por esa razón estás aquí tan pronto?
— Resultó ser un hombre vestido de mujer — Malakil dejó todo lo que estaba haciendo para prestarle atención — No me mires de esa manera, esto me tiene furioso más que cualquier cosa en el mundo.
— Esta m****a es un caos sin duda — dijo, sacudiendo la cabeza — Esa ropa que tenia puesto parecía que en verdad era un mujer.
— Vaya, ¿Qué hizo él cuando fue desabierto?
— Ponerse de rodillas para que no lo llevara de regreso a su casa — se puso la camisa solamente, no quería ponerse el saco — No era nada de lo que pudiese sentirme bien conmigo mismo si lo tocaba. Siento que esto se está volviendo una m****a en mi vida.
— Hablas igual que tus padres — suspiró — Debo de ir a preparar el avión, espero que no te importe… que no todo en tu vida debe de salir como planeas.
— Lo sé.
El camino hacia su ciudad natal fue una verdadera odisea para él, no podía concentrarse en su trabajo debido a todo lo que estaba pasando por su mente en ese momento. El sentirse poco satisfecho era algo que no estaba en su lista de deseos.
Malakil notaba su malestar y lo único que hacía era reírse en voz baja, llamando la atención de las personas en el avión, pero de inmediato recobraba la compostura y continuaba con el trabajo.
En la parte de atrás del avión había un pequeño dormitorio, el cual lo llamaba para que fuera a descansar. No se movería de su lugar para darle la satisfacción a Asher de verlo dormirse en medio de su trabajo. El calor de la ciudad lo recibió con gusto, algo que extrañó bastante.
Fue directamente a su casa, no quería ver a nadie más que no fuera una buena botella de vino que tenía en el bar a su espera.
De esa manera pasó el tiempo, semanas más tarde estaba él con su misma rutina de siempre el día de su cumpleaños número veintinueve. Malakil le dio un hermoso regalo, un vino que estuvo buscando por meses el mercado y que no había podido encontrarlo porque sólo estaban en exhibición.
En ese tiempo no se había podio sacar de la mente a ese chico que lo tenía hecho un desastre con sus pensamientos. Tampoco se lo había mencionado a Malakil para no tener más contratiempo en el trabajo, no más de los que ya tenía.
— Recuerda que debes de ir conmigo a esa fiesta — dijo Malakil, asegurándose de que nadie estaba escuchando — Es algo intimo con algunas personas. No todos los días están pisando los treinta.
— No me gustan las fiestas de cumpleaños y menos si irán personas que no deseo ver en mi vida — firmó unos documentos — ¿Cómo van las cosas en china?
— Más que bien — le mostró las estadísticas — Ha subido el turismo en ese lugar, la policía está trabajando como se debe… y no sé nada de ese chico por si tienes preguntas.
— No te iba a preguntar por él — murmuró, sin creer lo que estaba diciendo — Todo quedó claro, él no quiere verme y yo no lo buscaré.
— Sólo se han visto un día, solamente — lo apuntó — Saliste corriendo en cuanto lo viste en su forma de hombre — se sentó delante de él — Nunca pensé que vería al estupendo Alessio derrumbarse por alguien que sólo conoció durante unas horas y que salió huyendo en cuanto descubrió que era un hombre.
— Me enfermas — siguió mirando los documentos mientras los firmaba — Iré a esa fiesta, ¿En donde es?
— Sabes dónde — se puso de pie, después de aplaudir — Sé que te gustan esos lugares, ya sabes… tu lado sádico lo puedes dejar salir esta noche. Es un lugar privado con una sesión pública y tu regalo te estará esperando cuando te aburras de las personas que quieren hacer negocios contigo.
— Gracias, nos vemos esta noche en mi fiesta — subió la mirada — Ten un lindo resto del día.
— Te deseo lo mismo, querido amigo — le guiñó un ojo, antes de salir.
El club al cual visitaba era uno de los más exclusivos del país. No todas las personas podían entrar ahí y darse el lujo de gastar dinero en sumisos o en dominantes que los sometieran por una noche o por un contrato.
El lugar tenía una sección pública de tres personas. Se sentó en un sillón, con sus piernas cruzadas y con una copa de vino blanco en su mano derecha. Alguien se sentó a su lado, pasándole una llave. Se mantuvo en silencio durante unos minutos, mirando la función que estaban dando y que no le estaba produciendo nada, era mejor quedarse durmiendo que estar ahí.
Miró el reloj de su muñeca y ya era media noche. Su cumpleaños.
— Feliz cumpleaños, Alessio — Malakil le sonrió — El próximo años es tu cumpleaños número treinta, por lo que tus padres vendrán pronto a que su hijo les dé un nieto.
— Sí, eso no pasará — negó, con la cabeza — No les daré el gusto de verme con niños a mi alrededor, me gusta la vida que estoy llevando — señaló a la pareja que estaba en la plataforma delante de ellos — Espero que no les importe que su hijo, la oveja negra no quiera saber anda de ellos nunca jamás.
— Lo que digas — negó, con la cabeza — Sube, tu regalo te espera. Es algo un poco especial para ti que espero que te esmeres con el mío.
— Sorpréndeme con éste, Malakil — se puso de pie — Iré a ver mi regalo.
Su amigo le dio una sonrisa llena de complicidad, luego se quedó mirando el espectáculo que estaba demasiado entretenido como para perdérselo. Necesitaba también un poco de emoción en su vida, desde hace unos meses por todo el cargo en el trabajo que tenia.
Alessio miró las habitaciones que estaban con números romanos en las puertas y llegó a la suya la que tenía un letrero de ocupado en la perilla. Abrió la puerta, llevándose una gran sorpresa al ver a una persona amarrada en el piso.
Cerró la puerta detrás de él de manera lenta, pestañeando varias veces para enfocar mejor su vista en la persona que estaba amarrada de brazos y piernas. Era ese jodido humano que se había prometido buscar cuando sea el momento justo, no ahora que tenía todas las miradas sobre él.Aseguró la puerta bien, prosiguió a ir hacia donde estaba Yoshio con la venda y moviendo su cabeza de un lado a otro desde que abrió la puerta de esa habitación. La mirada que éste tenía era de miedo que sólo se calmó un poco al verlo.— ¿Qué estás haciendo aquí, pequeño? — Preguntó, colocando sus manos en sus mejillas — ¿No se suponía que debías de estar en china con tu familia? — El menor
Había personas mirándolos raros, debido a que el chico parecía una mujer con ropa de hombre extremadamente grande y Alessio parecía su padre por la seriedad que tenía en su rostro. Dejaron muchas bolsas en el asiento trasero del auto, ya que no cabían en el maletero.— ¿Quieres algo de comer? — Preguntó, y el menor negó con la cabeza — Iremos a comprar lo que nos falta para tus útiles.— ¿No irás a trabajar?— No — el menor lo miró sorprendido — No tengo nada mejor que hacer, así que me quedaré contigo durante el día. Debo de enseñarte muchas cosas y no puedo irme a trabajar de esa manera.
Días más tarde, Alessio salió de la casa más temprano que de costumbre, el día anterior se había mantenido sereno por las cosas que el chico le comentó. Cada día que pasaba, era algo nuevo que no estaba seguro si podía controlarse.Miró su entrepierna, rodando los ojos al ver su pene levantarse sin darle el permiso que debía. No había tenido sexo en un mes completo, desde que conoció a Yoshio. El chico aun seguía usando esas ropas de mujer y no podía detenerlo sólo porque ya lo conoció vistiendo de esa manera.— Tus erecciones no te dejaran concentrarte — dijo Malakil, después de ver que no había nadie cerca en estacionamiento — ¿No has usado mi regalo?—
Alessio se bajó el pantalón hasta las rodillas, tomando su erección entre una de sus manos, mientras lo miraba tocarse. Ese chico parecía estar lejos, como sus pies se torcían cuando el vibrador encontraba ese punto en él, como sus tetillas se tornaban rojas y como su abdomen se contrae como si buscara una liberación pronta.Puso su dedo en la punta para evitar correrse y parecer un adolescente con las hormonas regadas por correrse tan rápido.Se puso de pie, quitando el pantalón de su camino fue hacia la cama con las manos picándole para poder tocarlo y así lo hizo, separando sus piernas lo más posible para poder ver mejor todo el espectáculo.— Sólo quiero ver algo — pasó su dedo por encima de la er
Pasaron meses en los cuales Yoshio trató lo más que podía de seguirle el ritmo a Alessio cuando tenían intimidad. Se sentía cansado por todo lo que habían hecho e incluso quiso dejarle saber que quería algo de calma, pero no podía quejarse. Era algo que ya estaba acostumbrado.Después de colocarse algo para dormir, se sentó frente al espejo para desenredarlo, su cuerpo tenía algunas marcas de esas cosas que el mayor usaba para tenerlo bajo su control cuando tenían sexo.Al menos había subido bastante de peso y esos se notaban en los gorditos que estaban adornando su abdomen. Alessio parecía ser una persona con mucho dinero por como las personas lo trataban en ese lugar y también porque inclinaban sus cabezas en señal de respeto cuando pasaba por su la
La fiesta estaba de lo más tranquila, las personas estaban comprando muchas cosas para poder ayudar a la causa. Alessio compró varias pinturas que serian hermosas como adorno. La cena no le gustó, no era del tipo de chico que se quedaba comiendo sólo verduras, por esa razón sólo comió un poco y luego devoró la carne.Alessio notó que ninguna de las veces que éste le cocinó sólo le hizo algunos aperitivos con verdura si el sólo se quedaba comiéndose la carne. Anotó todo lo que necesitaba saber de él al momento de comer algo que le gustara.Asher no volvió a acercarse a ellos en toda la noche, tenía una orden de alejamiento para que no pudiese estar a más de quinientos metros de él o de Yoshio. Se habí
Alessio llegó a la casa pasadas las diez de la noche y todo estaba a oscuras. El trabajo se le seguía acumulando cada día por estar distraído y su distracción tenia nombre. Le echó un ojo a la cocina, viendo todo en orden y limpio. Ni siquiera vio su cena como cada noche. Al parecer no se habían molestado en hacerle algo de cenar ninguno de sus empleados y el mismo Yoshio.Subió las escaleras, quitándose la corbata y el saco, deteniéndose en la habitación del humano, la cual estaba entreabierta. El olor que tenía la habitación fue suficiente para que todo el estrés que tenía se fuera en cuestión de segundos. Era todo lo que necesitaba ese día.Dejó sus cosas en el piso, caminando hacia la cama y sentándose al lado del hermos
Yoshio abrió los ojos por el olor a comida que estaba en la oficina, olía delicioso, pero no fue lo primero que vio, sino a Alessio mirándolo preocupado. El sueño que estaba teniendo en esos días era demasiado para él. Ni siquiera podía sentir la presencia de más personas cerca por más que quisiera.Se sentó de golpe, secándose las mejillas para eliminar cualquier rastro de lágrima de estas. Ya era bastante estúpido por estar llorando como para dejarse ver de una manera vulnerable ante el hibrido.— Lo que leíste en ese artículo sólo son chismes amarillistas que siempre buscan la manera de perjudicar a mis parejas o a mis acompañantes — se puso de rodillas, delante de él — No creas todo lo que leas de ti de ahora