Rose
—Vaya pensé que tardarías más en conseguir ser la futura señora Miller —me dice con ironía mi hermana Britany al llegar a casa de mamá.
—Deja de fastidiar a Rose —me defiende mamá.
—Solo lo dices porque cazó al heredero del grupo Miller.
—Por favor Brit, sabes que con este matrimonio liberare la herencia del abuelo.
—Solo espero que, al momento de la lectura del testamento, no haya sorpresas —mi hermana se levantó de su lugar y se fue hacía su habitación.
—No des importancia a tu hermana ahora solo importa tu futura boda. ¡Me gustaría que se celebrará en el valle de los viñedos de San Francisco!
—Precisamente hay algo que debes saber.
—Dime Rose soy toda oídos —mi mamá era una mujer de la alta alcurnia, y mi abuelo su padre, nos ha dejado su herencia en mis manos, con la condición de que al cabo de un año me casará para heredar, caso contrario nuestra fortuna será pasada a manos de nuestro tío, su primer hijo varón fuera del matrimonio.
—Ethan incluyó a su madre para organizar junto con nosotras la boda.
—¡Por favor, Rose! Siempre vas a dejarte manipular, esa vieja no sabe nada de buenos gustos.
—¡Por favor, mamá! Será tu consuegra.
—Solo acepto por los millones que tú vas a heredar al momento de dar el sí.
—¡Ojalá no hubieras dicho eso! —cada día me decepcionó más de mi madre, solo le importaba el dinero, jamás me preguntó qué sentía o porque me casaba.
Ethan
Trabajaba en el nuevo proyecto que Jimena mi hermana me había pedido que lanzará, Luna de Cristal, la había creado junto a Rose, la fórmula la tenía bajo siete llaves en mi finca en California, al igual que la nueva botella y etiqueta para el centenario de bodegas Miller, ella era la encargada de armar toda la publicidad de la marca para la gran fiesta, lugar donde anunciarte mi boda con Rose, le había prometido por fin casarnos, sé que ella espera esto hace mucho, aún no estoy convencido de dar ese paso, amo a Rose pero siento que no estoy haciendo las cosas bien.
—¿Qué tanto piensas? —me pregunta Angélica mi asistente.
—¡Angie no te había escuchado entrar! —la veo poner seguro a la puerta y camina hacia mí subiéndose arriba mío, sube su pollera hasta sus caderas y mis manos se aferran a sus muslos.
—¡Estás tenso! —sus manos desarman el nudo de mi corbata y luego desprender los botones de mi camisa.
—Te gustaría quitarme la presión —sonrió mordiendo sus labios y acercó su boca a la mía para besarnos con pasión, rápidamente baje el cierre de mi pantalón y libere mi erección, quedó frente a sus ojos, la punta de mi glande estaba grande e hinchada dejando a la vista gotas preseminales salir de allí, relamió sus labios, bajo de arriba mío quedando arrodillada y se lo llevó a su boca pasando la lengua tomando las gotas brillosas de semen que salían de mi glande de lo excitado que estoy, no me importa nada cuando estoy con ella disfrutó como nunca. Le tomo el cabello ayudándola a enterrar más mi polla en su cavidad bucal.
Luego paró para chuparla como si fuera una paleta, volvió a subir arriba mío a horcajadas y me enterré dentro suyo, su coño estaba listo para recibirme, Angie era diferente a Rose, ella estaba siempre lista y nunca se quejaba.
—Angie creo que deberíamos parar, esto no está bien ¡Voy a casarme! Y Rose no se… —le dije al terminar y ella posó sus dedos sobre mis labios.
—Sabes que no me importa, además yo te doy lo que ella no, y me encantaría ser tu amante —siguió vistiéndose y me ayudó con el nudo de la corbata.
—Esta semana debo viajar a California, ¿Te gustaría venir?
—¿California? No sabía ¿Lo agendaste tú? —la tomé de la cintura abrazándola.
—No es justamente de trabajo, necesito tomar un respiro y creía tal vez te gustaría ir conmigo, conocer mis tierras, los viñedos, las bodegas.
—¡Es en serio! —chillo alegre, sabía que estaba cometiendo un error al llevarla, pero ella merecía una despedida, porque al momento de casarme no cometería el mismo error que mi padre. Sería totalmente fiel a Rose, era lo correcto.
—¡Acepto! —dijo alegre Angie, mientras me acariciaba el rostro se desprendía su ropa lentamente.
—¿Qué haces? —la detuve al saber que quería hacerlo nuevamente.
—Quiero darte un regalo, por tu sorpresa —mordió sus labios lentamente y enloquecí, necesitaba estar dentro de ella de nuevo.
—Entonces ahora será a mi manera —me levanté de mi lugar y la puse en cuatro para enterrarme dentro de su coño listo para mí.
En mi oficina solo se sentía el choque de nuestros sexos y eso me ponían más duro, me gustaba follar a Angie, ella me daba lo que necesitaba para estar feliz todo el día, ojalá, Rose, fuera un poco como ella, en lo sexual claro, más abierta y no tan sumisa.
Al terminar de hacerlo por segunda vez, nos encontrábamos en la oficina terminando de cambiarnos. Al hacerlo Angie dejo un beso en mí boca y se apresuró en salir, pero la detuve antes de que se fuera.
—Sácame una cita en el mejor restaurante de la ciudad para este viernes —le dije a Angie.
—Vas a sacar a cenar a tu noviecita —me dijo con enojo.
—Sabes que voy a casarme con ella, es mi deber como su prometido tener detalles con ella.
—Y lo de hace un rato ¡Ella no te lo da!
—Nadie me lo hace mejor que tú.
—Y porque vas a casarte si no quieres, y no me vengas a decir que la amas, porque si la quisieras no la engañarías.
—Rose es el mejor partido, nunca podría casarme con otra mujer.
—Entonces todo es por dinero —me pregunto llegando hasta mí, tomo mi corbata y comenzó a jugar con ella.
—Angie a dónde quieres llegar con tus preguntas.
—¡No se! Dímelo tú, para que casarte con ella, escápate conmigo —me reí al escuchar lo que me proponía.
—Realmente eres buena haciendo chistes —al parecer no le gusto mi broma y se fue pegando un portazo. La semana paso rápido, ya era viernes en la tarde y me encontraba en mi oficina ultimando detalles para el viaje a California, llame a Angie por el intercomunicador, pero no atendió, me levante de mi lugar y note que ya se había retirado. Volví a mi oficina y al terminar, cerre todo y salí a casa para prepárame para esta noche.
Rose
—¿Te gusta este? —levante un vestido color bordo para que Tabata le diera su visto bueno.
—¡Aja...! —me dijo y siguió tecleando en su laptop.
—Taba te estoy hablando —le reclame llegando hasta ella y le cerre la laptop.
—Rose todos tus vestidos son elegantes y hermosos, cualquiera estará bien, entiende cariño que no es que no quiera ayudarte, pero estoy haciendo mi trabajo —señalo su laptop y la volvió a abrir.
—Lo sé, pero es importante para mí que me ayudes, sé que esta noche será especial y quiero verme bien ¡Me ayudas! —le hice suplicas con mi mano.
—Solo te ayudo porque eres mi mejor amiga —dejo su laptop sobre la cama y me ayudo a elegir mi vestido, al final me puse el de color bordo, era largo hasta mis rodillas y en el pecho tenía un hermoso escote corazón, me puse un abrigo de paño color negro, mi cabello lo recogí en una cola de caballo, me subí en mis zapatos color negro. Me mire al espejo y me gustaba lo que me devolvía.
A las 20:30 ya estaba lista para esta noche, Ethan había reservado una cena en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, por fortuna esta vez fue puntual, pero al bajar no era él quien había venido por mí, en su lugar mando a su chofer, me resigne y subí al auto, no podía sentirme mal, seguramente tubo un largo día, que me haya mandado a buscar no es porque no le importe, el me ama, yo lo sé.
RoseUna semana después—¿Qué haces? —me pregunta Tabata al verme armar las valijas.—Quiero sorprender a Ethan, mañana viaja a la finca en California —le dije mientras doblaba la ropa en mi maleta.—No debería él invitarte —largue la ropa en la cama y mire a mi amiga enojada.—Taba, porque eres siempre tan cruel conmigo, Ethan es mi pareja y quiero darle una sorpresa.—No soy mala, pero te veo entusiasmada con todo y a él como que le da igual, no te pusiste a pensar un poco que tal vez se casa contigo porque tiene que hacerlo.—Espero no te enojes con lo que voy a decirte, pero ya que ambas somos francas, te lo diré, soy feliz porque es mi casamiento o prefieres que esté triste, y segundo Ethan tiene mucho trabajo y que yo vaya es para ayudarlo a desestresarse.—Te felicito, pero lo diré una vez más, no vengas llorando a decirme ¡Tenías razón! —ella salió y tenía ganas de salir por detrás suyo y matarla por ser tan cruel, a veces pensaba que ella sabía algo que yo no.No seguí pensan
Subí al auto de aquella mujer y mientras miraba el camino la imagen de ellos dos venía a mi mente constantemente, entonces decidí que no podía seguir haciéndome más daño, ahora el saber dónde estoy parada, debo mirar al frente y hacer como que nada paso, si el cree que va a hacer lo que él quiere está equivocado, te daré donde más te duele Ethan Miller.Al llegar al aeropuerto saque pasaje para Miami, no podía volver a casa, Tabata se daría cuenta lo sucedido y no quería darle la razón, también estaba el hecho de que mi familia sepa lo del engaño y sé que van a hacerme la vida imposible porque aun así acepte el casamiento con ese maldito infiel, como pude ser tan estúpida y no darme cuenta, debí suponerlo, sabía que había algo detrás, no podía a él siempre molestarle que vaya a su oficina, digo era su pareja con quien iba a casarse, al verlo con la secretaria entendí que ella era quien alimentaba su amor, pero porque si la quiere a ella está conmigo, jamás me llevo a su finca y como e
Al llegar a la salida de la finca sentí la explosión, sabía que no sería de gran magnitud, no podía poner en peligro a mi familia ni a la de Ethan, solo quería simular mi muerte y que mejor con un incendio, sé que esto le costará una fortuna, había mucho vino en bidones de madera, eso avivará aún más el fuego y hasta que los bomberos lleguen, será tarde para salvarme. Deje todo estratégicamente plantado, mi vestido y mis zapatos, también me corte la mitad del cabello y la deje junto al vestido, más evidencia que aquello no podía fallar.—Señorita, suba debemos irnos —me dijo aquel hombre que conducía la camioneta, ya que al sentirla explosión paro y me baje, tenía reflejada en mis ojos las llamas de la bodega, una lagrima rodo por mi mejilla, trague saliva porque no podía ahora ponerme mal.—Tienes razón, vamos —dije girándome, mientras subía a la camioneta, cerré mi puerta y volví la vista a la calle, el hombre subió y me llevó lejos de Napa. Condujo varias horas, cerca de las 8 de l
Rose—¿Qué haces aquí sentada? —me tira del brazo Eli para que vaya con ella.—Ve tú ¡Aquí estoy bien! —le dije frenándome a mitad de camino hacia la pista de baile.—Por favor, Rose, vinimos a una fiesta —en ese momento se prendieron las luces de la pista y la cara de amiga fue de ya fue.—Buenas noches a todos, gracias por venir a la última cena de fin de año de nuestro restaurante… —decía la voz a través del micrófono.—Mira ahí está Jackson —dijo Eli y no le di importancia.—Eli tenemos que hablar —le dije ya que me pesaba lo que había hecho en la fiesta de mi boda.—¡Hey! ¿Por qué esa cara? —me pregunto al verme.—Podríamos salir, solo será un momento —le dije sin prestar atención a lo que sucedía en la fiesta.—Vamos al jardín trasero —me dijo y me levanté junto a ella y fuimos hasta ese lugar.—Eli lo que hice me da vergüenza contarlo, pero si no lo hago no podré seguir con mi vida, siento que hice mal, ni siquiera puedo festejar nada esta noche.—Me asustas Rose ¿Qué pasó? —mi
Jackson HeinzLlegue a casa de mi hermana a eso de las 12 del mediodía, hoy me había ofrecido a ayudarle con la entrevista de trabajo para su nueva asistente de cocina, al leer el currículo de la aspirante, me llamó la atención su nombre, Rose Williams, creía que la conocía de algún lado, pero no fue así o si, fue la misma mujer que el día de ayer, mojo mi camisa con champagne, cuando chocamos, ya que ella iba distraída.—Jack ya dime como te fue, por favor que no sea un fiasco en la cocina, necesito a alguien eficiente, Elisa me dijo de ella y por eso acepte ayudarla —mi hermana se movía de un lado a otro en la cocina, ya que estaba preparando el almuerzo.—Llego tarde, por ende, cocino tarde, sabes que la paciencia no es mi fuerte —le dije sin ninguna preocupación, tomé una manzana de la frutera y la empecé a comer.—Dime que probaste la comida —dejo lo que hacía para mirarme seria.—¡No! Lo siento Kat, pero no probé mi horario de salida era antes de las 10 mañana.—Debiste esperar,
Ethan—¿Qué quieres? —le dije sin mirar a Angelica, ya que era la cuarta vez en la mañana que entraba a mi oficina sin ser llamada.—Necesitamos hablar, no puedes ignorarme siempre —me dijo caminando hacia mí, vi como lentamente se quitaba la camisa y la frené a tiempo.—Por favor no sigas, no ves que solo te haces daño a ti —le dije apartándola de mi lado y ella volvió a acercarse.—Ethan porque me alejas, podríamos pasarla tan bien juntos —me tomó por los hombres y quiso besarme, pero le dije lo peor que alguien alguna vez le dijo.—En el pasado solo fuimos amantes, nunca serás mujer para mí, no mereces serlo, solo Rose ocupara ese lugar siempre —al oírme se levantó rápido y se empezó a prenderse la camisa enojada y me dijo.—Mereces todo lo que estás pasando, sabes que creo que ella no se murió, se fue y te dejo, ojalá así sea y en tu cara te refriegue su vida feliz, siempre supe que Rose era una estúpida cornuda, pero hoy sé que fue más inteligente que cualquier mujer, ojalá no vu
El trayecto a casa fue incómodo, el solo miraba el camino, nunca dijo nada, ni música puso en la radio, lo peor era que el viaje en auto duró media hora, fue la media hora más larga de mi vida, solo miré al frente y no hice más, respiraba porque tenía que hacerlo, de pronto el silencio me llevó a pensar en Ethan, su traición me dolía cada día más, estar alejadas de todos y mentir por su causa terminó enredando aún más mi vida ¿Por qué? Porque tuve que ser tan ciega, por dinero tal vez, para salvar a mi familia, nunca pensé en mí, siempre es lo mismo pongo a los demás antes que a mí como mujer, el no heredar la fortuna de mi abuelo, no cambiaría mi vida, me faltaba poco para graduarme, hasta eso abandone, mis sueños y esperanzas, por alguien que no merece ni las lágrimas que derramó cuando me creyó muerta.—¡Disculpa! —un toque en mi brazo me sacó de mis pensamientos y me gire, entonces note que habíamos llegado.—Eh sí... perdón no se… —tome la manija de la puerta del auto para abrirl
Rose—¡Estás bien! —me pregunto él llegando hasta mí y al instante tape parte de mi cuerpo como pude, no podía creer lo que estaba sucediendo.—Eh si… solo me golpee —señale mi hombro y mis ojos casi se salen al ver que él seguía allí parado, pero más cerca mío y desnudo, mi vista no podía despegarse de su cuerpo, no podía ser tan perfecto, sus pectorales, los chocolatitos que te invitan a pasar por allí la lengua, hay si aquí estuviera mi amiga Tabata seguro ella lo haría.—Ven voy a ayudarte —dijo acercándose más a mí, no podía dejar de mirarlo, obvio no bajaría mi vista, aunque mirar un poco no me va a afectar y maldita sea porque le mire el paquete, era mucha información en un solo día.—Mejor cúbrete, no quiero más accidentes —le dije y sentí mi rostro arder, ya que él recién se dio cuenta que estaba desnudo, pero el muy imbécil, tomó la toalla que estaba encima mío.—¡NO! —grité tirando de la toalla, ya que me había dejado al descubierto.—Disculpa no quise —volteo la vista y me