Florencia:
Pase toda la noche dando vueltas sin poder dormir, cada vez que cerraba los ojos veía el rostro de Leonardo, esa barba recortada a la perfección, sus labios que tentaban a besarlos, ¡demonios! ¡¿Que me pasa?! Me levanté temprano para salir a buscar trabajo, tomé mi guitarra, si no conseguía nada tendría que ponerme a cantar en la plaza, no me iba nada mal cuando lo hacía, pero necesitaba un sueldo fijo para ayudar con la renta de la cabaña.
Estuve caminando un largo tiempo, estaba sumida en mis pensamientos cuando alguien tocó mi hombro, al girarme lo vi, Dios todo poderoso, ¿acaso podía ser aún más hermoso con la luz del sol? Creí que lo había visto bien anoche, pero no fue así, Leonardo es el hombre más hermoso que he visto.
— Hola. — Me mira con una hermosa sonrisa Blanca y yo por unos segundos no sé qué contestar.
— Ho— Hola Leo. ¿Qué haces aquí? — Parezco tonta hablando así.
— Vine por ti, quisiera pedirte, mejor dicho, quisiera contratarte por el fin de semana, a partir de hoy, tengo una reunión con el grupo que estuvo anoche en el restaurante y me gustaría que cantaras, te pagaré bien. — Habla con tanta confianza como si me conociera de toda la vida. Y lo peor es que no tenga ni fuerzas ni ganas de negarme.
— No lo sé, debo buscar un trabajo fijo. — lo más sensato es que me aleje.
— Puedes empezar a buscar el lunes, te pagaré lo que ganabas en dos meses donde Alfredo, ¿qué dices?
— ¡¿Que?! Es demasiado, no soy un reproductor de música, deberé parar a descansar y...
— Por supuesto, no estarás cantando siempre, solo unos temas por aquí y por allá, además te garantizo que te divertirás, ¿qué dices? — Sé que me arrepentiré, pero más que por el dinero iba a aceptar para poder estar a su lado.
— De acuerdo, a qué hora y donde. — Me hace subir a su auto mientras hablamos.
— Te llevo a tu cabaña para que recojas algunas mudas de ropa, te irás de inmediato conmigo y volverás el lunes a primera hora.
— Hoy es viernes, dices tres días en tu...
— Es una estancia grande, tengo habitaciones de sobra, no te preocupes. — ¿Cuánta tentación voy a pasar al tenerlo a mi lado?
— Bien, vamos y de paso le avisaré a Mónica.
— ¿Es algún familiar tuyo? — Su pregunta me sorprende es como si realmente le interesara saber cosas de mí.
— No, es la otra camarera del restaurante, vivimos juntas porque compartimos gastos, eso es todo.
— Oh, ¿y tu familia? ¿Siguen en México?
— Sí, ellos están allá. Ya no pudieron volver. — No pude evitar que mi voz salga un poco rara gracias al nudo que se formó en mi garganta, mis padres quedaron en aquel lugar, que una vez fue mi hogar, por lo menos sus cuerpos están allí, porque su recuerdo y amor estarán siempre conmigo.
— Hey, ¿estás bien? ¿Qué sucede?
— Nada, detente aquí ya llegamos ahora vuelvo. — Escape como mejor sabía hacerlo, me estaba costando retener mis lágrimas, no me gusta hablar de la muerte de mis padres.
Al entrar veo que todo sigue como cuando me fui hace un par de horas.
— Mónica, despierta.
— ¿Qué pasa? ¿Qué hora es? — dice la somnolienta morena.
— Es temprano, solo quiero decirte que volveré el lunes, no te preocupes por mí, ¿de acuerdo?
— Mmm, bien, cierra la puerta y déjame una nota, todavía estoy dormida, no sé si recordaré esta charla.
— Eres increíble.
La morena con la que vivía, simplemente se dio la vuelta y continuó durmiendo. Tomé mi mochila, la cual siempre tenía preparada por si debía escapar, aun estando casi en el fin del mundo tenía miedo de que Manuel, alias el cuervo, o alguien de su cartel me encontrara, me detuve en ese pensamiento. MALDITO CUERVO, ¿CUÁNDO TE PIENSAS MORIR, PARA QUE YO PUEDA VIVIR EN PAZ?
Salí lo más rápido que pude luego de dejarle una nota a mi compañera.
— ¿Vamos? — pregunto con una sonrisa en mi rostro y es que solo me basta verlo para sonreír.
— Eso fue rápido. — Solo sonreí, y el hizo mismo, dejándome totalmente encandilada, con esa sonrisa de dientes blancos y perfectos, era hermoso y eso que he visto a hombres bellos en mi vida.
— ¿Estas lista? te aseguró que ahora comienza la aventura de tu vida.
— Ya lo creó.
Fue todo lo que pude decir, y no sé porque demonios me sonroje, algo me dice que está en lo cierto, esta será la aventura de mi vida.
Leonardo:
Se ve totalmente hermosa, con su cabello suelto, es extremadamente largo, aunque ahora su rostro tiene un deje de tristeza, me pregunto hace cuánto no ve a su familia, me siento responsable, por hacerla recordar la distancia que los separa, quizás si todo sale como tengo pensado, realicemos un viaje a México, me gustaría recibir la aprobación de sus padres.
Dios, estoy hablando de aprobación de sus padres cuando ni siquiera le eh propuesto nada a ella.
— Bienvenida a la estancia León. — Le anuncio ni bien pasamos la tranquera de entrada, sus ojos adquieren un brillo de picardía.
— ¿León? Cuanta humildad. — lo dice con burla, pero lejos de enfadarme me hace reír a carcajadas. Si se está burlando, bien, mientras ella este alegre, no me molesta.
— No sé me ocurrió otro nombre, aunque quizás lo cambie por estancia el Hada. ¿Qué te párese?
— Me gusta, pero tal vez deberías preguntarle a tu novia si le gusta. — En ese momento me congele, no quería mentirle, pero ¿cómo explicar todo lo referente a ese tema? llevaría tiempo, no se lo podía decir ahora.
— ¿Que te hace pensar que tengo novia? — pregunto con cautela.
— Tú alianza. — hace tantos años que la llevo que la había olvidado, ya que para mí no significa nada.
— Eso tiene una explicación, pero ahora déjame mostrarte tu hogar, por lo menos durante los próximos días. — Y por el resto de tu vida, si es que me aceptas. Dios, jamás traté de enamorar a alguien no sé qué hacer, le di un pequeño recorrido por la estancia, luego de mostrarle su habitación.
El caminar a su lado me permite perderme en su aroma, estoy seguro de que no usa ningún perfume, es solo el aroma de su piel, huele a vainilla y coco, un aroma tropical, como si lo llevara en su sangre.
— ¿Pasa algo?
— Disculpa, tu aroma me distrae, hueles de maravilla. — Le dije la verdad sin pensarlo, y lo único que espero es que no lo tome a mal.
— Lo dices como si fueras a comerme. — Ella solo ríe ante su idea, esos labios cada vez que se curvan deja ver una belleza y simetría en su cara como nunca había visto. Me tiene a sus pies. Mi hermosa hada.
— Quizás, esa es mi intención, poder comer un poco de ti, y así saber si eres real o una hermosa ilusión ante mi desesperación, por encontrar a la mujer perfecta. — La cara de asombro no se hace de esperar, pero se recompone rápidamente.
— Será mejor que dejes de decir esas cosas o terminare creyendo en ti, cuando la verdad es que le perteneces a otra. — la cierta nota de tristeza en su voz me alienta a hablar y tratar de explicarle lo patético de mi situación.
— Solo por un capricho estúpido de mis padres es que estoy comprometido, nada que no se pueda arreglar.
— ¿Acaso estas diciendo que tus padres te consiguieron novia?
— No, novia no, una prometida que es peor, pero hasta anoche… nunca sentí la necesidad de oponerme realmente a sus deseos, pero ahora que te conozco, solo quiero tomarte en mis brazos y gritarle al mundo entero que por primera vez en 28 años me enamoré. — bien lo dije y seguro que ahora saldrá corriendo.
— No hablas enserio nadie se enamora de pronto, sin conocer a la otra persona, saber su pasado o sus planes para el futuro.
Podía ver como mis palabras no la asustaban, ni la enfadaba, ella solo me miraba con un brillo de anhelo en sus ojos, el cual tomé como una invitación a seguir, a mostrarle mi corazón, y para que sepa que en el solo estaba ella.
Florencia:Pero que m****a estoy haciendo, debería alejarme, sé muy bien lo que pasara si Manuel me encuentra, y Leo está conmigo. Lo matará, o peor aún, lo torturará, hasta que muera, delate de mis ojos, no, no podría resistirlo una vez más.— Tú pasado, no me importa, si es lo que te preocupa, ya que no estabas conmigo, no tengo porque hacerte algún reclamo, tu presente será mi mejor amigo y aliado para enamorarte y tu futuro lo podemos planear juntos. — Jamás me habían hablado así, él realmente sabía cómo enamorar a una mujer, me preguntó...— ¿A cuántas le abras dicho lo mismo?— A ninguna, créeme tú eres la única que ha despertado estos sentimientos, hasta hace poco, creí que algo estaba mal conmigo… nunca eh podido sentir nada, hacia otras personas, pero tú.... eres diferente.Sin decir más, dio los dos pasos que nos separaban y me beso.Lo que sentí fue algo único, sus labios tan suaves y carnosos despertaban un calor en los míos que jamás había sentido, ni con Manuel, ni con Lu
Florencia.Fui consciente cuando sus labios encontraron los míos, y sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, era la primera vez desde lo que pasó en México que permitía que un hombre me tocará, y lejos de sentirme incómoda o que mi mente sea bombardeada por esas imágenes que se repetían cada vez que dormía provocando mis peores pesadillas, desde lo más profundo de mi ser podía sentir el deseo de ser solo de Leo, de entregarle no solo mi cuerpo, sino también mi corazón y alma.Y fue de esta manera que nos encontró el amanecer, no sentimos el frío de la cordillera patagónica, no solo porque estábamos en verano, sino también porque nuestros cuerpos estaban en un maratón de amor y pasión del cual nunca nadie podría a ver imaginado que sea posible.Mi cuerpo reacciona a cada caricia de sus manos, todas mis terminaciones nerviosas estaban a Flor de piel, por cada beso que dio en cada rincón de mi cuerpo, esto era el mismo cielo y si era un sueño, no quería despertar jamás.— Permíteme esta
Florencia:Amara y yo nos fuimos de regreso a la casa, sus supuestas amigas ya habían salido, sin preguntar por ella, y mucho menos preocuparse por donde estaba, sorprendente.El que si estaba era mi Leo, que bien zona eso.— Flor estabas aquí, hola, Amara, ¿sucede algo?— Nada importante Leo, pero necesito que le pidas el móvil a Kevin, es urgente. — me observa un poco curioso y responde.— Puedes usar el mío.— No, necesito el de él ahora, por favor, es algo importante pero no puedo contártelo. — Amara solo nos observaba conteniendo sus lágrimas.— De acuerdo, te lo traeré, a, por cierto, en la mesada esta lo que me encárgate.— Gracias. — Ahora que lo pensaba, ¿ella no necesitaría tomar algo también?— Amara, ¿usaron protección?— ¡Oh, no!, rayos ahora sí... — veo como la desesperación comienza a invadirla, maldito Kevin, ella es apenas una adolescente, peo él es un hombre, ¿cómo pudo ser tan descuidado?, desalmado, estoy segura de que si ella resulta embarazada no se hará responsa
Florencia:— ¡Leo! — Mi corazón se acelera de solo ver que es él quien me llama, es impensable lo dependiente que me volvía a él, lo quiero conmigo, lo extraño demasiado.— Hola cariño.— Hola, ¿todo bien? — su voz suena cansada.— Recién estoy saliendo del aeropuerto no te preocupes, solo extrañaba tu voz.— Yo también te extraño... demasiado.— Volveré lo más pronto posible, te llamaré más tarde.— Adiós, cuídate.Esto era muy raro y loco, si mis padres me vieran, ¿qué pensarían de esta locura?, en solo un mes Leo conoce todo de mi al igual que yo sé todo de él, nos embarcamos en esta locura, ahora vivo con él, solo espero que Manuel jamás me encuentre, por más que Leonardo diga que puede protegerme, temo lo que el cuervo nos pueda hacer.— Señorita. — la empleada llama mi atención.— Ya te dije dime Florencia, por favor.— De acuerdo Florencia, el señor Alexander Scott está en la sala, desea hablar con usted.— ¿Conmigo?Sé que es el hermano de Amara, me eh mantenido en contacto con
Florencia:Esto no puede ser, como puede ser que el universo conspiré contra mí, la única vez que tuvimos sexo sin protección fue la noche del lago, y Leo me compró la píldora, pero se la di a Amara, pensando en comprar otra para mí, más tarde, algo que nunca hice, y ahora.... este bebé ¿cómo se lo explicare?El timbre del teléfono me saca de mis pensamientos.— ¿Sí?— Amor, ¿cómo estás? — Trato de que mi voz no tiemble, no me atrevería a decirle nada por teléfono.— Bien ¿y tú? ¿Cómo está todo? ¿Cuándo vendrán?— Ya estoy en el aeropuerto, llegaré mañana. — eso quiere decir que sus padres no me quieren conocer.— ¿Llegaras? Vienés ¿solo? Acaso tus padres no...— Eso ya no importa, espérame, mañana a esta hora estaremos juntos.Lo sabía, ellos no me quieren, solo logré traerle problemas al único hombre que he amado en mi vida.Él no se merece esto.Leonardo:— Hola amor.Florencia estaba en el sofá, dormida, me deleite observándola un tiempo, y luego la desperté con un tierno beso, que
Florencia.Me estaba costando respirar, sentía que me Asfixiaba, no, no me iba a quedar aquí, no lo soportaba. Leonardo me acababa de despreciar, tanto me juro amor y que era lo más importante para él y ahora solo se marcha con ellas.Lo único que tuve que hacer fue tomar mi bolso y abrir la gran ventana de la habitación, ahora me encontraba exactamente como Amara aquel día caminando sin rumbo por el bosque, llorando como solo una mujer traicionada lo hace, y eso me recordó que tengo amigas. Pensé en llamar a Diana, pero recordé que ayer cuando hablé con mis amigos se estaban preparando para mudarse, su ubicación había sido delatada y era cuestión de días para que la D.E.A diera con ellos.Fue cuando recordé a Amara, ella siempre era la que me llamaba, como le expliqué a su hermano, pero hoy eso iba a terminar, era yo la que la necesitaba esta vez, ya no estaba tan sola como antes. Atendió a la primera.— Flor, ¡amiga! — dice de lo más feliz. Siempre tan entusiasta.— Ho—hola, Amara. —
Leonardo: Saco de la habitación a mi madre y ex prometida, lo más rápido que puedo y luego de dejar a ese par de víboras en la sala fui a la cocina y le di indicaciones precisas a Camila.Cuando me dijo que entendió todo volví a la sala, aguantando mis ganas de matarlas.— Te exijo una explicación de inmediato hijo, ¡Que acaba de decir de esa mujer!— Madre, no, ahora no. Charlotte ¿estás bien? Dime ¿te duele algo? — finjo estar lo de lo más preocupado, debe salir todo bien.— No cariño estoy perfectamente. — responde la m*****a pelirroja que casi golpea a mi amor.— ¿Estas segura? No quieres que te lleve a ver un doctor.— No amor, no soy una mujer de cristal.— Sí, lo pude ver, como atacaste a Florencia fue realmente algo de temer, por un momento si ella no se hubiera cubierto el vientre su bebé... mejor no decirlo. — No la verdad no quería decirlo y me estaba costando un triunfo no matarla, por tratar de lastimas a mi hermosa hada.— Dilo porque lo escuche dijiste SU bebé, bien, si
El cuervo:— Me preparas todo, quiero que envíes a los mejores pa' Argentina, aquí mi amigo dice que su hermana Diana le dijo que mi Flor está por aquellos lugares.— Enseguida patrón.Mi Florcita hermosa, muero por tenerte en mi cama una vez más y pa'siempre.Florencia:Mi pantalla se ilumina con el número de mi amiga.— Hola, Diana, ¡¿cómo están?!— Malvada, me tienes preocupada, tú y Esteban me matarán de la preocupación un día de estos. —la queja de la colombiana no se hace esperar.— Lo siento, han pasado tantas cosas que no sé cómo no eh perdido la cabeza aún, ¿me perdonas? —le respondo con mi voz más lastimera.— Sí, obvio que sí, ahora dime ¿qué has hecho estos meses? debe ser importante para olvidarte de nosotros. —bien sigue enojada, tan de ella, aun así, la amo.— Con Leonardo compramos un restaurante, era en el que trabajaba antes de conocerlo, ahora somos los propietarios. —respondo llena de emoción.— ¡Que maravilloso! ¿Entonces cantas? Te has de a ver convertido en toda