Leonardo:Veo a mi hermosa mujer caminar hacia la recámara, y también observo como los ojos de Alexander la siguen.— Es sorprendente su voz, ¿verdad? Ella te hechiza cuando canta. — decido cortar el silencio que quedó flotando por la partida de mi mujer.— Sí, realmente es como el canto de las sirenas, te hechiza, aunque no quieras.— Ja, no, las sirenas te embrujan para llevarte a las profundidades del mar y ahogarte en ellas, Florencia es como un hada, te guía al paraíso más hermoso, te hace olvidar cualquier pena, te hace latir el corazón, te vuelve a la vida, es la felicidad hecha persona. — Alexander me miraba en silencio, con esa comprensión de saber muy bien a lo que me refiero, y es que él estaba hechizado con mi chica, y ... eso estaba bien, ¿no?— Alexander, tengo que pedirte algo, algo muy importante.— ¿Qué es?— Quiero que me prometas que cuidarás a mi hija, como si fuera tuya.— ¡¿De qué hablas?! - Era divertido ver la confusión en su rostro, pero esta situación y mi pe
FLORENCIA:Estaba segura de que era eso, Leonardo se arrepentía de estar conmigo, perdió todo por mí, su familia, sus amigos.— ¡Están aquí! Vamos es tiempo de que abras tus regalos. — La voz de Amara tranquilizó a Leo y me sacó del camino de mis pensamientos.— ¡De que hablas! No lo haré. — la cara de horror de Alexander es algo digno de ver.— Por favor, en realidad debes abrir uno, el que Florencia eligió para ti, o tú serás el responsable de lo que le pasé. — Dios, nunca había pensado en eso, el pobre cachorro hace 2 horas que está en esa caja, aunque tenga agua y agujeros, no es nada lindo estar encerrado.Leonardo comenzó a caminar con Amara, mientras Alex y yo los seguíamos.— Tú elegiste un regalo… ¿para mí? — la voz de Alexander suena extraña, pero no me permito quitar mis ojos de Leonardo.— Sí, es para agradecerte por cuidar de mi mientras Leo estaba en el hospital y por tu cumpleaños obviamente.— Gracias. — Lo dijo tan despacio, que casi no lo logró escuchar.Al lleg
Florencia:Miro a mi pequeña que ya tiene un mes y no puedo creer lo parecida a su papá que es.Su cabello negro, su piel un poco bronceada, salvo el color de sus ojos que son como los míos, celestes con motas de verde, tienen el mismo color del lago donde me entregue a su padre la primera vez.— Nuestra hija será la más hermosa de esta ciudad. — dijo llena de orgullo.— Ella es la más hermosa, del mundo y si aprende a cantar como la madre ... grr tendrá a demasiados pretendientes detrás de ella. — La cara de sufrimiento de Leonardo me daba mucha risa.— Sabes, ella es tan hermosa... que nadie se puede resistir cuando la ve, mira incluso Alexander que juro que jamás la tomaría en brazos hasta que no sea más grande y " resistente" anoche no había forma de que la dejara en su cuna, alegaba que se despertaría, como si no notáramos que estaba embobado mirándola.— ¡Eso es! Ponle el vestido más hermoso que tenga, iremos a ver a mis padres.— ¿Que? ¿Estás seguro que sea una buena idea?—
Florencia: No sé cuánto tiempo pasó, Leonardo se fue y nuestra pequeña despertó en ese momento, me obligué a mantener la calma mientras la volvía a mecer, para que durmiera un poco más, y una vez que lo conseguí, volvía al comedor, mientras comencé a recoger todo, mis lágrimas comenzaron a salir y junto con ellas toda la frustración que había guardado con cada grito de Leonardo.Entonces exploté, comencé a arrojar la poca loza que no se había roto, y a gritar tan fuerte que mi garganta dolía, fue por eso por lo que no escuché la puerta abrirse.— ¡¿Por qué?! ¡MALDICION! ¡¿POR QUE?! ¡¿DONDE ESTA DIOS, POR QUE ME CASTIGAS ASI?!Estaba a punto de cometer la peor estupidez del mundo, porque es verdad, lo que estaba a punto de hacer solo era la salida del cobarde, terminar mi vida, para no afrontar la enfermedad del hombre que amaba, dejar a mi hija totalmente desamparada, solo... en ese segundo no pensaba, solo quería terminar todo, llevarme conmigo los dulces recuerdos y terminar con el
LEONARDO:Mi pequeña Agustina, comenzó a despertar, así que me levanté para atenderla, la alimente y cambié, luego la acosté y comencé a mecerla para que durmiera nuevamente, a cambio ella me regaló la más hermosa sonrisa que eh visto en este mundo, aún más linda que la de su madre.— ¿Leo?— Aquí estoy, solo me ocupaba de nuestra hija, ven, vuelve a dormir.Ya estaba amaneciendo, cuando ella cayó rendida en mis brazos y la acune, deseaba protegerla, pero ahora era una persona débil nuevamente, la adrenalina abandonó mi cuerpo y en su lugar llego el tan esperado dolor que me aquejaba, ¿era lógico pasar de estar en el cielo al mismo infierno?No dejaría que este momento se arruinará, Dios concédeme solo un poco de tranquilidad unos minutos más, por favor, déjame dormir a su lado una última vez.El sonido de su voz me sacó de mi plegaria.— Yo vivo por ti mi Leo. — La miré creyendo que estaba despierta, pero me di cuenta que dormía, con una paz y calma que hacía mucho no veía.— Tú por
Florencia:Estaba sumida en una pesadilla, de esas en las que parece que despiertas, pero no es así, sigues en el mismo sueño horrible, una y otra vez.Para ser honesta, no había nada aterrador en esta pesadilla, sino todo lo contrario, estaba en un bosque maravilloso, rodeada de esculturas talladas en los troncos, sabía dónde estaba, con Leonardo siempre íbamos a ese lugar, era el bosque tallado del Bolsón, en Argentina, pero esta vez estaba sola, por más vueltas que daba, no veía a nadie, entonces me desperté, o eso pensaba, ahora estaba en nuestro lago, ese donde hicimos el amor la primera vez, con aguas frías y cristalinas, producto del deshielo patagónico, pero la escena se repetía, corría y corría, solo para darme cuenta que está sola, completamente sola y la desesperación se adueñaba de mí, hasta que escuche su voz.— No estás sola amor, solo es la tristeza que no te deja ver lo que tienes.Giré para ver un paisaje totalmente distinto, pero que también conocía. Era la playa, en
Florencia:Camino detrás del féretro, esa caja que dentro lleva a mi amor a lo que será su última morada, su madre camina a mi lado, no ha soltado mi mano, me pregunto si Leonardo puede ver que por fin su madre parece haberme aceptado, tardé lo sé, pero aun así a tiempo para ver crecer a su única nieta, ese pedazo de Leo que quedo con nosotros.Soy consciente que este es el adiós definitivo, los gritos de su madre me obligan a entenderlo, Amara lloran en silencio, al igual que yo, creó, por lo menos no eh escuchado algún sonido salir de mí, solo lágrimas. Alexander camina a mi lado y mira hacia la nada como hace días.Las personas desconocidas para mí se retiran poco a poco, creo que todos vinieron por compromiso, incluso Kevin, a él no le creo nada, si realmente hubiera sido amigo de mi Leo no hubiera actuado como lo hizo, aún recuerdo el golpe que Leonardo le dio cuando apareció en el departamento pidiendo perdón, y mi pobre Leo le creyó, hasta que comenzó a decir que si estaba todo
Florencia:Cada día que pasa es más de lo mismo, mi vida se convirtió en una rutina gris, me despierto y me concentro en mi hija, trato de estar con ella todo el tiempo posible, trato de ser consciente de cada movimiento que hago de cada palabra que digo, sin embargo, el tiempo que ella duerme o sale con Amara, es como si una niebla me cubriera, me sumerjo en la nada, en el vacío que quedo con la ausencia de Leonardo. Lo peor son las noches, esas que se hacen interminables, trato de soportarlas, Dios sabe que es así, pero cuando el dolor me supera recurro a Michel. Un joven que se dedica a la distribución de drogas, lo conocí por accidente en el hospital, me bastó verlo en los pasillos del nosocomio para saber muy bien que hacia allí, y es que siempre estuve rodeada por gente como él, aunque mis padres siempre trataron de que jamás caiga en ese espiral de consumo y falsa felicidad, pero cuando ellos murieron comencé a consumir, algo que terminó después de los cocteles de drogas que Ma