Helena se quedó dormida. Al día siguiente se despertó otra vez con dolor de cabeza, se levantó, duchó, se vistió con un jean y un top corto sin mangas, llevando encima un abrigo, pero abierto. Así que para evitar encontrarse con la mujer esa otra vez, esperaría hasta última hora.
Siendo casi las siete de la mañana, tocan la puerta, al levantarse y abrir, lo observa ahí de pie en el umbral de la misma y con un rostro de pocos amigos, además de una mirada implacable.
—¿Qué quieres? —preguntó ella, desviando la mirada.
—Que bajes para que desayunemos, el vuelo salía a las siete —tomándola por la barbilla y haciendo que lo mire al hablar.
—Ya bajo —respondió ella tratando de esquivar su penetrante mirada.
—Helena, no me sigas provocando, ven y baja conmigo. Ya deberíamos estar allá. Me quedé dormido —confirmó frunciendo el ceño.
—Me imagino, después que te desahogaste, con tu invitada, con razón tienes esas horrible
Helena encerrada en su habitación, acostada, tratando de enfocarse en una película que había elegido, no lo consigue, su mente se dispersa, pensando en Thomas. «No lo puedo sacar de mi corazón y de mi mente, a lo mejor, anda en el pueblo con alguna de las dos mujeres, que tiene», pensó ella, sintiendo unos celos infernales. Helena, recuerda que una de ellas, es Luna la hija de Don Ramón Terán, aunque tiene tiempo que no los ve juntos. Mientras, la otra es Esther, la chica del pueblo, con quien lo encontraron besándose en la plaza, en tanto, ella estaba en la clínica con Don Juan. Por otra parte, en la Capital, mantiene el mismo estilo de vida, tiene a Roxana y al parecer a la chica de la Boutique, pues lo trató con mucha familiaridad y se desvivió por atenderlo. Helena, se siente cada vez más decepcionada por las cosas que ha ido descubriendo, de él. «Es todo un playboy, tiene una vida totalmente desordenada», analizó ella, si
CAPITULO 22 Thomas, antes de que se retire Helena de la oficina, intenta hablar con ella sin la presencia de los abogados, pero ella no lo permite, ya que esta convencida que lo mejor entre ellos es poner distancia, porque ninguno confía en el otro. —¡Helena, por favor, necesito hablar contigo —dijo Thomas en un tono suplicante. —¡Lo siento, Thomas! Estoy algo apurada, lo que sea creo que puede esperar hasta mañana —respondió ella, muy resentida con él. —Ok. —pero por favor, no huyas, me urge hablar contigo. —No hay problemas, estaré aquí temprano y no tengo necesidad de huir de ti —afirmó caminando hacia el área del estacionamiento donde la esperaba su chófer. Thomas, al verla salir, tomo una decisión, no se la iba a dejar tan fácilmente a Carlos Javier, así que la seguiría, se iba a convertir en su peor pesadilla de ser preciso. Esa noche, Thomas habiéndose tomado unos tragos previamente pa
Ante la súplica de Thomas, Helena, después que se separó de él, le respondió: —¡Qué te puedo decir! Si he tenido que soportar que desfiles con tu harén delante de mí e incluso que le hagas el amor bajo el mismo techo, donde yo estoy. —Aseguró, sin disimular el dolor que esto le producía. —Eso no es cierto… jamás te faltaría el respeto así. No sé porque piensas eso. Esa noche venia de la piscina, cuando al pasar cerca de la entrada de la cocina, escuché un quejido y por eso entre —dijo él serio, con su voz grave. —Te vi con el cabello húmedo, en bóxer y con una bata de baño abierta, era obvio que venias de hacer el amor con Roxana, para eso la llevaste a una de las habitaciones de huéspedes —aseguró ella, cruzando sus brazos en el frente y con una mirada incrédula. —¡Te lo juro, Helena! No hice el amor con ella, estaba en la piscina dándome un baño de agua fría, por tu culpa —respondió él levantando la mano derecha en señal de jurame
Thomas, apoderándose de los labios de Helena, primero los saboreó, luego, succionó su labio inferior, ocasionando con este gesto, que ella se estremeciera. Para después, entrar con su devoradora lengua, en la cavidad bucal de ella, recorriendo cada rincón de la misma, despertando en ella las más agradables y placenteras sensaciones. Aunado a esto, él la levantó de la alfombra y la sentó a horcajas sobre sus piernas; con sus manos debajo de la camisa recorrió su cuerpo desnudo, con suaves y atormentadoras caricias. Las manos de Thomas hacían un recorrido de descubrimiento centímetro a centímetro. Mientras, ella guindada de su cuello hacia un recorrido igual, pero, en el rostro y garganta de él. A Helena le producía mucho placer besarlo, pasarle su lengua por estas zonas erógenas de Thomas, disfrutándolo al máximo. Luego, ella subió a sus parpados, mejillas, mordiendo su barbilla, con lo cual, lo hacía emitir suaves gemidos de placer. Por otr
Thomas totalmente preocupado por Helena, le recuerda que apenas van siete, ya casi ocho meses de la muerte de su papá y que por lo tanto, no quería exponerla ni que comenzaran las especulaciones en su contra. —Mantendremos esto en secreto —concluyó ella, preocupada. —Pero… solo por un tiempo, hasta que podamos formalizar nuestra unión ¿te parece? Porque lo que más deseo es hablar con tus padres para ponerle fecha a esto —agregó él, suplicante. —¿Cómo así? De ponerle fecha ¿A que mi amor? —preguntó Helena con una mirada curiosa y sin entender lo que Thomas decía. —A nuestra unión, no quiero permanecer más tiempo, separado de ti. —Apoderándose nuevamente de sus labios y atrayendo a Helena de nuevo a su cuerpo, ésta le reclama… —Thomas, estoy totalmente muerta de hambre, si no me das de comer no tendré fuerzas para amarte y amarte todas las veces que desees —sentenció ella, sin filtro y con lo cual él se carcajeo. —Estoy de acuerdo, así que ¡Upa! A levantarse… Los dos se levantan
Este apartamento, que para ellos esta cerquita del cielo, brindó a Helena y Thomas la posibilidad de compartir en él sus encuentros amorosos, convirtiéndolo en su nido de amor. Thomas, se levantó de la cama y buscó en el closet de la habitación un juego de llaves, el cual entregó a ella, diciéndole: —Amor, este juego de llaves es del apartamento, no quiero que lo saques de tu bolsa, siempre lo debes cargar, aquí nos vamos a encontrar para perdernos del mundo. Estamos protegidos de cualquier intruso, porque cuenta con mucha seguridad. —Okey —levantándose de la cama, mirándolo y besándolo apasionadamente, acercando su cuerpo desnudo al de él, quien de inmediato la abrazó y la atrajo fuertemente a su cuerpo. Sin embargo, cuando la soltó, ella le preguntó por la hora y Thomas le respondió que era casi las siete de la noche, eso significaba que tampoco se podían ir, porque ya era tarde y ella no permitirá que Thomas saliera a esa hora. Por lo tanto, debería avisar a sus padres. Helen
Thomas, ante la llamada realizada por el abogado sale aprisa de la hacienda de Miguel a la suya, rompiendo el record de velocidad para su traslado de una propiedad hacia la otra, pues están retiradas. Al llegar, busca de inmediato al abogado, quien lo esperaba en el área de las oficinas con los otros dos abogados y unos funcionarios del cuerpo de investigación de la región, a quienes él conocía. Una vez reunidos, todos conscientes que él y Helena no se podían ni ver, porque siempre estaban enfrentados, le exponen lo grave de la situación para ella, mientras no logren dar con el autor o autora de todo esto, que esta ocurriendo, sobre el acoso, la persecución, las amenazas y el enfrentamiento que ha tenido con personas sin escrúpulos, quienes no se han detenido ni siquiera por el hecho de que ahora ella, también es heredera. Thomas, sintiéndose avergonzado porque de repente ha sido su conducta contra Helena, la que han generado esta matriz falsa de opinión, según la cual, todos pi
Helena se instaló con sus padres en la hacienda, en las habitaciones que fueron asignadas por él. Al ingresar a la suya, de inmediato reconoció el olor de Thomas, su fragancia, sus cosas, resultando todo embriagante para ella y para todos sus sentidos. Antes de acostarse, ella llamó a Elizabeth para informarle que por ahora no podía salir a la cabaña, estaba hospedada en la hacienda junto a sus padres, luego iría y personalmente le explicaría lo que estaba ocurriendo, pero, necesitaba le avise a sus otras amigas, que el paseo se suspendió. Luego, llamó a Carlos Javier ofreciéndoles disculpas por no poder ir, pero era algo que escaba de sus manos. Asegurándole que si iría, pero mas adelante. Mientras, Thomas en la habitación de su padre, no podía conciliar el sueño, saber que la tenia ahí tan cerca y enojada con él. Además, estaban los padres de ella ahí, no la iba a exponer a que la encontraran con él, haciendo el amor; debía cuidarse de tener algún enfrentamiento con ellos, pues,