Capítulo 6 Amiga.

Florencia.

Fui consciente cuando sus labios encontraron los míos, y sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, era la primera vez desde lo que pasó en México que permitía que un hombre me tocará, y lejos de sentirme incómoda o que mi mente sea bombardeada por esas imágenes que se repetían cada vez que dormía provocando mis peores pesadillas, desde lo más profundo de mi ser podía sentir el deseo de ser solo de Leo, de entregarle no solo mi cuerpo, sino también mi corazón y alma.

Y fue de esta manera que nos encontró el amanecer, no sentimos el frío de la cordillera patagónica, no solo porque estábamos en verano, sino también porque nuestros cuerpos estaban en un maratón de amor y pasión del cual nunca nadie podría a ver imaginado que sea posible.

Mi cuerpo reacciona a cada caricia de sus manos, todas mis terminaciones nerviosas estaban a Flor de piel, por cada beso que dio en cada rincón de mi cuerpo, esto era el mismo cielo y si era un sueño, no quería despertar jamás.

— Permíteme estar a tú lado, por favor. — su suave voz acaricia mi corazón, ¿esto se siente cuando se ama?

— Solo te pondré en peligro y no quiero que te suceda nada. — no puedo arriesgarme a que Manuel lo mate.

— Me contaste tu historia, déjame decirte la mía. Nunca en mis 24 años, eh podido albergar algún sentimiento hacia alguna mujer, a lo largo de mi vida, eh dormido con mujeres bellas no voy a mentir, pero solo para experimentar lo que era el sexo, es por eso que mis padres arreglaron mi compromiso con Charlotte, quien es la hija de los mejores amigos de ellos, desde hace 8 años trato de obligarme de sentir algo por ella, pero no provoca nada en mí. — su mirada es honesta, la verdad bailaba en ellas.

— Creí que era una persona defectuosa, por decirlo de alguna manera, pero cuando te vi, mi corazón despertó solo para ti, tu voz me hipnotiza, y ahora después de esto... jamás, escúchame bien, Flor, jamás experimenté lo que sentí contigo, por primera vez estoy seguro de que hice el amor, yo ya no puedo ni quiero vivir sin ti.

— No quiero que pienses que eh sido inmune a lo que sucedió, para mí también ha sido algo único, y es por eso mismo que te debes alejar, no podría vivir si algo te pasa por mi culpa. — mi voz se quiebra un par de veces, porque el solo hecho de pensar en perderlo ya me duele.

— Shhh, deja de decir eso, porque jamás me alejare, tendrás que hacerlo tú, pero se consciente que, si lo haces, me matarás.

— ¿Crees que nuestro amor puede ser eterno como el de la Mutisia?

— Creo que nuestro amor puede vivir más allá del tiempo.

Nos quedamos un rato más abrazados mirando el sol salir, y luego retomamos el camino a su casa, tomados de la mano, como una pareja, aunque no se bien que es lo que somos.

— Leo, iré al pueblo volveré en un rato.

— ¿Por qué? ¿Que necesitas? Si quieres puedo llevarte. — Bien esto es incómodo, pero ya que, luego de todo lo que hablamos es estúpido no decirlo.

— No usamos protección, debo ir a una farmacia por la píldora del día después. — su rostro se cubre con entendimiento y luce un poco avergonzado.

— Lo lamento, dije que te cuidaría y ya eh cometido un error.

— No te preocupes, puedo solucionarlo, después de todo lo de anoche no es algo que hubiéramos planificado.

— Tienes razón, pero deja que iré yo.

— No es necesario.

— Insisto, volveré en un momento, tú ve a desayunar.

— Bien. — Me dio un beso tierno, esos que calentaban mi corazón y se marchó.

Una vez dentro de la cocina, estaba a punto de disfrutar del tan necesitado desayuno, ya que la actividad nocturna me dejó sin fuerzas, cuando vi pasar a alguien corriendo, sorprendida me levanté y salí tras ella, solo para ver por el ventanal como Amara corría hacia el bosque, esto no estaba bien, estoy segura de que ella no conoce esa parte por donde ingreso, salí tras ella a buscarla, el paisaje del bosque y su entorno es maravilloso, pero traicionero si no sabes de dónde vienes y a dónde vas.

Luego de correr un poco la encontré, llorando bajo un árbol, recostada en posición fetal.

— ¿Amara? Que te sucede. — La mencionada solo levantó su rostro para mirarme con pánico y dolor que traspasó mi corazón.

— Hey, linda ¿qué sucede? — Dije un poco alterada y me acerque a ella, la abrase, tratando de transmitirle un poco de seguridad, no sé qué le pasaba, pero quería hacerla sentir bien, lo poco que la había tratado me sirvió para darme cuenta de que era una persona dulce, y frágil, quizás como lo fui yo alguna vez.

— Lo arruine, arruine todo, mi hermano va a matarme. ¡¿Como pude ser tan estúpida?!

— Trata de tranquilizarte, no sé qué sucedió, pero eres una buena chica, todo tiene solución.

— Esto no, yo.... yo ¡le di mi virginidad a Kevin!, me entregué a él.

— ¿Acaso te arrepientes? O ¡¿él te forzó?! — Si ese era el caso lo mataría sin dudarlo, se mejor que nadie lo que es ser forzada.

— No, no y no, fui yo, creí que él Sentía lo mismo, me ha gustado desde que tenía 14 y ahora con mis 19 años seguía sintiendo esto... soy una estúpida cuando Alexander lo sepa me matará.  — Ella solo repetía que era estúpida y lloraba, bien, ¿cómo podría ayudarla?, tendré que convencerla que me diga bien que es lo que le pasa.

— Linda, si no me explicas bien, no sé cómo ayudarte. — digo con voz tranquila mientras acaricio su cabello, se ve tan vulnerable.

— Me voy a casar en 6 meses con el mejor amigo de mi hermano, Bill. Pero anoche dormí con Kevin, Alexander siempre me advirtió que no me acercara a él, que era una mala persona, pero no le hice caso.

— Tranquilízate trata de respirar, toma limpia tu cara. — Me quedé a su lado mientras ella se tranquilizaba.

— Dime, ¿amas a tu prometido?

— Sí, claro que lo amo.

— ¿Y por qué te acostaste con Kevin?, no pienses que te estoy juzgando solo quiero ayudarte, pero necesito saber todo.

— Ya lo dije me atraía, y quería experimentar lo que era estar con alguien antes de casarme. Parece una estupidez, y claro que lo es.

— No, no lo es, es normal, sentir curiosidad, querer estar preparada para lo que vendrá, lo entiendo, aun así, nunca estuviste con tu novio, ¿por qué?

— Él se lo prometió a mi hermano. No sé cómo le explicaré esto, él sabe que soy virgen. — Amara temblaba bajo mis brazos, se debe sentir horrible.

— Debes decírselo, ocultarlo solo hará las cosas peor, si él te ama se quedará contigo, y si no es mejor ahora que después de casados, ¿acaso él no ha estado con alguien antes?

— Por supuesto que sí, era el acompañante de diversión de mi hermano, ambos eran unos mujeriegos, es por eso por lo que le hizo jurar que no dormiría conmigo hasta después de casarnos.

— Bien, no puede reclamar nada, y tu hermano no tiene por qué enterarse.

— Ese es el problema, ese idiota me fotografió mientras dormía, y le envió las fotos a mi hermano, Kevin se burló de mí, todo porque Alexander dejó a su hermana cuando conoció a Katty la que fue su verdadero amor.

— Kevin es un perro. Pero tú hermano no debe enfadarse contigo, y créeme no lo hará lo único que consiguió Kevin con eso fue provocar que lo golpeen, no tienes nada que temer, la familia siempre perdona tus errores. — A pesar de que mi familia eran solamente mis padres, mis amigos y su papá me acogieron cuando más los necesitaba y nunca me reprocharon por no alejarme de el cuervo cuando Diana me lo había advertido varias veces.

— Tengo miedo de que Kevin, envíe las fotos a alguien más.

— Déjame eso a mí.

No permitiría que la humillara de esa forma, la consideraba mi amiga, algo raro, ya que no soy de las personas que dan su amistad así sin más, pero algo en ella me hacía querer protegerla.

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