Florencia:Miro a mi pequeña que ya tiene un mes y no puedo creer lo parecida a su papá que es.Su cabello negro, su piel un poco bronceada, salvo el color de sus ojos que son como los míos, celestes con motas de verde, tienen el mismo color del lago donde me entregue a su padre la primera vez.— Nuestra hija será la más hermosa de esta ciudad. — dijo llena de orgullo.— Ella es la más hermosa, del mundo y si aprende a cantar como la madre ... grr tendrá a demasiados pretendientes detrás de ella. — La cara de sufrimiento de Leonardo me daba mucha risa.— Sabes, ella es tan hermosa... que nadie se puede resistir cuando la ve, mira incluso Alexander que juro que jamás la tomaría en brazos hasta que no sea más grande y " resistente" anoche no había forma de que la dejara en su cuna, alegaba que se despertaría, como si no notáramos que estaba embobado mirándola.— ¡Eso es! Ponle el vestido más hermoso que tenga, iremos a ver a mis padres.— ¿Que? ¿Estás seguro de que sea una buena idea?
Florencia: No sé cuánto tiempo pasó, Leonardo se fue y nuestra pequeña despertó en ese momento, me obligué a mantener la calma mientras la volvía a mecer, para que durmiera un poco más, y una vez que lo conseguí, volvía al comedor, mientras comencé a recoger todo, mis lágrimas comenzaron a salir y junto con ellas toda la frustración que había guardado con cada grito de Leonardo.Entonces exploté, comencé a arrojar la poca loza que no se había roto, y a gritar tan fuerte que mi garganta dolía, fue por eso por lo que no escuché la puerta abrirse.— ¡¿Por qué?! ¡MALDICION! ¡¿POR QUE?! ¡¿DONDE ESTA DIOS, POR QUE ME CASTIGAS ASI?!Estaba a punto de cometer la peor estupidez del mundo, porque es verdad, lo que estaba a punto de hacer solo era la salida del cobarde, terminar mi vida, para no afrontar la enfermedad del hombre que amaba, dejar a mi hija totalmente desamparada, solo... en ese segundo no pensaba, solo quería terminar todo, llevarme conmigo los dulces recuerdos y terminar con el
LEONARDO:Mi pequeña Agustina, comenzó a despertar, así que me levanté para atenderla, la alimente y cambié, luego la acosté y comencé a mecerla para que durmiera nuevamente, a cambio ella me regaló la más hermosa sonrisa que eh visto en este mundo, aún más linda que la de su madre.— ¿Leo?— Aquí estoy, solo me ocupaba de nuestra hija, ven, vuelve a dormir.Ya estaba amaneciendo, cuando ella cayó rendida en mis brazos y la acune, deseaba protegerla, pero ahora era una persona débil nuevamente, la adrenalina abandonó mi cuerpo y en su lugar llego el tan esperado dolor que me aquejaba, ¿era lógico pasar de estar en el cielo al mismo infierno?No dejaría que este momento se arruinará, Dios concédeme solo un poco de tranquilidad unos minutos más, por favor, déjame dormir a su lado una última vez.El sonido de su voz me sacó de mi plegaria.— Yo vivo por ti mi Leo. — La miré creyendo que estaba despierta, pero me di cuenta de que dormía, con una paz y calma que hacía mucho no veía.— Tú po
Florencia:Estaba sumida en una pesadilla, de esas en las que parece que despiertas, pero no es así, sigues en el mismo sueño horrible, una y otra vez.Para ser honesta, no había nada aterrador en esta pesadilla, sino todo lo contrario, estaba en un bosque maravilloso, rodeada de esculturas talladas en los troncos, sabía dónde estaba, con Leonardo siempre íbamos a ese lugar, era el bosque tallado del Bolsón, en Argentina, pero esta vez estaba sola, por más vueltas que daba, no veía a nadie, entonces me desperté, o eso pensaba, ahora estaba en nuestro lago, ese donde hicimos el amor la primera vez, con aguas frías y cristalinas, producto del deshielo patagónico, pero la escena se repetía, corría y corría, solo para darme cuenta que está sola, completamente sola y la desesperación se adueñaba de mí, hasta que escuche su voz.— No estás sola amor, solo es la tristeza que no te deja ver lo que tienes.Giré para ver un paisaje totalmente distinto, pero que también conocía. Era la playa, en
Florencia:Camino detrás del féretro, esa caja que dentro lleva a mi amor a lo que será su última morada, su madre camina a mi lado, no ha soltado mi mano, me pregunto si Leonardo puede ver que por fin su madre parece haberme aceptado, tardé lo sé, pero aun así a tiempo para ver crecer a su única nieta, ese pedazo de Leo que quedo con nosotros.Soy consciente que este es el adiós definitivo, los gritos de su madre me obligan a entenderlo, Amara lloran en silencio, al igual que yo, creó, por lo menos no eh escuchado algún sonido salir de mí, solo lágrimas. Alexander camina a mi lado y mira hacia la nada como hace días.Las personas desconocidas para mí se retiran poco a poco, creo que todos vinieron por compromiso, incluso Kevin, a él no le creo nada, si realmente hubiera sido amigo de mi Leo no hubiera actuado como lo hizo, aún recuerdo el golpe que Leonardo le dio cuando apareció en el departamento pidiendo perdón, y mi pobre Leo le creyó, hasta que comenzó a decir que si estaba todo
Florencia: Me desperté temprano en la mañana, saboreando los pocos segundos de aturdimiento, hasta que la realidad se hizo presente.Mi amor ya no estaría a mi lado, descarte ese pensamiento de inmediato, o me derrumbaría como un castillo de naipes golpeado por la brisa, me duche y fui en busca de mi hija.— Hola mi pequeña, mira cómo has crecido.Me concentré toda la mañana en atender a mi pequeña, no podía dejar de mirarla, ella se convirtió en mi ancla, lo único que me sujeta a este mundo.— Cuando crezcas escucharás muchas cosas de tú padre, te dirán que era un ser frío y sin sentimientos, pero eso tiene una explicación, y es que él paso toda la vida guardando su amor y cariño para ti y para mí, fue solo que se fue demasiado pronto. — Mi hija me miraba muy atenta y podría jurar que entendía lo que le decía, sus ojos cafés, tan parecidos a los de Leo.— Ahora se una buena niña y quédate en tu cuna, mientras yo preparo las maletas.Comencé guardando sus cosas, pero a medida que emp
Florencia:Cada día que pasa es más de lo mismo, mi vida se convirtió en una rutina gris, me despierto y me concentro en mi hija, trato de estar con ella todo el tiempo posible, trato de ser consciente de cada movimiento que hago de cada palabra que digo, sin embargo, el tiempo que ella duerme o sale con Amara, es como si una niebla me cubriera, me sumerjo en la nada, en el vacío que quedo con la ausencia de Leonardo. Lo peor son las noches, esas que se hacen interminables, trato de soportarlas, Dios sabe que es así, pero cuando el dolor me supera recurro a Michel. Un joven que se dedica a la distribución de drogas, lo conocí por accidente en el hospital, me bastó verlo en los pasillos del nosocomio para saber muy bien que hacia allí, y es que siempre estuve rodeada por gente como él, aunque mis padres siempre trataron de que jamás caiga en ese espiral de consumo y falsa felicidad, pero cuando ellos murieron comencé a consumir, algo que terminó después de los cocteles de drogas que Ma
— Amor, ¿por qué no estás con la pequeña Agustina?— ¿Tú? Eres tú.... ¡volviste! — No podía creer lo que veía, ¿acaso todo fue una pesadilla? Leonardo estaba parado al lado de la ventana. — Dios te extrañé tanto. — Me levanto y corro a su encuentro, pero antes de poder tocarlo él se esfuma, como si fuera niebla.— ¡¿Leonardo?!— Aquí cariño, ¿acaso no me ves? — Giro y lo veo, está esperándome en la cama, pero nuevamente cuando trato de alcanzarlo, desaparece.¡¿Que sucede?! ¿por qué no puedo tocarlo? Esto es desesperante y frustrante, me siento como si estuviera buscando la olla de oro al final del arcoíris, viéndola, pero sin poder tocarla.— ¡Leonardo! — grito llena de frustración y dolor, el mismo que me ha acompañado este mes.— Amor, no grites, recuerda que no estamos solos.Ahora está del otro lado de la habitación, corro lo más rápido que puedo sin importar tirar las cosas que están sobre el mueble, pero cada vez que lo estoy por tocarlo él desaparece, no, ¡no pude irse no de n