—Señorita Catalina, por favor cálmese un poco, esta fue decisión de Jorge, ¿qué culpa tiene Amanda de todo eso?—Amanda, será mejor que reces para que mi hermano esté bien, de lo contrario no te lo perdonaré jamás, ¿Cómo pudiste regresar sin él?Catalina la miraba con frialdad y total desagrado. Tony ayudó a Amanda a subir a la ambulancia. Tenía varias heridas externas, todas causadas por el secuestrador.Era tan frágil que parecía que un viento fuerte podría derribarla. Con el cuerpo al descubierto y lleno de cicatrices, había llegado al límite de su aguante.Tan pronto como subió a la ambulancia, perdió el conocimiento.En su mente resonaba una y otra vez una frase:—Amanda, si tú estás viva, yo también lo estaré. Espérame por favor.Amanda no podía hacer nada más que aferrarse a esas palabras y creer en lo que Jorge había dicho.Estuvo inconsciente durante más de una hora. Cuando despertó, estaba en el hospital.Abrió los ojos y su visión estaba borrosa. Solo pudo distinguir a algu
—¿Y si… dejamos que el tío asuma el control temporalmente? Cuando mi hermano regrese, ya discutiremos entonces qué hacer.En ese momento, Amanda escuchó la voz de Catalina.—¡No puede ser! —exclamó Tony, alarmado, mientras abría de un solo impacto la puerta de la sala.—Ya que la señorita Catalina lo propone, no tengo más remedio que aceptar la responsabilidad y asumir…—¡Un momento! —gritó Tony.—Jorge está desaparecido, han pasado apenas unas horas. ¿No creen que están siendo demasiado apresurados? Esperen a que él regrese. Todos deben mantenerse en sus puestos, nadie debe actuar por su cuenta, los asuntos diplomáticos aún deben ser direccionados por Jorge.—¿Y tú quién te crees que eres? Esto es una reunión de alto nivel del grupo Toledano. Sin Jorge, ¿qué derecho tienes a hablar? —interrumpió el vicepresidente, con un tono despectivo.Los demás miembros del consejo también comenzaron a murmurar, expresando su descontento con lo dicho por Tony.Peor aún Catalina parecía confundida,
Las palabras de Amanda fueron tan contundentes que nadie se atrevió a replicar, ni a refutar.Había puesto en juego su propia vida.—Bien, eres valiente. Ahora quiero ver cómo logras salir a flote esta vez.El vicepresidente, furioso, abandonó la sala.Catalina miraba su vientre con asombro.—¿Estás embarazada? Amanda, ¿me estás mintiendo? ¿Verdad? Nunca he escuchado a mi hermano hablar de eso…—Tony, vámonos.Amanda no le dirigió ni una mirada a Catalina, girándose para salir mientras ella gritaba tras ella.Ambos llegaron a la oficina del gerente.Tony tenía el rostro bastante preocupado.—Señora, ¿por qué arriesga su vida de esa manera? ¿Está segura de lo que esta haciendo?—¿No fuiste tú quien dijo que debíamos confiar en Jorge? Si confío en que volverá, entonces yo no moriré.Tony apretó los labios. Aquello no había sido más que una frase para tranquilizarla, pero Amanda parecía haberlo tomado demasiado en serio.—Tranquilo. No tengo intención de suicidarme. Lo dije para estabili
Dicho esto, Jorge se dio la vuelta sin mirar atrás, dejándolo en el suelo.Hasta hoy, las palabras de Jorge seguían resonando en su mente, sin poder olvidarlas.Se calmó un poco y comenzó a pensar: ¿qué hizo Amanda para merecer ser abandonada una y otra vez? Al principio, ella también había confiado en él de corazón.Pensando en esto, al ver a Amanda, su corazón se apretó como si una mano invisible lo estuviera estrujando, dejándole sin aliento.—Amanda…Recordó los bellos momentos que compartieron, llamándola por su apodo, pero Amanda lo interrumpió sin piedad.—Señor Lucas, por favor mantenga usted distancia ¿acaso somos tan cercanos? No me llame de forma tan cariñosa, no quiero que su esposa se haga ideas equivocadas, ¿no? No tenemos nada entre nosotros.En ese momento, Amanda parecía un erizo, con espinas cubriendo su cuerpo.La miró fríamente a Lucas, apretando los puños con fuerza, sin hacer el menor ruido.Nunca podría olvidar el daño que Lucas le había hecho. Fue incluso peor q
Si una mujer caía en manos de secuestradores, ¿qué destino le esperaría?Amanda Melero estaba experimentando como ese grupo de personas quería convertirla en una puta.Le cubrieron los ojos con una venda negra y le taparon la boca con cinta adhesiva, atándola en una esquina como si fuera un animal.Su cuerpo estaba lleno de heridas, sin una sola parte de piel sana. La cuerda no medía más de un metro, por lo que, si trataba de huir, se estrangularía. De hecho, había intentado resistirse en varias ocasiones y lo único que había logrado era asfixiarse. Su rostro se había tornado morado y su voz se quebró al instante. ¡No tenía escapatoria!Al otro lado de la puerta, escuchó como los secuestradores maldecían furiosos, después de que hubieran intentado violarla y ella les hubiera mordido la garganta con furia.Con un poco más de fuerza, le hubiera roto la tráquea, y hubiese matado al secuestrador. Por eso la habían golpeado y la habían atado ahí, incluso la drogaron.No sabía qué era lo q
Aquel era un club que Lucas frecuentaba, donde solía beber y divertirse con sus amigos.Amanda no podía creer que las palabras del líder del grupo que la había secuestrado fueran ciertas, por lo que, sin poder controlarse fue a buscar a Lucas. Había estado con Lucas durante tres años, gracias a lo cual sabía el número del reservado que él frecuentaba por lo que directamente se dirigió hacia allí, donde lo encontró jugando a «verdad o reto». —Lucas, perdiste, ¿verdad o reto?—Verdad.—Bueno, ¿quién es la mujer que más quieres?—Venga, todos saben la respuesta. Claro que es Viviana.—¡Uy, uy…!Las voces de todos los que jugaban eran sumamente animadas.El rostro de Amanda, quien se encontraba al otro lado de la puerta, perdió todo su color. Ya no tenía más fuerzas y su mano se quedó suspendida en el aire, sin tener el valor suficiente para tocar el pomo, por lo que se limitó a escuchar. Parecía que había comenzado una nueva ronda y esta vez quien perdió no fue otra que Viviana. —Viv
Jorge extendió las manos lentamente hacia ella; sus dedos eran delgados y sus palmas eran cálidas y anchas.Al escuchar esa voz tan familiar, Amanda se quedó inmóvil, como si una cuerda invisible la hubiera atado.En ese momento, el pandillero borracho se acercó rápidamente, diciendo groserías: —Oye , te estoy hablando. ¿Por qué me ignoras? Ven aquí, parece que me necesitas… Sin embargo, antes de que terminara, Jorge, sin pronunciar palabra ni una sola palabra, usó el pequeño paraguas para someterlo fácilmente, antes de llamar a la policía, la cual acudió de inmediato. —Este hombre está acosando a una mujer y podría ser un reincidente. Llévenselo y denle una buena lección —dijo Jorge con firmeza.—Entendido, nos encargaremos de ello —respondió el policía, de manera respetuosa, antes de llevarse al borracho.Amanda debería haber aprovechado esta oportunidad para huir, pero, después de todo lo que había sucedido, se encontraba exhausta.—¿Necesitas que te lleve a casa? —La voz de Jorg
Jorge estaba hablando por celular, sin percatarse de su presencia.—Vale, te acompaño de compras el fin de semana. Ahora tengo que conducir, así que no puedo seguir hablando… —Hizo una pausa—. Sí, sí, como tú quieras. Jorge, siempre hablaba de manera directa y contundente, dando una imagen muy dura, de un hombre lleno de fuerza. Sin embargo, en ese momento, su voz era suave e, incluso, esbozaba una amplia sonrisa, que mitigaba el aire intimidante. Amanda lo miró, pensando que, tal vez, hablaba con una joven que le gustaba mucho. Sintiendo que había encontrado a un salvador, golpeó desesperadamente la ventana del auto. —¿Sí? —preguntó Jorge, un tanto sorprendido, tras bajar la ventanilla.¿Qué diablos hacía Amanda allí? —Eh… A ver, te llamaré otro día, ¿sí? Ahora estoy ocupado —dijo ansioso al teléfono—. Cuando nos veamos, puedes castigarme como gustes. Amanda pensó que realmente parecía que estaba hablando con alguien importante para él.—¿Qué te pasa? —preguntó Jorge, sin abri