Thomas, apoderándose de los labios de Helena, primero los saboreó, luego, succionó su labio inferior, ocasionando con este gesto, que ella se estremeciera. Para después, entrar con su devoradora lengua, en la cavidad bucal de ella, recorriendo cada rincón de la misma, despertando en ella las más agradables y placenteras sensaciones.
Aunado a esto, él la levantó de la alfombra y la sentó a horcajas sobre sus piernas; con sus manos debajo de la camisa recorrió su cuerpo desnudo, con suaves y atormentadoras caricias. Las manos de Thomas hacían un recorrido de descubrimiento centímetro a centímetro.
Mientras, ella guindada de su cuello hacia un recorrido igual, pero, en el rostro y garganta de él. A Helena le producía mucho placer besarlo, pasarle su lengua por estas zonas erógenas de Thomas, disfrutándolo al máximo.
Luego, ella subió a sus parpados, mejillas, mordiendo su barbilla, con lo cual, lo hacía emitir suaves gemidos de placer. Por otr
Thomas totalmente preocupado por Helena, le recuerda que apenas van siete, ya casi ocho meses de la muerte de su papá y que por lo tanto, no quería exponerla ni que comenzaran las especulaciones en su contra. —Mantendremos esto en secreto —concluyó ella, preocupada. —Pero… solo por un tiempo, hasta que podamos formalizar nuestra unión ¿te parece? Porque lo que más deseo es hablar con tus padres para ponerle fecha a esto —agregó él, suplicante. —¿Cómo así? De ponerle fecha ¿A que mi amor? —preguntó Helena con una mirada curiosa y sin entender lo que Thomas decía. —A nuestra unión, no quiero permanecer más tiempo, separado de ti. —Apoderándose nuevamente de sus labios y atrayendo a Helena de nuevo a su cuerpo, ésta le reclama… —Thomas, estoy totalmente muerta de hambre, si no me das de comer no tendré fuerzas para amarte y amarte todas las veces que desees —sentenció ella, sin filtro y con lo cual él se carcajeo. —Estoy de acuerdo, así que ¡Upa! A levantarse… Los dos se levantan
Este apartamento, que para ellos esta cerquita del cielo, brindó a Helena y Thomas la posibilidad de compartir en él sus encuentros amorosos, convirtiéndolo en su nido de amor. Thomas, se levantó de la cama y buscó en el closet de la habitación un juego de llaves, el cual entregó a ella, diciéndole: —Amor, este juego de llaves es del apartamento, no quiero que lo saques de tu bolsa, siempre lo debes cargar, aquí nos vamos a encontrar para perdernos del mundo. Estamos protegidos de cualquier intruso, porque cuenta con mucha seguridad. —Okey —levantándose de la cama, mirándolo y besándolo apasionadamente, acercando su cuerpo desnudo al de él, quien de inmediato la abrazó y la atrajo fuertemente a su cuerpo. Sin embargo, cuando la soltó, ella le preguntó por la hora y Thomas le respondió que era casi las siete de la noche, eso significaba que tampoco se podían ir, porque ya era tarde y ella no permitirá que Thomas saliera a esa hora. Por lo tanto, debería avisar a sus padres. Helen
Thomas, ante la llamada realizada por el abogado sale aprisa de la hacienda de Miguel a la suya, rompiendo el record de velocidad para su traslado de una propiedad hacia la otra, pues están retiradas. Al llegar, busca de inmediato al abogado, quien lo esperaba en el área de las oficinas con los otros dos abogados y unos funcionarios del cuerpo de investigación de la región, a quienes él conocía. Una vez reunidos, todos conscientes que él y Helena no se podían ni ver, porque siempre estaban enfrentados, le exponen lo grave de la situación para ella, mientras no logren dar con el autor o autora de todo esto, que esta ocurriendo, sobre el acoso, la persecución, las amenazas y el enfrentamiento que ha tenido con personas sin escrúpulos, quienes no se han detenido ni siquiera por el hecho de que ahora ella, también es heredera. Thomas, sintiéndose avergonzado porque de repente ha sido su conducta contra Helena, la que han generado esta matriz falsa de opinión, según la cual, todos pi
Helena se instaló con sus padres en la hacienda, en las habitaciones que fueron asignadas por él. Al ingresar a la suya, de inmediato reconoció el olor de Thomas, su fragancia, sus cosas, resultando todo embriagante para ella y para todos sus sentidos. Antes de acostarse, ella llamó a Elizabeth para informarle que por ahora no podía salir a la cabaña, estaba hospedada en la hacienda junto a sus padres, luego iría y personalmente le explicaría lo que estaba ocurriendo, pero, necesitaba le avise a sus otras amigas, que el paseo se suspendió. Luego, llamó a Carlos Javier ofreciéndoles disculpas por no poder ir, pero era algo que escaba de sus manos. Asegurándole que si iría, pero mas adelante. Mientras, Thomas en la habitación de su padre, no podía conciliar el sueño, saber que la tenia ahí tan cerca y enojada con él. Además, estaban los padres de ella ahí, no la iba a exponer a que la encontraran con él, haciendo el amor; debía cuidarse de tener algún enfrentamiento con ellos, pues,
Helena salió de la habitación de sus padres, luego de aclarar con ellos, lo que ocurría entre ella y Thomas. Bajaron al comedor, donde los esperaba Maite, quien acercándose muy amablemente y deseándoles un excelente día les preguntó ¿si deseaban desayunar algo en particular? Mencionándoles lo que había para el desayuno ese día. —Gracias Maite, nos parece perfecto lo que nos ofreces, solo que esperaremos al señor Thomas, para desayunar con él —respondió Helena. —Muy bien señora Helena. Con su permiso, déjeme revisar todo esté listo. Helena con un movimiento en su cabeza hacia arriba y hacia abajo, le autorizó a retirarse, mientras esperaban a Thomas, quien en escasos cinco minutos, estaba ahí, saludándolos muy afectuosamente, sobre todo a María Inés, a quien él respetaba y admiraba mucho. El ama de llaves de inmediato ordenó sirvieran y desayunaron los cuatro con una amena conversación sobre la mudanza a la casa de huéspedes. Al concluir, salieron los cuatro hacia la casa, para apr
Ese día, a primera hora, Helena y Samuel, se dirigieron hacia la pista de aterrizaje, para buscar a Thomas. Ella no le había avisado que lo buscaría para darle una sorpresa y fugarse con él a cualquier parte. Pero, la sorprendida fue ella, cuando vio bajar de la avioneta a Roxana primero y detrás de ella a Thomas, quien venía sonriendo con la azafata y el Capitán. Helena de inmediato, sin esperar explicación alguna, se montó en la camioneta y le pidió a Samuel arrancar, hecho éste que fue observado por Thomas, quien no pudo hacer nada para tratar de detenerla porque no podía ponerla en evidencia, sobre todo delante de Roxana. Ella, sentía que el mundo se derrumbaba a sus pies, sin poder controlar el llanto, las lágrimas corrían por sus mejillas, mojando su blusa. Helena se resistía a creer que después de todo lo que han pasado, él siguiera manteniendo una relación con esa mujer. Por lo tanto, no estaba dispuesta ha aceptar esto, ni siquiera lo discutiría, para ella, esto significa
Thomas, continuó explicando a Miguel, ese cúmulo de sentimientos y emociones que Helena fue despertando en él, como apoderándose de su voluntad, su corazón, su mente. Muchas veces, sintió que ella lo dominaba y por eso, no permitiría que conociera sus sentimientos: —De ahí, fui perdiendo el control de la situación y como bien me decía ella, me fui convirtiendo en un autentico animal y patán... —expresó arrepentido, pasando sus dos manos por sus cabellos. »Sobre todo, cuando observaba como papá le acariciaba el rostro, le tomaba sus manos, la besaba, abrazaba, esto despertaba en mí, el instinto más bajo de animal, que cualquier ser humano pueda desarrollar. »Sinceramente, Miguel sentía rabia, furia, celos, impotencia de no poder hacer algo, pues era mi padre, mi contrincante con ella; pero… lamentablemente, aún cuando sé que solo es mía, que me ama, igual siento unos celos muy fuerte, al ver que alguien se acerca a ella. —Amigo, eso esta fuerte, si eso no es amor, se parece mucho —
—Thomas, estoy muy preocupada ¿observaste, como nos miraban las personas que estaban ahí en el centro de salud? Estoy segura que nos reconocieron —pregunto Helena con voz queda. —Si, mi amor, todos los que estaban ahí sabían quienes somos. Pero no le prestes atención, no permitas que eso te afecte, por favor —respondió Thomas hablando muy seriamente, en voz baja, mirándola con mucha ternura. Ese día, en el centro de salud, algunos presenciaron la forma como se trataron Thomas y Helena. Ellos fueron identificados plenamente con el accidente, ella como la viuda de Don Juan Montero y él, como su hijo. Debido a esto, les parecía un escándalo la relación que supuestamente mantenían y que se evidenciaba de las palabras que se dijeron, delante de algunas personas. En todo caso, Helena y Thomas estaban dispuestos a enfrentar cualquier situación, porque para ellos su amor estaba por encima de todo. Siendo esto sometido a pruebas de una vez, cuando Roxana retenida en la Comisaria, decla